La Conciliación Celeste De Los Salmos
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La Conciliación Celeste De Los Salmos - Ciprián Cabrera Jasso
La Conciliación Celeste de los Salmos
Ciprián Cabrera Jasso
Copyright © 2011 por Ciprián Cabrera Jasso.
Cubierta de Pintura de Niger Madrigal (Pintor Mexicano).
Número de Control de la Biblioteca del Congreso de EE. UU.: 2011911823
ISBN: Tapa Dura 978-1-6176-4718-5
Tapa Blanda 978-1-6176-4717-8
Libro Electrónico 978-1-6176-4716-1
Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.
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Fax: +1.812.355.1576
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339182
Contents
NI UN DISTURBIO EN EL CORAZÓN
CADA BALA DISPARADA
BIENAVENTURADOS
EL VIENTO QUE NUNCA SE DETIENE
DETRÁS DE MIS PUPILAS
NADA DE VICTIMAS, NADA DE VICTIMARIOS
LOS GRAZNIDOS DE LOS BÚHOS
LOS OCHO POETAS INMORTALES
HA DE SER EXTRAÑO MORIR
HE VAGADO A LO LARGO DE LA PIEL DE LA TIERRA
EL AIRE NO SE SEPARA DE SÍ MISMO
SOMOS EL SILENCIO
EL SISTRO
LAVARÉ MIS MANOS EN LA INOCENCIA
EL DESCONOCIDO DE LA VIEILLE-LANTERNE
MIS HERMANOS LOS HOMBRES
EL VACÍO QUE SOY
DESDE UN MÁSTIL VIKINGO
LA LOCA ESPERANZA
LOS HE VISTO DEJAR REGADAS SUS PLUMAS
DESDE EL CORAZÓN
NO EXISTE PUERTO ALGUNO
CANTAN LAS AVES EN LA PLAZA DE ARMAS
EL JUEGO DEL EGO
EL RUGIDO DEL PADRE OCÉANO
LA CIUDAD DEL PUEBLO DE ISRAEL
ALABADO SEAS MAS ALLA DEL HORIZONTE
MUERTE TRAS MUERTE, VIDA TRAS VIDA
HAY UN LLANTO QUEDO EN LOS OJOS
LOS HAY DORMIDOS Y MUERTOS
Para Mary por su alegría y amor.
Para Ángel Buendía, hermano
y escalador de los rostros de la tierra.
Pero a nosotros, poetas, corresponde
estar con la cabeza desnuda bajo las tormentas
de Dios, y aferrar con nuestras manos
el rayo paterno, y brindar al pueblo
con nuestro Canto el don celestial.
Friedrich Hölderlin
NI UN DISTURBIO EN EL CORAZÓN
I
Empiezo estos Salmos
desde el quieto silencio, desde la silenciosa quietud.
En la aurora y en las aves el júbilo de la luz
que se desliza en el viento
donde Dios ilumina, canta y abraza a todos.
En mi respiración los aromas del alma
que colman mis labios de palabras y de ritmos mis dedos.
Estoy en el centro de mí sin centro que me contenga.
Vago, sólo vago y fluyo
por la eterna mar entre los huesos y más allá de la piel.
Alabo la ventana que es el ojo del cuarto,
La pupila donde entra la vida a posarse en la cama
y en la baldosa rojiblanca donde deambulo a diario.
¡Ah, la noche como sueño en el vientre del viento!
¡Ah, la estancia que habito y me habita como retrato detenido!
Ni un disturbio en el corazón
que vive en armonía divina.
Ni un deseo que perturbe al Silencio.
Ni siquiera la tormenta que cae de los cielos a esta hora,
ni el viento que azota puertas y ennegrece la mañana.
Estoy en el centro de mí sin centro que me contenga.
Vivo en la quietud de los vendavales
que han recorrido mares y tierras
y arriban al remanso,
a la calma que no mueve ni una hoja, ni una pluma en el patio.
No hablo de guerras como el hermano David,
ni de mi corazón agitado.
Pero comparto con él que no temeré
aunque la tierra cambie de rostro,
los volcanes escupan piedras incandescentes
y las casas caigan tambaleantes.
No hablo de ceñirme la espada a la cintura,
ni de flechas agudas como mi hermano David.
Pero estoy de acuerdo con él
que las naciones son bulliciosas,
que existe un ansia pútrida de poder,
que las almas se venden,
/como se vendían indulgencias para la salvación de las almas,
y que la mía sólo tiene sed de Dios,
que es como tener sed de Vida,
que es como tener sed de mí.
¡Ah, la eterna costumbre de buscar afuera el Reino!
¡Ah, la eterna ignorancia de pedir mirando al cielo!
¡Ah,