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Santa Biblia Nueva Versión Internacional
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Libro electrónico3607 páginas56 horas

Santa Biblia Nueva Versión Internacional

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Información de este libro electrónico

Esta Biblia combina un diseño legible con un tamaño práctico, para que la use en todo lugar. El tipo de letra, creado para Biblias Holman, la hace la Biblia compacta más legible.
Con el texto de la Biblia NVI, la mejor versión contemporánea en español, podrá experimentar la Biblia como nunca antes.
Características:

  • Referencias en cadena
  • Concordancia
  • Panorama histórico de la Biblia
  • Plan de lectura anual
  • Buenas nuevas de salvación
  • Introducción y bosquejo de cada libro
  • Armonía de los Evangelios
  • Mapas a todo color
  • Atributos de Jesús
  • Palabras de aliento para tu caminar con Dios
  • Glosario de términos
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento15 jul 2018
ISBN9781535936880
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    Santa Biblia Nueva Versión Internacional - BH Publishing Group

    NVI® Biblia Compacta Letra Grande ©2018 por Holman Bible Publishers

    Todos los derechos reservados. Derechos internacionales registrados.

    La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional®, NVI® Copyright © 1999, 2015 by Biblica, Inc.® Used by permission. All rights reserved worldwide.

    The NVI and Nueva Versión Internacional are trademarks registered in the United States Patent and Trademark Office by Biblica, Inc.®

    El texto bíblico ha sido tomado de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional®, NVI®

    © 1999, 2015 por Biblica, Inc.® Usado con permiso. Reservados todos los derechos en todo el mundo.

    La NVI y la Nueva Versión Internacional son marcas registradas en la Oficina de Patentes y Marcas Registradas de Estados Unidos de América por Biblica, Inc.®

    Publicado por Holman Bible Publishers

    Nashville, Tennessee 37234

    Ayudas para estudiar la Biblia ©2018 por Holman Bible Publishers

    Concordancia y glosario © 1999 por Biblica, Inc.®

    Diseño y tipografía: 2k/DENMARK, Hojbjerg, Dinamarca

    Pueden citarse o reimprimirse del texto de la Nueva Versión Internacional® (NVI®) hasta quinientos (500) versículos sin permiso escrito de los editores siempre que los versículos citados no sean un libro completo de la Biblia ni tampoco el veinticinco por ciento de la obra en la que se citan. El permiso para citar o reimprimir textos que excedan las pautas arriba, o cualquier otro permiso, debe ser solicitado por escrito a Biblica, 1820 Jet Stream Drive, Colorado Springs, CO 80921, EE.UU., para su aprobación.

    La mención de la propiedad literaria debe aparecer en la página del título, o en la página que identifica los derechos de autor del libro, de la manera que sigue:

    Texto bíblico tomado de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional® NVI®

    ©1999, 2015 por Biblica, Inc.®

    Usado con permiso. Reservados todos los derechos en todo el mundo.

    Cuando se emplean citas de la NVI® en medios informativos no lucrativos, tales como boletines de iglesias, programas de reuniones, carteles, transparencias y otros por el estilo, pueden usarse las iniciales (NVI®) al final de cada cita.

    Biblica provee la Palabra de Dios a la gente por medio de la traducción, la publicación y la interacción bíblica en África, América del Norte, América Latina, Asia Pacífico, Europa, Oriente Medio y Asia del Sur. Gracias a su alcance mundial, Biblica facilita la interacción de las personas con la palabra de Dios a fin de que sus vidas sean transformadas en una relación individual con Jesucristo.

    Impreso en China

    1 2 3 4 5 6 * 22 21 20 19 18

    RRD

    ¡BUENAS NUEVAS DE SALVACIÓN!

    Estimado lector: antes de que empieces a leer este libro milenario, debemos decirte que el ejemplar que tienes en tus manos está lleno de ¡buenas nuevas! Muchos entienden que se trata de un libro religioso, pero es en realidad una historia; la historia de Dios y Su relación con los seres humanos.

    Es una historia que comienza con el Señor creando el inmenso cielo y una tierra pródiga y fructífera, y culmina con la creación de nuevos cielos y nueva tierra donde Dios y los seres humanos redimidos vivirán por la eternidad en plena comunión. Podríamos decir, entonces, que tienes entre tus manos toda la historia humana de principio a fin. ¡Fascinante!, ¿no es cierto?

    Esta historia tiene una peculiaridad. No es solo un recuento de múltiples circunstancias y eventos pasados y por cumplirse al azar en un prolongado período de tiempo. Por el contrario, uno puede encontrar en toda la Biblia un plan inquebrantable que ha sido establecido únicamente por el Dios Soberano. En las páginas de la Biblia descubrimos cómo, desde la eternidad, el Señor demuestra Su propósito de buscar a los Suyos para restituirlos a una plena comunión y cercanía con Él.

    La Biblia demuestra con muchas evidencias y pruebas irrefutables que el ser humano, desde sus propios orígenes, se ha apartado del Señor y Sus normas y vive en absoluta rebeldía contra su Dios. Lo anterior podría sonar como verdaderas malas noticias, porque realmente lo son. No vivimos como al Señor le gustaría que viviéramos. Justamente, las buenas nuevas vienen de parte de Dios y no de nuestra propia historia. Dios ha desarrollado un plan de salvación que está bajo Su completo control y que depende absolutamente de Él.

    ¿Cuál es ese plan? Que Dios mismo se hizo hombre, en la persona de Jesucristo, para pagar el precio que merecíamos por nuestra separación de Dios, yendo a la cruz del Calvario para morir a nuestro favor y resucitar para que vivamos con Él una vida nueva. Dios el Padre nos llama, el Hijo ocupa nuestro lugar y el Espíritu Santo mora con nosotros y nos guía a la verdad. ¿No son esas excelentes buenas nuevas?

    Finalmente, la Biblia es un libro precioso, riquísimo en contenido, milenario y abundante en géneros literarios. En sus páginas hay muchas historias impactantes, personajes inolvidables con los que podemos identificarnos, poemas vibrantes, consejos prácticos, frases célebres, lecciones inolvidables, y mucho más. Sin embargo, por encima de todo eso, este libro es Palabra de Dios viva, única y perfecta, en donde el Señor nos muestra Su corazón y Su voluntad para con nosotros. Por eso, al conocer la unidad de su propósito y de su inmenso contenido, nos unimos con el salmista para decir, al momento de empezar a leer esta Biblia: «Ábreme los ojos, para que contemple las maravillas de tu ley» (Salmo 119:18).

    Calendario anual

    De lectura bíblica diaria

    Sigue este calendario para leer toda la Biblia en un año (una vez el Antiguo Testamento [A.T.] y dos veces el Nuevo Testamento [N.T.]).

    Panorama histórico de la Biblia

    «Biblia» deriva del término griego biblos («libros»), y se refiere al Antiguo Testamento (A.T.) y al Nuevo Testamento (N.T.). Los 39 libros del A.T. y los 27 del N.T. forman el «canon» de las Sagradas Escrituras. «Canon» originalmente quería decir «caña», y pasó a significar regla o vara para medir. En este sentido, la Biblia es la regla o el modelo de autoridad para los creyentes. El concepto de «canon» y el proceso de «canonización» se refieren al momento en que los libros fueron reconocidos como «Sagradas Escrituras», los patrones de autoridad para la fe y la práctica.

    Organización de la Biblia

    El A.T. se escribió fundamentalmente en hebreo, con algunas porciones de Esdras, Nehemías y Daniel en arameo. El A.T. hebreo está dividido en tres secciones: la Ley o Torá (Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio); los Profetas, divididos en Profetas Anteriores (Josué, Jueces, 1–2 Samuel, 1–2 Reyes) y Profetas Posteriores (Isaías, Jeremías, Ezequiel y el libro de los Doce, Oseas a Malaquías); y los Escritos. A su vez, los Escritos incluyen tres grupos: Libros Poéticos (Job, Salmos, Proverbios); los Rollos de las Festividades o Meguilot (Rut, Ester, Eclesiastés, Cantar de los Cantares y Lamentaciones), y los Libros Históricos (1–2 Crónicas, Esdras–Nehemías y Daniel). El orden actual de los libros del A.T. está basado en la Septuaginta, la traducción griega del A.T.

    El N.T., escrito en griego, está organizado con los libros narrativos (los cuatro Evangelios y Hechos) seguidos por las Epístolas (Paulinas y Generales) y concluye con Apocalipsis. En muchos manuscritos griegos del N.T., las Epístolas Generales (Santiago, 1–2 Pedro, 1–3 Juan y Judas) preceden a las Epístolas Paulinas (Romanos hasta Santiago más Hebreos) debido probablemente a los lazos más directos entre Jesús y Jacobo, Pedro, Juan y Judas.

    Formación y canon del Antiguo Testamento

    La opinión crítica común es que la triple designación de los libros del A.T., Ley (Torah), Profetas (Neviim) y Escritos (Kethubim), esté basada en la aceptación gradual como parte del canon de cada una de estas tres «colecciones». Esta opinión se basa en gran medida en las premisas de que Moisés no pudo haber sido el autor del Pentateuco y que los libros históricos del A.T. se recopilaron después del reinado del rey Josías (Judá, 640–609 a.C.). Se piensa que los Profetas cesaron para el año 200 a.C., y esto explica por qué el profeta Daniel no estaba incluido en esa sección (su libro se encuentra en los Escritos del canon hebreo); los eruditos críticos ubican la fecha del libro en el siglo ii a.C. Generalmente se dice que las Escrituras fueron establecidas en una reunión de rabinos en Jamnia (Jabneh) entre los años 70 y 135 d.C.

    Roger Beckwith (1985) llegó a la conclusión de que la colección del A.T. pudo haberse establecido ya en el siglo iv a.C., aunque es más probable que haya sido en el siglo ii a.C. Cuando Dios decidió revelarse a Su pueblo y establecer una relación permanente con ellos, utilizó el principio del pacto, un concepto conocido en la cultura del antiguo Cercano Oriente. La formación de un pacto incluía comúnmente la creación de un documento. Además, la historia del pacto se reflejaba naturalmente en la actualización de ese documento. Por lo tanto, junto con el pacto mosaico llegó el documento mosaico y, a medida que se escribía cada uno de los libros del A.T., su autoridad como Palabra de Dios revelada hacía que la comunidad israelita en surgimiento lo adoptara inmediatamente como algo sagrado a lo cual había que someterse. Moisés, como mediador del pacto, escribió la Torá bajo la guía divina. El resto de las Escrituras, los profetas anteriores y posteriores, la literatura poética y de sabiduría, y los libros posexílicos, fueron aceptados de manera igualmente inmediata a medida que cada uno de ellos se le entregaba a la comunidad israelita y esta los recibía. La conclusión de este proceso pudo haberse producido cuando se aceptó el último libro como autoridad y vinculante. Este libro pudo haber sido Malaquías (reconocido comúnmente como el último profeta) o Crónicas (el último libro del orden canónico hebreo). Cualquiera sea el caso, los 39 libros que los protestantes reconocen como el canon del A.T. (igual a los 22 o 24 libros de la comunidad judía [por ej.: los profetas menores se contaban como un solo libro; Jeremías y Lamentaciones como uno; Esdras y Nehemías como uno, etc.]) se establecieron muy cerca de la época en que se escribió el último libro.

    Formación y canon del Nuevo Testamento

    El proceso de canonización del N.T. es más fácil de determinar, aunque existen preguntas que no se pueden responder completamente. Las Epístolas Paulinas se recopilaron y fueron consideradas como autoridad ya durante la primera mitad del siglo ii, tal como se evidencia mediante el canon de Marción (aprox. 140 d.C.) de las diez Epístolas Paulinas y Lucas. Los cuatro Evangelios se convirtieron en unidad canónica durante la segunda mitad del siglo ii con Ireneo (180 d.C.), quien defendía el canon de los Evangelios cuádruplos. La esencia del canon del N.T. estuvo determinado para fines del siglo ii e incluía los cuatro Evangelios, Hechos, 1 Pedro, 1 Juan y trece Epístolas Paulinas, todo aceptado por las iglesias más importantes como textos con autoridad. Apocalipsis también gozó de una aceptación temprana, pero más tarde, cerca de la mitad del siglo iii, comenzó a ser cuestionado tanto en relación con su contenido como con su autoría. Hebreos fue debatido de la misma manera a causa de las dudas con respecto a su autoría. Muchas iglesias aceptaron Santiago, 2 Pedro, 2–3 Juan y Judas durante la última parte del siglo iii, pero no se consideraron plenamente canónicos hasta el siglo iv. El obispo de Alejandría Atanasio fue el primero en mencionar los 27 libros del canon neotestamentario, y en su carta pascual del año 367 instruía a las iglesias con relación al N.T., enumerando exactamente los 27 libros que poseemos. No obstante, aun en ese tiempo hubo algunos grupos, por ejemplo las iglesias siríacas, que utilizaban un canon del N.T. de 22 libros (sin 2 Pedro, 2–3 Juan, Judas y Apocalipsis) o de 26 libros (sin Apocalipsis). Sin embargo, con el paso del tiempo, los 27 libros del canon neotestamentario prevalecieron en casi todas las iglesias.

    La tarea de la iglesia primitiva en cuanto a la confirmación de la voluntad de Dios sobre el canon del N.T. no fue fácil. Marción promovió en Roma un canon muy limitado (ver arriba) que determinó una resistencia extrema contra el judaísmo. Él rechazaba el A.T. así como también los escritos neotestamentarios que eran «demasiado judíos», y conservó únicamente a Pablo y Lucas (el único escritor gentil del N.T.). A manera de reacción, la iglesia defendió el A.T. y comenzó a definir su propio canon del N.T., mucho más amplio que el de Marción.

    Hacia fines del siglo ii, el montanismo promovió dentro de la iglesia una voz «profética» en desarrollo. Esta afirmación en cuanto a una nueva revelación hizo que la iglesia se volviera más restrictiva con respecto a la definición del canon y que limitara el N.T. a los libros cuya autoría e influencia apostólicas pudieran ser determinadas.

    A medida que la tarea continuaba, el proceso guiado por el Espíritu se fue desarrollando según ciertos parámetros. Para que un libro fuese considerado Santa Escritura (canónico), debía gozar de una amplia aceptación entre las iglesias. La aceptación local no era adecuada. También era necesario aplicar ciertos criterios para separar las obras posteriores de aquellas correspondientes al siglo i. Los libros tenían que remontarse a la era apostólica y estar conectados con algún apóstol, ya sea en cuanto a la autoría o una asociación directa (por ejemplo, Marcos y Lucas estaban asociados con Pedro y Pablo respectivamente). Los libros también debían demostrar ser beneficiosos para las iglesias que escuchaban su lectura. Esta dimensión espiritual probablemente era lo más sobresaliente. Nuestros libros neotestamentarios fueron incluidos en el canon debido a que le hablaban a la gente de una manera tan poderosa que no podían ser dejados afuera. Finalmente, los libros se tenían que considerar apropiados para la lectura pública en la iglesia. Debido a que el analfabetismo era tan grande, el primer contacto que la mayoría de la gente tenía con el texto era cuando se lo leía durante las reuniones de adoración y se escuchaba como Palabra de Dios con autoridad. Tales textos se hallaban camino a la plena canonización.

    Una etapa adicional de la canonización tuvo lugar durante la Reforma. Los reformadores, haciendo eco a las palabras de Jerónimo, sostenían que era necesario seguir el canon judío del A.T. y así fue que solamente aceptaron 39 libros del A.T. hebreo en lugar del A.T. extendido que se encontraba en la Septuaginta. Estos libros adicionales (Apócrifos) también se encontraban en la Vulgata latina, Biblia fundamental de la Iglesia Occidental durante más de 1000 años antes de la Reforma. Algunas Biblias de la Iglesia Católica Romana y de las Iglesias Ortodoxas todavía incluyen los Apócrifos, pero, desde el Concilio Vaticano II, poseen un menor grado de canonicidad y se los denomina deuterocanónicos. Mientras que los protestantes no niegan que estos libros sean útiles, los rechazan como parte de las Santas Escrituras.

    Textos y versiones

    1. Texto y versiones del Antiguo Testamento. Los escribas judíos enterraban los manuscritos viejos en un depósito o genizah y luego destruían estos manuscritos. Los escribas hebreos, llamados masoretas, produjeron el texto masorético entre 500 y 1000 d.C. Los eruditos textuales usan varias herramientas para descubrir el texto que existía detrás del texto masorético. El Pentateuco Samaritano es el texto de los primeros cinco libros del A.T. preservados entre los samaritanos después que se separaron de Judá aproximadamente en 400 a.C. Este texto fue preservado en forma independiente al texto masorético, aunque las copias más antiguas que existen no se hicieron sino hasta después de 1000 d.C. Solo en muy pocos casos los eruditos consideran que el Pentateuco Samaritano preserva un texto superior al masorético.

    Las paráfrasis arameas del A.T., los Tárgumes, se originaron porque los judíos en las sinagogas del Medio Oriente, al no conocer el idioma, no podían entender las Escrituras hebreas. A medida que alguien leía el texto hebreo, un intérprete recitaba paráfrasis arameas, que con el tiempo se estereotiparon. Se escribieron antes de Cristo (los Rollos del Mar Muerto contienen un fragmento de un Tárgum de Job). La mayoría de los manuscritos de Tárgumes se originaron entre 500 y 1000 d.C. Los Tárgumes resultan de más interés para determinar doctrina judía que para determinar las primeras fases del texto del A.T.

    La Septuaginta es una traducción griega del A.T. realizada en Alejandría, Egipto, entre aproximadamente 250 y 100 a.C. a fin de satisfacer las necesidades de judíos y otras personas grecoparlantes; mantiene variantes textuales (especialmente en Éxodo, Samuel y Jeremías) que parecen ser superiores al texto masorético. Algunas de esas variantes encuentran apoyo en copias de textos hebreos hallados en Qumrán. Las otras dos traducciones griegas más famosas del A.T. son Aquila y Teodocio y fueron realizadas después de 100 d.C.

    Los Rollos del Mar Muerto se escribieron antes de 100 a.C. y son más de 1000 años más antiguos que los manuscritos básicos de los textos masoréticos. Se hallaron manuscritos bíblicos con fragmentos o copias completas de todos los libros del A.T. con excepción de Ester. Los rollos de Qumrán a veces difieren del texto masorético (hay 1375 casos en Isaías), pero la mayoría de las variaciones son insignificantes.

    Existen otras versiones del A.T. como por ejemplo la Siríaca, la Antigua Latina, la Vulgata Latina, pero ninguna de ellas ofrece muchas variantes importantes en cuanto a los textos masoréticos. El cuidadoso trabajo de los escribas hebreos preservó el texto de la Biblia hebrea de modo que hoy lo tenemos esencialmente como existía antes de Cristo.

    2. Texto y versiones del Nuevo Testamento. Al comienzo el N.T. se preservaba en frágiles papiros. Solo se conocen 94 fragmentos de papiros con manuscritos del N.T. Y pocos contienen más que solo parte de una única página de texto. Los manuscritos originales en papiro contenían solo porciones del N.T. Los más antiguos datan de poco después de 100 d.C.

    A partir de 350 d.C. aproximadamente, el N.T. circuló como un volumen único en grandes manuscritos de pergamino que también contenían el A.T. griego y otros escritos cristianos como 1 y 2 Clemente, El pastor de Hermas y La epístola de Bernabé. El pergamino se confeccionaba con pieles de animales.

    Los escritos cristianos con citas del N.T. griego también proporcionan evidencia en cuanto al texto del N.T. Sin embargo, algunos «padres» de la iglesia eran muy inexactos en las citas que realizaban y confiaban en una memoria imperfecta.

    Para 150 d.C. se habían realizado amplios esfuerzos para traducir toda la Escritura al latín antiguo y al siríaco. A partir del año 200, las traducciones aparecieron en varios dialectos de los idiomas egipcios, los idiomas de Armenia, Georgia, Etiopía, Arabia, Nubia y áreas de Europa.

    La Vulgata Latina (383–405 d.C.) fue obra de Jerónimo, y llegó a ser la Biblia de la iglesia latina. Entre los ortodoxos de la Europa oriental, el griego continuó siendo el idioma oficial de las Escrituras. Durante el largo período de 400 a 1500, la mayoría de los manuscritos griegos del N.T. usaron el texto oficial de las Iglesias Ortodoxas, de modo que hoy la mayoría de los manuscritos griegos del N.T. son del tipo llamado bizantino, eclesiástico, koiné, estándar u oriental. Los manuscritos más antiguos y (para la mayoría de los eruditos) más confiables son los del tipo alejandrino (también llamado tipo neutral, egipcio y africano). Los encargados de imprenta de alrededor del año 1500 solo contaban con los del tipo bizantino.

    Desde ese entonces hemos descubierto más de 5300 copias manuscritas del N.T. completo o partes de este. La tarea de la crítica textual es el proceso de revisión, corrección y utilización de todo este material para reproducir el texto más antiguo posible. El celo misionero es un importante impulsor de esta tarea. Sin la crítica textual, no serían posibles Biblias modernas en ningún idioma.

    Traducciones

    La invención de la imprenta en 1443 y el inicio de la Reforma Protestante en 1517 desencadenaron un gran interés en la traducción de la Biblia. Para esa época, la mayoría de los idiomas modernos de Europa tenían traducciones impresas: alemán, 1466; italiano, 1471; español, 1478 y francés, 1487. Cada una tiene una larga historia de traducción de manuscritos previos a la imprenta.

    Hay evidencias de que la Biblia en idioma español ya era conocida en España en el siglo x. Un edicto de Jaime i de Aragón en 1223 prohibió a sus súbditos tener los libros del A.T. y el N.T. en idioma romance. El Concilio de Tolosa en 1229 prohibió a los legos que usaran la Biblia en el idioma vernáculo. Sin embargo, no se conocen esas traducciones.

    La primera traducción importante al castellano de la que se tienen datos precisos es la conocida como Biblia Alfonsina, traducida por orden del rey Alfonso x de Castilla (Alfonso el Sabio), que apareció en 1280 y fue una traducción de la Vulgata; pero en forma resumida y parafraseada.

    En 1430 apareció una versión del A.T. realizada por el rabino Moisés Arragel, de Guadalajara, España, por órdenes de Luis Guzmán. Como se salvó de la Inquisición, con el tiempo esta Biblia pasó a la familia del duque de Alba, que la posee en la actualidad, por lo que se conoce como la Biblia de la Casa de Alba.

    En 1527 el cardenal Quiroga obsequió al rey Felipe ii la traducción al español que había realizado de la Vulgata. Esta traducción se conoce como la Biblia de Quiroga.

    En 1543 apareció una versión del N.T. traducido por Francisco de Enzinas, quien utilizó el texto griego que había publicado Erasmo en Bruselas en 1516. La obra de Enzinas fue el primer N.T. completo que se conoció en español.

    Mientras tanto, a fines del siglo xv los judíos habían sido expulsados de España; fueron al exilio, pero con ellos llevaron el idioma. Algunos se establecieron en Ferrara, Italia, donde en 1533 apareció la Biblia de Ferrara, que fue una traducción realizada por Yom Tob Atías y Abram Usque.

    En 1556 Juan Pérez de Pineda publicó su versión del N.T., para la cual había usado la versión de Enzinas y había agregado su propia traducción de los Salmos.

    En 1569 salió a la luz la Biblia del Oso, traducida por Casiodoro de Reina. Esta fue la primera versión de la Biblia completa traducida al español a partir de los originales en hebreo, griego y arameo. Para el N.T., Reina usó la tercera edición griega de Erasmo.

    Cipriano de Valera invirtió veinte años en la revisión de la traducción que había completado Reina. Publicó el N.T. en Londres en 1596, y en 1602 toda la Biblia en Ámsterdam. Otras revisiones de esta traducción se hicieron en 1862, 1865, 1874, 1883, 1890, 1909, 1960 y 1995. La revisión de 1960 realizada por las Sociedades Bíblicas Unidas ha tenido una amplia aceptación en el mundo evangélico hispano. Es interesante notar que el trabajo de Valera se realizó durante el Siglo de Oro en la literatura.

    La versión castellana inicial de Casiodoro de Reina había aparecido en 1569, pero pasaron más de dos siglos antes que la iglesia de Roma autorizara la publicación de una Biblia en español.

    En 1790 se publicó en Valencia la Biblia de Felipe Scío de San Miguel, traducida de la Vulgata por orden del rey Carlos III. Esta Biblia consta de 16 tomos.

    Otra traducción de la Vulgata apareció en 1822 y fue realizada por Félix Torres Amat y Miguel Petisco; en 1833 se publicó la Biblia de Rivera, igualmente traducida de la Vulgata. Esta fue la primera Biblia en español que se publicó en el continente americano.

    Mientras tanto, en el mundo evangélico las versiones de la Biblia continuaban apareciendo. En 1857 lo hizo la traducción del N.T. llamada del «Nuevo Pacto», y que se atribuye a Guillermo Norton de Edimburgo.

    La Versión Moderna fue una traducción realizada por H. B. Pratt, misionero, y publicada en 1893 por la Sociedad Bíblica Americana de Nueva York. Esta versión se distingue por ser muy fiel a los idiomas originales; sin embargo, la popularidad que logró fue limitada.

    Bajo los auspicios de la Iglesia Católica Romana en Argentina, Juan José de la Torre publicó en 1903 su versión del N.T.

    Entre los evangélicos, en 1919 apareció el N.T. traducido por Pablo Besson, pastor en Argentina. En 1923 se publicó la Versión Hispanoamericana del N.T., a cargo de una comisión de traductores designada por la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera y la Sociedad Bíblica Americana.

    En 1944 se publicó en Madrid la versión conocida como Nácar-Colunga. Esta fue la primera traducción a cargo de traductores católico-romanos a partir de los idiomas bíblicos originales. Nácar-Colunga ha llegado a ser la versión católica más difundida.

    A partir de la década de 1940, hubo una verdadera explosión de traducciones de la Escritura al español. Lo que sigue es una lista no exhaustiva:

    1947 Biblia, Bover-Cantera, Madrid, católica.

    1951 Biblia, Juan Straubinger, Buenos Aires, católica.

    1960 Revisión de la versión Reina-Valera, comisión de las Sociedades Bíblicas Unidas.

    1962 N.T., Centro Bíblico Hispanoamericano, Toluca, México.

    1964 Biblia, Ediciones Paulinas, España, católica.

    1964 Biblia, Evaristo Nieto, católica.

    1964 Biblia, Serafín de Ausejo, Barcelona, católica.

    1966 N.T., «Dios llega al hombre», Versión Popular, Sociedades Bíblicas Unidas.

    1966 N.T., José María Valverde, revisada por Luis Alonso Schökel, católica.

    1967 N.T., Carlos de Villapadierna, Editorial Difusora Bíblica, Madrid, católica.

    1967 Biblia de Jerusalén, Bilbao, España.

    1968 N.T. Ecuménico, primera edición costeada por la Comunidad Taizé.

    1968 N.T., Libro de la Nueva Alianza, Levoratti, Perdía y Trusso, católica.

    1971 N.T., Versión Moderna (sin nombre de autor), España.

    1972 La Nueva Biblia para Latinoamérica, Ramón Ricciardi, católica.

    1972 N.T. Viviente, paráfrasis basada en The Living New Testament de Kenneth Taylor.

    1973 N.T., La Biblia de las Américas, The Lockman Foundation, La Habra, California.

    1975 Nueva Biblia Española, dirigida por Luis Alonso Schökel y Juan Mateos.

    1979 Biblia, Versión Popular, Sociedades Bíblicas Unidas.

    1979 Biblia, La Biblia al Día, paráfrasis, Editorial Unilit, Miami.

    1986 La Biblia de las Américas, The Lockman Foundation, La Habra, California.

    1989 Biblia, Reina-Valera Actualizada, Editorial Mundo Hispano, El Paso, Texas.

    1995 Revisión de la versión Reina-Valera, comisión de las Sociedades Bíblicas Unidas.

    1999 Nueva Versión Internacional, Sociedad Bíblica Internacional.

    1999 Biblia Textual, Sociedad Bíblica Iberoamericana.

    2002 Traducción en Lenguaje Actual, Sociedades Bíblicas Unidas.

    2005 Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy, The Lockman Foundation, La Habra, California.

    2005 La Palabra de Dios para Todos, Centro Mundial de Traducción de la Biblia.

    2006 La Santa Biblia, Nueva Biblia al Dia, Sociedad Bíblica Internacional.

    2007 La Biblia Peshitta en Español, Traducción de los Antiguos Manuscritos. Actualizada en 2017. Arameos, Instituto Cultural Álef y Tau, Hermosillo, México.

    2010 Nueva Traducción Viviente, Tyndale Español.

    2011 Reina Valera Contemporánea, Sociedades Bíblicas Unidas.

    La mejor traducción es la que tiene influencia en la vida del lector y le da esperanza. La tarea de la traducción no ha concluido. Nuevos descubrimientos y nuevos estudiantes de la Palabra de Dios habrán de producir más traducciones de la Biblia para servir a la iglesia y ayudar en su misión en futuras generaciones.

    Una palabra sobre la NVI

    La Nueva Versión Internacional es una traducción de las Sagradas Escrituras elaborada por un grupo de expertos biblistas que representan a una docena de países de habla española, y que pertenecen a un buen número de denominaciones cristianas evangélicas. La traducción se hizo directamente de los textos hebreos, arameos y griegos en sus mejores ediciones disponibles Se aprovechó, en buena medida, el trabajo de investigación y exégesis que antes efectuaron los traductores de la New International Version, traducción de la Biblia al inglés, ampliamente conocida.

    Claridad, fidelidad, dignidad y elegancia son las características de esta nueva versión de la Biblia, cualidades que están garantizadas por la cuidadosa labor de los traductores, reconocidos expertos en las diferentes áreas del saber bíblico. Muchos de ellos son pastores o ejercen la docencia en seminarios e institutos bíblicos a lo largo y ancho de nuestro continente. Más importante aún, son todos ellos fervientes creyentes en el valor infinito de la palabra, como revelación infalible de la verdad divina y única regla de fe y de vida para todos.

    La alta calidad de esta Nueva Versión Internacional está, además, garantizada por el minucioso proceso de traducción, en el que se invirtieron miles de horas de trabajo de los traductores a quienes se asignaron determinados libros; de los revisores, que cuidadosamente cotejaron los primeros borradores producidos por los traductores; de los diferentes comités que, a su vez, revisaron frase por frase y palabra por palabra el trabajo de los traductores y revisores; y de los lectores que enviaron sus observaciones al comité de estilo. A este comité le correspondió, en última instancia, velar por que la versión final fuera no solo exacta, clara y fiel a los originales, sino digna y elegante, en conformidad con los cánones del mejor estilo de nuestra lengua.

    Claridad y exactitud en la traducción y fidelidad al sentido y mensaje de los escritores originales fueron la preocupación fundamental de los traductores. Una traducción es clara, exacta y fiel cuando reproduce en la lengua de los lectores de hoy lo que el autor quiso transmitir a la gente de su tiempo, en su propia lengua. Claridad, exactitud y fidelidad no significan necesariamente traducir palabra por palabra o, como se dice ordinariamente, hacer una traducción literal del texto. Las estructuras fonológicas, sintácticas y semánticas varían de una lengua a otra. Por eso una traducción fiel y exacta tiene que tomar en cuenta no solo la lengua original, sino también la lengua receptora. Esto significa vaciar el contenido total del mensaje en las nuevas formas gramaticales de la lengua receptora, cuidando de que no se pierda «ni una letra ni una tilde» de ese mensaje (Mt 5:18). Para lograrlo los traductores de esta Nueva Versión Internacional han procurado emplear el lenguaje más fresco y contemporáneo posible, a fin de que el mensaje de la palabra divina sea tan claro, sencillo y natural como lo fue cuando el Espíritu Santo inspiró el texto original. A la vez han cuidado de que el lenguaje de esta Nueva Versión Internacional conserve la dignidad y belleza que se merece la palabra inspirada. Términos y expresiones que ya han hecho carrera entre el pueblo cristiano evangélico, y que son bien entendidos por los lectores familiarizados con la Biblia, se han dejado en lo posible intactos. Se han buscado al mismo tiempo nuevos giros y expresiones para comunicar aquello que en otras versiones no parecía tan evidente. Se ha añadido además un glosario que explica el significado de ciertos términos; se trata de términos poco conocidos o difíciles de traducir. Esperamos que todo esto, más un buen número de notas explicativas al pie de página, sea de gran ayuda al lector.

    En las notas al pie de página aparecen las siguientes abreviaturas:

    Lit. (traducción literal): indica una posible representación más exacta, aunque no necesariamente más clara, del texto original, la cual puede ser de ayuda para algunos lectores.

    Alt. (traducción alterna): indica que existen otras posibles traducciones o interpretaciones del texto, las cuales cuentan con el apoyo de otras versiones o de otros eruditos.

    Var. (variante textual): se usa solamente en el Nuevo Testamento, e indica que hay diferencias entre los manuscritos neotestamentarios. La traducción se basa en el texto crítico griego actual, que da preferencia a los manuscritos más antiguos. Cuando se dan diferencias sustanciales entre este texto crítico y el texto tradicional conocido como Textus Receptus, la lectura tradicional se incluye en una nota, como variante textual. Otras variantes importantes también se incluyen en esta clase de notas.

    En el Antiguo Testamento, las diferencias textuales se indican de otro modo. La base de la traducción es el Texto Masorético (TM), pero en algunos pasajes se ha aceptado una lectura diferente. En estos casos, la nota incluye entre paréntesis la evidencia textual (principalmente en las versiones antiguas) que apoya tal lectura; luego se indica lo que dice el TM. Además, en el Antiguo Testamento se ha usado el vocablo

    Señor

    para representar las cuatro consonantes hebreas que constituyen el nombre de Dios, es decir, YHVH, que posiblemente se pronunciaba Yahvé. La combinación de estas cuatro consonantes con la forma reverencial Adonay («Señor» sin versalitas) dio como resultado el nombre de «Jehová», que se ha usado en las versiones tradicionales. En pasajes donde YHVH y Adonay aparecen juntos, se ha variado la traducción (p.ej. «

    Señor

    mi Dios»).

    Otra diferencia entre la Nueva Versión Internacional y las versiones tradicionales tiene que ver con la onomástica hebrea. En el caso de nombres propios bien conocidos, esta versión ha mantenido las formas tradicionales, aun cuando no correspondan con las del hebreo (p.ej. Jeremías, aunque el hebreo es Yirmeyahu). En otros casos se ha hecho una revisión moderada para que los nombres no solo reflejen con mayor exactitud el texto original (p.ej., la consonante jet se ha representado con j en vez de h), sino también para que se ajusten a la fonología castellana (p.ej., se ha evitado usar la consonante m en posición final).

    Como todas las traducciones de la Biblia, la Nueva Versión Internacional que hoy colocamos en manos de nuestros lectores es susceptible de perfeccionarse. Y seguiremos trabajando para que así ocurra en sucesivas ediciones de la misma. Con todo, estamos muy agradecidos al Señor por el gran trabajo que nos ha permitido realizar, en el cual todos los integrantes del comité de traducción bíblica de la Sociedad Bíblica Internacional hemos puesto el mayor empeño, amor y fe, a fin de entregar a los lectores de este siglo la mejor versión posible del texto bíblico. Que todo sea para la mayor gloria de Dios y el más amplio conocimiento de su palabra. Dedicamos este trabajo a Aquel, cuyo nombre debe ser honrado por todos los que lean su palabra. Y oramos para que, a través de esta edición de la Nueva Versión Internacional, muchos puedan entender, asimilar y aceptar el mensaje de salvación que, por medio de Jesucristo, tiene el Dios de la Biblia para cada uno de ellos.

    Comité de Traducción Bíblica

    Sociedad Bíblica Internacional

    P.O. Box 522241

    Miami, Florida 33152-2241

    EE.UU.

    Septiembre de 1999

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    Génesis

    Este es el libro del «origen», que obtiene su nombre del término griego del mismo significado: «genesis». En Génesis se revelan la naturaleza y el carácter de Dios. Él es el creador de todas las cosas visibles e invisibles, el artista y la inteligencia detrás de cada detalle de la creación. Aquí se encuentra el relato que inicia en la maravillosa creación del mundo y del ser humano, hecho a imagen y semejanza de Dios, y que culmina con el comienzo de la historia del pueblo elegido por Dios. Génesis narra la entrada del pecado al mundo y revela la misericordia de Dios; muestra cómo la humanidad se multiplicó y se desarrolló, cómo surgieron los idiomas y cómo cada grupo fue dispersado; cuenta de la degradación del ser humano, el juicio de Dios y la salvación de Noé para preservar el propósito de Dios de redimir a un remanente a través de un Mesías prometido. Por último, presenta la vida de Abraham, Isaac y Jacob, y termina con la inspiradora historia de José en Egipto y el inicio de la nación de Israel.

    AUTOR: Moisés

    FECHA ESTIMADA: en el principio

    TEMAS:

    ▶ La creación

    ▶ La vida humana

    ▶ El pecado

    ▶ El pacto

    BOSQUEJO:

    La creación del cielo y la tierra (1:1–2:3)

    La familia humana dentro y fuera del jardín (2:4–4:26)

    El linaje de Adán (5:1–6:8)

    Noé y su familia (6:9–9:29)

    Las naciones y la torre de Babel (10:1–11:26)

    El padre Abraham (11:27–25:11)

    El linaje de Ismael (25:12-18)

    La familia de Isaac: Jacob y Esaú (25:19–35:29)

    La familia de Esaú (36:1-8)

    Esaú, el padre de los edomitas (36:9–37:1)

    La familia de Jacob: José y sus hermanos (37:2–50:26)

    La creación

    1Dios, en el principio,

    creó los cielos y la tierra.

    ² La tierra era un caos total,

    las tinieblas cubrían el abismo,

    y el Espíritu* de Dios se movía

    sobre la superficie de las aguas.

    ³ Y dijo Dios: «¡Que exista la luz!»

    Y la luz llegó a existir.

    ⁴ Dios consideró que la luz era buena

    y la separó de las tinieblas.

    ⁵ A la luz la llamó «día»,

    y a las tinieblas, «noche».

    Y vino la noche, y llegó la mañana:

    ese fue el primer día.

    ⁶ Y dijo Dios: «¡Que exista el firmamento

    en medio de las aguas, y que las separe!»

    ⁷ Y así sucedió: Dios hizo el firmamento

    y separó las aguas que están abajo,

    de las aguas que están arriba.

    ⁸ Al firmamento Dios lo llamó «cielo».

    Y vino la noche, y llegó la mañana:

    ese fue el segundo día.

    ⁹ Y dijo Dios: «¡Que las aguas debajo del cielo

    se reúnan en un solo lugar,

    y que aparezca lo seco!»

    Y así sucedió. ¹⁰ A lo seco Dios lo llamó «tierra»,

    y al conjunto de aguas lo llamó «mar».

    Y Dios consideró que esto era bueno.

    ¹¹ Y dijo Dios: «¡Que haya vegetación sobre la tierra;

    que esta produzca hierbas que den semilla,

    y árboles que den su fruto con semilla,

    todos según su especie!»

    Y así sucedió. ¹² Comenzó a brotar la vegetación:

    hierbas que dan semilla,

    y árboles que dan su fruto con semilla,

    todos según su especie.

    Y Dios consideró que esto era bueno.

    ¹³ Y vino la noche, y llegó la mañana:

    ese fue el tercer día.

    ¹⁴ Y dijo Dios: «¡Que haya luces en el firmamento

    que separen el día de la noche;

    que sirvan como señales de las estaciones,

    de los días y de los años,

    ¹⁵ y que brillen en el firmamento

    para iluminar la tierra!»

    Y sucedió así. ¹⁶ Dios hizo los dos grandes astros:

    el astro mayor para gobernar el día,

    y el menor para gobernar la noche.

    También hizo las estrellas.

    ¹⁷ Dios colocó en el firmamento

    los astros para alumbrar la tierra.

    ¹⁸ Los hizo para gobernar el día y la noche,

    y para separar la luz de las tinieblas.

    Y Dios consideró que esto era bueno.

    ¹⁹ Y vino la noche, y llegó la mañana:

    ese fue el cuarto día.

    ²⁰ Y dijo Dios: «¡Que rebosen de seres vivientes las aguas,

    y que vuelen las aves sobre la tierra

    a lo largo del firmamento!»

    ²¹ Y creó Dios los grandes animales marinos,

    y todos los seres vivientes

    que se mueven y pululan en las aguas

    y todas las aves,

    según su especie.

    Y Dios consideró que esto era bueno,

    ²² y los bendijo con estas palabras:

    «Sean fructíferos y multiplíquense;

    llenen las aguas de los mares.

    ¡Que las aves se multipliquen sobre la tierra!»

    ²³ Y vino la noche, y llegó la mañana:

    ese fue el quinto día.

    ²⁴ Y dijo Dios: «¡Que produzca la tierra seres vivientes:

    animales domésticos, animales salvajes,

    y reptiles, según su especie!»

    Y sucedió así. ²⁵ Dios hizo los animales domésticos,

    los animales salvajes, y todos los reptiles,

    según su especie.

    Y Dios consideró que esto era bueno,

    ²⁶ y dijo: «Hagamos al ser humano

    a nuestra imagen y semejanza.

    Que tenga dominio sobre los peces del mar,

    y sobre las aves del cielo;

    sobre los animales domésticos,

    sobre los animales salvajes,*

    y sobre todos los reptiles

    que se arrastran por el suelo».

    ²⁷ Y Dios creó al ser humano a su imagen;

    lo creó a imagen de Dios.

    Hombre y mujer los creó,

    ²⁸ y los bendijo con estas palabras:

    «Sean fructíferos y multiplíquense;

    llenen la tierra y sométanla;

    dominen a los peces del mar y a las aves del cielo,

    y a todos los reptiles que se arrastran por el suelo».

    ²⁹ También les dijo: «Yo les doy de la tierra

    todas las plantas que producen semilla

    y todos los árboles que dan fruto con semilla;

    todo esto les servirá de alimento.

    ³⁰ Y doy la hierba verde como alimento

    a todas las fieras de la tierra,

    a todas las aves del cielo

    y a todos los seres vivientes

    que se arrastran por la tierra».

    Y así sucedió. ³¹ Dios miró todo lo que había hecho,

    y consideró que era muy bueno.

    Y vino la noche, y llegó la mañana:

    ese fue el sexto día.

    2Así quedaron terminados los cielos y la tierra,

    y todo lo que hay en ellos.

    ² Al llegar el séptimo día, Dios descansó

    porque había terminado la obra que había emprendido.

    ³ Dios bendijo el séptimo día, y lo santificó,

    porque en ese día descansó de toda su obra creadora.

    ⁴ Esta es la historia* de la creación

    de los cielos y la tierra.

    Adán y Eva

    Cuando Dios el

    Señor

    hizo la tierra y los cielos, ⁵ aún no había ningún arbusto del campo sobre la tierra, ni había brotado la hierba, porque Dios el

    Señor

    todavía no había hecho llover sobre la tierra ni existía el hombre para que la cultivara. ⁶ No obstante, salía de la tierra un manantial que regaba toda la superficie del suelo. ⁷ Y Dios el

    Señor

    formó al hombre* del polvo de la tierra, y sopló en su nariz hálito de vida, y el hombre se convirtió en un ser viviente.

    ⁸ Dios el

    Señor

    plantó un jardín al oriente del Edén, y allí puso al hombre que había formado. ⁹ Dios el

    Señor

    hizo que creciera toda clase de árboles hermosos, los cuales daban frutos buenos y apetecibles. En medio del jardín hizo crecer el árbol de la vida y también el árbol del conocimiento del bien y del mal.

    ¹⁰ Del Edén nacía un río que regaba el jardín, y que desde allí se dividía en cuatro ríos menores. ¹¹ El primero se llamaba Pisón, y recorría toda la región de Javilá, donde había oro. ¹² El oro de esa región era fino, y también había allí resina muy buena y piedra de ónice. ¹³ El segundo se llamaba Guijón, que recorría toda la región de Cus.* ¹⁴ El tercero se llamaba Tigris, que corría al este de Asiria. El cuarto era el Éufrates.

    ¹⁵ Dios el

    Señor

    tomó al hombre y lo puso en el jardín del Edén para que lo cultivara y lo cuidara, ¹⁶ y le dio este mandato: «Puedes comer de todos los árboles del jardín, ¹⁷ pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no deberás comer. El día que de él comas, ciertamente morirás».

    ¹⁸ Luego Dios el

    Señor

    dijo: «No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada». ¹⁹ Entonces Dios el

    Señor

    formó de la tierra toda ave del cielo y todo animal del campo, y se los llevó al hombre para ver qué nombre les pondría. El hombre les puso nombre a todos los seres vivos, y con ese nombre se les conoce. ²⁰ Así el hombre fue poniéndoles nombre a todos los animales domésticos, a todas las aves del cielo y a todos los animales del campo. Sin embargo, no se encontró entre ellos la ayuda adecuada para el hombre.

    ²¹ Entonces Dios el

    Señor

    hizo que el hombre cayera en un sueño profundo y, mientras este dormía, le sacó una costilla y le cerró la herida. ²² De la costilla que le había quitado al hombre, Dios el

    Señor

    hizo una mujer y se la presentó al hombre, ²³ el cual exclamó:

    «Esta sí es hueso de mis huesos

    y carne de mi carne.

    Se llamará mujer*

    porque del hombre fue sacada».

    ²⁴ Por eso el hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su mujer, y los dos se funden en un solo ser.*

    ²⁵ En ese tiempo el hombre y la mujer estaban desnudos, pero ninguno de los dos sentía vergüenza.

    La caída del ser humano

    3La serpiente era más astuta que todos los animales del campo que Dios el

    Señor

    había hecho, así que le preguntó a la mujer:

    —¿Es verdad que Dios les dijo que no comieran de ningún árbol del jardín?

    ² —Podemos comer del fruto de todos los árboles —respondió la mujer—. ³ Pero, en cuanto al fruto del árbol que está en medio del jardín, Dios nos ha dicho: No coman de ese árbol, ni lo toquen; de lo contrario, morirán.

    ⁴ Pero la serpiente le dijo a la mujer:

    —¡No es cierto, no van a morir! ⁵ Dios sabe muy bien que, cuando coman de ese árbol, se les abrirán los ojos y llegarán a ser como Dios, conocedores del bien y del mal.

    ⁶ La mujer vio que el fruto del árbol era bueno para comer, y que tenía buen aspecto y era deseable para adquirir sabiduría, así que tomó de su fruto y comió. Luego le dio a su esposo, y también él comió. ⁷ En ese momento se les abrieron los ojos, y tomaron conciencia de su desnudez. Por eso, para cubrirse entretejieron hojas de higuera.

    ⁸ Cuando el día comenzó a refrescar, el hombre y la mujer oyeron que Dios el

    Señor

    andaba recorriendo el jardín; entonces corrieron a esconderse entre los árboles, para que Dios no los viera. ⁹ Pero Dios el

    Señor

    llamó al hombre y le dijo:

    —¿Dónde estás?

    ¹⁰ El hombre contestó:

    —Escuché que andabas por el jardín, y tuve miedo porque estoy desnudo. Por eso me escondí.

    ¹¹ —¿Y quién te ha dicho que estás desnudo? —le preguntó Dios—. ¿Acaso has comido del fruto del árbol que yo te prohibí comer?

    ¹² Él respondió:

    —La mujer que me diste por compañera me dio de ese fruto, y yo lo comí.

    ¹³ Entonces Dios el

    Señor

    le preguntó a la mujer:

    —¿Qué es lo que has hecho?

    —La serpiente me engañó, y comí —contestó ella.

    ¹⁴ Dios el

    Señor

    dijo entonces a la serpiente:

    «Por causa de lo que has hecho,

    ¡maldita serás entre todos los animales,

    tanto domésticos como salvajes!

    Te arrastrarás sobre tu vientre,

    y comerás polvo todos los días de tu vida.

    ¹⁵ Pondré enemistad entre tú y la mujer,

    y entre tu simiente y la de ella;

    su simiente te aplastará la cabeza,

    pero tú le morderás el talón».

    ¹⁶ A la mujer le dijo:

    «Multiplicaré tus dolores en el parto,

    y darás a luz a tus hijos con dolor.

    Desearás a tu marido,

    y él te dominará».

    ¹⁷ Al hombre le dijo:

    «Por cuanto le hiciste caso a tu mujer,

    y comiste del árbol del que te prohibí comer,

    ¡maldita será la tierra por tu culpa!

    Con penosos trabajos comerás de ella

    todos los días de tu vida.

    ¹⁸ La tierra te producirá cardos y espinas,

    y comerás hierbas silvestres.

    ¹⁹ Te ganarás el pan con el sudor de tu frente,

    hasta que vuelvas a la misma tierra

    de la cual fuiste sacado.

    Porque polvo eres,

    y al polvo volverás».

    ²⁰ El hombre llamó Eva* a su mujer, porque ella sería la madre de todo ser viviente.

    ²¹ Dios el

    Señor

    hizo ropa de pieles para el hombre y su mujer, y los vistió. ²² Y dijo: «El ser humano ha llegado a ser como uno de nosotros, pues tiene conocimiento del bien y del mal. No vaya a ser que extienda su mano y también tome del fruto del árbol de la vida, y lo coma y viva para siempre». ²³ Entonces Dios el

    Señor

    expulsó al ser humano del jardín del Edén, para que trabajara la tierra de la cual había sido hecho. ²⁴ Luego de expulsarlo, puso al oriente del jardín del Edén a los querubines, y una espada ardiente que se movía por todos lados, para custodiar el camino que lleva al árbol de la vida.

    Caín y Abel

    4El hombre se unió a Eva, su mujer, y ella concibió y dio a luz a Caín. * Y dijo: «¡Con la ayuda del

    Señor

    , he tenido un hijo varón!» ² Después dio a luz a Abel, hermano de Caín. Abel se dedicó a pastorear ovejas, mientras que Caín se dedicó a trabajar la tierra. ³ Tiempo después, Caín presentó al

    Señor

    una ofrenda del fruto de la tierra. ⁴ Abel también presentó al

    Señor

    lo mejor de su rebaño, es decir, los primogénitos con su grasa. Y el

    Señor

    miró con agrado a Abel y a su ofrenda, ⁵ pero no miró así a Caín ni a su ofrenda. Por eso Caín se enfureció y andaba cabizbajo.

    ⁶ Entonces el

    Señor

    le dijo: «¿Por qué estás tan enojado? ¿Por qué andas cabizbajo? ⁷ Si hicieras lo bueno, podrías andar con la frente en alto. Pero, si haces lo malo, el pecado te acecha, como una fiera lista para atraparte. No obstante, tú puedes dominarlo».

    ⁸ Caín habló con su hermano Abel. Mientras estaban en el campo, Caín atacó a su hermano y lo mató.

    ⁹ El

    Señor

    le preguntó a Caín:

    —¿Dónde está tu hermano Abel?

    —No lo sé —respondió—. ¿Acaso soy yo el que debe cuidar a mi hermano?

    ¹⁰ —¡Qué has hecho! —exclamó el

    Señor

    —. Desde la tierra, la sangre de tu hermano reclama justicia. ¹¹ Por eso, ahora quedarás bajo la maldición de la tierra, la cual ha abierto sus fauces para recibir la sangre de tu hermano, que tú has derramado. ¹² Cuando cultives la tierra, no te dará sus frutos, y en el mundo serás un fugitivo errante.

    ¹³ —Este castigo es más de lo que puedo soportar —le dijo Caín al

    Señor

    —. ¹⁴ Hoy me condenas al destierro, y nunca más podré estar en tu presencia. Andaré por el mundo errante como un fugitivo, y cualquiera que me encuentre me matará.

    ¹⁵ —No será así* —replicó el

    Señor

    —. El que mate a Caín, será castigado siete veces.

    Entonces el

    Señor

    le puso una marca a Caín, para que no fuera a matarlo quien lo hallara. ¹⁶ Así Caín se alejó de la presencia del

    Señor

    y se fue a vivir a la región llamada Nod,* al este del Edén.

    ¹⁷ Caín se unió a su mujer, la cual concibió y dio a luz a Enoc. (Caín había estado construyendo una ciudad, a la que le puso el nombre de su hijo Enoc). ¹⁸ Enoc tuvo un hijo llamado Irad, que fue el padre de Mejuyael. Este, a su vez, fue el padre de Metusael, y Metusael fue el padre de Lamec. ¹⁹ Lamec tuvo dos mujeres. Una de ellas se llamaba Ada, y la otra Zila. ²⁰ Ada dio a luz a Jabal, quien a su vez fue el antepasado de los que viven en tiendas de campaña y crían ganado. ²¹ Jabal tuvo un hermano llamado Jubal, quien fue el antepasado de los que tocan el arpa y la flauta. ²² Por su parte, Zila dio a luz

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