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Edipo Rey - Antígona
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Libro electrónico179 páginas1 hora

Edipo Rey - Antígona

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La literatura griega es la más antigua de las literaturas conocidas y su influencia ha atravesado todos los siglos siguientes hasta la actualidad.
Sófocles –una de las figuras más destacadas de la tragedia griega– compone en Edipo Rey una tragedia en el sentido moderno acerca de la historia de un gran hombre perseguido y, finalmente, atrapado por la fatalidad.
En Antígona, reflexiona sobre la tiranía, las razones del Estado y los dilemas de conciencia y, a la vez, se enfrenta con el deber familiar y las normas religiosas.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento3 may 2018
ISBN9789874490179
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    Edipo Rey - Antígona - Sófocles

    Bibliografía

    Estudio preliminar

    El autor

    Sófocles nace en el 496 a. C. en Colono, una localidad cercana a Atenas. Si bien la información acerca de su vida es relativamente escasa, se sabe que gozó de un gran prestigio entre sus compatriotas, conforme a numerosos registros históricos que narran cómo era su vida como ciudadano. Sófocles fue quizás, el que mejor supo reflejar en sus obras, los principios y dilemas espirituales de la Grecia clásica del siglo V a. C. cuando Atenas se encontraba en su máximo esplendor político, económico y cultural.

    Con solo 16 años, Sófocles dirige un canto de gracia a los dioses por la victoria de Salamina contra los persas. En esta batalla, –en la que Esquilo¹ es soldado–, los griegos derrotan al rey persa Jerjes, quien por tierra y mar se moviliza hacia las dos grandes ciudades-estado: Esparta y Atenas. Temístocles, un famoso general ateniense, organiza una batalla naval combinada. Los persas son llevados a aguas poco profundas y derrotados.

    Sófocles

    Sófocles alcanza los 91 años de vida. Su existencia coincide con los mejores días de Atenas, y muere antes de que esta ciudad sea vencida. Su vida y su obra son un símbolo de la era de Pericles, uno de los gobernantes más eximios y, en muchos sentidos, la representa legítimamente. En el 440 a. C., es elegido como uno de los diez estrategas o jefes militares del ejército ateniense y, en calidad de tal, participó de varias expediciones. También, colabora con Pericles y el historiador, Heródoto. Además, asume dignidades religiosas.

    Se dedica toda su vida a la actividad teatral. En el 448 a. C., derrota por primera vez al ya anciano Esquilo en el festival dramático anual. Sófocles establece varias modificaciones en la forma tradicional de la tragedia fijada por Esquilo. Sustituye las trilogías encadenadas, por las libres (compuestas de tres piezas conexas, pero completas en sí mismas). Aumenta el número de actores y ensancha el campo de la acción dramática. Acentúa los perfiles del carácter y el alcance de los motivos. Pero respeta la línea de la tradición y, por eso, es el propio sucesor de Esquilo.

    El teatro de Sófocles responde a una determinada concepción del mundo, según la cual, este se encuentra regido por leyes eternas, encarnadas en sus obras por los dioses, a las que los hombres se encuentran sujetos. A diferencia de Esquilo, no centra su teatro en la inexorabilidad del destino, sino que destaca la capacidad humana para asumirlo y llevar una vida ligada a principios éticos. Para él, no existe un conflicto entre las leyes de los dioses y la libertad individual. La mayoría de sus personajes sostienen la tesis de que es preciso soportar con nobleza las adversidades y los sufrimientos, y realzan la grandeza de la voluntad que se enfrenta a las consecuencias. Los protagonistas son de carne y hueso. No luchan contra los obstáculos exteriores o la fatalidad, sino contra las debilidades del corazón. El hombre es, en Sófocles, más intenso que moralista, su idealismo muchas veces influenciado por los héroes homéricos, fue capaz de crear excelentes personajes.

    De los 123 dramas de Sófocles, se conservan solo siete: Áyax, 451-444 a. C.; Antígona y Las Traquinias, posteriores al 441 a. C.; Edipo Rey y Electra datan del 430 al 415 a. C.; Filoctetes fue escrita en el año 409 a. C. y Edipo en Colono fue publicada póstumamente en el año 401 a. C.

    ¹ Esquilo fue un dramaturgo griego, predecesor de Sófocles y Eurípides. Se lo considera el primer representante de la tragedia griega.

    La obra

    Antes de realizar un breve análisis de Edipo Rey y Antígona, queremos aclarar algunos aspectos. Como decíamos más arriba, Sófocles eligió las trilogías libres conectadas entre sí, pero cada una como una unidad completa en sí misma. Nos referimos, en este caso, a Edipo Rey, Edipo en Colono y Antígona, que temáticamente conforman una trilogía. Si observamos las fechas de creación de cada una, nos encontramos con que la primera de esta trilogía temática fue Antígona; en segundo lugar, Edipo Rey y, por último, Edipo en Colono, que se publicó luego de la muerte del poeta.

    Si consideramos que las tres se refieren a los descendientes de los Labdácidas² y tienen como tema central a Edipo y su descendencia, el orden de los acontecimientos las ubicaríamos del siguiente modo:

    • En primer lugar, Edipo Rey porque su temática está relacionada con el nacimiento de Edipo y toda su tragedia a partir del momento en el que descubre que ha matado a su padre, se ha casado con su madre, es hermano de sus hijos, se arranca los ojos y huye de Tebas.

    • Luego, Edipo en Colono, lugar donde ciego y acompañado por sus hijas se refugia en un arrabal de Atenas y, con los años, allí muere.

    • Por último, Antígona, regresa a Tebas tras la muerte de su padre. Sus hermanos, Eteocles y Polinices, debían gobernar en forma alternada, pero al no llegar a un acuerdo se dan muerte mutuamente. El rey Creonte –tío de los tres jóvenes– ordena que el que estaba en la ciudad, Eteocles, sea enterrado como corresponde a las costumbres de la época; y Polinices que ha venido de afuera, sea abandonado a la intemperie como comida para los animales. El protagonismo de Antígona consiste en desobedecer a su tío, quien había ordenado que el que enterrase el cadáver sería condenado a muerte.

    Edipo Rey

    Edipo Rey, famosa por su impecable construcción, su fuerza dramática y su eficaz ironía, Aristóteles le considera en su Poética, como la más representativa y, en muchos aspectos, la más perfecta de las tragedias griegas.

    La trama gira en torno al héroe mitológico Edipo, que poco a poco descubre la terrible verdad de haber ascendido al cargo de rey de Tebas tras haber asesinado involuntariamente a su padre, primero, y casarse con su madre, la reina Yocasta, después. En Edipo Rey, Sófocles ha compuesto una tragedia en el sentido moderno. Escrita en los comienzos de la guerra entre Atenas y Esparta, refleja los funestos días de la plaga que devastó a Atenas. Es íntegra y esencialmente trágica; es la historia de un gran hombre perseguido y, al fin, atrapado por la fatalidad. Esta obra posee una originalidad singular, y en cuanto al argumento o el estilo, los caracteres o la poesía, nunca fue superada. El oráculo le advierte a Edipo de que tendrá que casarse con su madre y dar muerte a su padre. Hace cuánto puede para huir de semejante destino, por lo que huye de Corinto, pero al final, años más tarde, descubre que con su huida no ha hecho más que cumplir los avisos del oráculo. La obra se refiere al descubrimiento de la espantosa verdad y al rapto de dolor que lo lleva entonces a arrancarse los ojos.

    Edipo en Colono

    Edipo en Colono describe la reconciliación del ciego y anciano Edipo con su destino, y su sublime y misteriosa muerte en Colono, tras vagar durante años en el exilio, apoyado por el amor de su hija Antígona.

    Esta obra es la última que escribe Sófocles, ya muy anciano. Así como él, el anciano y ciego Edipo llega a la aldea de Ática en Colono, un arrabal de Atenas, consciente de que allí reposará definitivamente. También, sabe que esto será una protección benéfica para la ciudad. Lo acompañan sus hijas, aunque Ismena se casará y, la que será su lazarillo y compañía hasta la muerte es Antígona. Teseo, el rey de Atenas lo recibe con cariño; pero toda la primera parte del drama nos muestra el horror del pueblo ante su presencia. Sin embargo, estas dolorosas escenas se olvidan cuando, en su final, Edipo, sin un guía que lo conduzca, escucha una voz del cielo, se adelanta a solas, y entra en la tierra, confiado e invisible. Su cuerpo tiene que descansar en Colono y Sófocles ofrece a Atenas esta idea consoladora en los últimos días de la guerra Peloponesia, como para distraer la atención pública de los dolores presentes.

    En esta obra, Sófocles muestra con claridad que Edipo no es culpable de sus actos horrendos y que su expulsión de Tebas no es más que una incalificable crueldad. Su muerte es el alivio de sus sufrimientos. Sófocles, a sus más de 90 años, ha visto demasiado lo que es una guerra civil, y sabe que corrompe las raíces de la sociedad y que, para ciertas formas de deslealtad, el perdón ni es útil ni merecido. En una palabra, donde la vida cuenta poco, la constancia y la amistad son lo único que vale. Edipo, enterrado en el suelo de Ática, se mantiene leal para con aquellos que lo ampararon hasta el último instante. Los lazos que atan a Sófocles con su tierra son muy firmes y, en las últimas horas de Edipo, seguramente cree ver una parábola de aquella lealtad que mantiene unidos a los hombres en las horas más negras, y que es un inapreciable don de los dioses.

    Antígona

    Al comienzo de la obra, Antígona tiene una devoción excesiva para con el muerto y es algo áspera con su hermana. Pero gradualmente se va humanizando. Su certidumbre parece vacilar. Acumula razones para justificar su acto, algunas morales, otras de íntima ternura. Al enfrentarse con la muerte, casi pierde el valor y piensa en todo lo que se le va junto con la vida. Y conforme aumenta nuestra simpatía hacia esta joven, disminuye nuestra simpatía por Creonte. Este, al principio, no es más que el gobernante empeñado en restaurar el orden de una ciudad revuelta. Ahora, el desafío de Antígona revela los peores aspectos de Creonte. Ya no obra por principio, sino por orgullo, desoyendo los moderados consejos de su hijo y las graves advertencias del profeta, Tiresias. Y cuando llega la hora de su castigo, no podemos menos que sentir que lo ha merecido cabalmente. Y, sin duda, esta fue la intención de Sófocles. Los cantos del coro examinan los extremos de la cuestión y explican su significado general. Cuando Antígona desobedece a Creonte, el coro entona un himno para cantar la astucia y la grandeza del hombre. Y cuando Hemón, enamorado de Antígona, argumenta con su padre, el coro emprende la loa³ sobre el amor invencible en los combates. Y se pasa de lo presente y lo particular, a un sentido universal y

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