ROCROI, EL ÚLTIMO TERCIO, OBRA DE AGUSTO FERRE DALMAU.
LA INVENCIÓN RENANA PERMITIÓ COMBINAR TIPOS MÓVILES CON UNA RÁPIDA Y EFICAZ ESTAMPACIÓN QUE NO TAN SOLO FACILITÓ LA DIVULGA-CIÓN DE TEXTOS. Hasta entonces solo estos estaban reservados a unos cuantos escogidos por cuna, riqueza o dedicación clerical. A partir de los finales del siglo XV, cuando los talleres de impresión se hayan afincado en los centros de poder y cultura de toda Europa, el mercado del folio impreso se enriquece con dibujos, láminas y titulares que captaron de inmediato la atención de un nuevo público iletrado que hasta entonces difícilmente podía tener acceso a las publicaciones manuscritas.
Los chibaletes, letrerías y tacos de madera se potenciaron muy pronto con la técnica de la calcografía, especialmente al aguafuerte. Los habilidosos artesanos de la joyería se pasaron al nuevo arte del diseño de tipos y el rayado de planchas de cobre que transponían con finura y detalle el dibujo que el diseñador había abocetado en papel. Con extrema rapidez las xilografías –dibujo perfilado en alto– fueron sustituidas por las técnica del vaciado, en hueco.
LOS TALLERES DE IMPRESIÓN
Una rápida ojeada por los lugares donde se asentaron los nuevos negocios permite comprobar no solo que estaban en ciudades de cultura –Salamanca, Alcalá de Henares, Bolonia, o Lovaina–, sino también en las de poder: París, Lyon, Bruselas, Amberes, Venecia, Roma, Colonia, Ginebra, Londres, Madrid, etc. Una mirada más detenida de estas últimas nos hace reparar que en la mayoría de estas se confabulaba contra el recién estrenado poderío de los Habsburgo. Roma, con sus papas en permanente litigio temporal; Venecia con su pretensión de enseñorearse por el Mediterráneo; París en su ambición por territorios italianos y en su defensa contra el cerco de territorios de influencia austracista; los príncipes alemanes en su sempiterna pugna dentro del Sacro Imperio, ahora infestado por guerras de religión;
