El corsario
Por Lord Byron
()
Información de este libro electrónico
El relato semeja un trasunto del periplo mediterráneo del autor, de sus anhelos de libertad, de sus amores fabulosos: y representa una imagen del hombre que, andando el tiempo, se convertiría en la imagen del héroe romántico.
Tras el éxito que inmediato que le reporto esta obra, Lord Byron se convirtió en el poeta rebelde por excelencia, modelo para quienes abogan por la crítica social, la libertad política y la exaltación incondicional del individuo.
Lord Byron
Lord Byron was an English poet and the most infamous of the English Romantics, glorified for his immoderate ways in both love and money. Benefitting from a privileged upbringing, Byron published the first two cantos of Childe Harold’s Pilgrimage upon his return from his Grand Tour in 1811, and the poem was received with such acclaim that he became the focus of a public mania. Following the dissolution of his short-lived marriage in 1816, Byron left England amid rumours of infidelity, sodomy, and incest. In self-imposed exile in Italy Byron completed Childe Harold and Don Juan. He also took a great interest in Armenian culture, writing of the oppression of the Armenian people under Ottoman rule; and in 1823, he aided Greece in its quest for independence from Turkey by fitting out the Greek navy at his own expense. Two centuries of references to, and depictions of Byron in literature, music, and film began even before his death in 1824.
Autores relacionados
Relacionado con El corsario
Libros electrónicos relacionados
Campos de Castilla Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa vida privada Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEn Lo Profundo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa Vida de Lord Byron: Grandes Biografías en Español: Grandes biografías en español Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesHamlet Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesFortunata y Jacinta: dos historias de casadas Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa flecha negra Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa ternura de caníbal Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCuentos Lovecraft Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesMacbeth Calificación: 5 de 5 estrellas5/53 Libros para Conocer Literatura Francesa Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesFacundo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesMaestros de la Prosa - Edgar Allan Poe Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones7 mejores cuentos - España I Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa hija del capitán Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesWerther: (Las Penas Del Joven Werther / Los Sufrimientos Del Joven Werther) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl Vagabundo De Las Estrellas Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCartas a un amigo Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Edgar Allan Poe: Novelas Completas Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl lobo de mar Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesFígaro: Biblioteca de Grandes Escritores Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesMark Twain esencial: Obras inmortales: Clásicos de la literatura Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa vida es sueño Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Maestros de la Prosa - Saki Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl Español Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesDe profundis Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Los hermanos corsos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLos tres mosqueteros Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesSilas Marner Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesMACHADO DE ASSIS: Los Mejores Cuentos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones
Poesía para usted
Valentía Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La divina Comedia: Clásicos de la literatura Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Valentía II Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Mero Cristianismo Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Kamasutra (texto completo, con índice activo) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Las cosas que dije en silencio Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Huellas del Amor Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Poemas de amor Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Crea Tu Mejor Año Un Día a La Vez: Una Guía Poética Para Inspirar Paz Y Conseguir Este Año Lo Que Mas Quieres Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesSabines a la mano: Poesía escogida Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El pequeño libro de la vida de Rumi. El jardín del alma, el corazón y el espíritu Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Libro de oro frases celebres Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La Iliada: Clásicos de la literatura Calificación: 4 de 5 estrellas4/5100 Maneras distintas de decir te quiero Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Antología poética Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Emocionario Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El Paraíso Perdido: Clásicos de la literatura Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Colección de Gustavo Adolfo Bécquer: Clásicos de la literatura Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Poemas Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Corazón de miel. Poemas de amor. Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Mariposas rotas Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Hojas de hierba Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Podría estar hablando de ti Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Cantar de los cantares. (Anotado): Traducción Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa belleza oculta de las palabras cotidianas Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesAforismos Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Cantar de mío Cid: Clásicos de la literatura Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El Arte de amar Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Antología poética Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Rumi esencial Calificación: 5 de 5 estrellas5/5
Comentarios para El corsario
0 clasificaciones0 comentarios
Vista previa del libro
El corsario - Lord Byron
Lord Byron
El corsario
Tabla de contenidos
EL CORSARIO
I
II
III
IV
V
VI
VII
VIII
IX
X
XI
XII
XIII
XIV
XV
EL CORSARIO
Che ricordarsi del tempo felice
Nella miseria.
Dante.
I
«Del negro abismo de la mar profunda
sobre las pardas ondas turbulentas,
son nuestros pensamientos como él, grandes;
es nuestro corazón libre, cual ellas.
Do blanda brisa halagadora expire,
do gruesas olas espumando inquietas
su furor quiebren en inmóvil roca,
hed nuestro hogar y nuestro imperio. En esa
no medida extensión, de playa a playa,
todo se humilla a nuestra roja enseña.
Lo mismo que en la lucha en el reposo
agitada y feliz nuestra existencia,
hoy en el riesgo, en el festín mañana,
brinda a nuestra ansiedad delicias nuevas.
¿Quién describir pudiera nuestros goces?
¡Oh!, no eres tú, que la molicie enerva,
siervo de los deleites, que temblaras
de las montañas de olas en la incierta,
móvil cumbre; ni tú, noble orgulloso,
del hastío sumido en la indolencia,
a quien ya el sueño bienhechor no halaga,
a quien ya los placeres no deleitan.
Sólo el infatigable peregrino
de esos caminos líquidos sin huellas,
cuyo audaz corazón, templado al riesgo,
al sordo rebramar de la tormenta
palpitando arrogante, hasta la fiebre
del delirio frenético en sus venas
sintiese hervir la sangre enardecida,
nuestros rudos placeres comprendiera.
Do el cobarde ve el riesgo, él ve la gloria,
y sólo por luchar la lucha anhela
el pirata feliz, rey de los mares.
Cuando ya el débil desmayado tiembla,
se conmueve él, apenas... se conmueve
al sentir que en su pecho se despierta
osada la esperanza, que atrevida
su corazón para el peligro templa.
¿Qué es a nosotros la temida muerte
como el rival odioso también muera?
¡Qué es la muerte! La muerte es el reposo...
cobarde, eterno, aborrecible... ¡Sea!
Serenos aguardémosla. Apuremos
la vida de la vida, y después venga
fiebre traidora o descubierto acero
implacable a romper su débil hebra.
Cobardes otros, de vejez avaros,
revuélquense en el lecho que envenena
dolencia inmunda, y el impuro ambiente
con flaco pecho aspiren y fallezcan
luchando con la muerte... ¡Oh, no a nosotros
fúnebre lecho de agonía lenta;
¡césped fresco es mejor...! Y mientras su alma
sollozo tras sollozo tarda quiebra
los nudos de la vida, de un impulso
sus ligaduras rompe y se liberta
osado nuestro espíritu. Sus restos
del blanco mármol de su tumba estrecha,
grabado por el mismo que su muerte
hipócrita anhelaba, se envanezcan:
Cuando sepulte el mar nuestro cadáver
le bastará una lágrima sincera,
¡una lágrima sola! Henchido el vaso
del alegre festín en la ancha mesa
honra de nuestros bravos la memoria.
Corto epitafio su valor celebra
cuando en el día augusto del peligro,
al repartir el vencedor la presa,
recuerdo de dolor su frente anubla
y con voz ronca que insegura tiembla:
«¡Cuán felices, exclama, nuestra dicha
los valientes que han muerto compartieran!»
Así grito salvaje en sordo acento
repite el eco en las cortadas peñas
del islote escarpado del Corsario,
do del vivac se apagan las hogueras;
y en alegre cantar sus agrias notas
de los piratas al oído suenan.
En pintorescos grupos esparcidos
de fresca playa en la dorada arena,
aguzan unos sus puñales; otros
alegres ríen, bulliciosos juegan,
o sus fieles alfanjes desnudando
indiferentes, sin afán, contemplan
la sangre que los mancha. Precavidos
otros, con mano previsora pliegan
las anchas velas del bajel osado,
o el negro flanco recomponen; mientras
pensativos algunos por la orilla,
de las olas al son, lentos pasean.
A quien aguija de inquietud oculta
el afán incesante, allá en las quiebras
de las ásperas rocas, lazos tiende
a las marinas aves, o al sol seca
la red humedecida; y en la mancha
que del mar en los límites blanquea,
con los ojos de la ávida esperanza
del incauto bajel mira las velas.
De cien noches de horror y de combate
los lances con placer todos recuerdan.
Y de luchar ansiosos se preguntan:
«¿En dónde buscaremos nuevas presas?»
¿Dónde? ¿Qué les importa? Ya lo sabe,
y basta, el capitán. Fiel obediencia
es su único deber: saben que nunca
les faltará el botín, y más no anhelan.
¿Y quién es ese capitán? Su nombre
pronuncian en voz baja y lo respetan
cuantos habitan las hermosas playas
que aquellas olas complacidas besan:
y más no saben, ni saber más quieren
Les basta un gesto, una mirada. Apenas
oyen su voz. De sus banquetes rudos
no anima el regocijo su presencia.
Mas ¿cómo ante la gloria de sus triunfos
acusar sus desdenes? Jamás llenan
para él la roja copa: indiferente
la mira y a sus labios no la acerca;
y es su sobrio manjar, que desdeñara
el más grosero de su banda, y fue
a ermitaño frugal ración escasa,
secas raíces de silvestres yerbas,
rústico pan y los jugosos frutos
que brinda el árbol en sus ramas tiernas.
El impuro placer de los sentidos
desdeñoso su espíritu desprecia,
¿Será que su energía no domada
de esa abstinencia misma se