Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

Feng Shui: Armonía para el Hogar
Feng Shui: Armonía para el Hogar
Feng Shui: Armonía para el Hogar
Libro electrónico195 páginas4 horas

Feng Shui: Armonía para el Hogar

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

El Feng Shui nace hace más de cinco mil años en las zonas rurales de la China antigua, como un arte místico para decidir el mejor emplazamiento de una casa respecto al entorno.Durante cientos de años, los chinos han ido perfeccionando el Feng Shui hasta convertirlo en una poderosa herramienta para armonizar el entorno en el que vivimos los seres humanos con nuestro propio interior. De este modo, el Feng Shui nos permite conocer la mejor manera de que fluya la energía que nos mantiene bien y liberarnos de bloqueos o malestares.Siguiendo los consejos y principios del Feng Shui es posible implementar los cambios necesarios y convertir nuestra casa en un espacio dónde alcanzar la paz y la armonía que tanto se resiste en ocasiones. De este modo construiremos un hogar con atmósfera de plenitud.De la mano de la estudiosa franco-india Kama Dharaya nos adentramos de un modo fácil y práctico en los principios filosóficos que sostienen las creencias chinas, desde el concepto de Yin y Yang, la numerología y el I Ching, para descubrir y ofrecer a los lectores las claves precisas con las que conseguir armonía para nuestro hogar, nuestra vida y nuestro trabajo.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento30 may 2020
ISBN9788835838104
Feng Shui: Armonía para el Hogar

Relacionado con Feng Shui

Libros electrónicos relacionados

Hogar y jardín para usted

Ver más

Artículos relacionados

Comentarios para Feng Shui

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    Feng Shui - Khama Dharaya

    POSITIVA

    INTRODUCCIÓN

    E

    l Feng Shui, que literalmente significa viento y agua, es un arte milenario y místico, surgido hace más de cinco mil años en la China rural. Dedicado a determinar el emplazamiento físico de las casas, también permite establecer cuál es el sitio energéticamente indicado para ubicar luces, muebles y objetos en las moradas del hombre. La puesta en práctica de sus principios lleva en consecuencia a quien los adopta a conectarse con lo que lo rodea y a modificar el modo en que ve el mundo.

    El objetivo del Feng Shui es claro y preciso: armonizar el entorno, lo externo, con el interior de los seres humanos. Este arte es por eso mismo flexible, ya que no existe un único patrón que pueda regir la vida de todas las personas. Según el Feng Shui, la ubicación y distribución de los objetos dentro del espacio físico depende en gran medida de la intuición, de la energía o vibración que desprenden geografías, paredes y muebles y que son captadas por todos nosotros. Pero para poder percibirlas en forma consciente este arte también nos provee de una serie de fórmulas concretas que le dan un rigor científico.

    El punto de partida de este verdadero sistema operativo está marcado por las palabras mismas que lo denominan, ya que viento y agua expresan los poderes de los elementos fluidos de la naturaleza y sus efectos sobre el paisaje. Viento y agua erosionan y diseñan la superficie de la Tierra, le prestan contornos únicos, elevando y aplanando algunas zonas, cubriendo otras, modificando a diario ese dibujo que es el planeta.

    De ahí su poder y también de ahí la necesidad de vivir en armonía con los vientos y las aguas del universo, de modo que estos elementos desarrollen flujos positivos de energía y trabajen a nuestro favor, permitiendo que todo fluya.

    El Feng Shui considera que existe una fuerza de la naturaleza denominada Chi o aliento de la vida, que circula por cada rincón de las construcciones edilicias y alrededor de los objetos que nos rodean de un modo similar a como circula por nuestro cuerpo la energía, la sangre y el oxígeno. Este aliento de vida debe poder fluir libremente porque, de otro modo, se producen bloqueamientos que en algunos casos pueden traer problemas graves.

    Imaginemos para entenderlo un río que de pronto es bloqueado por un dique, cuyo paredón fue construido en un sitio incorrecto: el agua se acumulará, hasta tener fuerza suficiente para romper esas paredes que la contienen, o generará inundaciones en otras zonas aledañas, destruyendo todo lo que la rodea.

    Según la milenaria tradición China, este Chi cósmico, producto y factótum de la naturaleza, es la fuente de la paz del espíritu y de la prosperidad, de generosas fortunas, buena salud y bienestar. En aquellos puntos sobre la Tierra donde el Chi existe y fluye, las viviendas y negocios allí emplazados se benefician con su energía y presencia por miles de años.

    El aliento de vida se propaga a través de la Tierra sin emitir luz ni producir sonido alguno, pero es de todos modos muy poderoso y perceptible. El Feng Shui busca detectar ese Chi cuando es positivo y bienaventurado, para evitar que se disperse o se desaproveche. En los sitios donde el viento corre veloz, el aliento desaparece o se desvía, y por eso es importante, por ejemplo, evitar emplazar una casa en lugares que reúnan estas características.

    Por el contrario, las tierras próximas al agua son perfectas para edificar allí una casa, ya que el agua tiene el poder de atraer y retener el Chi. Sin embargo, hay siempre que tener en cuenta cómo es el curso de ese agua próximo, ya que si los caudales son demasiado veloces y los cauces rectos, el aliento de vida se alejará muy rápidamente.

    El arte de la armonización de las viviendas y sus objetos ha sido practicado por distintas culturas antiguas, pero sólo el sistema operativo empleado por los chinos ha llegado hasta nuestros días y es por lo tanto el que más se aplica. Entre estas culturas, las diferencias más obvias radican, no en lo que proponen ni en los métodos utilizados, sino en los detalles de orden práctico. Todas coinciden básicamente en privilegiar la importancia de los emplazamientos y ubicaciones. Tanto coreanos como japoneses, por ejemplo, evitarían adquirir o construir viviendas que tuviesen una larga escalera para acceder al interior o que estuviesen emplazadas en una esquina en la que se encontrasen dos calles.

    El Feng Shui considera que las viviendas, tanto públicas como privadas, en forma de edificios de departamentos o de casas, poseen una energía que les es propia y que sólo puede ser percibida una vez que se está dentro de ellas. No hay para estas detecciones un método único, sino que hay síntomas que develan estas fuerzas negativas. Padecer cosquilleos, incomodidad, tensión, cansancio, fríos o calores repentinos puede ser clave para determinar la presencia o ausencia del Chi. Incluso quienes son escépticos y descreen de los fenómenos psíquicos son capaces de describir sensaciones al entrar en un edificio. Los niveles de percepción que dichas personas posean y el tiempo que permanezcan en el lugar los volverán más o menos vulnerables a la energía ambiental que circula.

    La ubicación de la cabecera de la cama, la distribución de los muebles, los colores predominantes y los adornos elegidos crean un clima y un ambiente que puede propiciar la relajación o resultar excesivamente estimulante para quienes habitan o trabajan en ese espacio.

    Los principios del Feng Shui se ocupan de estos temas, y aplicados con sabiduría posibilitan que la energía fluya, que nos sintamos bien, y libres de algunos bloqueos, malestares o imposibilidades que, muchas veces, al no conocer cómo funcionan estas reglas de la naturaleza, no podemos entender por qué nos suceden ni somos capaces corregirlos.

    Si la frase que resume nuestra cotidianidad es nada me sale bien, si nuestra casa se ha transformado en un lugar de paso, si al entrar en la oficina nos sentimos irremediablemente cansados, si no conseguimos dormir pero tampoco levantarnos, algo está sucediendo con nuestro entorno, que está operando en forma negativa sobre nuestra vida. Las causas pueden tener relación con el tipo de construcción que habitamos, la zona que elegimos para vivir o la disposición de nuestros muebles.

    La armonía puede quebrarse o verse afectada por otras características espaciales como una llanura demasiado extensa y asolada por el viento, un ambiente abigarrado de objetos o también por una estética general demasiado contrastante con nuestros gustos personales.

    Lo cierto es que quiénes somos y cómo funcionamos depende en gran medida de nuestra interrelación con el entorno en que vivimos. Si conseguimos equilibrar estos dos aspectos de nuestra existencia, el curso de los días por venir puede ser reorientado en función de nuestras necesidades y en pos de lograr la tranquilidad del espíritu. Pero para ello es vital tener en cuenta y maniobrar también con las energías del Sha, que es considerada por los chinos la fuerza opuesta al Chi, y que tiene efectos negativos sobre las cosas y las personas.

    Entender el Feng Shui, su mística, y también poder aplicarlo prácticamente, será en definitiva la consecuencia de encarar la búsqueda del equilibrio entre lo externo y lo interno. Así lo entendían los chinos hace miles de años, y a sus premisas debemos remontarnos nosotros para alcanzar una comprensión cabal de lo que significa.

    Lejos de utilizar instrumentos de medición o intentar darles un marco pragmático a sus creencias y descubrimientos científicos a la usanza occidental, los antiguos naturalistas chinos descreían de las pruebas y experimentos concretos para basarse más en principios surgidos de la esencia misma del ser, ligados siempre a la intuición y a los saberes milenarios transmitidos oralmente de una generación a otra.

    El desarrollo de su teoría -que podría ser considerada por sus prácticas una no-teoría- fue consecuencia pura del registro minucioso de las metamorfosis de la naturaleza y su interacción con las personas. El modo como éstas reaccionaban ante los cambios y transformaciones de su entorno dio origen así a este arte y ciencia que combina la conciencia interna de los seres humanos con los poderes que emanan de la naturaleza y que modifican seres y cosas.

    La aguda observación de este equilibrio llevó a los sabios chinos a determinar que existían fuerzas naturales de energía de la Tierra, que además estaban en continuo movimiento; descubrimiento que antecedió en muchos años al dictamen y las pruebas ofrecidas por la ciencia de que todas ellas constituían el campo magnético del planeta. Fue entonces cuando también concluyeron que el Chi fluía de forma ondulada a través de la Tierra o cauces de agua, creando corrientes o circuitos energéticos. El aliento de vida, en consecuencia, podía variar de dirección debido a cualquier transformación generada por las personas o por la naturaleza.

    Seguir sus influjos, no oponerse a estas corrientes sino dejarlas fluir quitando todo impedimento, es desde entonces el fundamental objetivo del Feng Shui, en la certeza de que este fluir modifica también el curso de la vida de las personas y los ayuda a alcanzar el éxito y el bienestar.

    Lo sorprendente de este arte es que puede ser aplicado por todos y en cualquier circunstancia, ya que es universal. Llevados a la práctica con sensibilidad e inteligencia, los principios que el Feng Shui propone pueden hacer que el sitio en que vivimos se vuelva especial y único, un espacio privado donde alcanzar la paz y la armonía tan largamente buscada.

    La casa que habitamos, el techo que nos cobija, podrá así transformarse en un auténtico hogar en el que se respire una atmósfera de plenitud. Y, sabemos, las condiciones de vida óptimas contribuyen siempre a mejorar nuestro humor, nuestra salud y a la vez nos impulsan y nos dan fuerza para alcanzar aquello que nos propongamos.

    Prosperidad, logros personales y la tan mentada felicidad pueden dejar de ser deseos inalcanzables. El cuidado de lo que tenemos más cerca, de nuestro hábitat más primario como puede ser nuestra vivienda, nos llevará también a tener otra mirada sobre ese hogar más amplio que es el mundo. Y la dedicación por volver nuestra casa un sitio puro y armónico será además un espejo de nuestro interior, de los valores que propiciamos, alejados de conductas pasatistas o desidiosas.

    De la mano de los principios filosóficos que sostienen la cultura y las creencias chinas, a lo largo de las páginas de este libro nos adentraremos en las formas profundas del Feng Shui, comprendiendo primero qué es el yin y el yang, qué significa la armonía y el equilibrio para los orientales, la vinculación con la numerología y el I Ching, y cuáles son los poderes de los cinco elementos, para luego ofrecer las fórmulas prácticas y las consignas precisas que nos permitirán armonizar nuestros hogares y también nuestras vidas.

    CAPÍTULO I

    LOS ORÍGENES DEL FENG SHUI

    Historias y leyendas

    E

    l término Feng Shui es relativamente moderno. Las palabras originales chinas para denominarlo fueron Ham y Yu. Ham significa recibir energía de los cielos, mientras Yu conecta a la Tierra con el resto de los cuerpos celestiales. Así podemos ver que Feng Shui es el intento de unir el cielo y la tierra.

    Es imposible establecer en qué año exactamente se comenzó a practicar Feng Shui en China, aunque en este país mantienen una leyenda sorprendente acerca de su origen, que por bella merece ser contada, más allá de su veracidad.

    Wu, el primero de tres emperadores míticos de la prehistoria china, se dedicó durante su gobierno a realizar trabajos de riego usando el agua provista por el río Amarillo. Un día, cuando el mismo Wu estaba al frente de su tropilla, vio una gran tortuga que emergía del río. La aparición de este animal, que es

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1