Derecho y literatura: Una alianza que subvierte el orden

Por Bonilla Artigas Editores

Otra forma de acercarse al derecho es posible, es el espíritu que sintetiza, este libro; y una de esas otras formas es la literatura. El propósito de este texto es descolocar al derecho. A ese derecho que conocemos tradicionalmente como un sistema normativo que ordena a las sociedades qué hacer y qué no hacer desde una supuesta neutralidad y desinterés. Descolocarlo implica moverlo de su cómoda autoconciencia de completitud, seguridad y suficiencia; insistirle en la necesidad de salir de su diálogo interno, del autismo que lo mantiene hablando desde sí y para sí. Y al insistirle al derecho, en realidad se le insiste a la comunidad que lo crea, interpreta, piensa, enseña y que al final, también lo mistifica.

Abrir las puertas de ese mundo jurídico de estructuras y jerarquías normativas férreas para que pasen las explicaciones amplias de lo humano, es lo que permitirá conocer el enorme potencial que ofrece la literatura para reflexionar profundamente en torno al derecho, pues si el derecho en su concepción moderna, se ha pretendido custodio y síntesis de la racionalidad pública, la literatura le descubre constantemente su lado irracional y contradictorio al mostrarnos una humanidad tocada y trastocada por sus formas de operación —muchas veces— mecanizada.

Así pues, el título del libro cobra significado, "Derecho y literatura. Una alianza que subvierte el orden", pues busca subvertirlo desde sus propias estructuras; convertirlo en algo distinto, no mistificado, con el que se pueda dialogar a partir de otros lenguajes, que se pueda mirar desde otros enfoques y que busque comprender a profundidad lo que intenta regular: las relaciones de los seres humanos en colectividad.

• Idioma: Español
• Editorial: Bonilla Artigas Editores
• Fecha de lanzamiento: 13 nov 2017
• ISBN: 9786078560240

Vista previa del libro

Martín.

Derecho, poder y sociedad

La política como fábula: totalitarismo y derecho en Rebelión en la granja de George Orwell

Brígido Almendárez

Como queda demostrado,

el mundo moderno se compone de flores artificiales […]

de hombres ruiseñores que controlan la vida de los países

mediante algunos mecanismos fáciles de explicar

ellos visten generalmente de negro

como los precursores del otoño. […]

Entretanto, los sabios comidos por las ratas,

se pudren en los sótanos de las catedrales, y las almas nobles son perseguidas implacablemente por la policía.

Nicanor Parra

Introducción

Alguna vez Julio Cortázar, uno de los principales representantes del boom latinoamericano, refiriéndose al cuento, dijo: Puede decirse que no hay temas absolutamente significativos o absolutamente insignificantes, lo que hay es una alianza misteriosa entre cierto escritor y cierto tema en un momento dado.¹ De esa premisa partimos y asumimos los riesgos implicados en la elaboración del presente ensayo. Lograr la comunión plenaria entre la obra literaria y el análisis jurídico se convierte en el principal objetivo que perseguimos en las siguientes líneas.

Debemos comenzar diciendo que hablar de totalitarismo y derecho quizá sea un sinsentido para muchos, si entendemos el primero de los conceptos como el ejercicio de un poder casi absoluto (vertical) y por tanto carente de límites, o como la misma palabra lo indica, total. Si esta acepción es veraz, entonces en qué parte de esa frase tendría cabida el derecho, por naturaleza árbitro y pieza clave de toda convivencia social; el instrumento más civilizado con que contamos para frenar al poder. Sólo bajo esa categorización el oxímoron adquiere sentido. Pero, ¿qué, si no es así y la premisa de la que partimos es falsa (o sólo parcialmente cierta) y el derecho sea quizá otra cosa y no eso que nos han hecho creer durante tantos años en las facultades de derecho? Desde esta perspectiva podríamos considerar –igual que antes– al derecho como un instrumento, una parte de la carrocería del Estado, pero ya no el freno, sino más bien una herramienta (otra pieza, cualquier otra) que el poder (ya totalitario, ya democrático) utiliza para legitimar su actuación. Tal vez entonces –sólo entonces– la frase adquiera otro