Desde bien joven me pirra el interiorismo. Lo he mamado en casa y a la que tengo unos minutos, leo revistas de decoración, veo todos los programas que puedo y sigo cuentas de interioristas. Es una de mis grandes pasiones. Podría perderme durante horas en una tienda de decoración, alfombras o cortinas, me pirra. Alucino con los cambios que se pueden lograr en una reforma o simplemente con papel, tela y pintura. Los interioristas hacen magia. Sin embargo, hay algo que no entiendo, algo que echo de menos en todos los programas, revistas y cuentas a las que sigo. No comprendo como en ninguno de estos programas, se tiene en cuenta el Feng Shui. Creo que es muy arriesgado porque un color equivocado, una mala distribución de los muebles, la colocación de una puerta o una cama en malas Estrellas, te puede dar muchos problemas y algunos, graves. Si sabes de Feng Shui, ya sabes de lo que estoy hablando. Pero es que hay más. La neuroarquitectura afirma también que los espacios influyen en la mente y en nuestras emociones. Se sabe que el cerebro humano es capaz de producir nuevas neuronas en la edad adulta cuando el entorno es estimulante, no solo eso, sino que un entorno adecuado puede cambiar nuestra conducta y modificar nuestro cerebro. Todo esto, te lo cuento en el episodio de hoy. ¿Interesante, no?