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Libro electrónico186 páginas2 horas

Anestesia

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Información de este libro electrónico

"Las oportunidades solo pasan una vez en la vida, luego, se pierden para siempre."

Esta historia comienza cuando Mary se muda a Madrid, ella en su Alicante natal estaba enamoradisima de un chico, pero no sabia nada más que su nombre, Paulo, y que era amigo de Eric, un chico con el que Mary se llevaba muy bien, al mudarse ella perderá el contacto con Eric, y como consecuencia con Paulo, al que solo a visto una vez en su vida.

En Madrid todo es demasiado nuevo y raro para ella, es la única que no esta ni estudiando ni trabajando en su casa y tras una desesperada búsqueda de empleo se encuentra por casualidad con Daniel, que  por suerte para nuestra protagonista la proporcionara un trabajo.


A partir de este punto a Mary le espera romance, miedo, trabajo, recuerdos y muchos muchos lío

IdiomaEspañol
EditorialMSEspejo
Fecha de lanzamiento1 oct 2015
ISBN9781393338895
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    Anestesia - MS Espejo

    Ambas ediciones contienen;

    —CAPÍTULO 9 EXTRA Flashazo en la cara (DESDE LA VISIÓN DE PAUL) —

    —CAPÍTULO 10 EXTRA Encuentro inesperado (DESDE LA VISIÓN DE PAUL) —

    —EXTRA MINI ENTREVISTA A Paulo Sepoje escritor de La sombra del demonio

    —Extracto de Las sombras del demonio por Paulo Sepoje—

    —13—14 EXTRA ¿Porque Daniel no fue a buscar a Mary?—

    —CAPÍTULO 22 EXTRA La boda (DESDE LA VISIÓN DE DANA) —

    —CAPITULO 23 EXTRA Un viaje (DESDE LA VISIÓN DE DANIEL) —

    —CAPÍTULO 28 EXTRA Último intento (DESDE LA VISIÓN DE DANIEL) —

    La edición digital contiene;

    —Epílogo de Paulo—

    La edición en papel contiene;

    —Epílogo de Daniel—

    —1—

    Te sientes anestesiada cuando te enamoras, esa sensación de recién levantada cuando estas con esa persona de la que estás enamorada, ese cosquilleo en el estómago y esos ojos con la mirada perdida porque todavía la imagen de el en tu retina perdura durante unos minutos después.

    Así me sentía yo, era el amigo, de un amigo, y solo sabía su nombre, también algunas cosas que le gustaban, algunas de ellas las tenemos en común, pero poco sabía de él en realidad, ni siquiera tenía su número de teléfono.

    Le veía cuando quedamos todos juntos, en realidad quedamos tres, Paulo, Eric Zoya, y yo, Mary Bolston, este último lleva meses lanzando indirectas de, no sabría denominarlo, compromiso, noviazgo o vete tú a saber.  Era un chico súper agradable y me caía genial, de hecho antes de conocer a Paulo pensaba caer en las insinuaciones de Eric, la historia entre Eric y yo ya venía de años atrás, esas tensiones que piensas que algún día cesarán.

    Bueno, será mejor que empiece desde el principio.

    Hace tres años.

    Eric y yo íbamos a la misma clase de preparatoria para un examen para acceder a grado superior, los dos teníamos la ESO y queríamos acceder a un estudio superior sin pasar por Bachillerato, al principio solo nos veíamos en clase, pero al final nos hicimos bastante amigos, hasta hicimos el examen en el mismo instituto y suspendimos los dos, éramos unos desastres, el tenia novia, pero en algún momento en ese año de preparatoria lo dejaron y se acercó más a mí, la verdad es que me gustaba.

    Yo me había quedado sin amigos tras mi última ruptura y la verdad es que mi alma quería precipitarse a los brazos de Eric, pero la tenía novia, y cuando ya lo dejo con ella, yo lo veía como un amigo, o así quería verlo.

    Ese verano fue uno de los mejores de mi vida, Eric me hizo olvidar todas mis tristezas, cada vez que podía me hacía sonreír, nos dábamos largos paseos por el parque, me invitaba a helados cuando hacía mucho calor, veíamos alguna película en su casa, yo tenía un móvil viejo, y no tenia ADSL en mi casa, así que en la suya veíamos películas, y en los viajes de tren para dar paseos por la sierra nos veíamos alguna serie en su Smartphone o hablábamos de lo chulo que sería vivir en la montaña y banalidades felices que hacían mi vida mucho mejor en esos malos momentos.

    Para mi familia el que yo estudiara era muy importante, pero para la de Eric, él ya tenía un puesto en el supermercado de su padre, así que siempre decía que cuando estudiaba lo hacía por hobby, por tener algo, y que en el fondo estudiar la preparatoria le hizo conocerme y que menos mal, que necesitaba una Mary Bolston en su vida.

    Qué clase de chico dice eso, me derretía con él, era algo que no podía evitar.

    Pero había veces que estaba distante y que quedaba y me dejaba un poco de lado, yo no sé porque, pero a medida que pasaba el tiempo se alejaba más de mí, pase días rebanándome la cabeza, pensando en porque no quería quedar conmigo, en por qué no me llamaba, yo no quería llamarle, por si me decía que no quería quedar conmigo. Era demasiado cobarde para recibir un no tan rotundo por respuesta, y más de alguien a quien quería, no sabía porque, sabía que le quería, no sabía cómo, pero después de ese sentimiento de aturdimiento cuando te das cuenta de que estas enamorada vino un sentimiento de pena.

    No me llamaba, yo estaba desesperada por encontrar trabajo o si no me tendría que poner a estudiar algo que me gustara y seria pagando después del golpe del examen de preparatoria, pero todo eso no me había dolido hasta ahora y a medida que iban pasando los meses el sentimiento de aturdimiento paso de amor a rabia, intentaba pensar en otra cosa, necesitaba distraerme, me había quedado sola otra vez, no es la primera vez que la gente me decepciona de esta manera, sé que yo también he decepcionado más de una vez, pero debía encontrar un hobbie rápido.

    Un día me llamo Eric para quedar, después de que habían pasado varios meses sin saber de él.

    Yo estaba en un curso privado por el que mi padre tuvo que pluriemplearse para pagarme, y él estaba trabajando algunos días en el supermercado de su padre.

    Me daba miedo quedar con él, pero no podía decirle que no, quería preguntarle tantas cosas, que tal estaba, y porque demonios no me llamó durante tantos meses, que hice, que dije, por qué.

    Pero allí estaba, sola sentada con mi nuevo móvil gracias a un cambio de tarifa, un Smartphone escuchando música en las escaleras de la Renfe esperando, y cuál fue mi sorpresa cuando le vi llegar con un amigo, pensaba que quedamos solos.

    No le podía preguntar nada, no podríamos estar como antes, eso ya pasó.

    Y a quien trajo con él, me lo presentó como Paulo, era un chico de pelo corto bastante delgado, parecía en forma aunque no se distinguir bien eso, y al parecer era un amigo de un amigo de Eric con el que quedaba últimamente. Eso me alivio un poco, al menos no quedaba con una chica, o eso creía yo.

    —Bueno, ¿Dónde queréis ir? Dije yo

    —A mí me da igual. Dijeron casi a la vez ellos.

    —Pues podemos darnos una vuelta. Dije proponiendo algo, al menos para no quedarnos solo allí en la estación de pie.

    —Por mi bien. Dijo Eric, tan sonriente como siempre, no parecía que hubiera cambiado nada.

    Y nos fuimos al parque a andar y a encontrar un sitio cómodo y mullido para sentarnos.

    —2—

    Eric parecía igual que siempre, aunque menos cariñoso que de costumbre, y Paulo en cambio era un amor de chico, quizás algo tímido, pero muy simpático, no os voy a mentir era bastante mono.

    Y no sé cómo empezó el tema de las relaciones de pareja.

    —Sí, mi ex me puso los cuernos, la perdone y al final me dejó ella, porque se enamoró del chaval, no tenía nada que hacer. Dijo Eric.

    No sabía que le había pasado eso, de hecho pensé que el la dejo porque yo le gustaba la verdad, no es por ser egocéntrica, pero era lo que parecía.

    —Pues yo siempre he tenido unas relaciones bastantes complicadas, ni novias, ni siquiera los llamados rollos, otro tipo de relaciones, y es que las mujeres sois tan enrevesadas. Dijo Paulo poniendo una cara muy graciosa.

    En ese momento Paulo me pareció tan sumamente adorable, nunca he sido muy enamoradiza, pero no sabía que me pasaba últimamente, quizás estaba falta de cariño, quien sabe.

    Después de una tarde bastante agradable, a pesar de que la había vaticinado horrible y desastrosa por encontrarme con Eric, el parecía lo más normal del mundo, no había un cambio extraño en él, quizás solo necesitaba tiempo solo, sin mí, quiero decir.

    Pero aun así seguía teniendo esa espinita clavada.

    Al irnos Eric iba en dirección contraria, y Paulo iba en mi misma dirección, fue como una sensación de mariposas y nerviosismo que casi no podía hablar con él, dios mío, qué me pasaba, quería disfrutar de esas sensación pero estaba él allí a mi lado sonriéndome y contándome algo de sus estudios, yo solo podía mirar su sonrisa, sus ojos, todo el me hacía sentir tan bien y segura, y eso que no lo conocía casi, será eso a lo que llaman flechazo, o no sé, simplemente fuera el enfocar mi tristeza por Eric en él, es verdad que no quedaba con nadie, y era la primera vez en meses que salí a la calle para quedar con alguien.

    Paulo se bajó en mi parada que era antes que la suya, para despedirse de mí, que clase de chico hace esas cosas, porque no un simple hasta luego y dos besos en el tren, mi nerviosismo me hacía solo decir tonterías y hasta meterme con él, aunque él se lo tomaba a broma, y yo no lo decía para ofender.

    Me dio dos besos y le dije que me tendría que enseñar sus relatos, ya que en algún momento comentó que escribía, y me dijo que se lo recordará la próxima vez que nos viéramos para traerlos, y le dije que no tenía su móvil ni nada, y me miró con esa dulce sonrisa y me dijo;

    —Si te interesa, encontrarás la manera. Me guiño un ojo, cogió su tren y se marchó.

    Y allí me quedé, con ese sentimiento de anestesia.

    No sabía más que su nombre. Que pretendía con eso, que quedase con él a través de Eric, llamarle solo para interesarme en que quede con él para vernos, no entendía nada.

    Y pase los días posteriores interesándose por los métodos de escritura y escritores y en definitiva, lo que a él le gustaba, para poder hablar con él de ello, pareció que le sorprendió que comentara algo del último premio de las letras, y viendo su reacción de ilusión decidí aprender más sobre el tema.

    No sabía cuándo íbamos a quedar ni siquiera si le iba a volver a ver, pero esta ilusión me inundaba por momentos, cuando me olvidaba ese sentimiento de anestesia me animaba a seguir adelante, me hacía los días lluviosos soleados y los días grises más claros que nunca, era un sentimiento tan agradable que me gustaría haberlo compartido con todo el mundo de mi alrededor.

    Mi índice de felicidad pasó de un día para otro de cero a mil millones, mi ilusión por todo, mi aspecto, mis ganas, todo era mejor, ese sentimiento me hacía ser una Mary mejorada, una Mary dos punto cero.

    Y era verdad, todo me iba mejor, pero había momentos de bajón, de cómo demonios iba a encontrarle, a verle, podían pasar meses, necesitaba más de este sentimiento de anestesia.

    —3—

    Iban pasando los días y a pesar de no poder alejar mi mente de Paulo, Eric me llamo para quedar.

    No podía decirle que si íbamos a quedar solos, o me iba a traer al guapo y adorable Paulo, así que fui allí esperando que viniera Paulo después de todo, pero no fue así.

    Pase una tarde maravillosa con Eric, un paseo bajo los árboles del parque, tumbarnos en la hierba sin preocupaciones mirando hacia el cielo, y hasta me invitó a un helado, un amor vamos, el Eric que había conocido antes de este periodo de pausa injustificada.

    Me gustaría haberle preguntado por esa pausa, pero si él no decía nada prefería no estropearlo, y así fue como Eric y yo volvimos a las viejas andadas de ese  medio tonteo inocente.

    No tenía esa sensación como con Paulo, pero estar con Eric me era tan familiar, tan cómodo, nunca había rencores, todo era siempre tan apacible junto a él.  Me gustaba Eric, pero como le había rechazado alguna vez, aunque nunca lo habíamos dicho claramente ninguno de los dos, pero, son esos matices que algunas personas no pillan, pero que para Eric y para mi eran ya demasiado familiares.

    Pero, pasaron los días, y me toco mudarme a otra provincia, ya que no estudiaba, a mis padres les dio igual que me dejaran sin amigos, como si en una nueva provincia, sin estudiar ni nada fuera a estar mejor, no miraron nada por mí y simplemente nos marchamos.

    Me despedí de Eric, a pesar de que deseaba despedirme de Paulo no quería decirle nada a Eric para estropearlo.

    Y así me encontré yo de un día para otro, en una nueva ciudad, solo manteniendo una breve correspondencia con Eric que sabía que se esfumaría a medida que pasara el tiempo.

    Así transcurrieron los primeros días en mi nueva ciudad, Madrid, con lo feliz que era yo en mi ciudad natal Alicante, es verdad que no era mucho de playa, pero bueno, por lo menos sabía que la tenía ahí si quería ir.

    Mis dos padres ya tenían trabajo en Madrid, mi padre se vino a

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