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La Conciliación Celeste De Los Salmos
La Conciliación Celeste De Los Salmos
La Conciliación Celeste De Los Salmos
Libro electrónico102 páginas1 hora

La Conciliación Celeste De Los Salmos

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El libro La Conciliacin Celeste de los Salmos fue escrito despus de que Ciprin Cabrera Jasso pasara por una etapa de profunda oscuridad en su vida. Al salir de los tres aos que dur recluido, el autor entr en un estado de xtasis creativo del que surgieron varios libros de poesa. Uno de stos es el que ahora se publica. En l se plasma su experiencia de vida mstica, as como su visin del mundo en esos momentos.
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento19 jul 2011
ISBN9781617647161
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    La Conciliación Celeste De Los Salmos - Ciprián Cabrera Jasso

    La Conciliación Celeste de los Salmos

    Ciprián Cabrera Jasso

    Copyright © 2011 por Ciprián Cabrera Jasso.

    Cubierta de Pintura de Niger Madrigal (Pintor Mexicano).

    Número de Control de la Biblioteca del Congreso de EE. UU.:         2011911823

    ISBN:                                 Tapa Dura                                      978-1-6176-4718-5

                                               Tapa Blanda                                   978-1-6176-4717-8

                                               Libro Electrónico                          978-1-6176-4716-1

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Este Libro fue impreso en los Estados Unidos de América.

    Para pedidos de copias adicionales de este libro, por favor contacte con:

    Palibrio

    1663 Liberty Drive, Suite 200

    Bloomington, IN 47403

    Llamadas desde los EE.UU. 877.407.5847

    Llamadas internacionales +1.812.671.9757

    Fax: +1.812.355.1576

    ventas@palibrio.com

    339182

    Contents

    NI UN DISTURBIO EN EL CORAZÓN

    CADA BALA DISPARADA

    BIENAVENTURADOS

    EL VIENTO QUE NUNCA SE DETIENE

    DETRÁS DE MIS PUPILAS

    NADA DE VICTIMAS, NADA DE VICTIMARIOS

    LOS GRAZNIDOS DE LOS BÚHOS

    LOS OCHO POETAS INMORTALES

    HA DE SER EXTRAÑO MORIR

    HE VAGADO A LO LARGO DE LA PIEL DE LA TIERRA

    EL AIRE NO SE SEPARA DE SÍ MISMO

    SOMOS EL SILENCIO

    EL SISTRO

    LAVARÉ MIS MANOS EN LA INOCENCIA

    EL DESCONOCIDO DE LA VIEILLE-LANTERNE

    MIS HERMANOS LOS HOMBRES

    EL VACÍO QUE SOY

    DESDE UN MÁSTIL VIKINGO

    LA LOCA ESPERANZA

    LOS HE VISTO DEJAR REGADAS SUS PLUMAS

    DESDE EL CORAZÓN

    NO EXISTE PUERTO ALGUNO

    CANTAN LAS AVES EN LA PLAZA DE ARMAS

    EL JUEGO DEL EGO

    EL RUGIDO DEL PADRE OCÉANO

    LA CIUDAD DEL PUEBLO DE ISRAEL

    ALABADO SEAS MAS ALLA DEL HORIZONTE

    MUERTE TRAS MUERTE, VIDA TRAS VIDA

    HAY UN LLANTO QUEDO EN LOS OJOS

    LOS HAY DORMIDOS Y MUERTOS

    Para Mary por su alegría y amor.

    Para Ángel Buendía, hermano

    y escalador de los rostros de la tierra.

    Pero a nosotros, poetas, corresponde

    estar con la cabeza desnuda bajo las tormentas

    de Dios, y aferrar con nuestras manos

    el rayo paterno, y brindar al pueblo

    con nuestro Canto el don celestial.

    Friedrich Hölderlin

    NI UN DISTURBIO EN EL CORAZÓN

    I

    Empiezo estos Salmos

    desde el quieto silencio, desde la silenciosa quietud.

    En la aurora y en las aves el júbilo de la luz

    que se desliza en el viento

    donde Dios ilumina, canta y abraza a todos.

    En mi respiración los aromas del alma

    que colman mis labios de palabras y de ritmos mis dedos.

    Estoy en el centro de mí sin centro que me contenga.

    Vago, sólo vago y fluyo

    por la eterna mar entre los huesos y más allá de la piel.

    Alabo la ventana que es el ojo del cuarto,

    La pupila donde entra la vida a posarse en la cama

    y en la baldosa rojiblanca donde deambulo a diario.

    ¡Ah, la noche como sueño en el vientre del viento!

    ¡Ah, la estancia que habito y me habita como retrato detenido!

    Ni un disturbio en el corazón

    que vive en armonía divina.

    Ni un deseo que perturbe al Silencio.

    Ni siquiera la tormenta que cae de los cielos a esta hora,

    ni el viento que azota puertas y ennegrece la mañana.

    Estoy en el centro de mí sin centro que me contenga.

    Vivo en la quietud de los vendavales

    que han recorrido mares y tierras

    y arriban al remanso,

    a la calma que no mueve ni una hoja, ni una pluma en el patio.

    No hablo de guerras como el hermano David,

    ni de mi corazón agitado.

    Pero comparto con él que no temeré

    aunque la tierra cambie de rostro,

    los volcanes escupan piedras incandescentes

    y las casas caigan tambaleantes.

    No hablo de ceñirme la espada a la cintura,

    ni de flechas agudas como mi hermano David.

    Pero estoy de acuerdo con él

    que las naciones son bulliciosas,

    que existe un ansia pútrida de poder,

    que las almas se venden,

    /como se vendían indulgencias para la salvación de las almas,

    y que la mía sólo tiene sed de Dios,

    que es como tener sed de Vida,

    que es como tener sed de mí.

    ¡Ah, la eterna costumbre de buscar afuera el Reino!

    ¡Ah, la eterna ignorancia de pedir mirando al cielo!

    ¡Ah,

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