Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

Daniel: Una Guía Para El Estudiante De Las Profecías
Daniel: Una Guía Para El Estudiante De Las Profecías
Daniel: Una Guía Para El Estudiante De Las Profecías
Libro electrónico268 páginas4 horas

Daniel: Una Guía Para El Estudiante De Las Profecías

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

El libro de Daniel es uno de los más fascinantes y a la vez más enigmáticos libros de toda la Biblia. Aunque se han escrito muchos libros sobre esta porción de la Escritura, aún hay muchas profecías de este profeta que no se han comprendido. El capítulo once de Daniel podría ser el capítulo menos entendido de toda la Biblia. No obstante, su comprensión es imperativa para entender los últimos acontecimientos que se desarrollarán en el tiempo del fin.

El aspecto profético de Daniel es una evidencia más a favor de la inspiración divina y del intenso deseo del Creador de entrar en contacto con sus hijos. Las profecías Bíblicas nos protegerán de los engaños finales y nos proveerá la luz necesaria para identificar el camino hacia Cristo. No olvidemos lo que escribió el profeta Oseas: “Mi pueblo perece por falta de conocimiento” (Oseas 4:6).
Este estudio de Daniel nos proporcionará elementos necesarios para poder entender el último libro del canon, el Apocalipsis.
Esta obra hace provisión de datos históricos y extra-bíblicos fidedignos también para el investigador diligente.
El autor dedica una mayor cantidad de páginas al capítulo 11 que constituye el capítulo menos comprendido de los 12.
La presente investigación nos mostrará quienes serán los protagonistas principales que entrarán en coalición en los acontecimientos finales que precederán al fin del mundo.
Nos ayudará a conocer el lugar que ocupa el pueblo judío en la profecía Bíblica.
Descubriremos qué obra desarrolla Cristo actualmente a favor de la humanidad en el Santuario Celestial.
Para el predicador esta obra literaria sobre los doce capítulos de Daniel, le será una herramienta para poder desarrollar sermones de dicho libro.
Sobre todo nos dará la confianza que el futuro y la vida del cristiano está seguro en las manos del Todopoderoso.

“La lectura del libro escrito por el Pr. Ervin Ochoa enriquecerá el conocimiento del libro de Daniel y aumentará la espiritualidad” (Dr. Franz Ríos, Profesor de Teología, Director del Centro de Investigaciones White de la UNADECA, Costa Rica).

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento1 ene 2021
ISBN9781005053109
Daniel: Una Guía Para El Estudiante De Las Profecías
Autor

Ervin Ochoa

Ervin Ochoa nació en Guatemala.Graduado de la facultad de Teología de la Universidad Adventista de Centroamerica, en Costa Rica, con un Magna Cum Laude.Casado con Andressa Ferguson de nacionalidad Brasileña.Sirvió en la Asociación Metropolitana de Guatemala de los ASD por más de cinco años.Actualmente trabaja como obrero en la Conferencia de Idaho de los ASD en los Estados Unidos.

Relacionado con Daniel

Libros electrónicos relacionados

Cristianismo para usted

Ver más

Artículos relacionados

Comentarios para Daniel

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    Daniel - Ervin Ochoa

    Agradecimientos

    Primeramente, a mi Dios por guiarme hacia esta obra y por confirmar su voluntad en la misma haciendo sentir su Espíritu Santo varias veces mientras escribía. Al Pr. Rudy Méndez quien nos motivó a los pastores a escribir algo propio sobre Daniel. Amigos valiosos como Rubén Morales y su esposa Fernanda por su apoyo. También al Pr. Francisco Altamirano por su incondicional apoyo a este proyecto. Por supuesto a mi querida esposa Andressa por estar a mi lado en cada paso.

    Introducción al libro de Daniel

    La pregunta inicial es: ¿Le interesa conocer el futuro del mundo, según lo revela la Santa Biblia? ¿Desea usted estudiar y entender el libro de Apocalipsis y otros grandiosos escritos bíblicos?

    Si su respuesta es afirmativa, entonces le es menester estudiar primero el libro de Daniel.

    Cristo realzó la importancia de estudiar el libro de ese profeta perteneciente al Antiguo Testamento: "Cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel" (en Mateo 24:15). El hagiógrafo¹ inserta una frase parentética² de extrema importancia: "el que lee, entienda". Ese libro contiene solamente doce capítulos, pero su contenido es tan profundo que su lectura sensata exige una comprensión fuera de lo común. Fue escrito en el siglo VI a.C., y en dos diferentes lenguas: hebreo y arameo.

    Lleva el nombre de su autor, de raíz hebrea, que significa Dios es mi juez. Las profecías predichas por el autor son tan precisas y exactas que su contenido no pudo haber sido redactado siglos después, como algunos proponen; con esa pretensión, intentan dejar en duda la autenticidad e inspiración del libro. El registro histórico se encarga de demostrar su exactitud.

    Aunque en el libro predominan temas escatológicos, también comparte muchas de las características del Dios verdadero: su carácter moral, su soberanía sobre los imperios del mundo, su forma de juzgar, su amor y misericordia para con la raza caída. De igual manera, presenta a Jesucristo como Sacerdote en un Santuario Celestial, en función de Príncipe, Hijo del Hombre, y como el ángel Miguel.

    En el libro del profeta Daniel, podemos encontrar cuatro visiones importantes. Estas visiones proféticas implican eventos que se inician en el tiempo en que vivió el profeta, y se proyectan de allí en adelante; muestran los diferentes imperios que se levantarían, y aportan detalles significativos sobre el desarrollo histórico, para bien del lector. En las visiones de Daniel se hace presente un fenómeno de repetición y aumento: en el capítulo 7, por ejemplo, se repite información del capítulo 2; sin embargo, se añade información que no figuraba en el capítulo 2. De igual manera sucede con los capítulos 8 y 11.

    En cuanto a la interpretación de los símbolos proféticos, es importante entender, en primer lugar, que la Biblia es su propio intérprete. Si no es posible encontrar el significado de un símbolo en el mismo libro de Daniel, debemos procurarlo en el resto de las Sagradas Escrituras. No toda la verdad revelada sobre una determinada doctrina o enseñanza, se encontrará en un solo texto. Es necesario encontrar todo lo que la Biblia enseña sobre una determinada verdad, y permitir que ella se interprete a sí misma. Se debe respetar el contexto del capítulo; en otras palabras, es necesario saber quién emite el mensaje y cuándo lo hace, quién es el receptor, cuáles son las circunstancias y propósitos del mensaje. De igual manera, hace falta analizar el contexto histórico y gramatical; es decir, entender el significado de la palabra en la lengua original en la que escribe el autor.

    De entre varios métodos de interpretación profética, el método bíblico historicista será la forma de análisis e interpretación que se empleará para comprender las profecías de este singular libro profético, ya que es el mejor método exegético. Sin embargo, no es mi intención explicar cada detalle de las profecías contenidas en el libro de Daniel, como tampoco lo es realizar un comentario exhaustivo de cada uno de los versículos existentes en el mismo. No obstante, puede tener plena certeza de que, al finalizar el estudio del libro que usted tiene en sus manos, su conocimiento -tanto bíblico como profético- se habrá acrecentado notablemente.

    El enemigo de las almas ha engañado a mucha gente, llevándoles a creer que el libro de Daniel y otros escritos del Antiguo Testamento no son relevantes. Sin embargo, para entender el Nuevo Testamento -y especialmente el libro de Apocalipsis-, es necesario conocer y estudiar toda la Biblia. Si usted desea prepararse para los eventos finales que se desarrollarán sobre la tierra, le conviene comenzar un estudio diligente del libro de Daniel. ¡Bienvenido, pues, a esta aventura salvífica!

    Es mi deseo que la Palabra de Dios pueda ser su guía y fundamento para probar toda enseñanza y profecía bíblica.

    Capítulo 1

    Embajadores de Dios en la corte babilónica

    El libro de Daniel comienza narrando lo sucedido en el año tercero del reinado de Joacim, rey de Judá; esto equivale al siglo VI a.C. Debido a la apostasía, Dios había profetizado por medio de Jeremías, que vendría del norte un imperio que castigaría severamente al reino de Judá (ver Jeremías 4:6-7; 27:6). Un siglo antes, los asirios invadieron a Israel, el reino del norte, y sus habitantes fueron sometidos a un humillante cautiverio en tierra extraña (ver 2 Reyes 17:3-23). Es decir, diez de las doce tribus de Israel desaparecieron. El reino de Judá, por ende, representa la última porción sobreviviente del antiguo reino de David. Durante el reinado de Saúl, David y Salomón (siglos XI y X a.C.), Israel había sido una sola nación, compuesta por las doce tribus que Dios liberó de la esclavitud egipcia, bajo el liderazgo de Moisés, en el siglo XV a.C.

    Al morir Salomón, hijo de David, dicho reino se dividió en dos. Diez tribus de Israel conformaron el reino del norte, gobernado por Jeroboam. Solamente las tribus de Judá y Benjamín representaron el reino de Judá, ubicado al sur del territorio. Daniel y sus compatriotas pertenecían al reino del sur, -el remanente-, los sobrevivientes del reino de Judá. Éstos fueron llevados en calidad de exiliados a la capital del nuevo imperio babilónico, por mano del rey Nabucodonosor. Los primeros 19 años de la estadía de Daniel en Babilonia fueron los últimos años de la existencia del reino de Judá, aunque estaba subyugado por Babilonia.³

    Geográficamente, Babilonia existió en lo que hoy conocemos como la nación de Iraq, cuya capital es Bagdad. Por medio de Isaías, Dios predijo que castigaría duramente a Babilonia y la barrería de sobre la faz de la tierra (ver Isaías 14: 22-23). En ese territorio se encuentran ríos importantes, como el Éufrates y el Tigris. Estos antiguos ríos se mencionan en el libro de Génesis, donde se relata acerca del jardín del Edén (ver Génesis 2:14). Hidekel es el nombre hebreo para lo que hoy conocemos como el río Tigris, que es su nombre en griego. Daniel 1:2 menciona que el rey trajo los utensilios de la casa de Dios, a la tierra de Sinar. Este nombre aparece por primera vez en Génesis 11:2 en el contexto histórico de la construcción de la torre de Babel. Es allí donde podemos comprender el origen del nombre Babilonia. Ese nombre deriva de Babel, que significa confusión. Es decir, Babilonia existió en el mismo lugar donde Dios confundió las lenguas. Conocer algo sobre la Babilonia histórica nos ayudará a entender mejor la Babilonia que menciona el libro de Apocalipsis, ya que este lugar histórico nos dará características de la Babilonia espiritual que menciona Juan en su libro.

    Otro dato importante, es que a los babilónicos se les conoce también como caldeos. Derivada de la raíz babilónica "kaldu, esa voz alude al arte de construir mapas astronómicos, una especialidad babilónica. Entonces, cuando la Biblia menciona la lengua caldea o el ejército caldeo, está haciendo referencia a los babilónicos. Al sur de esta nación se encontraba Ur de los Caldeos", el lugar de donde salió Abraham, según el registro bíblico, para ir a Canaán (ver Génesis 11:31).

    En la conquista de Babilonia sobre el reino de Judá, el relato sagrado revela que los utensilios de la casa de Dios fueron traídos a la tierra de Sinar, a la casa de su dios, es decir al dios de los caldeos. Babilonia era una nación idólatra. Uno de sus dioses principales era el dios Marduk. Según algunas fuentes de mitología mesopotámica, a esta deidad se atribuye la creación de los cielos y la tierra.

    La astrología era prominente en Babilonia, y hasta la fecha podemos ver su influencia en la sociedad actual. En esa pseudo-ciencia se analizan la posición y el movimiento de los astros, a través de cuya interpretación se pretende conocer el destino de las personas y pronosticar los sucesos terrestres. En el paganismo, la veneración y adoración a los astros es siempre común. Se han encontrado documentos antiguos que hacen predicciones de eclipses con asombrosa precisión. En la actualidad, en los medios de comunicación masiva es común encontrar una sección donde aparece el horóscopo, que básicamente está dividido en doce signos zodiacales, y que pretende predecir el destino de cada persona, según la fecha en que nació. Esta práctica se remonta hasta los tiempos de Daniel y la Babilonia histórica. Pero el libro de Daniel nos mostrará cuán absurdo es creer en estas cosas.

    Otro punto importante es conocer el sistema numérico que se utilizaba en Babilonia. Hoy usamos el sistema numérico decimal, pero los caldeos usaban el sistema sexagesimal. Este sistema numérico ha influido en muchas áreas hasta hoy. Ejemplos de ello son la matemática, la cronometría y la física. Se nos ha enseñado que la circunferencia tiene 360 grados (60 por 6). La hora tiene 60 minutos, de igual manera el minuto tiene 60 segundos. El número seis era muy importante en Babilonia. Al estudiar el capítulo 13 de Apocalipsis usted encontrará el número de la bestia, que es 666 (ver Apocalipsis 13:18).

    Daniel y sus compañeros fueron instruidos en la universidad babilónica; uno de los requisitos en ese centro de estudios era dominar un mínimo de tres idiomas para funcionar como escriba: El sumerio, la lengua sagrada tradicional escrita con signos cuneiformes; el babilonio (o acadio), el dialecto nacional de origen semítico, también en cuneiforme; y, finalmente, el arameo, el idioma internacional del comercio y la diplomacia, con una escritura muy similar a las letras que encontramos en las Biblias hebreas modernas.

    El joven Daniel y sus amigos, se encontraban entre aquel remanente que se mantenía fiel a su Dios en medio de la apostasía general. Sin embargo, su lealtad al Dios verdadero no impidió que fueran llevados en exilio a Babilonia, si bien eso les permitió ser testigos de su poderosa fe en el Creador del cielo y la tierra. El relato del histórico personaje –Daniel– nos enseña también la actitud que todo creyente debería tener ante las adversidades de la vida. Este joven, en esas circunstancias, no tenía ninguna esperanza de volver a su tierra y a su familia. El desaliento y la depresión no serían emociones extrañas para un ser humano en tales circunstancias. Muchas dudas pasarían por su mente; pero en medio de todo lo adverso, ellos sabían que no todo estaba perdido: el Dios de Israel seguía siendo su Dios, y su lealtad hacia él sería firme al hacer frente a un futuro completamente incierto.

    Después de inscribirse en la universidad babilónica, Daniel y sus amigos enfrentaron su primera prueba. (Junto con Daniel, estaban los jóvenes Ananías, Misael y Azarías, todos ellos de nacionalidad y de la nobleza judía). El escollo no tenía que ver con la astrología ni con adorar a un dios falso. Fue en relación con la alimentación apropiada. Muchas personas, aún en el mundo cristiano, ignoran los principios de salud que revela la Santa Biblia.

    Existe la creencia de que actualmente se puede comer de todo, sin perjudicar la salud. En aquel contexto palaciego, Daniel y sus amigos no iban a recibir cualquier comida de baja calidad; a ese grupo selecto se le servirían los alimentos que consumía el monarca, es decir, la comida de la mesa del rey (ver Daniel 1:5).

    Pero, la comida del rey, incluía cerdo y otras carnes prohibidas en la Biblia (ver Levítico 11 y Deuteronomio 14), así como bebidas embriagantes, también vedadas por la Palabra de Dios (ver Proverbios 23:31). Es por ello que se registra la decisión del profeta: Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey ni con el vino que él bebía (Daniel 1:8).

    Pablo escribió que nosotros podemos glorificar a Dios con lo que comemos o decidir no honrarlo (ver 1 Corintios 10:31). El profeta Isaías, también bajo inspiración, escribió "Los que comen carne de cerdo, abominación y ratón, juntamente serán destruidos, dice Jehová (Isaías 66:17). ¿Notó con qué otro animal se asocia al cerdo? Con el ratón, al que también se le denomina abominación". ¡La carne de puerco es calificada por Dios como abominable!

    La clasificación de los animales en limpios e inmundos viene desde el principio de los tiempos: Dios mismo la estableció, y se la documenta en el libro de Génesis; no es como algunos piensan que se origina en la época de Moisés. Génesis 7:2 dice claramente, en relación a preservar las especies frente al Diluvio: De todo animal limpio tomarás siete parejas, cada macho con su hembra; pero de los animales que no son limpios, una pareja, un macho con su hembra.

    Sabemos bien, por el escrito sagrado, que el consumo de carne fue autorizado después del diluvio, ya que éste había destruido la vegetación, y hacía imposible la obtención de cosechas. Pero la dieta originalmente asignada por el Creador a la criatura humana, la encontramos en Génesis 1:29, y para nuestro asombro, no contiene carne.

    A estos jóvenes se les había enseñado que Dios los tendría por responsables de mantener sus facultades en forma óptima, y que no debían atrofiarlas ni debilitarlas.

    Había también otras razones obvias para evitar la comida del rey, ya que –antes de sacrificarlos– los animales podían haber sido ofrecidos a los dioses paganos. El participar de alimentos consagrados a ídolos, era para los judíos, una abominación.

    El Nuevo Testamento presenta el caso concreto de Corinto, donde ciertas carnes eran ofrecidas a los ídolos (ver 1 Corintios 8). Entonces la forma más fácil y directa de evitar correr riesgos en relación con la comida, era pedir una dieta vegetariana y beber agua en lugar de vino, cuya preparación también podría ser dudosa y su ingesta causar un efecto embriagante, nublando su razonamiento, el cual ahora necesitaban más lúcido que nunca.

    Daniel tenía tal convicción en sus principios alimenticios que pidió al oficial babilónico, del cual dependía, realizar una prueba de sólo diez días.

    El oficial era responsable por el bienestar de los exiliados, y si ellos eran afectados negativamente por no comer la comida ordenada por el rey, su vida estaría en peligro. Pero, gracias al favor divino y la determinación de Daniel, se logró convencer a este, para aceptar ese periodo de prueba.

    Daniel 1:14-15 dice: Consintió, pues, con ellos en esto, y probó con ellos durante diez días. Y al cabo de los diez días pareció el rostro de ellos mejor y más robusto que el de los otros muchachos que comían de la porción de la comida del rey. Algunas personas aún hoy piensan que, sin el consumo de carne, el cuerpo no obtendrá las proteínas necesarias para que el cuerpo funcione bien.

    En realidad, es posible obtener proteína de primera calidad en un régimen alimenticio, que contemple oleaginosas, tales como las nueces, maní, almendras, y legumbres. Pero esta prueba bastó para que en solamente diez días el pueblo babilónico conociera que la dieta original de Génesis 1:29 era superior a cualquier régimen alimenticio que el rey pudiera ofrecer a hombre alguno.

    Nunca olvidemos que la primera prueba que el ser humano tuvo que enfrentar en el huerto del Edén, tenía que ver con el alimento (Génesis 3). La primera tentación que enfrentó nuestro Señor Jesucristo se relacionó con la comida también (Mateo 4).

    No nos dejemos engañar, pensando que estaremos libres de todo peligro con relación a la alimentación. Pablo advirtió bajo inspiración: ¿Acaso no sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios está en vosotros? Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios lo destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es (1 Corintios 3:16-17).

    "Nuestra salud física es conservada por lo que comemos; si nuestros apetitos no están bajo el control de una mente santificada, si no somos temperantes en todo lo que comemos y bebemos, no estaremos en un estado mental y físico sano para estudiar la Palabra de Dios con el propósito de aprender lo que dicen las Escrituras: ¿Qué haré para tener la vida eterna? Todo hábito malsano producirá una condición malsana en el sistema, y la delicada y viviente maquinaria humana del estómago resultará perjudicada, y no podrá realizar su trabajo debidamente. El régimen alimenticio tiene mucho que ver con la disposición a entrar en la tentación y cometer pecado".

    Daniel y sus amigos fueron bendecidos por Dios por ser leales a él y fieles en cumplir todos los principios, incluidos los alimenticios. No se encontraron hombres en todo el reino babilónico como Daniel y sus compañeros. Al examinarlos el rey, los encontró diez veces mejores que todos los demás. Y a estos cuatro hombres Dios les dio conocimiento e inteligencia, y Daniel llegó a tener entendimiento en toda visión y sueños (ver Daniel 1:17-20). Ahora Daniel fue honrado con el don profético, y Dios lo capacitó para enfrentar los nuevos desafíos que se le presentarían en la corte babilónica.

    Es innegable que Dios está hoy buscando hombres que estén dispuestos a responder como el apóstol Pedro: Es menester obedecer a Dios antes que a los hombres (Hechos 5:29). Dios promete dar su Espíritu Santo a hombres y mujeres que decidan obedecerle (Hechos 5:32). Querido lector, le invito a buscar a Dios y seguir sus enseñanzas, tal como están en la Biblia. De esta manera podrá usted tener la plena seguridad de que su vida y futuro, estarán en las manos de un Dios que le ama y busca lo mejor para usted. Le invito para que reciba y acepte a Cristo como su único Salvador personal. Él quiere guiar cada uno de sus pasos por un camino mejor.

    Capítulo 2

    Un sueño perturbador

    En la antigüedad, los sueños, eran por lo general considerados como provenientes de alguna entidad divina. La gente muchas veces buscaba pasar la noche en un templo, porque creía que podía recibir un mensaje divino. En esta ocasión dice el versículo uno, que el rey tuvo sueños y fue muy perturbado por ello. Aunque el registro explica que el monarca olvidó lo soñado, entendía que era relevante. Y por ello el rey hace llamar a todos los sabios de Babilonia. Estaba determinado a descubrir el significado de aquello que había soñado más de una vez, y que le había robado la paz.

    Los sabios de Babilonia se dividían en cuatro grupos. Estos eran los magos, los astrólogos, los encantadores y los caldeos.

    La magia blanca o magia negra como se conoce hoy día, se practicaba desde los primeros tiempos de Babilonia y era muy importante en su cultura y religión. Los caldeos para evitar acciones nefastas recurrían al uso de amuletos, exorcismo y magia.

    En Babilonia la astrología recogió una larguísima experiencia empírica de muchos cientos de años protagonizada por sumerios y acadios.

    La observación detallada de los astros quedó recogida en miles de tablillas de barro, en la que se plasman también presagios astrológicos.

    Los babilonios, como antes sumerios y acadios, pensaban que los astros estaban en relación con los dioses y que, por ello, determinaban en buena medida la vida sobre la tierra. Conocerlos, saber su funcionamiento y prever sus movimientos podía ser, entonces, una manera de evitar las catástrofes y actuar sobre el futuro. Rendir culto a los astros-dioses podía resultar favorable para emprender guerras, procurar buenas cosechas o evitar calamidades. La posición

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1