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Geopolítica financiera y petróleo: Hegemonía estadunidense en México y Argentina
Geopolítica financiera y petróleo: Hegemonía estadunidense en México y Argentina
Geopolítica financiera y petróleo: Hegemonía estadunidense en México y Argentina
Libro electrónico570 páginas8 horas

Geopolítica financiera y petróleo: Hegemonía estadunidense en México y Argentina

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Análisis crítico sobre la evolución y el deterioro del proceso de financiarización por medio del cual los Estados Unidos se convirtieron en la mayor potencia mundial y la relación, en torno al petróleo, que los Estados Unidos mantiene con México y Argentina. Para este propósito se aborda la baja producción petrolera en Estados Unidos durante la década de los setenta, la deuda latinoamericana en 1982, los programas de ajuste estructural financieros y energéticos, la privatización de Yacimientos Petrolíferos Fiscales y de Pemex, la internalización financiera en México y Argentina y el saqueo petrolero en ambos países.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento20 dic 2019
ISBN9786071664785
Geopolítica financiera y petróleo: Hegemonía estadunidense en México y Argentina

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    Geopolítica financiera y petróleo - Santiago Álvarez Herrero

    Santiago Álvarez Herrero es licenciado en finanzas y banca por la Escuela Bancaria y Comercial. Obtuvo el grado de maestro en estudios l atinoamericanos por la UNAM siendo becario de excelencia del Conacyt. Actualmente es candidato doctoral en el Departamento de Geografía del King’s College London, en Inglaterra, bajo el auspicio de la beca Sustentabilidad Energética Sener-Conacyt. Su estudio doctoral está enfocado en el desarrollo de proyectos regionales de transición energética y de modelos alternativos de gestión financiera para la generación y el consumo de energía. Sus líneas de investigación son geopolítica del capital, relación Estados Unidos-Latinoamérica, macroeconomía y sistemas financieros, ecología política y transición energética.

    SECCIÓN DE OBRAS DE ECONOMÍA


    GEOPOLÍTICA FINANCIERA Y PETRÓLEO

    SANTIAGO ÁLVAREZ HERRERO

    Geopolítica financiera y petróleo

    HEGEMONÍA ESTADUNIDENSE EN MÉXICO Y ARGENTINA

    Primera edición, 2019

    [Primera edición en libro electrónico, 2019]

    Diseño de portada: Laura Esponda Aguilar

    Imagen de portada: iStock de Getty Images/Dmytro Synelnychenko

    D. R. © 2019, Fondo de Cultura Económica

    Carretera Picacho-Ajusco, 227; 14738 Ciudad de México

    Comentarios: editorial@fondodeculturaeconomica.com

    Tel. 55-5227-4672

    Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra, sea cual fuere el medio. Todos los contenidos que se incluyen tales como características tipográficas y de diagramación, textos, gráficos, logotipos, iconos, imágenes, etc., son propiedad exclusiva del Fondo de Cultura Económica y están protegidos por las leyes mexicanas e internacionales del copyright o derecho de autor.

    ISBN 978-607-16-6478-5 (ePub)

    ISBN 978-607-16-6282-8 (rústico)

    Hecho en México - Made in Mexico

    A Ana Rosa y Leonardo Ramón

    en gratitud a su nobleza

    A Mariana Morillas

    y nuestras ciudades ausentes

    Cuando lleguéis a viejos, respetaréis al oro, si es que llegáis a viejos, si es que entonces quedó algún oro.

    JOAQUÍN PASOS,

    Canto de guerra de las cosas, 1947

    ÍNDICE

    Agradecimientos

    Abreviaturas

    Introducción

    I. Altas finanzas, hegemonía y crisis. Fundamentos histórico-teóricos de la financiarización del capitalismo estadunidense y su internacionalización hacia América Latina

    Breve antecedente histórico: la expansión económico-financiera de los Estados Unidos y la sucesión hegemónica en el campo de las relaciones internacionales del siglo XX

    El sistema de Bretton Woods: la institucionalización de la hegemonía económica y financiera estadunidense

    Crisis estructural y financiarización: contexto histórico y fundamentos teóricos de la expansión financiera de los Estados Unidos

    Financiarización y predominio del dólar en el sistema monetario internacional

    Financiarización y crisis: capital monopolista financiero y el relativo declive hegemónico de los Estados Unidos

    Financiarización del Estado y polarización del ingreso

    Internacionalización de la financiarización e imperialismo en América Latina

    Financiarización, un concepto geohistórico en constante construcción

    II. La banca fósil: el capital monopolista y la financiarización del petróleo

    Bases históricas del capital monopolista bancario y petrolero: el ascenso de los complejos financiero-industriales en los Estados Unidos

    Financiarización y petróleo: la banca fósil y el petróleo bursátil

    La financiarización del petróleo: commodities y derivados financieros

    El colapso del precio y la industria de los hidrocarburos no convencionales

    Finanzas y petróleo: una síntesis del capital monopolista de los Estados Unidos

    III. Geopolítica financiera y petróleo. La territorialización de la inversión extranjera estadunidense y la explotación de combustibles fósiles en México y Argentina

    Del Cheap Oil al Peak Oil: los Estados Unidos y el agotamiento de combustibles fósiles convencionales como marco de referencia para la geoestrategia de inversiones hacia nuevos yacimientos de petróleo

    Dependencia estratégica estadunidense y colonialidad energética en América Latina: el patrón de especialización primario-exportador

    La integración de América Latina como reserva hemisférica de hidrocarburos: la territorialidad financiera y militar de la agenda estratégica estadunidense en el siglo XXI

    Lineamientos para una geopolítica financiera en el contexto de transición hacia los yacimientos no convencionales. Aproximaciones para México y Argentina

    México

    Argentina

    México y Argentina, diferencias y paralelismos

    Conclusiones

    ANEXOS

    1. La estructura política y financiera de Bretton Woods bajo el dominio de los Estados Unidos

    2. Participación del dólar en el sistema monetario internacional

    3. Estructura del triángulo de hierro

    4. Instrumentos financieros derivados (futuros y opciones) sobre petróleo

    5. ExonMobil y Chevron, entrelazamiento de consejos de administración con el sector financiero, 2014

    6. Participación accionaria de inversionistas institucionales en la industria de los hidrocarburos, Estados Unidos

    7. Indicadores de consumo energético y emisiones de GEI

    8. Pemex-Pidiregas

    9. Activos de YPF y Pemex en fondos de inversión, ejemplos a 2014

    10. Préstamos otorgados por el Ex-Im Bank a Pemex

    11. Privatización de YPF

    Bibliografía

    Índice analítico

    AGRADECIMIENTOS

    Las ideas contenidas en este libro fueron cosechadas entre 2012 y 2016 en el seminario La geopolítica y geoeconomía del capital, adscrito al Programa de Posgrado en Estudios Latinoamericanos de la Universidad Nacional Autónoma de México. Los debates y encuentros que allí tuvieron lugar fueron presididos por el doctor John Saxe-Fernández, a quien deseo refrendar mi amistad y mi deuda intelectual por la materialización de este libro. Su aguda crítica, provocativa cátedra e inflexible integridad intelectual han sido un diálogo gratificante y siempre abierto al ejercicio de la conciencia y la reflexión pública de los asuntos humanos. Para él, generoso mentor y escrupuloso interlocutor, mi profundo agradecimiento, admiración y respeto.

    Agradezco a la doctora Silvina Romano del Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe, Universidad de Buenos Aires, Argentina, por el entusiasmo que siempre mostró por este trabajo y sus puntuales observaciones durante las diferentes etapas del manuscrito. Gracias al doctor José María Calderón Rodríguez; algunos temas de este libro maduraron en los seminarios Tiempo y espacio y Debates interdisciplinarios, impartidos bajo su tutela en el Posgrado en Estudios Latinoamericanos de la UNAM. Sumo a estas líneas al doctor Óscar Ugarteche Galarza, al doctor Juan Arancibia Córdova y a Boris Nerey Obregón, voces críticas que siempre hicieron valiosas sugerencias a mis escritos. Deseo extender mi agradecimiento a Rocío Martínez e Irene Castro, editoras del área de ciencias sociales del Fondo de Cultura Económica, por su estimación, paciencia y apoyo para la publicación de este libro. Por último, no obstante las personas e instituciones aludidas, rubrico que las ideas desarrolladas, errores y omisiones que prevalecen en la obra recaen en mi responsabilidad como autor.

    SANTIAGO ÁLVAREZ HERRERO

    Harlow, Essex, Inglaterra, 2018

    ABREVIATURAS

    INTRODUCCIÓN

    Debemos suponer […] que muchas situaciones fundamentales en las que nosotros nos vemos envueltos pertenecen a ciclos iniciados hace varios siglos y cuya problemática aún permanece en vigor. Cuando podamos reconstruir su historia estaremos en condiciones de comprender su naturaleza.

    SERGIO BAGÚ, Tiempo, realidad social

    y conocimiento, 1970

    No cabe, pues, en principio, hacer una geografía de los Estados distinta de la geografía económica, que, a su vez, se relaciona estrechamente con la geografía física. No cabe tampoco […] buscar las influencias que ejerce el medio geográfico sobre los Estados, independientemente de las que ejerce, por otro lado, sobre los hombres, sobre las sociedades humanas, de las que los Estados no son más que una de las expresiones, o, si se quiere, una de las caras.

    LUCIEN FEBVRE, La tierra y la evolución

    humana, 1922

    Al transcurrir las primeras décadas del siglo XXI, la palabra crisis fue perdiendo precisión conceptual para explicar un cuadro de situación de mayor amplitud y complejidad que comienza a definir nuestra época. La crisis del capitalismo, tal como se ha ramificado y profundizado desde la década de 1970 hasta nuestro presente, va más allá del deterioro de variables macroeconómicas y financieras. Incluso, como nos lo recuerda André Gorz, debemos superar el análisis recurrente de una crisis de sobreacumulación endémica del capitalismo, para desentrañar el carácter multidimensional de la misma y hallar en su centro una debacle de índole civilizatoria. Es decir,

    la crisis de la relación de los individuos con la propia economía; la crisis del trabajo; la crisis de la relación con la naturaleza, con nuestro cuerpo, con el sexo opuesto, con la sociedad, con nuestra descendencia, con la historia; la crisis de la vida urbana, del hábitat, de la medicina, de la escuela, de la ciencia. Sabemos que nuestra forma de vida actual no tiene ningún porvenir; que los niños que nosotros traigamos al mundo ya no podrán emplear, cuando sean adultos, ni el aluminio ni el petróleo […] si continuamos como hasta ahora, los mares y los ríos serán estériles, las tierras carecerán de fertilidad natural, el aire resultará irrespirable en las ciudades y la vida constituirá un privilegio.¹

    La trascendencia de este razonamiento establece el marco de referencia histórico que atañe a un problema concreto: la incapacidad de la civilización capitalista de reproducirse infinitamente, no sólo en términos de sus límites estructurales relativos (el capital monopolista y las crecientes contradicciones entre la expansión de las finanzas y el estancamiento de los sistemas productivos), sino también de sus límites materiales absolutos (el agotamiento de recursos naturales no renovables, el aumento de la temperatura atmosférica y la devastación ecológica y social del medio biofísico).

    El presente libro se adentra en esta compleja realidad buscando contextualizar y problematizar desde una perspectiva histórica la expansión económica y política, regional e internacional que los Estados Unidos mantienen desde el periodo ulterior a la segunda Guerra Mundial (SGM). A medida que el colapso capitalista se generaliza, el liderazgo estadunidense en las relaciones internacionales se deteriora y las bases materiales del medio ambiente se socavan, dicha nación continúa desplegando aparatos coercitivos y manteniendo un ritmo de consumo de recursos naturales sin precedentes ni paralelo.

    Para América Latina,² la vecindad geográfica y la comunión histórica con los Estados Unidos sugiere la necesidad de establecer una tradición de investigación que busque más allá de nuestras fronteras el origen y el devenir de procesos íntimamente relacionados con el pasado latinoamericano. Reflexionar sobre el significado histórico implícito en la influencia que los Estados Unidos ejercen sobre nuestras estructuras socioeconómicas, políticas, culturales e incluso intelectuales es un llamado a dejar de lado el carácter excesivamente regionalista de nuestra historiografía.³ Enfrentarnos al pasado que nos ha constituido como región significa cobrar conciencia de la necesidad de interpretar de modo propio el vasto acervo de eventos y procesos históricos estadunidenses, país cuyo vínculo con el sur del hemisferio resulta más que relevante desde una perspectiva de integración económica, energética, militar y financiera. Bajo esta premisa, el estudio de los Estados Unidos desde América Latina equivale a realizar un ejercicio introspectivo que incita a la continua renovación de nuestras herramientas histórico-conceptuales, constantemente perecederas ante una compleja realidad en permanente curso.

    Sostengo que el punto de partida para ahondar en la relación histórica que nos ocupa se encuentra en la cuestión del poder: el contexto donde tienen su lugar los procesos de internacionalización económica, las asimetrías entre Estados centrales y periféricos, un conjunto definido de relaciones político-institucionales de clase y las operaciones de grandes monopolios transnacionales. Hacia finales del siglo XX e inicios del XXI, las fuerzas políticas y económicas que se pronunciaron detrás del diseño macroeconómico y los llamados programas de ajuste estructural del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) incidieron en diversos procesos de desindustrialización, privatización y extranjerización de sectores económicos de alta rentabilidad en América Latina. Este viraje significó la reconfiguración de la estructura del Estado y las relaciones de clase que le subyacen, posibilitando la desregulación y la apertura de áreas clave de la economía latinoamericana y sus fuentes de abastecimiento de recursos naturales. La territorialización de las inversiones en la región y la reestructuración de su espacio jurisdiccional en función de actividades extractivas incorporaron a América Latina como una reserva hemisférica proveedora de materias primas, específicamente, de aquella que representa el componente energético medular de la expansión y la circulación de la civilización capitalista a nivel mundial: el petróleo.

    Hilar la relación entre las finanzas y la explotación petrolera (estableciendo un vínculo particular entre los Estados Unidos y los casos de México y Argentina) motivó la extensa investigación documental que integra esta obra. Dicha labor fue renovada constantemente por los diversos diagnósticos y bifurcaciones del último colapso financiero de 2008, las advertencias sobre el calentamiento global irreversible en ciernes y las recurrentes predicciones sobre el agotamiento de las mayores reservas de petróleo convencional⁴ a nivel mundial. A ello pronto se sumó la novedad relativa del sector de hidrocarburos no convencionales⁵ (petróleo shale, lutitas o de esquisto), su extracción mediante tecnologías de fracturación hidráulica (fracking) y las graves implicaciones climáticas, medioambientales y socioterritoriales que conlleva.

    Al concebir el presente libro, mi interés por el tema fue más allá del carácter técnico de los mercados financieros y su vinculación con los negocios del sector energético. Mantuve distancia de reduccionismos en el estudio de los vínculos político-económicos entre los Estados Unidos y América Latina en el campo de las relaciones internacionales. También formulé juicios de valor asociados con las asimetrías y excesos en el ejercicio del poder y sus implicaciones para el futuro humano. A continuación hago patentes el enfoque interpretativo y los fundamentos teóricos con los que he decidido hilvanar los ingredientes centrales de mis indagaciones, mismos que se desarrollarán en el transcurso de los tres capítulos que componen esta obra.

    GEOPOLÍTICA Y FINANCIARIZACIÓN: UNA REFLEXIÓN GEOHISTÓRICA SOBRE EL PODER ECONÓMICO Y LA CRISIS CAPITALISTA

    El origen de estas pesquisas se encuentra en la preocupación por dar a las finanzas un giro explicativo que permita situarlas en un plano intelectual relativamente distinto. En primer lugar, esto equivale a desarraigarlas de su rígido marco teórico convencional, de su reduccionismo cuantitativo y de su manifestación impersonal; a apartarlas perentoriamente de su supuesta despolitización, del liberalismo apologista y del léxico empresarial que ha avasallado a amplios espectros de los medios de comunicación y la ciencia social. De ello deriva la posibilidad de abrir la crítica y el estudio de las finanzas a una amplia y nutritiva problematización histórica y geográfica, rastreando la evolución secular del poder y las contradicciones del capitalismo financiero en el tiempo y el espacio de la conformación de una economía mundial, descubriendo así la compleja conexión de eventos y procesos históricos que desembocan en nuestro presente.

    Ciertamente, en la actualidad las finanzas ejercen un abrumador y abstracto dominio sobre la realidad de millones de personas. Para el historiador François Hartog, la especulación, la inestabilidad y la incertidumbre que acompañaron la recesión que devino en 2008 se inscriben en un régimen de historicidad de carácter presentista, es decir, la manera en que la sociedad construye y percibe el tiempo se reduce a una tiranía del presente, donde resulta difícil ver más allá de la crisis y el anhelo de un eterno retorno a la normalidad.⁶ En las finanzas toda espera es un horizonte de riesgo; la recuperación de la economía sólo parece haber redundado en mayor precarización laboral y endeudamiento, en contención de salarios con liberalización de precios, en polarización del ingreso y políticas de privatización, en degradación ambiental y reducidos márgenes de adaptación al calentamiento global. Se trata, como lo ha expuesto Enzo Traverso, de la temporalidad de Wall Street: una aceleración espasmódica y permanente del tiempo; un sometimiento a la lógica neoliberal que elimina la experiencia del pasado y niega la proyección de la sociedad hacia el futuro.⁷

    La historia de las finanzas es ciertamente una historia de crisis. Colapsos bursátiles, bancarrotas, fraudes, desequilibrios monetarios, problemas de endeudamiento y rescates bancarios ocupan un papel central como colección de eventos históricos que sirven al ejercicio de comparación y pronosticación de su recurrencia. Pero, dada su magnitud tras el colapso de los mercados en 2008 y su influencia en el calentamiento global y otras adversidades planetarias que enfrenta el siglo XXI, el fenómeno financiero adquiere cada vez más relevancia como una red de relaciones geográficas y ecológicas del capitalismo contemporáneo.

    A finales del siglo XX las finanzas se consagraron como el motor de un sinfín de discursos sobre la globalización y de análisis de economía internacional que dirigieron su atención hacia la existencia de mercados financieros de alcance planetario, al parecer supranacionales, allende un espacio abstracto donde las fronteras, los antagonismos políticos entre Estados nacionales y la heterogeneidad cultural parecían haber perdido relevancia. Sin embargo, en contraste con este imaginario de finanzas sin geografía, en la realidad subyacen los mecanismos de acción y el saber geográfico del poder de las altas finanzas: verdaderas estrategias de territorialización de capitales que no sólo evalúan las diferencias entre distintos Estados y regiones, jerarquizando y explotando la rentabilidad salarial, fiscal, bursátil y monetaria de espacios geográficos altamente abigarrados, sino también el trazo de mapas de la industria extractiva de recursos naturales y sus enormes consecuencias sociohistóricas, ecológicas y geopolíticas.

    Es por ello que esta obra se adscribió a la amplia agenda de investigación enarbolada por Fernand Braudel y sucedida por Giovanni Arrighi, quienes centraron su atención en los procesos históricos de largo aliento y en el profundo significado de la historia social y su arraigo espacio-temporal. Dicho análisis se adentra en las estructuras de larga duración: grandes espacios cronológicos que ofrecen una vasta constelación de experiencias y procesos históricos, los cuales llegan a reiterarse como tendencias transeculares (sin fechas definidas de inicio o culminación) susceptibles al ejercicio del método comparativo.⁸ Allí, el estudio y la problematización de las altas finanzas se extienden en el espacio, remontándose en el tiempo para transformarse en un elemento constitutivo de la anatomía del poder hegemónico: el predominio de las actividades financieras como punto de inflexión que marcó la decadencia hegemónica de las naciones líderes de la mundialización capitalista. Este fenómeno representa la inexorable tendencia del capital a presionar la escala geográfica en busca de su incesante expansión económica y política, desde su desarrollo primigenio en los puertos de Europa occidental durante la Baja Edad Media, hasta el establecimiento de un sistema de alcance mundial en el siglo XXI.

    A menudo, las palabras geopolítica y finanzas se cruzan en la jerga de los analistas de relaciones internacionales y estudios de ciencia política para teorizar sobre el contexto de poder del intercambio de capitales, la competencia entre bloques monetarios y las funciones estratégicas de los centros financieros. Sin embargo, aunado a estos fenómenos el enfoque histórico de la geopolítica de las altas finanzas propone un tema más complejo: el actual predominio financiero responde a una manifestación concreta de la crisis estructural del capitalismo de la segunda posguerra, a un deterioro relativo de la hegemonía de los Estados Unidos y a un viraje en el patrón de acumulación capitalista liderado por las actividades financieras. Mi intención es captar, comprender y explicar la financiarización de la hegemonía estadunidense, desde su desarrollo embrionario en el periodo de entreguerras, pasando por su consolidación y expansión al término de la SGM, su deterioro en la década de 1970, hasta su crisis y decadencia hacia finales del siglo XX e inicios del XXI. En el primer capítulo abordaré este recuento histórico sumando los aportes que, a la luz de la economía política, se han teorizado desde diversas perspectivas sobre el concepto de la crisis estructural y la financiarización, así como un panorama general de su internacionalización hacia América Latina.

    Considero necesario asir territorialmente el análisis y la crítica de las finanzas contemporáneas como un elemento clave que permite calibrar la vinculación entre los flujos de inversiones y la explotación petrolera. De ello deriva la comprensión de las dimensiones geopolítica, geológica, ambiental y socioterritorial que acompañan la conflictividad internacional entre potencias y las asimetrías centro-periferia en el acceso y el usufructo de reservas de energía fósil. La territorialización de la inversión estadunidense, lejos de apoyarse en un abstracto y despersonalizado sistema financiero global, se hace presente mediante corporaciones monopolistas, instrumentos de Estado y de clase (como el FMI y el BM), la conformación de bloques regionales garantes de recursos naturales y el despliegue de bases militares, armamento balístico intercontinental, arsenales nucleares y protocolos de control policiaco altamente militarizados en el interior de los países.

    De igual importancia es identificar (sobrepasando la esfera de la economía de mercado) aquel espacio de opacidad donde se lleva a cabo la sociología del capital y el poder político, lo que conforma el meollo histórico de la concentración y la centralización capitalista. En palabras de Braudel, en este lugar

    se han levantado activas jerarquías sociales: falsean el intercambio a su favor, trastocan el orden establecido; queriéndolo e incluso sin quererlo expresamente, crean anomalías, turbulencias, y dirigen sus negocios por caminos muy particulares. En este elevado escalón, algunos grandes comerciantes de Ámsterdam, en el siglo XVIII, o de Génova, en el siglo XVI, pueden alterar, desde lejos, sectores enteros de la economía europea, y hasta mundial. Grupos de actores privilegiados se han introducido así en circuitos y cálculos que el común de los mortales ignora. El cambio, por ejemplo, ligado a los comercios lejanos y a los complicados juegos del crédito, es un arte sofisticado, abierto, como mucho, a unos cuantos privilegiados. Esta […] zona de sombra que, por encima de la claridad de la economía de mercado, constituye en cierta forma su límite superior, representa […] el dominio por excelencia del capitalismo. Sin ella, éste es impensable; en ella se instala y prospera.

    Es ahí, en la dinámica poder-clase y en la unidad de fines económicos y políticos, donde tiene su lugar la simbiosis histórica entre el Estado y los intereses de grandes corporaciones monopolistas. A lo largo del segundo capítulo desarrollo una breve reconstrucción histórica de los monopólicos capitales bancario y petrolero de los Estados Unidos. En este recorrido rastreo la remota tradición de los cambiantes pero continuos mecanismos de afiliación y ascenso de ambos sectores dentro de la estructura de poder estatal estadunidense. El estudio de la simbiosis Estado-empresa cumple con un objetivo central: profundizar en las tendencias y las contradicciones del aparato de toma de decisión político-económica de los Estados Unidos, identificando las relaciones de clase y el tráfico institucional de individuos que van y vienen entre puestos estratégicos públicos y privados, atribuyendo identidad y mando a los intereses materiales existentes detrás de las políticas económica y exterior, descifrando el universo ideológico de sus actores y la retórica de sus discursos.

    Como veremos, el peso político de bancos y de conglomerados petroleros alcanzó niveles monopólicos con los procesos de financiarización a inicios del presente siglo, lo que evidenció el poder de manipulación y de acaparamiento ejercido por grandes firmas en un amplio espectro de actividades y sectores económicos a nivel internacional. Este análisis será el punto de partida para estudiar la tendencia del capital monopolista financiero y petrolero de los Estados Unidos hacia una geoestrategia energética de acuerdo con sus necesidades de expansión, conformando bloques regionales subordinados a la extracción de recursos monetarios y la integración de reservas energéticas.

    La interacción conceptual entre geopolítica y financiarización ilumina conexiones e interrelaciones entre este conjunto de fenómenos contemporáneos, yendo más allá de las fachadas ideológicas de la globalización y otras colonizaciones del lenguaje que han suprimido la fundamentación histórica y la problematización de los hechos sociales en América Latina. El alcance interpretativo surgido de las tensiones entre el poder, los recursos naturales, la evolución del clima, el pensamiento geográfico, la conciencia del entorno biofísico y la estructura de la economía permite también superar rígidos contornos disciplinarios en el esclarecimiento científico de los límites y las alternativas al crecimiento material de nuestra civilización. En suma, estudiar la simbiosis entre la territorialización del capital y el ejercicio de poder político-económico (concentrado en Estados y clases ávidas de recursos naturales) nos permitirá dejar atrás la mitología del libre mercado para dar paso a la geohistoria.¹⁰

    LA GEOESTRATEGIA ENERGÉTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS EN AMÉRICA LATINA: HACIA UNA GEOPOLÍTICA FINANCIERA DEL AGOTAMIENTO

    En el periodo transcurrido desde el último cuarto del siglo XIX hasta la década de 1960, el ascenso de la hegemonía estadunidense se inscribió dentro de un proceso histórico de latente expansión económica. El desarrollo de este fenómeno se basó en la creencia de la disponibilidad aparentemente ilimitada de hidrocarburos baratos y, por ende, en las posibilidades de un crecimiento material infinito. Para la economía de los Estados Unidos, la eficiencia energética del petróleo abrió camino a la cadena fordista, impulsando la masificación del motor de combustión interna destinado a la movilidad de mercancías y pasajeros. Fortaleció la economía en permanente movilización bélico-industrial, permitiendo el despliegue de arsenales y de ejércitos alrededor del orbe. Constituyó la base cultural del american way of life, dando vida a sus dinámicas urbanas, suburbanas y exurbanas. Dio forma al modelo disciplinar de la sociedad industrial, regulada por los crecientes consumo y producción de bienes y servicios. No obstante, al convertirse en centro y guía de un patrón depredador de combustibles fósiles, los Estados Unidos ofrecieron al resto del mundo un derrochador modelo socioeconómico, irresistible de imitar pero inviable de universalizar.

    Entre sus múltiples dimensiones, el punto de inflexión de la crisis estructural de la década de 1970 marcó la transición hacia un prolongado periodo de agotamiento energético, poniendo fin a los imaginarios de opulencia y crecimiento cosechados hasta entonces.

    En aquel momento, Richard J. Barnet calificó de años de penuria a una nueva época de alto potencial bélico, en la que no sólo el petróleo sino toda una gama de recursos naturales vitales para la civilización capitalista tenderían a extinguirse sin remplazo.¹¹ Sus manifestaciones fueron significativas: el techo de producción de los Estados Unidos (peak oil) en 1970 anunciaba un periodo de escasez de yacimientos convencionales, lo que acentuó su déficit de reservas, así como las necesidades de diversificar sus fuentes de abastecimiento y de incrementar las importaciones de crudo. A su vez, la conflictividad internacional cobró nuevos bríos debido a la inestabilidad del mercado petrolero al extinguirse los acuerdos monetarios de posguerra en 1971, al fortalecimiento de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y al embargo petrolero árabe de 1973.

    Tomando como referencia la ruptura de la década de 1970, he puesto especial atención a una contradicción específica: por un lado, la necesidad de los Estados Unidos de mantener a flote su ritmo de acaparamiento y de consumo petrolero, profundizando las implicaciones climáticas, territoriales y medioambientales que le son propias; por otro lado, el cúmulo de intereses civiles, militares y financieros que, de manera sugestiva o coercitiva, impulsaron y sostuvieron la estrategia de abastecimiento energético estadunidense en el exterior. A ello es pertinente añadir la incansable búsqueda de nuevos depósitos de hidrocarburos y la conflictividad internacional hacia el siglo XXI, lo que Michael T. Klare ha definido como una carrera en la que los codos más fuertes tendrían acceso a la explotación de los recursos convencionales y no convencionales que restan bajo la corteza terrestre.¹²

    De lo anterior se desprende el análisis del interés geopolítico y geoestratégico de los Estados Unidos en las naciones generosamente dotadas de recursos petroleros de América Latina, fenómeno de cuyos principales vectores uno ha sido la financiarización. En este viraje las finanzas (entre otras fuerzas) han jugado un papel de intervención medular a través de diversos mecanismos de integración económica, subordinación política y del perfeccionamiento de instrumentos de Estado y de clase que llevaron a los países productores de América Latina (no sin el aval de la toma de decisión local) a la desindustrialización paraestatal, la depredación de sus yacimientos energéticos y la tributación de deuda y petróleo crudo.

    La propuesta de una geopolítica financiera —como síntesis conceptual— tiene entre sus objetivos el análisis y la contextualización histórico-estratégica del esquema de remodelación territorial e integración energético-financiera que ha influido en la autodeterminación petrolera de América Latina. Dicha situación reduce el margen de maniobra para que la región enfrente las agudas vulnerabilidades económicas y socioterritoriales que implican una transición energética pospetróleo y la mitigación de los efectos del calentamiento global. Por lo tanto, el tercer capítulo se centra en dar coherencia a la tensión existente entre distintas variables financieras y energéticas, su contexto de poder-clase, y las asimetrías en la dinámica centro-periferia que ofrecen una interpretación objetiva de algunos problemas y tendencias actuales visibles en América Latina. Para ello, además de la financiarización reúno fundamentos teóricos de alcance explicativo, como el imperialismo, la dependencia estratégica y la colonialidad energética. Este aparato crítico me permitió contrastar paralelismos y refrendar algunas hipótesis en el momento de trabajar en los dos estudios de caso que ocupan este libro.

    LA CUESTIÓN PETROLERA EN MÉXICO Y ARGENTINA: UN ESTUDIO COMPARATIVO

    En 2013 una contrarreforma al sector petroeléctrico de México precipitó el proceso de apertura para que el capital privado (local y extranjero) tuviese acceso a explotar yacimientos convencionales y extender sus operaciones hacia fuentes de hidrocarburos shale y los depósitos en aguas profundas del Golfo de México. Ello dio lugar a una ruptura que obligó a mirar atrás en busca de una reinterpretación de las conquistas y los grandes retrocesos en la historia petrolera del país. Dicha reflexión no pudo escapar al significado de los postulados de la Constitución de 1917 y a la presencia de Petróleos Mexicanos como institucionalización de una riqueza pública, al igual que su papel en los diversos periodos de conflictividad y subordinación que dieron forma a la compleja relación petrolera entre México y los Estados Unidos.

    Un año antes, en 2012, el Ejecutivo argentino decretó la nacionalización de 51% de la propiedad de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF), empresa originalmente paraestatal que desde 1999 se encontraba bajo el control de la española Repsol. Si bien se difundió un sentimiento de soberanía y autodeterminación, la entonces administración de Cristina Fernández de Kirchner firmaba, casi de manera simultánea, un acuerdo con Chevron para la explotación del yacimiento Vaca Muerta en la provincia de Neuquén. Éste llevó a Argentina a ocupar el cuarto lugar en la lista de reservas shale elaborada por la Energy Information Administration (EIA) de los Estados Unidos, desencadenando controversias socioterritoriales y ambientales sobre el uso de la técnica de fracking para su explotación.

    Estos dos eventos arrojaron una serie de interrogantes que tomaron forma a modo de estudio comparativo. ¿Por qué comparar dos naciones que difieren significativamente en su nivel de producción y sus reservas de petróleo, en su contribución al abastecimiento energético estadunidense, en las vías y el nivel de apertura de sus sectores financiero y petrolero, y en la proximidad geográfica y política que guardan con los Estados Unidos? De entre otros mayores productores latinoamericanos susceptibles al estudio de la geopolítica financiera (Brasil, Venezuela y Colombia) destaco el caso argentino, siendo consciente del lugar que ocupa en la jerarquía petrolera de la región. He basado mis motivos en la búsqueda de particularidades y lecciones generalizables que permitieran acceder a elementos clave del contexto histórico en el cual se desarrollan la geopolítica y la geoeconomía del capital estadunidense, especialmente aquellos procesos que involucran la relación finanzas-petróleo. A grandes rasgos, la combinación de los siguientes tres factores es lo que suscitó el interés en esta comparación de estudios de caso, los cuales desarrollaré detalladamente en la segunda parte del capítulo III.

    En primer lugar se encuentran motivos de índole histórica. Dedico breve pero particular atención a la actitud de los Estados Unidos ante la presencia de YPF (la primera paraestatal petrolera latinoamericana, fundada en 1922) y Petróleos Mexicanos (Pemex) (creada en 1938 a partir del innovador antecedente constitucional de 1917) durante la primera mitad del siglo XX. En su camino hacia la hegemonía, los Estados Unidos regatearon la soberanía energética de diversos países de la región, obstaculizando posibles políticas de expropiación y nacionalización paraestatal. La intención es rescatar un conciso antecedente histórico donde convergen (ya sea en unión o contradicción) los intereses bancarios y petroleros, la consolidación del modelo oligárquico local, la evolución del organismo petrolero público, la conflictividad del periodo entreguerras y el nacimiento del valor geoestratégico de las reservas mexicana y argentina.

    El segundo nivel de análisis tiene que ver con el entrelazamiento de los ciclos de apretura financiera y petrolera de ambos países. De manera general, me refiero a un proceso que da inicio con la crisis estructural, el viraje hacia la financiarización en la década de 1970 y su internacionalización hacia América Latina. Éste se compone de las siguientes fases: a) la caída de la producción de petróleo interna en los Estados Unidos y el renovado interés en las reservas del hemisferio, b) la contrarrevolución monetarista y el periodo de endeudamiento que culmina con la crisis de la deuda latinoamericana en 1982, c) los programas de ajuste estructural en materia financiera y energética suministrados por el FMI y el BM

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