El Corsario
Por Lord Byron
()
Información de este libro electrónico
El corsario es, ante todo, un poema autobiográfico que narra las aventuras de un tal Conrad, un corsario rechazado por la sociedad -no así por las mujeres- debido a su comportamiento escandaloso. El poema inmediatamente atrajo la atención del público debido a la personalidad arrasadora de Byron, incluso algunos adeptos a la estadística afirman que se llegaron a vender diez mil copias durante su primer día en la calle.
Lord Byron
Lord Byron was an English poet and the most infamous of the English Romantics, glorified for his immoderate ways in both love and money. Benefitting from a privileged upbringing, Byron published the first two cantos of Childe Harold’s Pilgrimage upon his return from his Grand Tour in 1811, and the poem was received with such acclaim that he became the focus of a public mania. Following the dissolution of his short-lived marriage in 1816, Byron left England amid rumours of infidelity, sodomy, and incest. In self-imposed exile in Italy Byron completed Childe Harold and Don Juan. He also took a great interest in Armenian culture, writing of the oppression of the Armenian people under Ottoman rule; and in 1823, he aided Greece in its quest for independence from Turkey by fitting out the Greek navy at his own expense. Two centuries of references to, and depictions of Byron in literature, music, and film began even before his death in 1824.
Autores relacionados
Relacionado con El Corsario
Libros electrónicos relacionados
7 mejores cuentos - Francia Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesHistoria mínima de la literatura mexicana del siglo XIX Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesElogio de la impureza: Invenciones e intervenciones Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl enemigo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesJulia: Ensayos literarios Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl lirismo en la poesía francesa Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl odio a la literatura Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesNovelistas Imprescindibles - Juan Valera Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesDe la inexistencia de España: ¿Quiénes son españoles? Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl legado de España: Extracto de Y cuando digo España Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLos dioses tienen sed Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Gustavo Adolfo Bécquer - Selección de obras Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El redescubrimiento de la sensibilidad Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa barbarie ordinaria: Musica en Dachau Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Yo soy mi casa Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El viaje interior Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesA vueltas con el exilio. (De Juan José Domenchina a Gerardo Deniz) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesMi Europa Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Maestros de la Poesia - Rubén Darío Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesHorario reflexivo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa urna sangrienta: o El panteón de Scianella Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Covers 36 poetas en lengua inglesa Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesA fuego lento (Anotado) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesAntología Calificación: 2 de 5 estrellas2/5El suicida: Libro de ensayos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa muerte en Venecia de Thomas Mann (Guía de lectura): Resumen y análisis completo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPoesía I Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesBola de sebo, Mademoiselle Fifi y otros cuentos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesSimpatías y diferencias: Segunda serie Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Prosas breves Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones
Clásicos para usted
Meditaciones Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El Arte de la Guerra Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El libro de los espiritus Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El Yo y el Ello Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El Arte de la Guerra - Ilustrado Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La Divina Comedia Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Don Quijote de la Mancha Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La Política Calificación: 4 de 5 estrellas4/5To Kill a Mockingbird \ Matar a un ruiseñor (Spanish edition) Calificación: 4 de 5 estrellas4/5EL Hombre Mediocre Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La ciudad de Dios Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El leon, la bruja y el ropero: The Lion, the Witch and the Wardrobe (Spanish edition) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El Principito: Traducción original (ilustrado) Edición completa Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Los 120 días de Sodoma Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La Ilíada Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El Viejo y El Mar (Spanish Edition) Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El lobo estepario Calificación: 4 de 5 estrellas4/5EL PARAÍSO PERDIDO - Ilustrado Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La interpretación de los sueños Calificación: 4 de 5 estrellas4/550 Poemas De Amor Clásicos Que Debes Leer (Golden Deer Classics) Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Crimen y castigo Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El mercader de Venecia Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Libro del desasosiego Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Lo que el viento se llevó Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La Odisea Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Las 95 tesis Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Poemas de amor Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Cuentos completos Calificación: 4 de 5 estrellas4/51000 Poemas Clásicos Que Debes Leer: Vol.1 (Golden Deer Classics) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones
Categorías relacionadas
Comentarios para El Corsario
0 clasificaciones0 comentarios
Vista previa del libro
El Corsario - Lord Byron
Corsario
Prólogo
El primer poeta inglés del siglo XIX
- I -
Con el primer albor del ochocientos se afirma en Alemania la nueva escuela literaria que con el nombre de Romanticismo nació en las postrimerías del siglo precedente al impulso patriótico de Schlégel y Adam Müller, propagada por el alto poeta místico Novalis y Teck, que, proponiéndose enaltecer la literatura y engrandecer la patria, volvían la vista a los afortunados tiempos-según ellos-de la Edad Media; la época que se dio en llamar romántica, o sea aquel tiempo en que los pueblos germánicos heredaron la ciencia latina que vigorizaron con elementos propios. No se hallaban de acuerdo sus nuevos ideales con la realidad burguesa de la vida a principios del siglo XIX, y creyeron que el mejor remedio era el evocar las épocas aquellas en que florecían los ideales caballerescos, tendiendo a la formación de un hombre superior, o sea el caballero en el cual convergían todos los ideales de Amor y de Belleza, de Justicia y de Fuerza. Pretendían instaurar la edad de oro de la fe, del honor y de la gentileza.
Pronto extendiéronse estas nuevas doctrinas por toda Alemania, mas como un movimiento retrogrado en lo que tenía de conservador y evocativo. Y gran eco halló la buena nueva del Romanticismo en toda la faz de Europa a cuyos distintos países llegó, modificándose de diverso modo al chocar con la peculiar idiosincrasia de cada nacionalidad. Así en Francia, la nueva escuela significó tanto como libertad y naturalidad antes que todo, las modernas teorías llegaban a romper todas las conveniencias clásicas, las reglas, los moldes, las trabas que tenían atenazada a aquella literatura falsa y decadente de égloga e idilio de abanico.
En Inglaterra, en este tiempo, aparece un genio sin igual, y sus producciones resuenan en toda Europa. Es un joven lord de noble abolengo, de rostro apolíneo y genio inquieto que, ávido de vida, quiere vivirla de un solo golpe y hace su profesión de fe romántica al exclamar que la poesía era el corazón.
«Las poesías de lord Byron-dice Pompeyo
Gener-explotaron de una manera sombría y violenta en medio de la ruina de las ideas producidas por las guerras y las revoluciones que asolaron a Europa. Su escepticismo heroico, su inspiración desesperada, eran eco de esta época de inmensa devastación.» Como dijo en frase magnífica Víctor Hugo, «Lord Byron, en sus lamentaciones, expresó las postreras convulsiones de la sociedad que estaba muriendo.»
Inquieto siempre, arbitrario en sus costumbres, sin temor a nada ni a nadie, Byron, rebelde a la sociedad que habíale consagrado como su poeta, ríe de todo con aquella risa amarga y despiadada, y la sociedad, siempre farisaica, llega a odiar al que tanto encumbró primero. El poeta sale de su patria al mundo entero, que era su patria verdadera. Nómada constante por toda Europa, vive una vida intensa de amores y aventuras, mientras va tejiendo sus poemas inmortales en versos magníficos.
Inglaterra cada vez odia más al desterrado poeta, que con su amargo humorismo habitual llega a decir: «Todos los vicios, sin excluir los más monstruosos, se me atribuyen. Mi nombre, ilustre desde que mis antepasados ayudaron a Guillermo el Normando a conquistar el reino, fue deshonrado. Comprendí entonces que si lo que se murmuraba, insinuaba o susurraba, era cierto, yo era indigno de Inglaterra; pero siendo falso, Inglaterra es indigna de mí.»
Errante por Europa, viajero en Holanda, Bélgica, Francia, España, Portugal, Suiza e Italia, en todas partes halló el poeta motivos, ambientes y escenarios para sus poemas, cuyas protagonistas acompañaban a su creador a lo largo de su vida aventurera.
Corrió todos los caminos con su coja pierna y supo de todos los placeres y de todos los dolores. Vivió en Suiza y en Venecia, y de su egregia vida supo hacer la mejor leyenda, que acabó como la de un héroe mitológico. En guerra Grecia con los turcos para recobrar su independencia, alistose Byron en las huestes griegas, y en tierras helénicas acabó su existencia magnífica y pecadora. «Parecía, allá en Grecia-dice Víctor Hugo-un belicoso representante de la musa moderna en la patria de las antiguas musas. Auxiliar generoso de la gloria, de la libertad y de la religión, había tomado su espada y su lira a los descendientes de los primeros guerreros y los primeros poetas.»
Grecia entera llevó luto al que tuvo por su salvador, y si los despojos del poeta volvieron a Inglaterra para ser inhumados en el panteón de familia, cerca de New-Stad-Abbey, quedose en Grecia, en el mausoleo que se le erigiera en Misolonghi, el corazón de aquel poeta que por el corazón había definido la poesía.
El genio de Byron, que pasó sobre Europa como un rayo de lucha, alumbró toda la literatura de su tiempo. La voz del poeta cantó la exaltación del individuo, la glorificación de sus pasiones, el predominio de su modo de ver sobre la realidad misma de las cosas, imponiendo a los otros el culto de sus vicios y hasta de sus caprichos, produciendo reacciones psicológicas, unas veces de dolor semejante al remordimiento y otras de burla y Sarcasmo. Con los protagonistas de sus obras Childe-Harold, El Corsario, Lara, Manfredo, Marino Faliero, Sardanápalo y, sobre todo, el Don Juan, Byron creó el tipo de calavera trascendental y poético, del demonio humano sin ningún respeto a las leyes divinas y sociales que hace cuanto le da la gana y porque le da la gana, sistemático atropellador de la moral y de las conveniencias, imperioso y elegante siempre, con un fondo de honda amargura que ora se exalta en lamentos, ora en blasfemias, ora en sarcasmos.
Y este tipo, más viril por ser