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Complejidad, transdisciplinariedad y competencias: Siete viñetas pedagógicas
Complejidad, transdisciplinariedad y competencias: Siete viñetas pedagógicas
Complejidad, transdisciplinariedad y competencias: Siete viñetas pedagógicas
Libro electrónico198 páginas2 horas

Complejidad, transdisciplinariedad y competencias: Siete viñetas pedagógicas

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1. La anatomía de lo complejo
¿Cuáles son los componentes de la complejidad?
2. Divide... ¡y perderás!
Algunos de los principios del pensamiento complejo.
3. ¡Mi clase es un SAC!
Clases, bandadas y sistemas adaptativos complejos.
4. La escala disciplinar ¿Multi, pluri, poli, inter o transdisciplinar?
5. Ciencia colaborativa.
Acerca de la anatomía de la colaboración.
6. Competencias transdisciplinares.
¿Cuáles son los saberes del SAC?
7. Siete conceptos de umbral para la docencia universitaria.
Portales que atravesamos camino a la excelencia.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento30 ago 2019
ISBN9788418064388
Complejidad, transdisciplinariedad y competencias: Siete viñetas pedagógicas

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    Complejidad, transdisciplinariedad y competencias - Enrique Margery Bertoglia

    © Derechos de edición reservados.

    Letrame Editorial.

    www.Letrame.com

    info@Letrame.com

    © Enrique Margery Bertoglia

    Diseño de edición: Letrame Editorial.

    ISBN: 978-84-18064-38-8

    Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de cubierta, puede ser reproducida, almacenada o transmitida de manera alguna ni por ningún medio, ya sea electrónico, químico, mecánico, óptico, de grabación, en Internet o de fotocopia, sin permiso previo del editor o del autor.

    Letrame Editorial no tiene por qué estar de acuerdo con las opiniones del autor o con el texto de la publicación, recordando siempre que la obra que tiene en sus manos puede ser una novela de ficción o un ensayo en el que el autor haga valoraciones personales y subjetivas.

    «Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra sólo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47)».

    .

    Mapas de ruta de la complejidad, la transdisciplinariedad y las competencias

    La complejidad es un asunto de interés transdisciplinar, la transdisciplinariedad un tema complejo y las competencias sistemas de recursos transdisciplinares, que articulamos para afrontar los retos de la experiencia.

    El primer capítulo de este libro estudia los componentes de la complejidad y plantea algunas guías para la acción en un mundo volátil, incierto, complicado y ambiguo (VICA, por sus siglas). Luego, algunos de los principios del pensamiento complejo son apuntados en el segundo capítulo.

    Los Sistemas Adaptativos Complejos (SAC) son protagonistas del tercer capítulo, en el que abordamos la experiencia de trabajar dos cursos universitarios como si fuesen un SAC. El siguiente capítulo («La escala disciplinar») propone un modelo de siete niveles para estudiar las modalidades de interacción entre disciplinas, desde la multi y pluri hasta la inter y transdisciplinariedad.

    El quinto capítulo ahonda en el esfuerzo interdisciplinar y el trabajo colaborativo que supone. El sexto capítulo aborda el tema de las competencias transdisciplinares, es decir, los recursos que movilizamos para hacer frente a los retos de la experiencia, que atraviesan a las disciplinas.

    Este volumen cierra en su sétimo capítulo con una propuesta de siete conceptos de umbral para la docencia universitaria. Estos conceptos de umbral pueden ser vistos como genuinos portales de comprensión, que marcan el ingreso al dominio de la excelencia en la disciplina.

    No cabe duda del gran reto que representa definir lo complejo, lo transdisciplinar y la noción de competencias, y precisar sus métodos. Tal y como advertíamos en su antecesor, este libro tampoco es un producto acabado. Eso sí, recoge y propone, con humildad, una serie de nuevas posibilidades para acometer esta tarea.

    Enrique Margery Bertoglia

    San Pedro de Montes de Oca, Costa Rica, Mayo del 2019.

    1

    LA ANATOMÍA DE LO COMPLEJO

    1.1. Volátil, incierto, complicado y ambiguo

    Un programador estudia cuánto tiempo y memoria requieren dos tareas asignadas al mismo computador, y descubre que una de ellas consume muchos más recursos que la otra; un profesor observa que, de dos problemas que ha puesto en un examen, el segundo toma a sus alumnos el doble de tiempo que el primero y un escultor encuentra un bloque de mármol sencillo de describir, pero mucho más difícil la estatua tallada a partir de este. Vistos en conjunto, la tarea que consume más recursos, el problema que toma más tiempo y el objeto que transmite un mayor número de propiedades a un observador y se vuelve difícil de describir, remiten al concepto tradicional de «complejidad». La dificultad que enfrenta un observador para describir su objeto de estudio o interpretar «lo que está ocurriendo», es alimentada por cuatro componentes (Michelson, 2002):

    Volatilidad: ¡Todo cambia rápido! Al decir que algo es volátil, queremos comunicar la idea de cambio y transformación permanentes. Un entorno volátil se caracteriza por un alto grado de dinamismo, expresado en la tendencia de los agentes a cambiar y reinventarse, así como en el número de ellos que aparecen y desaparecen. Aquí el tiempo es un recurso escaso pues, cuanto más volátil el entorno, se dispone de menos tiempo para igualar su tasa de cambio.

    Incertidumbre: ¿Qué podría pasar? En un contexto de baja incertidumbre, el futuro se puede anticipar con mucha confianza y los movimientos de los agentes que pueblan la realidad son bien conocidos. En el caso de la alta incertidumbre, nos enfrentamos a la incapacidad relativa de predecir los cambios o anticipar sus efectos, gracias a un conocimiento incompleto de la situación y la naturaleza del entorno turbulento; si la ventaja se obtiene a través de la anticipación y el factor sorpresa, ya no podemos esperar que los otros agentes hagan lo «lógico». Es un contexto en el que los movimientos que en el pasado daban resultados conocidos, ahora no producen nada, o resultan en otra cosa.

    Complicación: ¡Son muchas cosas a la vez! En este caso, nos enfrentamos a un tema de número y variedad. Un entorno incrementa su complicación al incorporar un gran número de factores, así como agentes de diferentes tamaños y tipos, que demuestran gran variabilidad en términos de sus objetivos y de las estrategias que persiguen para alcanzarlos. Así, pierden fuerza la causalidad simple («una causa-un efecto») y los «viejos conocidos»: el mundo parece poblado de un gran número de agentes de muy diversa naturaleza.

    Ambigüedad (¿Cómo se puede interpretar esto?): se presenta cuando un evento, acción o situación determinados pueden ser interpretados de más de una manera, lo cual contribuye a una gran vaguedad acerca del estado actual de las cosas y su posible comportamiento. Cuanto mayor la ambigüedad, es más difícil anticipar los movimientos de los agentes de un sistema y descifrar sus intenciones.

    Es un reto el lidiar con situaciones en las que el cambio y la novedad permanente exigen una relectura constante; en las que resulta difícil tener claro «qué puede pasar»; donde hay muchos agentes diferentes y con diferentes maneras de hacer las cosas, o situaciones en las que resulta difícil establecer cuáles son las verdaderas intenciones de nuestras contrapartes. Así las cosas, los hilos de la volatilidad, incertidumbre, complicación y ambigüedad forman el tejido de lo complejo, y es complejo todo aquello cuya naturaleza está dada por altos niveles de uno o más de estos cuatro factores.

    Pensar en un mundo complejo implica transitar un continuo que va de un entorno «plácido» (lleno de certezas, predecible, ordenado y controlable) hacia otro de alta volatilidad, incertidumbre, complicación y ambigüedad (VICA, por sus siglas). Es importante recordar que los cuatro hilos que trenzan la complejidad no se presentan con igual nivel de intensidad. Alguno de ellos dominará en un momento determinado, marcando la naturaleza del medio en que estemos actuando. Para empezar, contrastemos los componentes VICA en un entorno «plácido» y uno «complejo»:

    Tabla 1.1. Entornos simples y complejos.

    La fábula del examen. Podemos explorar los cuatro componentes de la complejidad al imaginar el caso de cuatro estudiantes convocados a un examen:

    El primer estudiante intenta responder una pregunta en la que el profesor, cada diez segundos, cambia el valor de un dato o elimina o agrega un supuesto. Dicho estudiante enfrenta la volatilidad.

    El segundo estudiante sabe que su problema puede ser resuelto mediante tres métodos distintos, pero no tiene claro cuál será el más apropiado (cuál de los tres tiene mayor probabilidad de ser exitoso). Enfrenta la incertidumbre.

    Un tercer estudiante enfrenta un problema con un cúmulo impresionante de datos, que deberán ser atacados mediante métodos avanzados, muy laboriosos, extensos y detallistas. Este estudiante enfrenta la complicación.

    El cuarto estudiante ha recibido un examen con una pregunta mal formulada, su hoja está manchada de tinta y hay frases borrosas por la impresión defectuosa. Este estudiante no tiene claro cuál es el problema: enfrenta la ambigüedad.

    Imaginemos una prueba con partes borrosas e ilegibles, un cúmulo de datos y la sospecha de que se requerirán métodos de avanzada para tratarlos (sin estar seguros de cuál de los métodos disponibles resulta más apropiado) y donde, además, los datos o los supuestos son cambiados todo el tiempo. Esta sería una prueba volátil, incierta, complicada y ambigua: en suma, un «examen complejo».

    1.2. El ojo del observador

    La observación es punto de partida en todos los campos del saber: en las ciencias naturales, antecede a la experimentación; en las ciencias sociales, a la interpretación. En la vida cotidiana, cada quien observa para conocer, planear y actuar. En el contexto del pensamiento complejo, el constructivismo ha criticado lo que denomina «realismo ingenuo», según el cual «tropezamos con el mundo externo». En su lugar, ha propuesto que el conocer supone un diálogo entre el mundo externo y el mundo interno del sujeto (las estructuras que le permiten sistematizar, moldear y dar coherencia a lo que entra por sus sentidos). Ahora bien, debemos mirar con mayor detalle tanto al observador como a la realidad que estudia. Partimos del hecho de que no todas las facetas de la realidad son igualmente complejas y que, además, no podemos agrupar a todos los observadores en una misma categoría.

    Así como distinguimos entre realidades que tienden a ser simples de aquellas que tienden a ser complejas, podemos establecer un continuo que va desde un observador «simple» a uno «complejo», en función de cinco dimensiones.

    Tabla 1.2. Observadores «simples» y «complejos».

    Advirtiendo que se trata de una simplificación, podríamos considerar dos tipos de observadores (simples o complejos) enfrentados a realidades simples o complejas, y preguntarnos, ¿cómo observa cada realidad un observador específico? Proponemos tres casos:

    Caso I: un observador (simple o complejo) enfrenta una realidad simple. Con independencia del

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