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La pobreza del agua: Geopolítica, gobernanza y abastecimiento
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Libro electrónico324 páginas3 horas

La pobreza del agua: Geopolítica, gobernanza y abastecimiento

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La pobreza del agua: geopolítica, gobernanza y abastecimiento recoge las ponencias de los especialistas que participaron en el VII Foro Nacional del Agua. En este evento se evidenciaron los graves descuidos de administración y protección de este preciado recurso por parte de los países latinoamericanos. Este libro de investigación presenta, con información técnica, análisis y discurso, la realidad de esta problemática en Colombia y la región de las Américas. Cuenta con la acertada exposición de reconocidos académicos, funcionarios públicos, representantes de distintas ONG y honorables miembros del orden legislativo. Todos ellos, además de mostrar diferentes aspectos de la situación estudiada, plantean propuestas para revertir la actual tendencia que está frenando las oportunidades de desarrollo económico y humano, tanto en las ciudades como en el sector rural.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento30 sept 2016
ISBN9789582603144
La pobreza del agua: Geopolítica, gobernanza y abastecimiento

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    La pobreza del agua - Rodrigo Marín Ramírez

    crisis"

    Introducción

    Al hablar de la pobreza del agua, este libro no se refiere a la carencia del recurso, sino a las múltiples deficiencias de la gestión del agua en la actualidad, que han erosionado paulatinamente el patrimonio natural, han desencadenado conflictos, desequilibrios y desigualdades, y han puesto en riesgo la sostenibilidad, la supervivencia y el desarrollo humano, incluso en países y regiones que cuentan con una valiosa riqueza hídrica, como en el caso colombiano. La humanidad, absolutamente dependiente del agua, demanda una gestión que brinde soluciones en momentos de crisis y que permita corregir las falencias de su gestión en la actualidad con miras al futuro. La gestión del agua debe fortalecerse mediante la intervención amplia y solidaria de las comunidades, para poner freno a la ambición de intereses particulares y a la corrupción sin límites que impera actualmente, bajo un enfoque que contemple, en igualdad de condiciones, las necesidades del hombre y la naturaleza.

    Los investigadores y expertos participantes en el VII Foro Nacional del Agua —del cual surge este libro— analizaron y denunciaron la pobreza del agua. Y plantearon la necesidad de alcanzar un novedoso entendimiento de los planes de desarrollo del milenio; una gestión clara y responsable del agua; una gobernabilidad amplia y novedosa; la adopción de nuevas medidas de preservación de los recursos naturales, y una institucionalidad acorde con el desarrollo de los pueblos y las comunidades, entre otros objetivos. Estos retos frente a la pobreza del agua son urgentes, puesto que hoy en día los intereses particulares alrededor del recurso han impuesto sus criterios sobre la territorialidad y la soberanía de los pueblos, así como sobre el valor, la propiedad, el uso y el provecho del agua. Esto ha derivado en una crisis cuyos impactos —debido al despilfarro, el desabastecimiento, la contaminación y la sustracción de los recursos— sufrirán tanto la humanidad como los ecosistemas.

    En una perspectiva tanto holística como multidisciplinaria de la pobreza del agua, es importante abordar tres aspectos estratégicos de este problema de gran escala debido a sus potenciales efectos:

    1. La geopolítica del agua. Este tema ha cobrado cada vez más importancia debido a las crecientes tensiones territoriales y los diversos intereses por el dominio y provecho de los cuerpos de agua entre comunidades, regiones y naciones. Numerosas organizaciones e industrias reclaman el derecho a usufructuar el agua con fines productivos y económicos, lo cual entra en conflicto con la soberanía de las naciones y con los derechos de las comunidades. Adicionalmente, la sociedad de consumo se basa, en gran medida, en el agua consumida y contaminada a lo largo de la cadena productiva, lo que marca una considerable desigualdad en el aprovechamiento del recurso hídrico y la huella hídrica entre diversas regiones del planeta, así como la competencia internacional por el dominio de los cuerpos de agua en diversas zonas del mundo.

    2. La gobernanza del agua. Ante este problema geopolítico, es fundamental fortalecer la gestión integral del recurso hídrico (GIRH) mediante la participación ciudadana en pro de la sostenibilidad ambiental y la equidad. Colombia, con su enorme riqueza natural, demanda una autoridad económica, política y administrativa que represente los derechos e intereses de las comunidades y la ciudadanía. En contraste, la carencia de gobernanza en el país ha provocado mayor inequidad en la distribución de los recursos y servicios; grandes desequilibrios y catástrofes medioambientales; pobreza en algunas regiones del país; pérdida de soberanía por una débil gestión transfronteriza, oceánica y local, así como el desperdicio del potencial real de agua territorial y oceánica para el desarrollo sostenible. Este escenario es compartido especialmente por los países pobres, en vías de desarrollo e incluso por países emergentes. Por lo tanto, se requiere una gestión coherente e integral que considere la unidad del ciclo hidrológico y que garantice un efectivo abastecimiento, así como el establecimiento de políticas efectivas y transversales, basadas en una amplia y diversificada participación en la toma de decisiones, con el fin de garantizar la solidez y continuidad de las instituciones.

    3. El abastecimiento de agua. La humanidad enfrenta una crisis de abastecimiento de agua, clasificada en el Foro Económico Mundial (2013) como el segundo riesgo global de mayor impacto y uno de los cinco más probables. Se pensaba que la población colombiana no vivía momentos difíciles al respecto, pero el panorama es más complejo: varios informes nacionales evidencian que el 89 % de los municipios y más de la mitad de la población del país afronta problemas en materia de abastecimiento de agua potable. Esto muestra un preocupante rezago en términos de cobertura de agua potable en el país si se compara con la región y el mundo, debido a la creciente demanda y la afectación de la oferta natural por el ciclo hidrológico del clima, el uso del suelo, las condiciones geográficas y geológicas, así como la mala calidad del agua potable por contaminación, fallas en producción y regulación hídricas, la intervención agresiva de ecosistemas estratégicos, la apropiación inequitativa, la sobreexplotación, entre otros factores. Esto determina situaciones de escasez que, de no enfrentarse y resolverse, pueden desencadenar una crisis de graves consecuencias.

    Para una amplia comprensión de la problemática, el libro reúne, por un lado, nueve artículos que surgen de investigaciones sobre temas de geopolítica, gobernanza y gestión del agua, entre otros, y, por otro lado, tres artículos que aportan importantes reflexiones o experiencias en estos mismos temas. En estos doce aportes, los autores analizan diversos argumentos técnicos y conceptuales importantes, y sus conclusiones permiten entender mejor el contexto global de la pobreza del agua.

    Como apertura para estos valiosos aportes, se presenta la Declaración del VII Foro Nacional del Agua, en la cual los investigadores y expertos reflejan la firme intención de continuar investigando y analizando temáticas en torno a la pobreza del agua en los diferentes ámbitos territoriales y con la pretensión de involucrar nuevos autores, a la vez que llaman la atención sobre la urgencia de atacar la pobreza del agua en los ámbitos personal, comunitario, cultural, político, económico y administrativo. Así mismo, el libro cierra con la relatoría del foro, que resume los aportes de los participantes, el desarrollo de los ejes temáticos y las principales conclusiones y propuestas que brindó el evento para enfrentar la pobreza del agua.

    Esta publicación es una respuesta a los intereses y necesidades de estudiantes y profesionales, y busca aportar una hoja de ruta para trabajar en la consecución de los objetivos mencionados. Por esta razón, aspira a formar parte de la documentación personal de los actores involucrados en el manejo del recurso hídrico; La dedicación de los investigadores que se tomaron el trabajo de escribir carecería de significado si las conclusiones y reflexiones aportadas no se traducen en acciones concretas.

    Los editores

    Declaración de Bogotá

    *

    Los participantes del VII Foro Nacional del Agua reconocemos que, en las dos últimas décadas, el vital líquido ha alcanzado otros significados de gran preocupación, como ser la principal causa de conflictos, pugna de poderes, disputa por la supervivencia y fuente de riqueza, entre otros. Sin duda, la falta de acceso al agua es, para este siglo, un motivo de desigualdad, pobreza e injusticia social, como también una brecha entre las comunidades de las pequeñas localidades, las regiones e incluso de los países. A esta falta de acceso, que implica un estado de confusión, descontrol, desacuerdo, improvisación, desgobierno e indiferencia, entre otras cosas, es al que ahora llamaremos la pobreza del agua.

    En ese contexto, el Comité Organizador del Foro y los conferencistas y panelistas consideramos lo siguiente:

    1. La pobreza del agua en Colombia, evidenciada en este foro, es una expresión de la crisis del actual modelo de gestión del vital líquido, que desconoce el valor estratégico de los recursos naturales con que cuenta el país y su riqueza biológica y cultural.

    2. Esta pobreza, desde una perspectiva amplia, no es un asunto estricto de escasez ni un estado de miseria en que viven algunas poblaciones, relacionado con la carencia de agua potable o de sistemas de saneamiento básico; tampoco se relaciona con las dificultades espaciales y tecnológicas para acceder a ella, ni con las repercusiones sociales y económicas que esto acarrea, y menos aún se reduce a un indicador.

    3. Más allá de esto, la pobreza del agua se refiere a la deficitaria gestión de ella en términos del bien común y de su sostenibilidad, partiendo desde la gestión individual de cada habitante del planeta hasta la gestión de las comunidades, las regiones, los Estados e incluso la gestión en el nivel global. Lo cierto es que la gestión que se logre desarrollar en cualquiera de dichos niveles demandará la participación de todos cuantos consideren que necesitan del agua, que dependen de los ecosistemas que ella sustenta y que viven gracias a ella.

    4. Parte de la situación problemática del agua en el país obedece a la debilidad institucional del Sistema Nacional Ambiental (SINA), manifiesta en institutos de investigación debilitados; un Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible que no trabaja de manera articulada con las Corporaciones Autónomas Regionales, y una Agencia Nacional de Licencias Ambientales que otorga rápidos permisos con reducido conocimiento de los impactos reales de los proyectos de infraestructura y de las actividades de exploración y explotación de los recursos mineros y los hidrocarburos.

    En mérito de lo anterior, los abajo firmantes, reconociendo los enormes retos de la región, el país y las comunidades locales en torno a la adecuada gestión del agua, proponemos un enfoque integral y participativo de planeación multinivel, que responda a los desafíos actuales y las necesidades sentidas y emergentes de aquellos que sufren por no tener acceso al agua ni contar con sistemas de potabilización o alcantarillado. La agenda propuesta debe considerar lo siguiente:

    1. El manejo efectivo y justo del agua requiere de una estrategia multinivel: desde el individuo hasta la comunidad, pasando por los sectores privados y las empresas de servicios públicos, permeando las instituciones y los países, y, por último, llegando a las regiones, de las que la más importante en estos momentos son las Américas.

    2. En este orden de ideas, la gestión del agua debe obedecer a una ética fundamental que, amparada en un Estado soberano, transparente y fortalecido en la institucionalidad, permita a la comunidad actuar e intervenir contundentemente sobre su realidad y alcanzar nuevos estados de desarrollo para el bienestar propio y común.

    3. El agua, como bien común, debe ser gestionado comunitariamente, con instrumentos legales, económicos, tecnológicos y metodológicos sencillos, eficaces y rotundos, de tal manera que el abastecimiento de agua potable y el saneamiento básico se alcancen en un ciento por ciento.

    4. Es una necesidad apremiante de país reformar la Ley 99 de 1993, específicamente en lo relacionado con la autonomía de las Corporaciones Autónomas Regionales y su adecuada articulación con el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible; así mismo, se exhorta al Gobierno nacional para que la dirección de las entidades del Sistema Nacional Ambiental esté a cargo de personas adecuadamente formadas y con una amplia experiencia y conocimiento en los temas que administrarán.

    5. El principio político básico que soporte la legislación futura del agua en Colombia debe reconocer el valor estratégico de esta para el desarrollo del país y, más importante aún, al igual que en otros países de la región, debe considerarla como un bien de dominio público, vital y finito, y un asunto de seguridad nacional.

    6. Es preciso alcanzar un consenso nacional a partir del diálogo respetuoso para la formulación de una Ley de Agua, que debe consolidar y ordenar el actual y diverso esquema normativo existente en el país, y asimismo considerar el agua como un bien público común, como un derecho y de importancia estratégica para el país.

    7. Se requiere una formación transdisciplinaria en todos los niveles (básico, secundario y universitario) que fomente una visión crítica y comprometida con su realidad, y que permita generar conocimiento para la solución de problemas singulares. De esta manera se contará con una comunidad de estudiantes que mantenga ideales supremos y un espíritu político que no ceda a intereses fútiles o superfluos. Así mismo, la formación específica en temas ambientales también debe velar por el reconocimiento de la relación entre cultura, ambiente y sociedad, de tal forma que los nuevos profesionales gocen de una visión holística que les permita generar y transferir conocimiento apropiado, y reconocer la inmutable certeza de las leyes y principios naturales.

    8. Es menester recuperar una cultura del agua en Latinoamérica para formular, desde el saber tradicional y científico, modelos apropiados y pertinentes de gestión, coherentes con la diversidad cultural, biológica y natural de cada una de sus naciones, provincias y localidades. De esta manera se podrá coadyuvar a que la gestión ecológica y el uso soberano del agua y otros recursos naturales permitan una nueva apropiación social de la naturaleza.

    9. La afirmación de la soberanía colombiana y la integración regional requiere de redes colaborativas que permitan sistematizar y compartir amplia y gratuitamente la información relacionada con el agua y demás recursos naturales.

    En este orden de ideas, la Universidad Central, a través de su Departamento de Ingeniería Ambiental y el grupo de investigación Agua y Desarrollo Sostenible, trabajará, en colaboración con otras instituciones y organizaciones, para consolidar un punto focal que dinamice una red comunitaria en defensa del derecho humano al agua.


    * Esta declaración surgió en el marco del VII Foro Nacional del Agua La pobreza del agua: soluciones en momentos de crisis (Bogotá, septiembre de 2014, Universidad Central). En ella, los investigadores participantes manifiestan su posición conjunta en cuanto a la importancia y urgencia de las problemáticas abordadas.

    Artículos de investigación

    La geopolítica del agua y América Latina

    Mónica Bruckmann*

    Resumen

    Apropiarse de los recursos naturales no es solo pensar en obtener materias primas, minerales estratégicos, agua dulce, etc., también es producir conocimiento y desarrollo a partir de una mejor comprensión de la materia, la vida, los ecosistemas y la biodiversidad. La disputa global por recursos naturales se desdobla en múltiples dimensiones políticas, económicas y militares, de cara a los nuevos avances tecnológicos y las dinámicas de creación y destrucción del capitalismo. En especial, la disputa por la apropiación y el control del agua ha adquirido dimensiones planetarias, con la presión de los intereses mercantilistas de las empresas transnacionales. Esto hace del agua un elemento fundamental en la geopolítica mundial actual y futura, por lo cual se requiere una política global que frene la tendencia del complejo desorden ecológico que acelera la dinámica de desertificación en algunas regiones, mientras que en otras incrementa los fenómenos de inundación por lluvias torrenciales. Las consecuencias devastadoras de la actual degradación del medioambiente pone en cuestión la propia noción de desarrollo y civilización.

    Palabras clave: gestión ambiental, política ambiental, recursos hídricos, recursos naturales, soberanía.

    Una de las características del mundo contemporáneo es la creciente importancia de los recursos naturales y su utilización, a raíz de los avances científicos y tecnológicos logrados por el conocimiento cada vez más profundo de la materia, la naturaleza y la vida. Estos avances científicos convierten la naturaleza en un campo de su propia aplicación, de modo que la relación entre los recursos naturales y el desarrollo científico es cada vez más profunda.

    La apropiación de la naturaleza no se refiere únicamente a la apropiación de materias primas, minerales estratégicos, agua dulce, etc., sino también a la capacidad de producir conocimiento y desarrollo científico y tecnológico a partir de una mayor comprensión de la materia, la vida, los ecosistemas y la biodiversidad. Las nuevas ciencias, que han alcanzado enormes avances durante las últimas décadas, son producto de este conocimiento creciente de la naturaleza y del cosmos. Sin embargo, muchas de ellas están aún en sus inicios. Durante los próximos años se espera que las investigaciones en marcha produzcan resultados científicos de gran envergadura, capaces inclusive de cambiar radicalmente la sociedad humana y su civilización. Estamos a la expectativa no solo de transformaciones profundas de la naturaleza, sino también de la inminente creación de nuevas formas de vida en el planeta¹.

    Este proceso dinámico y complejo no puede ser entendido sin tener en cuenta las estructuras de poder económico y político mundial, regional y local. El desarrollo tecnológico está condicionado y manipulado por dichas estructuras de poder, que politizan la naturaleza en función de sus objetivos. La enorme acumulación histórica de conocimiento se convierte en un instrumento de dominación extremadamente poderoso.

    El sistema mundial —basado en la división internacional del trabajo entre, por un lado, las zonas industriales y manufactureras y, por otro, los países productores de materias primas, minerales estratégicos y productos agrícolas— consolidó el dominio hegemónico de los países centrales en relación con las zonas periféricas o dependientes y los espacios económicos que ocuparon una posición de semiperiferia. Así, la elaboración industrial de las materias primas que exportaban los países periféricos tendió a ser la menor posible, de manera que consolidó y amplió la dependencia económica, así como científica y tecnológica, de estas regiones (Dos Santos, 2002, 7).

    La drástica elevación de la productividad del trabajo como consecuencia de la revolución científico-tecnológica y la creciente capacidad de acumulación de capital (concentración, centralización y estatización) nos ponen frente a un problema esencialmente político: la sustentabilidad del planeta frente a la insustentabilidad del capitalismo contemporáneo, sus formas de acumulación y sus limitaciones para controlar la anarquía del mercado y gestionar el desarrollo de las fuerzas productivas a nivel planetario.

    La expansión de las empresas multinacionales, transnacionales y globales conduce a desequilibrios crecientes que desarticulan la economía mundial. El mismo capitalismo, que es capaz de producir fuerzas colosales de creación e innovación, necesita destruir dramáticamente aquello que produce y la propia base natural de lo que produce para garantizar el proceso de acumulación. Esta cuestión nos pone frente a otro dilema: la necesidad de pensar los ciclos de innovación científico-tecnológica y los ciclos económicos en relación con el uso, transformación, apropiación y consumo de los recursos naturales. La forma de encaminar esta relación representa una cuestión estratégica para la civilización humana planetaria y para las naciones que la conforman.

    La disputa global por los recursos naturales de cara a las nuevas ciencias se desdobla en múltiples dimensiones políticas, económicas y militares. Sin el desarrollo de un pensamiento estratégico que se afirme en el principio de la soberanía y en una visión a largo plazo, los países latinoamericanos tienen menos condiciones para hacer frente a las enormes presiones generadas por esta situación de disputa, donde está en juego, en última instancia, la capacidad de reorganización de proyectos hegemónicos y la emergencia de proyectos contrahegemónicos. Está claro que este conflicto de intereses tiene como telón de fondo visiones sociales y proyectos civilizatorios en choque.

    Esta situación hace necesario redefinir la relación entre el hombre y la naturaleza, con base en una nueva visión del mundo y el uso y gestión de sus recursos naturales, y recuperar una visión humanista cuyo principal objetivo económico y social sea el pleno desarrollo del ser humano. En América Latina, este proceso está en marcha gracias a fuerzas sociales y políticas comprometidas con la preservación de la naturaleza y el uso de sus recursos en función de los intereses y necesidades de los pueblos, postura que corresponde a una visión civilizatoria de los pueblos originarios del continente.

    Pensamiento estratégico: hegemonías y emancipaciones

    La dirección estratégica de desarrollo científico de los Estados Unidos para la década en curso, sintetizada en el informe Facing tomorrow’s challenges: U. S. Geological Survey science in the decade 2007-2017, plantea que la estrategia científica de este país

    está basada en la visión de que la complejidad de medición, mapeamiento, comprensión y predicción de la situación y tendencias de los recursos naturales gestionados en los Estados Unidos requiere desarrollar ampliamente un pensamiento y una acción interdisciplinaria, que defina áreas prioritarias y oportunidades para servir a las necesidades más urgentes de la nación de cara a los desafíos del siglo XXI.

    De esta manera, la estrategia científica es puesta en su dimensión política exacta, orgánicamente articulada a los objetivos estratégicos más generales de este país, orientados a atender sus necesidades vitales.

    Para responder a la evolución de las prioridades nacionales, el USGS debe reflexionar y perfeccionar periódicamente su orientación estratégica [...]. El surgimiento de una economía mundial afecta la demanda de todos los recursos [...]. El uso y la competencia por los recursos naturales en escala global y las amenazas naturales a estos recursos tienen el potencial de impactar la capacidad de la nación para sustentar su economía, la seguridad nacional, la calidad de vida y el ambiente natural. (U. S. Geological Survey, 2007; traducción y cursivas mías)

    Al igual que el documento en su conjunto, esta cita

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