Omar Sánchez habla por primera vez tras su ruptura con Anabel Pantoja: “No nos teníamos que haber casado”
“He pensado que había una tercera persona, pero como la quería y la quiero tanto, me la creo porque no hay pruebas de nada. Pongo la mano en el fuego por ella”
“Yo, ahora mismo, solo pienso en que si pudiera, volvería con ella”
O MAR Sánchez aún no se cree que su matrimonio solo haya durado cuatro meses. Apenas 120 días. Se enfrenta a esta entrevista reconociendo que aún sigue en shock y que todo le parece un mal sueño. De hecho, aún le cuesta hablar de Anabel Pantoja, su mujer, en pasado y el subconsciente le traiciona en alguna ocasión hablando de un futuro juntos que, desgraciadamente, ya no podrá ser.
Precisamente por eso, porque aún no ha digerido su nueva situación sentimental, Omar llega a su cita con SEMANA aparentemente contento, risueño e incluso bromeando con la brevedad de su matrimonio. Pero sus ojos terminan contando lo que él calla y, tras esa sonrisa blanca tan perfecta que destaca en el moreno de su piel, su mirada está triste. “Lloro todos los días”, confiesa.
Omar Sánchez, el surfista canario que perdió su anonimato para ser el marido de la sobrina de Isabel Pantoja, se sienta para dar por fin su esperada versión sobre su ruptura con Anabel. No es una venganza, ni siquiera una respuesta a la colaboradora, solo es el testimonio que completa una historia del todo inverosímil. “Yo sí me casé enamorado al 100%”, dice. Y remata: “Si hubiese sabido lo que sé ahora, no me habría casado”.
Omar, ¿cómo estás?
Estoy en un momento complicado. Estoy afectado y me duele todo lo que está pasando porque la he querido y la quiero mucho. Ha sido ella la que ha tomado esta decisión (la de romper) y yo estoy en otro punto. Yo necesito sanarme y ojalá algún día seamos amigos. De momento, la he pedido que no hablemos y no quiero verla. Verla me hace daño.
Pero la has visto estos días para gestionar la mudanza…
Sí, la vi el día de la mudanza, pero no es lo que estaba previsto. Yo no quería verla y prefería que ella vaciase la casa sola, sin que yo estuviera. Al final, nos encontramos y estuvimos charlando.
¿Qué te dijo?
Nada. Yo iba en el coche y, de repente, tocó el cristal y vi que era ella. Yo
