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Campo de guerreros
Campo de guerreros
Campo de guerreros
Libro electrónico147 páginas1 hora

Campo de guerreros

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Información de este libro electrónico

«Toma tus armas y pon la frente bien en alto, porque la batalla inicia y debes ganar la guerra que desde que naciste inició.»
Maria Jiseth Giraldo

Campo de guerreros es un reflejo de aquella batalla interior que cada uno libra día a día, con la diferencia de que al igual que la de los demás, tiene sus propios enemigos, aliados y un sin fin de batallas particulares libradas según la forma de proceder de cada cual.

Maria Fernanda Scraus es una mujer que a lo largo de su vida se enfrenta a enfermedades, amores y desamores, vida y muerte. Poniéndose cara a cara con ellos de especial forma. Teniendo como únicos aliados a Dios, su madre, hermanos, amigas, y al amor de su vida.

IdiomaEspañol
EditorialCaligrama
Fecha de lanzamiento15 ene 2016
ISBN9788491123064
Campo de guerreros
Autor

Maria Jiseth Giraldo

Colombiana nacida en Bogotá en 1997, Maria Jiseth Giraldo creció aprendiendo a ver la esencia del mundo que le rodeaba concluyendo así, pese a su corta edad, que la vida es una batalla real para la cual debemos estar bien armados. También considera que a veces es necesario aislarse un poco de la realidad e invita, amigo lector, a dar un viaje por una nueva historia, nadar en ella lo más profundo que desee y a reinventar la suya. Maria Jiseth inició la escritura de este libro a sus quince años. Durante los siguientes años tomó clases de violín, de recursos humanos y se caracterizó por querer ser siempre líder en su colegio. Ahora, es estudiante de psicología.

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    Campo de guerreros - Maria Jiseth Giraldo

    Agradecimientos

    Guerreros

    Gracias a todos mis aliados en esta batalla…

    Al creador de esta guerra: Dios.

    A la razón por la cual me levanto día a día: mi madre

    A mi padre, mis hermanos, amigos, maestros, familia, impulsadores todos de este sueño.

    A los que creyeron en mí, y a los que no, porque todos me hicieron demostrar que sí puedo.

    A todos los que me dieron una oportunidad.

    A todos ustedes especial dedicatoria, pero sobre todo a Mafe Florez, algún día nos encontraremos en el paraíso.

    Mil y Mil Gracias.

    María Jiseth Giraldo.

    Capítulo 1

    Estoy sentada en un lugar de la habitación, por la vista sé que estoy en una esquina, cuando de pronto veo a mi madre entrar y la veo llorar, a pesar de mi escasa edad sé que algo anda mal, porque muy pocas veces la veo así, sé que es una mujer muy fuerte.

    Luego, entran mis tres hermanos y le preguntan qué le ocurre, me acerco para saber que está pasando, ella nos dice que se acaba de enterar que mi padre la ha estado engañando por largo tiempo y dicho esto estalla en llanto, mis hermanos y yo nos miramos desconcertados y yo aún más, soy muy pequeña para entender la situación.

    Cuando llega mi padre todos estábamos sentados en el sofá dispuestos a soltarle un montón de preguntas que durante unas cuantas horas habían surgido, ¿hace cuánto? ¿Con quién? y la más importante, ¿por qué?

    Pero todas aquellas preguntas no tardan en tener respuesta, mi madre no resiste la situación y se ve obligada a sacar a mi padre de la casa y quedarse ella, sola con cuatro hijos, el mayor de tan solo trece años y yo apenas una niña de cuatro años, una niña que espera todas las noches a que llegue su héroe, para jugar con ella, para mimarla, para decirle que era la niña de sus ojos la niña esperada de la casa, porque en realidad soy la única niña, y él claramente no es un héroe porque maltrata a mi madre y la engaña con otras mujeres y a pesar de ser responsable como padre no lo es como hombre.

    Yo lloro todas las noches, porque ese héroe al que estoy acostumbrada a esperar cada noche, obviamente no va a llegar, me enfermo y mi madre se tiene que quedar todas las noches en vela, para cuidar que mi fiebre no suba demasiado, como si no fueran ya suficientes sus preocupaciones.

    Capítulo 2

    He crecido un poco, o bueno lo suficiente como para entender que mi padre ya no volverá en la noche a juguetear conmigo y luego para velar mi sueño, así que trato de entender la situación, llorar menos y causarle poco problemas a mi madre.

    Mis hermanos tratan de apoyarla pero todos estamos muy chicos, el único que conoce bien la situación es mi hermano mayor, para el cuál es todavía más difícil pasar de ver a una mujer activa sonriente y dedicada, a ver a una mujer acostada en la cama, llorando porque no sabe qué hará ella sola con cuatro hijos.

    Mi padre tiene otra mujer, ella es mucho más joven que él y yo voy a quedarme a su casa cada dos semanas, ella trata de tolerarme pero la verdad es que no me hace muy buena cara cuando me ve, mi única alegría por ir donde mi padre es verlo y estar con él. Aunque en la mañana sale a revisar sus negocios y en la tarde está viendo fútbol, me basta solo con verlo.

    Al principio la situación no es muy agradable, eso de tener que ver a mi padre compartir con una mujer que no precisamente es mi madre, no es fácil para mí, aunque bueno apenas tengo cinco años y no tengo un gran recuerdo de mi padre y mi madre juntos, ella no me resulta familiar, y siento que la extraña aquí soy yo, pero, si ahora no es agradable la situación luego se pondrá algo insoportable.

    Capítulo 3

    Llego del colegio y me dedico a alistar la ropa que me pondré durante este fin de semana que pasare con mi padre, alisto un par de cosas y espero a que él llegue por mí, siento el inconfundible sonido de el pito de su carro y salgo corriendo, cuando veo por la ventana sé que está ahí esperándome, me despido de mi madre.

    Cuando llego a su casa, diana, la mujer de mi padre me recibe con una muy mala cara y parece que mi padre no se percatara de ello. Al día siguiente me sirve un gran desayuno y sé que no hace parte de un gesto amable, ella sabe más que nadie que no soy buena comiendo, me lleno fácil y pocas cosas me gustan, trato de comerme lo que más puedo pero, cuando voy a la mitad siento que estoy tan llena que mi estómago explotara si le doy algo más.

    Le digo que estoy muy llena como para comerme todo lo que me ha servido, y de inmediato se me acerca y por su cara sé que está muy molesta, me toma del brazo y me saca del comedor de un tirón, comienza a gritarme a decirme que no como nada que solo me gustan los dulces, sus gritos hacen que se haga un nudo en mi garganta, en casa no se acostumbra a levantar la voz y ella ya me está lastimando, trato de soltarme pero, mi brazo es muy frágil y pequeño comparado con su gruesa figura.

    Cuando termina salgo corriendo a un cuarto y me siento en la cama a llorar, sin entender muchas cosas, ¿por qué estoy aquí? por qué me grita una mujer la cual no conozco, la cual me quito a mi padre a ese héroe que se marchó sin decir por qué ¿por qué mi madre no está conmigo en este momento? ¿Por qué no está para abrazarme y decirme que todo estará bien? me siento tan mal, tan sola.

    Capítulo 4

    Es domingo y vuelvo a mi casa, mi madre me dice que estoy pálida, y que mi actitud es grosera, me callo y miro al piso me siento triste, culpable y poco merecedora del amor de ella. ¿Por qué estoy actuando así? ¿Por qué no me defiendo?, sé que soy chica, pero desde ya tengo que aprender a hacer valer mis derechos, voy a un lugar donde soy ignorada, pisoteada, maltratada, no hablo, no me defiendo, y llego a mi lecho a mi hogar donde esta esa mujer divina, esa mujer que me da todo su amor, su entrega, y levanto la voz, grito, soy grosera y malcriada.

    Pero, en parte no es mi culpa, yo solo desahogo mi impotencia, sé que lo hago con la persona equivocada, pero no puedo controlarlo, Diana me produce una extraña combinación de sentimientos, que según mi madre se llama temor, yo solo sé que al verla siento que mis pequeñas y débiles piernas tiemblan, que mi corazón se acelera, mis ojos se llenan de lágrimas y siento la necesidad de salir corriendo a esconderme en los calurosos y protectores brazos de mi madre, si, es increíble que estando en la casa de mi padre no encuentre refugio en él, parece una estatua a la cual solo voy a visitar y a observar su belleza, una estatua que no me devuelve las miradas y palabras.

    Después de algunos años sigo yendo a la casa de mi padre y volviendo con la misma actitud a mi casa, ahora tengo una hermanastra de 6 años, que hizo de la estadía en casa de mi padre un infierno vivido en carne propia, es la protegida de mi padre y hace que Diana me tolere aún menos es consentida y me veo obligada a jugar con ella para evitar el castigo cruel de mi padre y las injustas palabras de Diana; los que conocen pedazos de mi historia, digo pedazos porque solo Dios y yo sabemos lo que vivo, me dicen que porque a mis 12 años sigo yendo donde mi padre y peor aún por qué a esta edad no me defiendo, yo María Fernanda Scraus me limito a decir: amo a mi padre y solo me conformo con verlo ante esto resisto lo que

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