Pautas macrobióticas para equilibrar tu estilo de vida
LA PRÁCTICA MACROBIÓTICA CONTEMPORÁNEA
El buen discernimiento de la macrobiótica se basa en la comprensión de un pulso que no es ajeno a ningún fenómeno existente. Nada escapa a este pulso: es posible que, para algunas personas, sea un estudio intelectual estructurado, para otras una observación energética experimentada o incluso una realidad metafísica y abstracta; lo cierto es que este pulso refleja una unidad indivisible y, según el momento de la evolución en el que nos encontremos, lo percibiremos de un modo u otro.
Para entender este pulso, no podemos separar lo visible de lo invisible; todo es espiritual, es decir todo tiene su propio espíritu y la materia es una forma compacta del espíritu (en macrobiótica la llamamos Yang), y el espíritu es una forma dispersa (Yin) de la materia.
REALIDAD A LA VELOCIDAD DE LOS ÁTOMOS
Según Michio Kushi, el gran divulgador de la macrobiótica contemporánea y reconocido como persona de sabiduría entre sus seguidores, «El mundo material de los objetos y nuestros propios cuerpos, aparecen como una forma de sustancia, porque los átomos que los componen se mueven a una enorme velocidad en relación a la limitada capacidad captativa de nuestros sentidos».
Es lo mismo que sucede, por ejemplo, con las hélices separadas de un ventilador a alta velocidad de rotación, que nos da la sensación de ver un círculo continuo; son átomos vibrando en el espacio que forman un mundo sólido de materia aunque, en realidad, lo que le da aspecto de estabilidad, es su permanente energía vibratoria.
TIEMPO Y ESPACIO
Vivimos en dos dimensiones: tiempo y espacio. Todos los seres sintientes de la creación
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