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El paradigma del capital social: Sus aplicaciones en la cultura, los negocios y el desarrollo
El paradigma del capital social: Sus aplicaciones en la cultura, los negocios y el desarrollo
El paradigma del capital social: Sus aplicaciones en la cultura, los negocios y el desarrollo
Libro electrónico614 páginas8 horas

El paradigma del capital social: Sus aplicaciones en la cultura, los negocios y el desarrollo

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El paradigma del capital social muestra la forma en que la creación de redes de apoyo, simpatía, colaboración y solidaridad construye capital y cómo este puede contribuir tanto al bienestar socioemocional como económico. El entorno social se construye a partir de lazos afectivos que pueden ser de ayuda o utilidad para superar una situación difícil o aprovechar mejor las oportunidades tanto a nivel individual como familiar, comunitario o social. Todos los seres humanos formamos parte de una extensa red social que nos protege y constituye y que, por tanto, es de vital importancia en los distintos ámbitos de nuestra existencia. A través de la historia, las tradiciones, la cultura y el mundo de los negocios se describen en estas páginas cómo se van entretejiendo y conformando las relaciones sociales y económicas en América Latina. De un modo sencillo y accesible y con numerosos ejemplos, sus autores muestran de qué forma el paradigma del capital social es el instrumento que sirve para explicar cómo las relaciones importan y cómo influyen en la mejora de la calidad de vida y salud de las personas.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento1 oct 2019
ISBN9788490978450
El paradigma del capital social: Sus aplicaciones en la cultura, los negocios y el desarrollo

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    El paradigma del capital social - BRYAN K. RITCHIE

    autoría.

    INTRODUCCIÓN

    De todos es sabido que quien tiene un amigo tiene un tesoro y esto nos demuestra lo fundamental que son las relaciones sociales en nuestra vida. Parece que cuanta más vida social y más amigos tengamos, mejor serán nuestra salud y nuestras oportunidades de vida. A los amigos se añade el entorno familiar, que re­­presenta un apoyo incondicional para enfrentar ciertos problemas de salud o económicos o hacer negocios, entre otros. En este sentido, las personas que conservan buenas relaciones sociales están fomentando su calidad de vida y salud.

    Estas relaciones sociales están implícitas en un término de gran relevancia, como es el capital social. En este libro definimos el capital social como la simpatía de una persona o grupo hacia otra persona o grupo. Esta simpatía se refiere a la afinidad, empatía, asociación o relación entre personas o cosas, donde lo que afecta a uno afecta al otro de forma similar.

    La extensión con la cual el concepto del capital social puede ser útil depende de nuestra capacidad crítica para definirlo y medirlo. Uno de los grandes problemas de la literatura sobre el capital social, como veremos en este libro, es la falta de habilidad de los investigadores y sus disciplinas para ponerse de acuerdo con una definición y medida del capital social. Sin una definición con la que se pueda trabajar el término capital social, que significa muchas cosas, disminuye en gran medida su valor y su utilidad. Sin embargo, una vez definido el capital social, puede ser aplicado para entender resultados sociales, políticos y económicos a través de las relaciones individuales, comunitarias e internacionales.

    El capital social es esencial no solamente para nuestro entorno social y bienestar económico, sino también para nuestro bienestar socioemocional: es el origen de los bienes socioemocionales (BSE). En este libro examinamos cómo este tipo de capital puede ser utilizado tanto para nuestro bienestar socioemocional como para nuestro bienestar económico.

    El entorno social en el que nos movemos se va construyendo con lazos afectivos que en algún momento son útiles para superar una situación o para aprovechar mejor las oportunidades. Todos los seres humanos forman parte de una extensa red social que nos protege y contribuye a la creación de la identidad. Este entorno lo componen todas las personas que son fundamentales y que rodean los distintos ámbitos en los que participan las personas a lo largo de su vida. Este entorno es de vital importancia para el crecimiento y el bienestar personal y familiar.

    Este libro describe los diferentes tipos de lazos en los que se encuentran inmersas las personas y que prevalecen en las relaciones; así, encontramos el ca­­pital social de vínculo, el capital social de nexo y el capital social de puente. El capital social de vínculo se refiere a los sentimientos simétricos de simpatía que pueden ser débiles; cuando son fuertes se refiere al capital social de nexo. El capital social de nexo puede existir entre los compañeros de trabajo y puede ser temporal. El capital social de vínculo puede ser heredado por los miembros de la misma familia o creado con un fuerte compromiso, como en un matrimonio o un compadrazgo, o bajo amenazas fuertes; tal es el caso de personas que comparten un enemigo común, y generalmente es duradero. El capital social de puente es el que existe entre las personas en posiciones asimétricas de poder y que poseen recursos. En este tipo de relaciones una persona se encuentra en una posición mucho más fuerte para conceder beneficios a otra, como en el caso de un profesor y un estudiante, una madre y un hijo, un oficial en el Ejército y un soldado, un jefe y un subordinado. El capital social reside en las personas cuyas conexiones forman redes, también reside en las estructuras sociales más amplias.

    El capital social posee ciertas características: por ejemplo, es durable, las relaciones de simpatía pueden durar toda la vida e incluso abarcar generaciones futuras; produce un flujo de BSE que tienen valor debido a que satisfacen necesidades socioemocionales, aunque requiere de un medio para producir e intercambiar BSE. Los BSE están implícitos en objetos y transforman la función, el valor y significado de estos. Los objetos pueden tener un valor de apego cuando están imbuidos con BSE.

    El capital social puede sustituir a otras formas de capital: por ejemplo, se puede ayudar por dinero o por amistad. La habilidad de una persona para influir en las acciones de otros depende en parte del poder de capital social de una persona; la creación y el uso del capital social son regulados por las instituciones formales e informales.

    Los procesos de globalización y localización pueden ser entendidos como un intercambio entre la eficiencia de las relaciones impersonales en comparación con la satisfacción emocional de las relaciones personalizadas. Nuestras relaciones nos pueden conducir a diferentes niveles de participación en la política de forma pasiva o activa, lo cual determina en gran medida nuestras estructuras políticas. Adicionalmente, las conexiones sociales tienen impacto en el valor de nuestros productos y los términos bajo los cuales estos son in­­tercambiados.

    La reducción de la pobreza puede ser explicada por el acceso a las relaciones correctas o a las relaciones con aquellas personas que cuentan con recursos y capacidades para enriquecernos. Ya que el capital social altera los tér­­minos y niveles de intercambio, este influye en la distribución del ingreso. En este libro se considera que las políticas para el desarrollo y las teorías para la re­­ducción de la pobreza generalmente han sido menos exitosas de lo esperado porque han ignorado la influencia del capital social que no ha sido observado previamente.

    En este libro, exponemos cómo los cambios en los niveles de capital social alteran los términos y nivel de comercio y, por lo tanto, alteran el ingreso del hogar. La densidad y riqueza de las redes de capital social con las que las personas cuentan determinan los términos de comercio que las personas realizan a cambio de sus bienes y servicios. Por ello, en esta obra se expone que los cambios en el nivel del capital social tienen efectos en la distribución del ingreso usando dos enfoques diferentes: el primero usa modelos de producción para mostrar cómo el capital social permite internalizar externalidades, incrementa el nivel de ingresos y reduce la disparidad de estos; el segundo muestra cómo el capital social organiza el comercio entre grupos ricos en capital social. Debido a que el tamaño del grupo determina las oportunidades para el co­­mercio y la especialización del trabajo y el alcance por el cual las externalidades son internalizadas, el ingreso por miembro del grupo se incrementa con el tamaño del grupo.

    Este libro no solo relata la importancia del capital social: es un libro que describe, a través de la historia, las tradiciones, la cultura y los negocios, cómo se van entretejiendo las relaciones sociales y económicas en América Latina. Es un libro que adquiere importancia por el dominio de un tema relevante en el intercambio económico, como es el capital social. Las historias que se presentan le dan valor agregado al mostrar la importancia de las relaciones.

    Esta obra se nutrió de las experiencias vividas de un equipo de colegas a lo largo de todo el proceso de creación del libro. Esta riqueza de experiencias nos permitió reunir historias sobre el efecto de las relaciones en diferentes circunstancias, como el huracán Irma, la Copa Mundial de Fútbol en Rusia 2018, la explosión del volcán de Fuego en Guatemala, la importancia de tomar té mate en Argentina, las reuniones de las familias ticas de Costa Rica, las patronas en el sur de México, que alimentan a los migrantes en el tren de la muerte, y la manera como se conforma el grupo de empresarios más fuertes de México, además de una serie de anécdotas más que fuimos descubriendo a lo largo del libro y que dan cuenta de la importancia de las relaciones, sin que estas se suscriban a un país específico, a un tiempo o a una situación particulares, sino que están presentes a lo largo de nuestra vida y en todo momento.

    El enfoque de este libro, expuesto de una forma muy simple, consiste en explicar cómo las relaciones, un recurso invisible, influyen en nuestra habilidad para preservar a nuestros amigos y negocios. El instrumento para explicar cómo las relaciones importan y cómo podemos usarlas para procurar a nuestros amigos y negocios es el llamado paradigma del capital social.

    Muchos profesionales, sin saber lo que es el capital social ni ser especialistas en el tema del mercado laboral, lo saben aplicar por insinto. Como ejemplo, las declaraciones de un dentista anónimo: Esta es una carrera muy difícil, solo 3 de cada 10 dentistas llegan a tener rentas considerables. El den­tista argumentó que los 7 dentistas restantes que no obtienen dichas rentas es porque no logran tener una cartera de clientes amplia; después expandió sus comentarios señalando que la cartera de clientes se va construyendo con el tiempo, a través de familiares, amigos, conocidos que van pasando la voz, clien­tes satisfechos, básicamente de las relaciones que se tienen y que se van construyen con el tiempo. Las relaciones importan e im­­portan mucho.

    El paradigma del capital social se enmarca en los mismos supuestos de la economía del comportamiento. Tales supuestos consideran el hecho de que los agentes que toman decisiones no son perfectamente egoístas, carecen de la fuerza de voluntad perfecta y no están completamente informados. Estos supuestos son respaldados por los principales representantes de la economía del comportamiento como Amos Tversky, Daniel Kahneman y Richard Thaler, quien se unió más tarde. Todos ellos han desafiado los supuestos subyacentes a la economía neoclásica y han creado nuevos cuestionamientos sobre las interacciones e intercambios entre los agentes.

    Aun cuando la economía del comportamiento se encuentra bien definida en cuanto a que estudia los efectos de los factores psicológicos, sociales, cognitivos y emocionales que afectan las elecciones económicas de los individuos, desafortunadamente no cuenta con un paradigma unificador como el ofrecido por la economía neoclásica. El conflicto radica en los supuestos que consideran el yo versus el nosotros, donde los agentes individuales con libertad para elegir son influidos por sus redes y la solidaridad social. En esta obra se explica y desarrolla el paradigma del capital social, que representa la pieza que falta en este nuevo enfoque de la economía, donde las relaciones importan y tienen una gran influencia en nuestras amistades y el mundo de los negocios.

    En los capítulos que siguen, ampliaremos las ideas presentadas en esta introducción. En el capítulo 2 definimos el capital social y describimos sus cualidades como capital. Posteriormente, en los capítulos 3 y 4 explicaremos cómo las relaciones y el capital social son importantes y por qué no es siempre correcto suponer motivaciones egoístas detrás del comportamiento social o económico.

    En los capítulos 5 al 10, explicamos en detalle el paradigma del capital social, que reconoce las contribuciones de un amplio rango de perspectivas de las ciencias sociales e incluso define y mide al capital social de una manera rigurosa. Comenzamos en el capítulo 5 tratando de otorgar al lector un panorama general del paradigma con todas las interacciones de sus componentes. Luego definimos y clarificamos los componentes del paradigma: BSE (capítulo 6), valores de apego (capítulo 7), instituciones (capítulo 8), redes (capítulo 9) y poder (capítulo 10).

    Finalmente, los capítulos que van del 11 al 17 aplican el paradigma del capital social a áreas de interés empírico. Los capítulos del 11 al 13 se enfocan en intercambios, distribuciones y al problema de la pobreza. Los últimos cinco capítulos, del 14 al 17, introducen los temas para inducir a la investigación sobre las posibilidades del paradigma del capital social.

    CAPÍTULO 1

    LAS RELACIONES IMPORTAN

    Ningún hombre es una isla entera por sí misma; cada hombre es […] parte de lo principal […]. La muerte de cualquier hombre me afecta porque soy parte de la humanidad; y por lo tanto nunca sé por quién doblan las campanas; ellas doblan por ti…

    John Donne (1624),

    Meditación XVII

    Introducción

    Con el argumento anterior, el poeta John Donne afirmaba que todos estamos conectados. Y debido a que todos estamos conectados, las relaciones importan, e importan mucho. Para un individuo, las relaciones son relevantes debido a que estas influyen en el entorno donde vivimos, lo que estudiamos, nuestro bienestar social y económico y la forma en la que nos ganamos la vida, así como con quiénes interactuamos. En los grandes conglomerados de la sociedad, las relaciones son importantes debido a que influyen en la adopción de leyes, en las actividades económicas, en el cuidado del medio ambiente, con quiénes suscribimos tratados y con quiénes hacemos la guerra. Debido a que las relaciones importan —e importan mucho— necesitamos prestar más atención al cómo, por qué, dónde y cuándo estas son importantes.

    Intentar alcanzar nuestras metas económicas y sociales sin prestar atención a nuestras relaciones es como tratar de cruzar con los ojos vendados un vestíbulo repleto de personas cuando nos dirigimos a una reunión importante. Al cruzar a ciegas, podríamos chocar con otros, que impedirán nuestro progreso y se irritarán. Por el contrario, nuestros amigos nos dan dirección y aliento a lo largo del camino, y así podemos cruzar de forma exitosa el vestíbulo.

    Este libro tiene como objetivo describir las relaciones y la forma en la que podemos tratarlas, lo que nos facilitará alcanzar más eficientemente nuestros objetivos económicos, políticos y sociales, con mayor utilidad y equidad. Escribimos esta obra con la intención de remarcar la insuficiente atención que se pone a las relaciones y su importancia para alcanzar nuestros objetivos económicos y sociales. Alguien dijo un vez que los peces fueron los últimos en descubrir el agua. Parece que los humanos no hubiéramos descubierto aún que las aguas en las que nadamos son nuestras relaciones. Cuando estamos en un cuarto lleno de personas, nuestra habilidad para navegar depende de nuestra habilidad para manejar dichas relaciones: así, las oportunidades de que una persona aislada tenga éxito son limitadas.

    BRASIL, PRÁCTICA DE NEGOCIOS

    Una página web mencionó que existen normas para hacer negocios en Brasil, al parecer la norma más importante consiste en hacer que la gente se sienta importante y apreciada. Entre las normas, se mencionan las siguientes: las relaciones de negocios, aunque parezcan informales, son muy sofisticadas. El contacto personal es muy valorado. El primer contacto puede hacerse por carta, seguido de una llamada telefónica.

    A los hombres se les da la mano, a las mujeres a veces se les da un beso en la mejilla. Una mujer tiende la mano primero si prefiere dar la mano. Las relaciones se vuelven amistosas muy rápidamente. El abrazo es una forma de saludo muy frecuente entre personas que se conocen y se aprecian. El primer contacto es relativamente formal y se emplean títulos distintivos como señor, doctor o ingeniero, según la edad y las calificaciones.

    Las relaciones de negocios son, ante todo, relaciones humanas. Es importante conocer a su contacto/interlocutor antes de la negociación. El buen entendimiento y la confianza recíproca son muy valorados. La frontera entre las relaciones personales y profesionales es más bien vaga.

    A partir de: Banco Santander (disponible en https://es.portal.santandertrade.com/establecerse-extranjero/brasil/practica-de-negocio [consultado el 20 de mayo de 2017]).

    ¿Cómo estamos conectados?

    La forma más fácil de observar que las relaciones importan es examinando simplemente nuestras conexiones físicas y económicas. Nosotros no fabricamos nuestra ropa, no construimos nuestras casas, no producimos nuestros alimentos solos ni realizamos nuestros propios servicios de salud solos. Dependemos de otros para estos productos y servicios, y de otros miles. Estas conexiones económicas son posibles debido a la especialización y al comercio, las cuales mejoran nuestro bienestar económico comparado con la vida que podríamos llevar si nosotros mismos tratáramos de proveernos de aquello que necesi­­tamos.

    Aparte de nuestras necesidades económicas, también tenemos necesidades socioemocionales. Estas incluyen la necesidad de experimentar cariño, la de validación y la de estar informados acerca de los demás, acerca de los eventos que afectan nuestras vidas y lo que nos rodea, y de los resultados de nuestras elecciones. Tanto nuestras necesidades económicas como nuestras necesidades socioemocionales requieren que estemos conectados socialmente para poder satisfacerlas. Es muy difícil en uno y otro caso que podamos satisfacerlas de modo aislado.

    Estas necesidades socioemocionales y los BSE que las satisfacen son importantes. Los científicos sociales, especialmente los economistas, le han otorgado menos atención que a las necesidades económicas y a los bienes económicos, de manera que, cuando los economistas enseñan e investigan los diversos elementos del sistema económico, el análisis generalmente toma lugar desde la perspectiva de los participantes impersonales organizados para producir, financiar, comercializar y consumir bienes económicos y servicios de la manera más eficiente. Lo que falta en la mayoría de los análisis económicos es reconocer que los agentes económicos tienen importantes necesidades socioemocionales que requieren de los BSE para satisfacerlas. Tal vez se ignoran las necesidades socioemocionales y los BSE debido a la dificultad que se tiene cuando se intenta identificarlos. Al ignorarlos, los esfuerzos para medir la condición de salud emocional generalmente llevan a buscar manifestaciones físicas del consumo de BSE.

    JUNTOS Y FELICES

    Compartir una reunión en un evento en comunidad, como una fiesta religiosa, nos hace deleitarnos con exquisita comida, pero lo más importante es poder reunirnos con familiares y amigos que no habíamos visto en mucho tiempo, o con los que no habíamos podido reunirnos en circunstancias diferentes. El placer de convivir y disfrutar juntos no tiene precio.

    Según la encuesta mundial de valores, los países que reportan un nivel más alto de felicidad en el índice de felicidad son aquellos donde las conexiones sociales son mayores: estos países a su vez reportan mayor esperanza de vida, es decir, la gente en dichos países vive más tiempo.

    A partir de: World Values Survey, Wave 6 (2010-2014).

    Consideremos los desafíos que tenemos cuando intentamos describir nuestros BSE y el valor derivado de nuestros intercambios socioemocionales. No podemos observar directamente qué ocurre dentro de nosotros cuando se nos saluda de una manera cariñosa, o cuando alguien (cuya opinión valoramos) reconoce que nuestro trabajo es importante. No podemos observar directamente cómo el intercambio de BSE cambia nuestras relaciones después de un intercambio de regalos o cuando prestamos un servicio. No podemos observar directamente el efecto negativo de los BSE producidos por la separación de nuestra familia y amigos, los cuales generalmente son la fuente de nuestras experiencias de cariño y validación. No podemos escribir con precisión una ecuación para describir la necesidad de los BSE. Y no existe un peso o medida de volumen asociada con nuestra necesidad de BSE, aun sabiendo que es importante para nuestro bienestar físico o para nuestra seguridad. Todavía no sabemos que los BSE son importantes y que producen respuestas físicas que incluyen logros educacionales.

    LA REINSERCIÓN DE LOS MIGRANTES DE RETORNO

    Últimamente es mayor el número de personas que regresan a sus lugares de origen, no solo a México, sino en general a muchos países de América Latina. En 2010, el porcentaje de personas que regresó a México fue del 31,5 por ciento del total de los que se fueron, mientras en el 2000 fue del 17,4. Hace 12 años, 17 de cada 100 mexicanos que emigraron al exterior regresaron, y en 2010 lo hicieron 31 de cada 100, según indicadores del Instituto Nacional de Geografía e Informática (INEGI).

    La situación de los migrantes de retorno nos permite comprender que nuestros BSE y materiales son importantes y se encuentran conectados. El proceso de adaptación es difícil para los migrantes de retorno, ya que no regresan con los bienes que les producían bienestar físico en los lugares adonde migraron, generalmente con mejor infraestructura y servicios que su lugar de origen. Dichos migrantes de retorno cuentan con prácticas culturales asociadas a la localidad desde la cual se desplazaron.

    Los migrantes de retorno suelen extrañar el coche que usaban para trasladarse a un centro comercial, pero también disfrutan del mole que se prepara el día de muertos y que reúne a la familia para recordar al difunto querido; pueden extrañar comprar verduras en un supermercado, pero les produce una gran satisfacción que un vecino comparta con ellos los frutos que cosechó. Los niños pueden extrañar los parques con pasto recién cortado, pero les produce una enorme alegría poder salir a la calle a cualquier hora del día para jugar a avioncitos con otros niños.

    En este caso, la prueba de la conexión de los bienes emocionales y los bienes materiales consiste en el proceso de adaptación; después de un tiempo y cuando se han provisto de los satisfactores necesarios, se encuentran felices de reencontrarse con su nueva vida y dejan de añorar la vida anterior.

    A partir de: CNN (4 de marzo del 2011) (disponible en https://expansion.mx/nacional/2011/03/04/el-numero-de-migrantes-mexicanos-que-regresa-de-eu-a-su-hogar-aumenta [consultado en mayo del 2017]).

    El caso de los migrantes de retorno brinda una evidencia importante sobre la conexión entre el bienestar material y emocional. En este ejemplo se demuestra que el bienestar emocional y material de las personas están conectados, esto es lo que tratamos de exponer en este libro.

    LA INTERDEPENDENCIA DE NUESTRO BIENESTAR SOCIOEMOCIONAL

    Y ECONÓMICO

    El principal punto de este libro consiste en que nuestro bienestar económico y socioemocional son interdependientes debido a que los flujos de los servicios materiales y de los BSE van juntos y los esfuerzos para comprenderlos o describirlos de forma separada probablemente nos llevarían a representaciones inexactas de las actividades humanas. Para hacer esta advertencia explícita y enfatizar el tema de manera sencilla, se expone nuevamente el siguiente postulado: Las relaciones son importantes tanto para nuestra prosperidad económica como para nuestro bienestar socioemocional.

    CUANTO MÁS PEQUEÑO (Y MÁS CONECTADO), MEJOR

    Hasta hace muy poco, la mayoría de las personas crecían, vivían y morían dentro de un rango de 16 a 32 km del lugar en el que nacieron. Para estas personas, sus comunidades representaban lo que siempre habían conocido: familias y vecinos, lugares familiares, un ritmo de vida diario, sistemas y costumbres sociales que comprendían, trabajo que habían hecho desde la niñez, etc. Actualmente, debido a la migración y a una mayor movilidad social y física, muchas personas se encuentran en lugares lejanos de sus hogares de origen, viviendo en comunidades que no están definidas por una relación, conocimiento y cultura común, sino por la geografía o la economía. Lejos de conocer a sus vecinos desde la niñez, desconocen de hecho quiénes son estos.

    La interacción social implica un intercambio que incluye una comunicación real, aunque sea por un momento, y que hace que cada una de las partes sienta que ha compartido algo con otro ser humano. Los buenos lugares para la interacción son lugares en los que las personas (por lo general provenientes de muchas partes de la comunidad o de entornos diversos) se encuentran naturalmente e interactúan de forma amena y agradable debido a la naturaleza o atracción del lugar o de las actividades asociadas a él. Existen diferentes tipos de espacios, tanto públicos como privados, rurales y urbanos, que pueden ser buenos lugares para la interacción. Algunos de los más comunes son las plazas y parques, los edificios públicos y sus alrededores, las calles peatonales y bulevares, los puentes, los mer­­cados, el transporte público, los senderos para bicicletas y caminatas, las escuelas, teatros, estadios deportivos, bibliotecas, museos, las universidades y campus universitarios, entre otros.

    A partir de: Caja de Herramientas Comunitarias (disponible en https://ctb.ku.edu/es/tabla-de-contenidos/implementar/fisico-social-y-medio-ambiente/crear-lugares-apropiados-para-interactuar/principal [consultado en mayo del 2017]).

    EL ARREGLO FLORAL

    Consideremos un ejemplo de lo que podría pasar cuando ignoramos a los BSE imbuidos en un bien económico. En los sepelios, cuando las personas mueren, los familiares y amigos más cercanos se acercan al féretro y suelen dejar flores; a veces se reúne un grupo de personas para comprar un arreglo floral más grande para el difunto.

    Es mucho más eficiente que cada persona deje una flor a que un grupo tenga que reunir fondos y ordenar flores cada vez que ocurra un evento de esta naturaleza en la comunidad. Las personas dispuestas a contribuir para las flores probablemente aportarán una cantidad que dependerá de su nivel de ingresos o de quién sea el que reciba las flores. Un beneficio importante de este tipo de sistemas es que las flores se encuentran imbuidas con los BSE. Las personas están dispuestas a incurrir en costes dando flores al difunto cuando lo aprecian. Cuando el difunto no representa nada para ellos, las flores se convierten únicamente en mercancía, pero no en una muestra de afecto hacia el difunto.

    El deseo por la eficiencia minimiza los costes de transacción. Sin em­­bargo, lo que hace a las flores un regalo valorado son los altos costes de transacción de las flores que están imbuidas en los BSE. Los altos costes de transacción reflejan la participación personal de quienes están enviando las flores. Cuando estos costes están ausentes, las flores pierden gran parte de su valor y se convierten únicamente en mercancía.

    El arreglo floral muestra la relación de afecto entre las personas y el difunto, aunque en el caso donde no hay afecto muestra únicamente un valor económico o agradable a la vista. Pero el valor de validación de las flores para los familiares del difunto depende de quién las envía y de la dificultad para enviarlas. Unas flores entregadas por una persona oportunista que busca alguna ventaja en la comunidad con su presencia ante el difunto tienen un valor negativo de validación. Unas flores entregadas por una persona que siente obligación de llevar flores al difunto tienen un valor positivo, pero su valor es menor al que tienen las flores entregadas por una persona que apreciaba mucho al difunto. Las flores que no son esperadas tienen más valor para los familiares que las flores que reciben por obligación.

    El fondo floral nos muestra que nosotros revelamos nuestras relaciones por la forma en la que nos organizamos para otorgar regalos y, de forma más general, por la manera en la que participamos en nuestras actividades económicas. El ejemplo del fondo floral para el difunto nos indica algo acerca de las relaciones con los familiares del difunto y los miembros de la comunidad presentes. Ya que las aportaciones al fondo son voluntarias, esto indica que la buena voluntad es suficiente para sostener el fondo. Los individuos pueden otorgar cantidades diferentes dependiendo de sus circunstancias, y el esfuerzo es valorado como justo.

    TEN AMIGOS Y TENDRÁS UNA LARGA VIDA (Y FELIZ)

    Un estudio sobre las redes de apoyo y la calidad de vida que tienen las personas mayores en América Latina encontró que aquellas con más apoyo pueden hacer frente en mejores condiciones a las enfermedades, el estrés y otras dificultades de la vida.

    En este estudio se menciona que en Argentina el tamaño promedio de las redes de apoyo de las personas mayores varía desde 2 hasta 19 personas en promedio. En Chile, el tamaño más frecuente de la red de apoyo es de 1 a 2 personas y en México es similar.

    El estudio señala que cuanto más extensa y diversa es la red de apoyo socioemocional, mayor es su eficacia.

    A partir de: CEPAL (2003).

    Finalmente, el fondo para flores nos enseña que siempre va existir un tipo de ambigüedad en nuestros intercambios con otros. Muchos motivos pueden promover las donaciones para flores. Algunos pueden donar debido a que realmente están interesados; o tros pueden considerar sus contribuciones como una forma de asegurar que no serán ignorados cuando mueran. Y muchos pueden estar motivados por ambas razones. Por ello, en este libro se consideran ambos motivos, pero manteniendo una postura en contra del supuesto de que casi todo el comportamiento de las personas está motivado por preferencias egoístas, un supuesto en el que se basa la mayor parte del análisis económico. En el capítulo 4 se analiza mucho más en detalle esta afirmación.

    Nuestra ambivalencia acerca de las relaciones

    Si afirmamos que las relaciones son importantes en casi todas las actividades humanas, podríamos causar un conflicto entre lo que queremos creer y lo que realmente es. Muchos economistas consideran que los mercados organizan las actividades de producción y consumo posiblemente en una forma más eficiente dados los recursos existentes de distribución. La mayoría de los modelos económicos no toman en cuenta las relaciones entre las personas; usualmente la aprobación de los créditos está basada en criterios financieros objetivos, como por ejemplo el nivel de ingresos de los clientes. La asignación de préstamos basada en relaciones sociales no es común en este tipo de transacciones financieras. Al respecto, en una encuesta realizada a banqueros en el estado de Míchigan, la mayoría declaró que las relaciones no influyen en la decisión de otorgar crédito. Algunos proveedores de cuidados médicos quieren proyectar una imagen de servidores de la salud cuyo trabajo es independiente de las relaciones entre ellos y sus pacientes. Los empleadores, especialmente los empleadores gubernamentales, quieren que el público crea que las ofertas de trabajo dependen solamente de la capacidad de la persona que aplica para el puesto de trabajo.

    Admitir que el éxito de uno depende de las personas a las que se conoce implica dejar en segundo lugar el mérito personal, lo que es in­­justo. Si se reconoce que las relaciones alteran los resultados, entonces se deberían tomar las medidas adecuadas para reducir la influencia de las re­­­­laciones.

    Por ejemplo, la revisión de artículos enviados a revistas profesionales se realiza de forma anónima para evitar que las relaciones influyan en la valoración y decisión sobre su publicación; a pesar de que lo ideal sería que el anonimato fuera innecesario, la evidencia indica que las relaciones influyen en los resultados del proceso de revisión (Blank, 1991).

    En el símbolo de la Corte, la estatua que representa la justicia en forma de mujer tiene los ojos vendados, en una metáfora de que la justicia debe ser objetiva. Debido al supuesto de que las relaciones podrían alterar los vere­­dictos, solamente son considerados los jurados sin ninguna relación con los demandados.

    De forma parecida funcionan las leyes sobre nepotismo, que imponen restricciones para la contratación de familiares cercanos a empleados del Go­­bierno. Estas leyes están diseñadas para asegurar que las ofertas de empleo se basen en los méritos y no en las relaciones, y son necesarias debido a la tendencia de algunos empleados gubernamentales a otorgar ventajas a sus familiares.

    Mientras se disuade a las relaciones que conllevan al nepotismo, se promueve otras relaciones debido a sus resultados deseados. Los profesores que desarrollan relaciones de simpatía con sus estudiantes obtienen mejores resultados comparados con aquellos que proveen solamente educación. Los entrenadores generalmente atribuyen su éxito a la química del equipo que prevalece entre sus miembros. Las relaciones de simpatía en el lugar de trabajo reducen los costes de regulación y mejoran la productividad en comparación con los lugares de trabajo donde no hay buenas relaciones. Los programas de inversiones comunitarias generalmente dependen de las relaciones entre los miembros de la comunidad. En este sentido, los psicólogos han reconocido por mucho tiempo que las relaciones humanas son indispensables para la salud socioemocional del indi­­viduo.

    La combinación de resultados positivos y negativos asociados con las relaciones nos lleva a una ambivalencia general. Algunas veces consideramos las relaciones como dañinas a ciertos grupos y limitamos su influencia, mientras otras veces las promovemos creyendo que van a ser útiles. Pero en general consideramos las relaciones como útiles para quienes disfrutan los beneficios de la membrecía y como desventaja para los que no son miembros o son excluidos de los beneficios asociados con la membrecía del grupo.

    NEPOTISMO EN AMÉRICA LATINA

    En América Latina es una costumbre muy arraigada que los políticos de cualquier partido se beneficien de cargos públicos a sus familiares solo por el lazo sanguíneo, sin importar si son capaces de asumir tales responsabilidades.

    De acuerdo con la Real Academia Española de la Lengua, nepotismo es una desmedida preferencia que algunos dan a sus parientes para las concesiones o empleos públicos. Algunos personajes de la política hacen esto y se ven beneficiados de sus puestos polí­­ticos.

    A partir de: La Hora (disponible en https://lahora.com.ec/loja/noticia/1102093975/la

    -cultura-lazo-de-union-entre-los-paises [consultado en agosto del 2017]).

    En lugar de considerar las relaciones como buenas o malas, un enfoque más productivo es reconocer que las relaciones constituyen un recurso. Y, como todos los recursos, las relaciones pueden ser usadas con resultados positivos o negativos. Por lo tanto, la tarea consiste en determinar cómo usarlas en nuestro beneficio.

    Evidencia de que las relaciones son importantes: replanteando el rol del interés propio

    como el único motivo

    Los agentes económicos no siempre actúan basándose en su propio interés. La evidencia muestra que un agente que actúa considerando su propio interés puede modificar su actuación en función de las relaciones con los demás, los vínculos sociales y los valores (Swedburgm, 1991); como resultado los agentes económicos hacen elecciones basadas en sus relaciones con los demás.

    Los eventos diarios apoyan la opinión de que las relaciones alteran el comportamiento económico. Por ejemplo, los agentes inmobiliarios reconocen que el precio de venta de una parcela depende de la relación entre el vendedor y el comprador. Los amigos y familiares comercializan a diferentes niveles y términos, en comparación con la forma en la que lo hacen quienes son extraños (Robison, Myers, y Siles, 2002). La lealtad de los clientes depende de sus relaciones con los empleados (Hanson, Robison y Siles, 1996).

    Muchos donan alimentos, materiales, tiempo y dinero a las víctimas de desastres naturales o que sufren una desgracia. Rara vez estos donantes buscan recompensas o el reconocimiento público. Para muchos, la recompensa consiste en ver mejorar el bienestar de otros. Por ejemplo, existen individuos que intercambian regalos sin un contrato de por medio, algo que ocurre porque existe un vínculo o relación de afecto entre quien provee el regalo y quien lo recibe (Webley y Lea, 1993).

    Es muy frecuente el caso de ofertas preferenciales cuando se realizan negocios, y son hechas cuando existe una relación entre los implicados. El influyente artículo de Granovetter de 1973 enfatizó que los lazos débiles (relaciones) eran un importante factor para encontrar trabajo. De acuerdo a un estudio del US Bureau of Labor en 1975, el 63,4 por ciento de los trabajos son el resultado de contactos informales donde quienes buscan trabajo ejercen su propia iniciativa para desarrollar contactos personales. En este sentido, Gwilliam (1993) encontró que el 89 por ciento de las rentas de tierras agrícolas en Míchigan fueron efectuadas entre amigos y familiares. Más aun, las rentas de terrenos agrícolas entre individuos relacionados tienden a ser orales y más exitosas que las rentas entre quienes rentan y los dueños que no están relacionados (Johnson et al., 1987). Nelton (1990) documentó que los negocios familiares representan el 76 por ciento de las pequeñas empresas en Oregón. Finalmente, Colonius (1990) determinó que el 75 por ciento de las empresas en Estados Unidos pertenecen a o son controladas por familias. Incluso las donaciones internacionales parece que están basadas en relaciones.

    Según los resultados del Índice para una Vida Mejor de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) el 50,2 por ciento de los mexicanos de 14 años de edad informan que han participado en organizaciones, grupos o clubes en los últimos 12 meses. El mexicano promedio, de entre 15 y 64 años de edad, dedica solo un minuto al día al voluntariado formal, cifra menor al promedio de la OCDE, de 5 minutos al día. Los estudiantes mexicanos son mucho más propensos a participar en voluntariado basado en organizaciones que el estudiante promedio de la OCDE: 40,4 por ciento de los estudiantes mexicanos de alrededor de 14 años de edad participó como voluntario por lo menos una vez en los 12 meses previos, en comparación con el promedio de la OCDE, de 29,7.

    El supuesto detrás del registro de muchas de las actividades económicas de Estados Unidos se enfoca en el interés individual de los intercambios. Al respecto muchas actividades que implican donar tiempo y dinero no se encuentran registradas en el Sistema de Cuentas Nacionales de Estados Unidos. Frank (1988) escribió lo siguiente sobre las preferencias:

    Los economistas, por su parte, puntualizan con orgullo el poder del propio interés para explicar y predecir el comportamiento, no solamente en el mundo del comercio, sino también en las redes de las relaciones personales. Sin embargo, mucha gente no cabe en la categoría de yo-primero. Las personas donan anónimamente a las estaciones de televisión pública y a instituciones benéficas privadas, donan médula ósea a extraños con leucemia, soportan grandes problemas y gastos para ver que la justicia se realice, incluso cuando no se pueda revertir el daño original. Incurren en un alto riesgo para sacar a las personas de edificios que se están incendiando y saltan a ríos congelados para rescatar personas que están por ahogarse, los soldados se tiran sobre granadas para salvar a sus camaradas. Visto a través de los lentes de la moderna teoría del interés propio, tal comportamiento es la equivalencia humana a planetas que viajan en órbitas cuadradas (Frank, 1988: ix).

    DONACIONES GUBERNAMENTALES

    VERSUS PRIVADAS

    Desde 1980 las principales fuentes de donaciones públicas y privadas hacia América Latina fueron las provenientes de Estados Unidos. A partir de 1990 se registró una recomposición de las donaciones, empezó una disminución de las públicas y un incremento de las privadas. Se cuentan con pocos registros sobre el monto de las donaciones, ya que eran privadas, y no préstamos que generaran una obligación bancaria. Según The Foundation Center de Nueva York y el Council on Foundations con sede en Washington, las donaciones directas a América Latina aumentaron de 31,5 millones de dólares en 1990 a 65,6 millones de dólares en 1994.

    Del total de las donaciones de fundaciones norteamericanas privadas al exterior, las dirigidas a América Latina pasaron de 19 por ciento en 1990 a 23 por ciento en 1994 y esta tendencia creciente se mantiene hasta nuestros días. El objetivo de este flujo creciente de donaciones de Estados Unidos a países de América Latina está relacionado con un proceso de democratización y apoyo para superar las condiciones de pobreza que enfrentan los países de América Latina.

    A partir de: Marsal (2005).

    En contraste a la evidencia sobre el hecho de que las relaciones y los valores importan, un reciente estudio confirma que los economistas practican lo que enseñan acerca del egoísmo. En un estudio diseñado para comprobar la disposición a contribuir a una cuenta social en lugar de una cuenta privada, Maxwell y Ames (1981) encontraron que los estudiantes de economía contribuyen en promedio solamente 20 por ciento de sus fondos a una cuenta pública, lo que es significativamente menor que el 49 por ciento del promedio de los otros sujetos. Carter y Irons (1991) encontraron que los economistas también se comportan más egoístamente en los juegos de negociación con un ultimátum.

    Tal vez apoyados por las observaciones de su propio comportamiento, algunos economistas continúan rechazando la proposición de que las relaciones sí importan. Hirshleifer, en el mensaje presidencial que dio para la Western Economics Association, reafirmó su fe en las preferencias egoístas: […] Yo me encuentro entre los se mantienen escépticos sobre la significancia de las contribuciones para la caridad, o acerca del comportamiento en experimentos hipotéticos o con una pequeña participación en el ‘dilema del prisionero’. Mi creencia es que los economistas no son egoístas, pero solamente aceptan el egoísmo humano como un hecho de vida (Hirshleifer, 1994: 1).

    Aun cuando la evidencia (Bennett, 1995) muestra que los estudiantes de economía son más egoístas que otros estudiantes, ellos se comportan menos egoístas cuando desarrollan una relación con otra persona o cuando su conciencia juega un papel, de modo que en el 95 por ciento de los casos su egoísmo disminuye por debajo del nivel del de otros estudiantes.Franck, Gilovich y Regan (1993) escribieron que los economistas reportaron dedicar el mismo tiempo que otros en actividades voluntarias, y solo marginalmente tuvieron menos probabilidad que otros de participar en las elecciones presidenciales.

    Tres profesores de la George Washington University analizaron con un experimento el dilema que supone devolver una cartera. Para ello, colocaron en diferentes salones de clases para cursos de economía sobres con dinero (10 dólares en efectivo), una dirección y sellos de correo: el 56 por ciento de los sobres fueron devueltos al domicilio con el dinero intacto. Esto indica que en problemas que incluyen la propia conciencia, los estudiantes de economía no son tan egoístas en comparación con otros es­­tudiantes (Bennett, 1995).

    La evidencia también apoya el punto de vista de que las relaciones importan en el agregado como también a nivel individual. Por ejemplo, ciudades hermanadas desarrollan relaciones especiales en términos de cultura y comercio. El estatus de una nación más favorecida provee a algunos países ventajas especiales no disponibles para otras naciones, incluyendo la cultura, el lenguaje, la geografía y otras características que las unen. Los países que están juntos generalmente establecen relaciones especiales de comercio, que no se desarrollan entre países a quienes les falta ese vínculo particular. Generalmente, las políticas nacionales imponen restricciones al comercio cuando existen relaciones no favorables, como el apartheid, o abusos a los derechos humanos; estas condiciones dentro de un país generan un comercio restringido con otros países incluso cuando este comportamiento no deseado no es impuesto fuera del

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