Corazón: Edición Juvenil Ilustrada
5/5
()
Información de este libro electrónico
En Corazón nos encontramos con el diario de Enrique, un chico de doce años que vive en la ciudad de Turín a finales del siglo XIX.
Con un tono moralizante y didáctico, no exento del nacionalismo propio de una Italia recién formada como país, Enrique narra sus vivencias durante el año escolar, detallando los actos pequeños y grandes, nobles o crueles que suceden en toda escuela. También asistimos a los dramas que acontecen a sus compañeros y al mismo Enrique al tiempo que el protagonista va dejando atrás su infancia y descubre la realidad de la vida con la ayuda de sus padres y profesores.
Merecen especial mención los nueve cuentos mensuales que el profesor narra a sus alumnos, algunos de los cuales como “El tamborcillo sardo” o muy especialmente “De los Apeninos a los Andes” se han transformado en clásicos por méritos propios.
Corazón ha perdurado en el tiempo porque su autor supo cantar el mundo de la infancia, con sus alegrías y tristezas. Rescatando valores como la amistad, la solidaridad y el sacrificio de padres y maestros para darle un sentido integral a la vida de sus hijos y alumnos.
En esta edición se presenta una cuidada edición ilustrada, adaptada al público más joven, y para los adultos que quieran revisitar las vicisitudes de Enrique, Deroso o Garrón de una manera rápida y amena.
Edmundo De Amicis
El escritor italiano, novelista y autor de libros de viajes Edmondo De Amicis nació en Oneglia-Italia, el 21 de octubre de 1846 y murió en Bordighera-Italia, el 11 de marzo de 1908.Su primer contacto con la literatura sucedió en Cuneo. Luego estudió en un liceo de Turín. A los dieciséis años entró a la Academia Militar de Módena, donde obtuvo el título de oficial. Con esta categoría participa en la batalla de Custoza de 1866.Luego sería viajero y escritor, reflejando en sus obras las vivencias de sus viajes. Su obra se caracteriza por la mezcla del romanticismo y el realismo con un propósito ético en el sentido de orientar al lector siempre hacia el bien.Por ejemplo, Marruecos (1876), España (1873), Holanda (1874), son algunos de los libros de viajes que alcanzaron también éxito por la facilidad demostrada para describir lugares y costumbres que surgen ante su vista. Posteriormente en 1883, escribió su novela Los amigos (Gli amici,).Más tarde De Amicis se uniría al Partido Socialista, en cuyo periódico Il Grido del Popolo publicó artículos que luego reunió en su libro Cuestión social (Questione sociale, 1894), sobre el cual dictó varias conferencias.Enseguida volvió a la actividad literaria con Novela de un maestro (1890), cuyo estilo según ciertos críticos, diferente al empleado en sus obras anteriores, fue amargo y desencantado. Su siguiente trabajo, L'idioma gentile (1905), fue una apología de la lengua italiana, y de las tradiciones y cultura de su país.Anteriormente en 1886, publicó su obra, tal vez la mejor conocida, Corazón concebida en la forma de diario personal de un niño, Enrique, durante su año escolar como alumno de tercer grado en una escuela municipal de Turín, alternado con narraciones de tono emotivo. Fue traducida a múltiples idiomas y llevada al cine y la televisión y posteriormente en forma de dibujos animados en la serie japonesa Marco, de los Apeninos a los Andes, inspirada en la narración interpolada en este libro denominada De los Apeninos a los Andes.
Relacionado con Corazón
Libros electrónicos relacionados
El gigante egoísta y otros cuentos Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Las aventuras de Tom Sawyer Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCuentos de Hans Christian Andersen Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesBrisas de primavera: cuentos para niños y niñas Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPoema del Mio Cid Calificación: 3 de 5 estrellas3/5El pueblo aéreo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl jardín secreto Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesViaje Al Centro De La Tierra Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Mujercitas: Edición Juvenil Ilustrada Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Alicia en el País de las Maravillas Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Cuentos de siempre para niños de hoy Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesDos años de vacaciones Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El Principito Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl príncipe y el mendigo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa Celestina: Clásicos de la literatura Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Historia de dos ciudades Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa gitanilla Calificación: 3 de 5 estrellas3/5El Conde Lucanor Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesAlí Babá y los 40 ladrones Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesViaje al centro de la Tierra (TOC activo) (Clásicos de la A a la Z) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa vuelta al mundo en 80 días Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLos tres mosqueteros Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl Lazarillo de Tormes Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl fantasma de Canterville Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Oliver Twist: Biblioteca de Grandes Escritores Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Cuentos de amor de locura y de muerte Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Subterra Calificación: 1 de 5 estrellas1/5Don Quijote de la Mancha Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El Vagabundo De Las Estrellas Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesSubterra - Carlitos Calificación: 1 de 5 estrellas1/5
Clásicos para usted
Los 120 días de Sodoma Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La Odisea Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Obras Completas Lovecraft Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Meditaciones Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El Principito: Traducción original (ilustrado) Edición completa Calificación: 5 de 5 estrellas5/5EL PARAÍSO PERDIDO - Ilustrado Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El Arte de la Guerra - Ilustrado Calificación: 4 de 5 estrellas4/550 Poemas De Amor Clásicos Que Debes Leer (Golden Deer Classics) Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El Arte de la Guerra Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El lobo estepario Calificación: 4 de 5 estrellas4/5To Kill a Mockingbird \ Matar a un ruiseñor (Spanish edition) Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Cuentos completos Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Crítica de la razón pura Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Poemas de amor Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La Ilíada Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La Divina Comedia Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El libro de los espiritus Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El Yo y el Ello Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Crimen y castigo Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El leon, la bruja y el ropero: The Lion, the Witch and the Wardrobe (Spanish edition) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Libro del desasosiego Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Las 95 tesis Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La interpretación de los sueños Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La Política Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Don Quijote de la Mancha Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El amor, las mujeres y la muerte Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La casa encantada y otros cuentos Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El sobrino del mago: The Magician's Nephew (Spanish edition) Calificación: 4 de 5 estrellas4/51000 Poemas Clásicos Que Debes Leer: Vol.1 (Golden Deer Classics) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones
Comentarios para Corazón
1 clasificación0 comentarios
Vista previa del libro
Corazón - Edmundo De Amicis
Créditos
CORAZÓN
*
Edmundo de Amicis
EDICIÓN JUVENIL ILUSTRADA
Traducción y adaptación: Javier Laborda López
Ilustraciones: Rosa María Zamora
Corazón
Título Original: Cuore
Edmundo de Amicis, 1886
© De la presente traducción y adaptación Javier Laborda López 2018
© Ilustraciones: Rosa María Zamora 1984
Primera Edición Digital: Marzo 2018
ÍNDICE
1. El primer día de escuela
2. Nuestro maestro
3. El muchacho calabrés
4. Mis compañeros
5. Un rasgo generoso
6. Mi maestra de la primera clase superior
7. En una buhardilla
8. La escuela
* EL PEQUEÑO PATRIOTA PADUANO (Cuento mensual)
9. El director
10. Los soldados
11. Los mejores de clase
* EL PEQUEÑO VIGÍA LOMBARDO (Cuento mensual)
12. El comerciante
13. La primera nevada
14. Una bola de nieve
15. En casa del herido
*EL PEQUEÑO ESCRIBIENTE FLORENTINO (Cuento mensual)
16. La voluntad
17. El maestro suplente
* EL TAMBORCILLO SARDO (Cuento mensual)
18. Envidia
*EL ENFERMERO DEL CHACHO
(Cuento mensual)
19. El maestro enfermo
20. La calle
21. Distribución de premios
22. Litigio
23. Mi hermana
*SANGRE ROMAÑOLA (Cuento mensual)
24. El asilo de niños
25. Convalecencia
26. Los amigos artesanos
27. La madre de Garrón
28. José Mazzini
*VALOR CÍVICO (Cuento mensual)
29. Los niños raquíticos
30. Sacrificio
* DE LOS APENINOS A LOS ANDES (Cuento mensual)
31. Verano
32. Papá
33. En el campo
34. Distribución de premios a los artesanos
35. ¡Ha muerto mi maestra!
*NAUFRAGIO (Último cuento mensual)
36. Fin de curso
Sobre el Autor
1. El primer día de escuela
Lunes, 17 de octubre
¡Se terminaron las vacaciones! ¡Los tres meses que he pasado en el campo han sido para mí como un sueño, y esta mañana mi madre me ha traído a la sección Bareti para inscribirme en la tercera elemental! ¡Con qué poca gana acudía yo a la escuela, mientras añoraba el campo, los pájaros y los árboles que había dejado!
Van llegando chiquillos y chiquillos, y en las librerías de los alrededores se ve a mucha gente: papás y mamás de los niños que compran carteras, lápices, plumillas y cuanto ha de hacernos falta. En la puerta de la escuela, el bedel se esfuerza por mantener orden entre el tropel de pequeños que van entrando.
El vestíbulo del colegio está abarrotado de señoras, caballeros, mujeres del pueblo, criadas; todos con un niño de la mano y sendos paquetes de material escolar. Ahora mismo tengo la impresión de que me resulta simpática esta vieja escalera que tantas veces he recorrido durante tres años. Aquí está la puerta de mi clase... ¡No, no! Es la del curso pasado; ahora tengo que ir al piso principal.
— Ya nos separamos para siempre, ¿verdad, Enrique?
Confieso que estas palabras me impresionaron profundamente; era mi antiguo profesor de la segunda, un hombre alegre, cariñoso, con su pelo siempre revuelto, que me miraba con tristeza. No supe qué contestarle: también a mí me daba mucha pena separarme de él porque era todo un caballero y como un padre para nosotros.
He encontrado más gordos y más altos a algunos de mis compañeros que saludan a gritos en medio de toda esta algarabía. También observo a unos pequeñines que se resisten a entrar en el aula, defendiéndose como potrillos, y otros que, al verse solos, rompen a llorar hasta que sus mamás respectivas se vuelven desde la puerta para tratar de consolarles. La profesora toma a uno en brazos, luego acaricia a otro, reparte bombones y se multiplica en atenciones hacia sus nuevos discípulos que no cesan en su griterío. Mi hermanito se porta mejor: parece que le ha caído en gracia la maestra Delcato y el niño está muy quieto en su asiento.
A mí me ha correspondido el maestro Perbono, y en su sección estamos cincuenta y cuatro alumnos, entre ellos unos quince compañeros míos de la clase anterior. Uno de éstos es Deroso, el que siempre sacaba el primer premio en nuestra clase del año pasado. Pero, ¡ay, qué triste es la escuela cuando recordamos los bosques y las montañas de nuestras vacaciones!
Acaban de dar las diez. Ahora entra en la sala nuestro nuevo profesor. ¡Qué alto es! El anterior era tan chiquitín que casi parecía un alumno; además, siempre estaba de broma con nosotros. Este tiene la voz muy ronca y nos mira fijamente, uno a uno, como si quisiera vernos por dentro. Debe ser un señor muy serio, porque no le adivinamos ni una sonrisa. "¡Dios mío! —me digo—. ¡Nos quedan nueve meses de trabajos, de exámenes mensuales, de fatigas! Ya me figuro que también ustedes lo habrán pensado más de una vez... Pero, ¿verdad que es impresionante?
A la salida no me entretuve con nadie. ¡Necesitaba encontrar a mi madre, besarle la mano, contarle todo, todo, todo!
— ¡Animo, Enrique! —me dijo ella—. Estudiaremos juntos las lecciones y verás qué fácilmente las aprendes.
Esto me causó gran alegría, pero... en una palabra: que la nueva clase no me ha gustado tanto como la otra; aquel maestro era muy bueno, siempre de buen humor; éste..., no sé, me parece terriblemente serio. ¡Ojalá me equivoque!
Nuestro maestro
Martes, 18
Mi nuevo maestro se llama Perbono. Y efectivamente, me equivoqué al creer que quizá tuviera mal carácter. Por el contrario, es una persona amable, seria y bondadosa. Al regresar de la escuela se lo he contado a mi mamá:
— Sí, mamá, tienes razón. Mi nuevo maestro empieza a parecerme una bellísima persona.
— A ver, cuéntame.
— Mira: esta mañana, al entrar en clase, muchos de sus discípulos del año anterior le saludaban muy afectuosos: "¡Buenos días, señor maestro! ¡Buenos días, señor Perbono! Algunos mostraban claramente su deseo de permanecer a su lado: evidentemente, le querían mucho. Él les cogía de la mano, les daba una palmada en la espalda... pero no miraba a ninguno, ¿sabes? Miraba al tejado de la casa vecina y permanecía serio, con una arruga en la frente y como si aquellos saludos le causaran pena. Entonces...
— ¿Qué?
— Verás: paseando entre las mesas ha empezado a dictarnos una página de historia y, de repente, se ha parado ante un chico que tenía la cara muy encarnada y con unos granitos por toda la nariz. ¿Qué te ocurre?
, le ha dicho, y le tocaba la frente para ver si tenía calor. Mientras tanto, otro de los alumnos se ha puesto a hacer tonterías encima de una silla, y el señor Perbono le ha sorprendido; se ha ¡do a él, y cuando todos esperábamos que le castigara, le ha puesto una mano sobre la cabeza diciéndole: No lo vuelvas a hacer
; y ni una palabra más. Después ha vuelto a su mesa y nos ha hablado con una voz que ya no se me hacía tan ronca como ayer, sino muy agradable, y nos decía: "Escuchad: hemos de pasar juntos un año y es de mi deseo que os resulte muy feliz. Estudiad y sed buenos. Yo no tengo familia y sólo pienso en vosotros como si fuerais mis propios hijos, a los que consagraré todo mi afecto. Y como os quiero bien, justo será que me paguéis en la misma moneda, tomándome como a un segundo padre que sueña con vuestro futuro. Demostradme que también vosotros tenéis corazón, uníos conmigo en una gran familia y éste será mi mejor premio y mi mayor orgullo.
Y como estoy seguro de que así será, desde ahora os lo agradezco con toda mi alma. En este momento ha entrado el bedel a dar la hora, y hemos salido todos en silencio. El muchacho que se había puesto de pie en la silla ha ¡do hacia el maestro a pedirle perdón. Y el señor Perbono le ha besado en la frente diciéndole:
Estás perdonado; anda, hijo mío".
— ¿Ves, Enrique, cómo no se puede juzgar a los hombres a primera vista?
— Es verdad, y tengo que reconocer mi equivocación. Creo que el señor Perbono es un santo.
El muchacho calabrés
Sábado, 22
Ayer tarde, mientras el maestro nos contaba cómo a un compañero nuestro le había herido en el pie una rueda de un vehículo, entró el director con otro alumno, un niño muy moreno, ojos y cabellos negros, y el traje y cinturón oscuros también. El maestro le recibió y nos dijo:
— Atención todos: desde ahora tenéis un nuevo condiscípulo que ha venido de muy lejos a haceros compañía. Es de la provincia de Calabria, a más de cincuenta leguas de aquí, donde nacieron tantos italianos ilustres, tan buenos labradores y tan excelentes soldados. Recibidle y tratadle bien, para que no añore su región natal. Hacedle ver que todo chico italiano encontrará siempre hermanos suyos en cualesquiera escuela de su patria.
Luego, sobre el mapa de Italia, nos mostró el lugar en que figura la provincia de Calabria.
— ¡Deroso! —llamó el profesor al primero de la clase—. En nombre de todos los alumnos darás al recién llegado un abrazo de bienvenida, el abrazo de los hijos de Piamonte al hijo de Calabria.
Todos nos pusimos a aplaudir hasta que el maestro nos gritó:
— ¡Silencio! En la escuela no se aplaude.
Pero, después de todo, no podía ocultar su satisfacción. Y aun añadió:
— Recordad siempre esto que voy a deciros: de la misma manera que un muchacho de Turín está como en su casa en Calabria, uno de Calabria debe sentirse familiarizado en Turín. No podemos olvidar que, para conseguirlo, nuestro país batalló durante cincuenta años, y treinta mil italianos sacrificaron su vida en el empeño. Debéis amaros unos a otros porque, quien no lo hiciera, sería indigno de mirar con la frente alta la bandera tricolor.
Cuando el calabrés llegó a su sitio, los más próximos le regalaron estampas e incluso plumas. Un compañero del último banco le mandó un sello de Suecia de dos coronas.
Me ha conmovido la generosidad con que la mayoría de los muchachos