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No Longer Shackled: Breaking Free of Sins Control
No Longer Shackled: Breaking Free of Sins Control
No Longer Shackled: Breaking Free of Sins Control
Libro electrónico199 páginas3 horas

No Longer Shackled: Breaking Free of Sins Control

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No Longer Shackled

¿Estás aprisionado por hábitos? ¿Eres tentado a pecar? ¿Te sientes atrapado? No estás solo. En el mundo, no hay persona, creyente o no creyente, que no sea tentada a pecar; la Biblia lo garantiza. Sin control, el pecado nos encadena a una vida que no queremos y destruye nuestras

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento23 ene 2019
ISBN9780986264245
No Longer Shackled: Breaking Free of Sins Control

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    No Longer Shackled - Mark Garver

    CAPÍTULO 1

    LIBÉRATE DEL PECADO

    Todos debemos lidiar con el pecado. Es nuestro enemigo, y está en todas partes. Viene a cada uno de nosotros, creyentes y no creyentes por igual, y nos atrapa en una vida que no queremos. De hecho, en la Biblia se asegura que nos enfrentaremos a la tentación y al pecado. Así que no se trata de si el pecado vendrá a nosotros, sino de qué es lo que haremos cuando venga.

    Podrías pensar que esto sólo se aplica a pecados sexuales o a pecados que la mayoría de la gente consideraría muy graves. Pero eso no es cierto. El pecado es pecado, y todo pecado lleva a esclavitud.

    Las personas que están en pecado necesitan ayuda para poder liberarse, porque es como si alguien las tuviera encadenadas, atadas o les hubiera puesto grilletes. Sus manos y pies están atados aunque luchen con todas sus fuerzas por liberarse. Su única salvación es que alguien venga y las libere.

    Alguien lo hizo.

    Eso es exactamente lo que Jesucristo ha hecho por nosotros; Él te libró de las cadenas que te ataban, y ahora ya no estás encadenado.

    Jesús te liberó y te desató de toda fuerza maligna de oscuridad que intentaba mantenerte cautivo. Esto significa que lo único que puede mantenerte atado eres tú mismo. Para caminar en libertad debes recibir todo lo que Jesús ha provisto para ti, y estar convencido de tu libertad. La Palabra de Dios es la que convence, así que no creas sólo porque yo te lo digo. Cree porque Dios lo dice; agárrale la Palabra a Dios.

    Demos un vistazo a lo que la Biblia dice sobre caminar libres de ataduras. Dios hace claro a través de toda la Biblia que, para que Sus promesas puedan llegar a pertenecernos, debemos creer en ellas y recibirlas como propias. Así que juntos echemos mano de Su Palabra que nos promete libertad del pecado.

    DIOS DICE QUE ERES LIBRE

    El primer paso que se debe dar para recibir de Dios es conocer Su voluntad respecto al tema que nos ocupa. Algunas personas piensan que es difícil conocer la voluntad de Dios, pero esto realmente no es cierto. Una vez que sabes lo que la Biblia dice al respecto, conocer la voluntad de Dios será fácil; porque la Palabra de Dios es la voluntad de Dios.

    En otras palabras, si queremos conocer la voluntad de Dios con respecto a cierto tema, debemos verificar lo que dice la Biblia. La Biblia está conformada por 66 libros que contienen los pensamientos y los caminos de Dios; es Dios hablándonos. La Palabra de Dios es un manual o una guía escritos para decirnos cómo vivir con éxito en esta tierra. El Espíritu Santo se movió de manera sobrenatural en los hombres de la antigüedad para escribir la Biblia, y cada palabra que ésta contiene ha sido vivificada, es activa y está llena de poder para llevarse a cabo (Hebreos 4:12). No es un libro común; es Dios hablándonos directamente a ti y a mí.

    Pero si la voluntad de Dios es Su Palabra, entonces, ¿qué diferencia hace el que yo la crea?, alguien podría preguntar. La respuesta es simple; la voluntad de Dios no se cumple en nuestras vidas de forma automática simplemente porque es Su voluntad. Si así fuera, todo el mundo sería nacido de nuevo, porque la Biblia dice que la voluntad de Dios es que ninguno perezca o se pierda, sino que todos reciban salvación (2 Pedro 3:9). Sin embargo, por desgracia, hay gente que muere todos los días sin jamás haber conocido a Jesús.

    El fondo del asunto es que, a pesar de que la voluntad de Dios se declara en Su Palabra, tú y yo debemos decidir si vamos a creerla o no. Si decidimos creer las promesas de Dios, entonces, nuestra fe en Su Palabra hará que se lleven a cabo en nuestras vidas.

    Hablemos por un momento sobre la voluntad de Dios en el ámbito de la libertad del pecado. ¿Quiere Dios que seas libre del pecado, libre de tus hábitos, libre de lo que sea que te hace tropezar y que te ata? ¿O será que Dios envía el pecado y la tentación para probarte, para hacerte una mejor persona y fortalecerte?

    En la Palabra de Dios encontramos las respuestas. Salmo 91:3 (KJV en inglés traducido al español) dice: Ciertamente Él te librará del lazo del cazador, De la peste destructora. ¿A caso este versículo dice que Dios tal vez te librará o que lo hará sólo en algunas ocasiones? No; lo que dice es que de cierto, definitivamente, sin duda, Dios te librará. Es definitivo, es una promesa.

    Entonces, ¿de qué nos librará? El versículo 3 dice que nos librará del lazo del cazador o de cualquier trampa que el enemigo nos ponga. ¿Cuál es la mayor trampa del enemigo? ¡El pecado!

    No importa por cuánto tiempo el pecado te haya mantenido atrapado o cautivo. No importa cuánto tiempo hayas lidiado con un pecado en particular, y no importa de qué tipo de pecado se trate. Dios no califica al pecado en una escala del 1 al 10 de malo a peor como lo hacen algunas personas. Dios simplemente promete que si lo sigues, Él va a librarte de todo pecado.

    Es importante entender que el pecado no es la cruz que debes llevar. Dios te quiere libre de todo lo que te ate, sin importar lo que sea. Por desgracia, he oído a personas decir equivocadamente que algunos de nosotros tenemos que cargar con pecados, pues se supone que esto es tomar nuestra cruz y seguir a Jesús. Pero la cruz que debes cargar no es el pecado. La cruz que debes llevar no es nada de lo que Jesús ya te ha redimido. La cruz que debes llevar es simplemente rendir tu manera de hacer las cosas y tomar Su forma de hacerlas.

    En los capítulos siguientes hablaremos más acerca de cómo el pecado es un problema doble que involucra al diablo y tu carne humana. Sea lo que sea, Dios envió a Jesús para librarte de las cosas que han ocurrido en tu pasado, las que te mantienen en esclavitud y las que te hacen pensar incorrectamente y actuar incorrectamente. Dios quiere que seas completamente libre de cualquier mal hábito y de todo pecado.

    La Biblia dice que Jesús vino a darnos vida en abundancia, la cual es una vida buena y satisfactoria. Él quiere que tengas un buen matrimonio y una buena vida familiar. Dios quiere que te vaya bien en tu trabajo; Él quiere que tengas éxito. Si estas lidiando con algún mal hábito, Dios quiere que seas libre. Si has luchado con opresión o depresión, Dios te quiere libre de esto. Si has luchado con esclavitud en cualquier área de tu vida, Dios te quiere libre.

    Tal vez no puedes mantener un trabajo, y piensas que tus últimos seis jefes no te han entendido. Tal vez andas continuamente de una relación a otra. En ambas situaciones, el común denominador eres tú, así que tal vez necesitas ser librado de ti mismo. Necesitas que algunas cosas en tu vida se arreglen, y Dios lo hará. Dios promete que Él te librará.

    Quizá has sido cristiano por largo tiempo, pero caíste en pecado; Dios te librará. Tal vez eras un ministro, cometiste un error y te enredaste en pecado; Dios te librará. Quizá acabas de nacer de nuevo ayer, y hoy pecaste; Dios te librará. Tal vez ni siquiera has nacido de nuevo; Dios te librará si te vuelves a Él. Sin importar cuáles son tus circunstancias, Dios quiere ayudarte y liberarte de las cadenas que te han puesto en esclavitud.

    Santiago 1:17 nos dice: Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto del Padre…. Efesios 2:10 (AMP): Dios ha predispuesto un plan para que camines en la buena vida. Dios es bueno, y Él sólo quiere bien para nosotros. Así que empieza a poner la bondad de Dios a trabajar ahora mismo y di conmigo en voz alta: Dios me librará de la trampa del cazador o del acechador. Dios me librará de las manos del diablo. Dios me librará de mí mismo, si es necesario.

    Veamos otra promesa de liberación que se encuentra en la Palabra de Dios. 2 Timoteo 4:18 dice: Y el Señor me librará de toda obra mala, y me preservará para su reino celestial. A él sea gloria por los siglos de los siglos. Amén. ¿No es esto bueno? Nuevamente, Dios promete librarte o redimirte de toda obra mala. No importa cuál sea la tentación carnal que el diablo haya usado para incitarte, Dios te ha dado un pase libre para salir de la cárcel. ¿Me has oído? Ha dicho que Él te sacará de la esclavitud, y te librará de toda obra mala.

    ¡Piensa en eso! Dios no sólo promete sacarte de pecado, sino que además te promete algo mucho mejor. Él dice que te ha establecido en el reino celestial, lo que significa que puedes empezar a vivir como un rey ahora mismo, en esta tierra.

    2 Pedro 2:9 dice: sabe el Señor librar de tentación a los piadosos... ¿No te da gusto que Dios sepa cómo librarte? ¿No estás feliz de saber que no estás atrapado en el pecado? Dios ha provisto un camino para salir de las tentaciones; Él ha provisto el escape hacia la libertad. Quizás no sepas cómo salir de problemas y mantenerte alejado de ellos, pero Dios sí lo sabe. Él ha hecho un camino para que seas libre del pecado que te rastrea, tal como un perro sabueso sigue la pista a un mapache.

    ACORRALADO POR EL DIABLO

    Cuando vivía en Illinois, de donde soy originario, mi papá salía a cazar mapaches junto a su perro sabueso llamado Bud. Quizás suene como un cuento de película, pero es la verdad. Este ejemplo también deja en claro cómo es que al diablo le gusta acosar a los cristianos.

    Mi padre salía a cazar y soltaba a Bud en el bosque para que pudiera percibir el olor de algún mapache. Cuando Bud seguía una pista, y encontraba un mapache, hacia un cierto tipo de ladrido para que mi papá lo supiera. De pronto, el ladrido de Bud cambiaba, ahí mi papá se daba cuenta de que Bud había acorralado al mapache en un árbol. La palabra acorralado es una traducción del término en inglés treed el cual se usa en la caza de animales y describe cómo es que Bud había atrapado al mapache en un árbol sin forma de escapar, y a punto de recibir una bala para convertirse en un sombrero de piel.

    De la misma forma, el diablo intenta atrapar a los cristianos para que se sientan como acorralados en un árbol. Quizás te sientas confinado por el pecado y los vicios, sin salida, como si tu vida hubiera acabado. Pero te tengo buenas nuevas, no eres ningún mapache, y no tienes que permanecer atado. Existe una salida. Dios sabe cómo librarte de toda tentación que el diablo pueda lanzarte. Pero el primer paso hacia la libertad es que creas que puedes ser libre. Dios necesita que lo hagas. Dios necesita que creas que Él te ha librado de toda obra mala y de toda trampa malvada que el diablo te haya tendido.

    ¿Le crees a Dios? ¿Aceptas lo que Él ha dicho? Si es así, empieza a decir en voz alta: No quiero pecar, y no tengo que pecar.

    VETE, Y NO PEQUES MÁS

    En cierta ocasión, Jesús le dijo a una mujer que no tenía que pecar más, y esto cambió su vida. En Juan 8 leemos sobre esta mujer que había cometido adulterio. Ella fue sorprendida en pecado, y llevada públicamente delante de Jesús por los líderes religiosos. Intentando probar a Jesús, estos airados acusadores le recordaron que la ley de Moisés exigía que la mujer fuera apedreada. Luego le preguntaron qué tenía que decir acerca del pecado de esta mujer.

    Jesús les dijo que el que estuviera libre de pecado arrojara la primera piedra. Uno por uno, los acusadores se fueron sin decir una sola palabra. Luego, cuando Jesús ya estaba a solas con la mujer, le preguntó: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? (ver.10).

    Ella dijo: Ninguno, Señor (ver. 11).

    Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más (ver. 11).

    Éstas son palabras poderosas habladas por Jesús. De hecho, cuando Él le dijo a la mujer: vete, y no peques más, creo que también nos estaba hablando a nosotros. Creo que Jesús estaba y está diciendo hoy a cada uno de nosotros: Yo tampoco te condeno por tu pecado, pero vete y no peques más. Creo que Jesús estaba comunicándonos el deseo del cielo para todos y cada uno de nosotros, y creo que Él también se estaba asegurando de que entendiéramos que es posible vivir una vida libre de pecado.

    puedes ir, y no pecar más.

    Dios no te quiere atado a cosas que te oprimen o que te mantienen cautivo. Dios te quiere libre de todo lo que te ata, sin importar lo que sea y sin importar cuán grande o cuán pequeño sea.

    CULPA Y CONDENACIÓN

    Así como Dios te quiere libre del pecado, también te quiere libre de la culpa que genera el pecado. Dios no quiere que vivas en condenación. Él no te libró del pecado para que pudieras preocuparte sin descanso de tu estilo de vida de pecado del pasado, y cargar el peso de la culpa por todas partes. No, cuando Dios te hace libre, tú eres libre en verdad.

    En el encuentro descrito en Juan 8 entre Jesús y la mujer, recordarás que Jesús no condenó a la mujer; y Él no está condenándote ni a ti ni a mí. Después de que nos hemos arrepentido y de que Dios ha perdonado nuestros pecados, la condenación ni siquiera debería acercarse a nosotros. Romanos 8:1 dice: Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.

    Si estás sintiendo convicción, es algo completamente diferente. Hay una gran diferencia entre la convicción de pecado y la condenación. Cuando vives en pecado, y el Espíritu de Dios está tratando contigo para que cambies en algún área de tu vida, o bien, cuando te señala y hace relucir el pecado en tu vida, eso es convicción. En realidad, deberías darte gusto cuando esto te sucede, pues es el Espíritu Santo hablándote; Él está intentando ayudarte. Así que, cuando sientas convicción de pecado, trata con ella de inmediato, pide perdón y haz un cambio.

    La condenación, al contrario, es un sentimiento de culpa, y nunca viene de Dios. ¿Qué le dijo Jesús a la mujer que fue sorprendida en adulterio? ¿Le dijo que la condenaba? No. Jesús dijo: Ni yo te condeno. La condenación nunca proviene de Dios; Jesús cargó con tu culpa y tu vergüenza. La condenación siempre proviene del diablo, y viene por medio de personas religiosas que intentan hacerte sentir culpable e indigno.

    Déjame expresarlo de la siguiente manera. La convicción de pecado ocurre cuando el Espíritu Santo dice: ¡Basta! ¡No hagas eso porque te alejará del Padre!. La condenación ocurre cuando piensas: Me siento culpable. Me siento avergonzado. Sólo soy un gusano podrido. No soy más que un pecador. Sin embargo, si has nacido de nuevo ya no eres un pecador;

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