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Primeras Figuraciones
Primeras Figuraciones
Primeras Figuraciones
Libro electrónico71 páginas30 minutos

Primeras Figuraciones

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Información de este libro electrónico

Primeras fi guraciones es un estudio potico acerca de la
descomposicin. Las dos partes que lo componen giran en torno
de fi guras centrales, sea el hundimiento de una embarcacin
o la deformacin de un cuerpo. A manera de puntos de fuga,
la creacin potica parte de un punto que luego se propaga en
diversas direcciones. Los cuerpos, vistos as, estn sometidos al
arte fi gurativo pero, de igual modo, a un proceso de ptica en
el cual las fi guras se apartan cada vez ms del foco, hasta que
apenas son reconocibles. La creacin potica es en esta obra un
acto de transfi guracin.
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento21 feb 2012
ISBN9781463320256
Primeras Figuraciones
Autor

Juan Carlos Muñoz

Juan Carlos Muñoz nació en el puerto de Tuxpam, Veracruz, en México, el 4 de julio de 1962. Es licenciado por la Universidad de México, donde cursó los estudios de la carrera Lengua y Literatura Hispánicas entre los años de 1980 y 1984. Reside en la Ciudad de México.

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    Primeras Figuraciones - Juan Carlos Muñoz

    I

    El libro de las efigies

    El cortejo de Asterio

    I

    soy feligrés de Ana Josepha

    mulata que no envilece la nostalgia;

    yo descubro sus pechos impulcros

    que diluyo en su celda;

    cedo a sus ojos,

    me ofrece sus labios de leprosa

    vencidos por su propio peso

    y de sus mamas disipo la luz del candil

    no la distrae el incendio de su fatiga, no

    procede de ella la gibosa noche,

    que abre su corola en el estuario;

    yo derramo mis manos en sus piernas callosas,

    cuando no hay luna en el río ni velas ardiendo;

    la monto

    mientras mordisquea tasajos duros

    mientras recoge del suelo mis mendrugos;

    mías son sus ubres de cabra

    María Basilia exhala la nostalgia de los salmos, y

    la desova en mi abdomen;

    no puedo conmover sus vértebras de galeote,

    que el río desgana;

    doblegada, sin su túnica blanda, atrae el ruido de los cardúmenes;

    es imperturbable, como los quelonios;

    empuño sus piernas varicosas,

    donde parpadean las esferas

    y comulgo con sus antebrazos de arquero;

    nada concilia su carnosa nostalgia

    que mancilla sus piernas decaídas

    hasta que la recoge el mal tiempo

    asgo la piel de Ana Josepha a manos llenas

    sin la demora que ennegrece el vino;

    lamo sus piernas, vulneradas por derrames

    convalezco del olor que deja en mis alveolos

    de su piel abocardada por mantos de sal;

    es refractaria a las lisonjas

    no retiene la temblorosa luz de la ciénaga

    ni el tañido del laúd

    no es insípida

    como los pezones intactos de las misioneras

    me atañe su voz aguda y purpúrea

    su cicatriz abdominal

    ostentosa como los muñones;

    soy proclive a manosear sus ijares

    a derruir sus mamas de nulípara;

    desprendo el tedio de su cara encorvada

    que propagan los movimientos de traslación;

    es remisa, como los sarcófagos

    María Basilia, de labios oscuros,

    acata la nostalgia, recluida en su aposento;

    la tarde mancha su cara como vitiligo, y

    en los párpados lleva el reposo del faro;

    yo no atiendo su melancolía,

    que desgasta los muros

    y ahuyenta a los perros

    la nostalgia no enmienda la calcárea piel de María

    extendida como los sahumerios

    no la afligen las pezuñas del minotauro;

    sé que baila con las negras

    sé que abre sus valvas en la terraza, y

    moja sus pies en la ría

    en Ana Josepha vierto mis óleos

    no cuando la noche recoge a las piadosas;

    a mis manos no le es dado blandir sus argollas,

    no cuando las esclavas

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