La magia salomónica engloba todos aquellos saberes ocultos y prácticas mágicas puestos bajo la advocación de la figura de Salomón. Los textos calificados como salomónicos engloban una variedad de prácticas y conocimientos que van de la goecia a la teúrgia, de la brujería a la búsqueda espiritual y de la necromancia a la comunicación con los ángeles. Determinar el origen y los mecanismos de transmisión de esta amalgama heterogénea y riquísima de contenidos mágicos, que se transmitieron a través de múltiples ramas textuales a lo largo de la antigüedad y la Edad Media, constituye uno de los grandes retos que desafían a los estudiosos de la historia de la magia.
EL BRUJO DE DIOS
Bajo la autoridad mítica de Salomón, por tanto, se congregan contenidos muy diversos, desde rituales necrománticos para doblegar a los demonios y obligarlos a cumplir los deseos del mago hasta la invocación de las potencias y poderes angelicales, incluyendo técnicas adivinatorias como la oniromancia y la cristalomancia, los preceptos de la magia astral o las hemerologías (estudio de los calendarios). ¿Cómo es posible, entonces, que tradiciones mágicas con fines tan diversos confluyeran bajo el nombre de Salomón?
Rey bíblico e hijo de David, a Salomón se la atribuía un estricto sentido de la justicia y un vastísimo conocimiento, de donde nace parte de su aspecto legendario y su relación con la magia. En las del Antiguo Testamento se narra cómo Salomón pidió a Dios sabiduría y conocimiento para gobernar e impartir justicia a su pueblo. Garantizada su petición, el monarca no solo guio los destinos de sus súbditos con equidad,