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Confluencia de saberes: Institucionalización de la música popular en la academia
Confluencia de saberes: Institucionalización de la música popular en la academia
Confluencia de saberes: Institucionalización de la música popular en la academia
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Confluencia de saberes: Institucionalización de la música popular en la academia

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Confluencia de saberes constituye un “aporte de aportes”. Es un libro que agrupa, congrega, reúne experiencias documentadas del proceso de institucionalización de la primera carrera Universitaria de Música Popular de Argentina y de Suramérica. La Universidad Nacional de Villa María, (provincia de Córdoba) abrió sus puertas en 1997 y desde su Proyecto Fundacional se impuso aportar al sistema de Educación Superior nuevas e innovadoras carreras de grado. La Licenciatura en Composición Musical con orientación en Música Popular está formando profesionales que sintetizan campos tradicionalmente excluyentes: la Academia y la Música Popular. Sustentado en la historia de la institución, en su Proyecto Fundacional y en los tres pilares universitarios: docencia, investigación y extensión, Confluencia de saberes nos introduce en los primeros años de una propuesta de formación superior que cambió la conceptualización del profesional de la Música Popular.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento26 abr 2016
ISBN9789876991292
Confluencia de saberes: Institucionalización de la música popular en la academia

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    Confluencia de saberes - Carla Avendaño Manelli

    Crichigno.

    Prólogo

    En el año 1997, la música popular se incorpora al ámbito de la Universidad Nacional de Villa María (UNVM) con status de carrera y profesión universitaria. Nace así la Licenciatura en Composición Musical con Orientación en Música Popular, que marca un hito en la educación superior argentina al ser ésta la primera carrera de grado universitario en el país, con este propósito.

    Los acontecimientos no son fortuitos, las condiciones de posibilidad se conjugan. Se trata de una universidad, la UNVM, que nace pujante y sustentada en valores y principios esenciales para la educación académica; entre los que emergen la formación humanística, la pluralidad, la inclusión, el compromiso social, la libertad de investigación, la innovación, la apertura a las nuevas ideas y un grupo de profesores-investigadores que hicieron suyo el desafío de incursionar en la aventura de gestar este nuevo proyecto.

    La carrera trasciende las fronteras. A partir de los Congresos Latinoamericanos de Formación Académica en Música Popular realizados en la UNVM y por la calidad de la producción de conocimientos en esos espacios de intercambio, la IASPM- AL (Asociación Internacional para el Estudio de la Música Popular - Rama Latinoamericana) incluye, por primera vez, la temática La Formación del Músico Popular en su IX Congreso (Caracas - Venezuela) en el año 2010. Otro hito en el conocimiento institucionalizado de la música popular.

    Toda propuesta educativa necesita tomar vigencia en las inquietudes y necesidades de los estudiantes y es ahí donde este proyecto encuentra, también, su fortaleza. El impacto de su convocatoria reúne, en el tiempo, a estudiantes provenientes de 20 provincias argentinas y de otros países; entre ellos, Brasil, Perú, Ecuador México, Chile.

    Este libro es producto de la investigación realizada por un grupo de profesores de la carrera durante los años 2010 y 2011, tendiente a indagar, reconstruir, reflexionar sobre la génesis y desarrollo de la Licenciatura en Composición Musical con Orientación en Música Popular y, específicamente, sobre la formación institucionalizada del músico popular.

    Dicha investigación organiza el análisis del proceso de construcción y evolución de la Licenciatura en tres grandes etapas. La primera, desde 1997 hasta el año 2003. Una segunda etapa, que incluye los años 2003 al 2006 y una tercera, desde el año 2006 hasta la actualidad. Este análisis exhaustivo da cuenta de una tarea de reflexión y sistematización endógena, sincrónica y diacrónica que rescata las líneas institucionales sin descuidar los aportes personales, singulares que constituyen la carrera.

    Los autores de este libro afrontan el desafío de capturar el devenir de este proyecto que se gesta con la fuerza de la innovación. Lo hacen reconstruyendo científicamente las alternativas de las experiencias vivenciales, llevados por el impulso de la creación.

    Es por esto que podemos decir que los autores –profesores, investigadores de reconocida trayectoria académica y estudiantes– son protagonistas; pero, al mismo tiempo, intérpretes de esta experiencia, dispuestos a disfrutar el goce del conocimiento en el arte.

    Son ellos quienes toman la voz para reflexionar sobre sus prácticas y, al hacerlo, dan visibilidad a las dimensiones éticas, sociales, epistemológicas que rescatan el sentido y el valor de la música popular. Dimensiones que sostienen una propuesta en educación que se consolida en el ámbito universitario, que trasciende las fronteras locales y que se plasma en otras latitudes latinoamericanas.

    Los autores se sumergen en las aguas no siempre calmas de la problematización de la realidad y, con ella, de los hechos educativos. Ellos focalizan, se cuestionan, interrogan lo que hacían, cómo lo hacían, lo que hacen, cómo lo hacen en contacto riguroso con el conocimiento, pero también con la apertura intuitiva y sensitiva que requiere toda interpretación.

    Dan espacio para valorar el conflicto, las rupturas propias de todo proceso. En clave bourdiana, podemos decir que se trata de aprehender la lógica de la práctica. A nosotros, los lectores, nos dan la oportunidad única de acompañarlos en su trabajo cotidiano y nos muestran una visión desde dentro de la dinámica universitaria.

    Metodológicamente, se opera en un proceso de circularidad dialéctica entre la práctica en su singularidad, en lo que tiene de inasible e imprevisto y el trabajo de reconstrucción conceptual en distintos niveles. Esa circularidad recupera las huellas del pasado, se posiciona en el presente y se proyecta en nuevas búsquedas.

    Nuestro reconocimiento y agradecimiento a quienes hicieron posible esta obra. Los caracteriza la excelencia académica, la curiosidad intelectual, el entusiasmo, la proyección creadora que les permitió engarzar el trabajo rigurosamente científico con la singularidad de lo espontáneo –atrapando momentos y circunstancias– y, especialmente, por la sensibilidad social evidenciada en el compromiso educativo. Son ellos: Mgter. Silvia Aballay, directora del proyecto de investigación; Mgter. Carla Fernanda Avendaño Manelli, co-directora. Los integrantes del equipo de investigación: Mgter. Pascual Crichigno; Mgter. Alfredo José Crespo; Mgter. Cristina Gallo; Prof. Manuela Reyes; Prof. Eduardo Elía; Profesora Adriana Watson. Egresadas: Lic. Paula Fernández; Lic. Laura Alberti. Alumno becario: José Santillán.

    Un reconocimiento especial al Mgter. Pascual Crichigno, a quien seguiremos encontrando en el misterio de los aerófonos andinos, en los sonidos que recuperan presencias, en una flauta que sonó como ninguna, en el sonido de una quena que se entrama en las aulas y en la gratitud de sus estudiantes.

    Cuando un libro nace en el ámbito universitario, siempre se inician nuevas búsquedas, porque se entrega al debate, a la discusión pública. Ése es su sentido más profundo, implica aceptar que somos desafiados por las interpretaciones que hacemos, por sus presupuestos, premisas y postulados. Se sabe y se espera.

    Desde Confluencia de saberes se entiende que es necesario afrontar el desafío de capturar, en el texto escrito, la construcción misma del hecho de educar para que luego fluya, confluya y permita, sin duda, enriquecer el diálogo y la comprensión de ese acontecer llamado educar en la universidad.

    Gracias a todos por la disposición para compartir saberes.

    Lic. Gloria Vadori

    Secretaria Académica

    Instituto Académico Pedagógico de Ciencias Humanas

    Universidad Nacional de Villa María

    Introducción

    Esta publicación es el resultado de la investigación Formación institucionalizada del músico popular. El caso de la Licenciatura en Composición Musical con orientación en Música Popular de la Universidad Nacional de Villa María, llevada a cabo por los integrantes de un equipo de investigación; compuesto por docentes, egresados y alumnos de dicha licenciatura durante los años 2010-2011¹.

    Dicha investigación tuvo como objetivos:

    a. Detectar las problemáticas que determinaron y determinan la demora en el egreso o el abandono por parte de los alumnos de la Licenciatura en Composición Musical con orientación en Música Popular.

    b. Indagar sobre la problemática de la enseñanza de la Música Popular en los ámbitos académicos orientados a la construcción de un espacio interdisciplinario que articule las tensiones entre teoría y praxis.

    c. Resignificar los marcos conceptuales (paradigmas, teorías, investigaciones, análisis y marcos referenciales epistemológicos, estéticos, científico-disciplinares) que orientan explícita o implícitamente el accionar de los docentes en la carrera de la UNVM.

    d. Analizar los contenidos y metodologías implemetadas para la enseñanza de la composición, versión, arreglos, interpretación, improvisación, lenguajes y perfomance en la Música Popular.

    e. Indagar sobre los procesos de síntesis de lo aprendido, por parte de los alumnos, aplicado a la elaboración del Trabajo Final de Grado (TFG).

    f. Analizar la proyección de la carrera a través de la extensión universitaria.

    g. Indagar sobre las metodologías de la enseñanza empíricas de instrumentos no convencionales para tranferirlos a la formación sistematizada.

    Para encarar el trabajo, se partió del supuesto de que la carrera fue creada sin antecedentes, desde la empiria y con serios problemas pedagógicos que fueron puestos de manifiesto en la evaluación realizada luego de siete años de desarrollo. A partir de ese trabajo, se reelaboró el plan de estudio con cambios sustanciales que dieron lugar a un esquema pedagógico muy diferente. El nuevo plan que acompaña al alumno en su formación es procesal, posibilita el acercamiento del alumno a la diversidad de la música popular y, a la vez, profundiza en temas disciplinares específicos. Necesita estar acompañado, al mismo tiempo, por cambios metodológicos y por determinadas competencias del equipo docente que se manifiestan de maneras diversas.

    La cantidad de egresados y potenciales egresados no se corresponde con los años de implementación y la cantidad de ingresantes por año. Uno de los factores del desgranamiento en el plan estudio anterior es que no hubo una correspondencia entre las expectativas de los alumnos, los contenidos y desarrollo de la carrera, los requerimientos del TFG y la dicotomía entre el perfil del músico en ejercicio y el perfil profesional previsto e implementado por la carrera.

    La mirada sistemática de la complejidad de la carrera a analizar permitió potenciar sinérgicamente la mayor cantidad posible de elementos en pos de optimizar el desarrollo de la Licenciatura en Composición Musical con orientación en Música Popular de la UNVM.

    Para llevar adelante los objetivos propuestos y la comprobación de los supuestos, esta investigación se centró en el análisis de los planes de estudio implementados, sus alcances, objetivos, organización del currículum, competencias académicas, metodologías, entre otras dimensiones consideradas, teniendo como antecedente los trabajos realizados para la evaluación del primer plan de estudio y la elaboración del plan vigente. También, se analizan los registros del sistema académico para monitorear el rendimiento académico de los alumnos, el registro de los Trabajos Finales de Grado y encuestas implementadas desde el ProAAra² realizadas desde 2007 a los alumnos a fin de evaluar las variables que implican la implementación del plan de estudio en vigencia.

    Se realizó también la descripción y análisis de los contenidos y bibliografía de los programas de las materias del área histórico, referencial y metodológico, del área de interpretación y de la de composición en los espacios curriculares a cargo de los docentes integrantes del equipo de investigación. Se profundizó en la búsqueda de bibliografía y métodos sobre temáticas no convencionales dentro de las carreras de música universitarias, como la enseñanza de la quena y los aerófonos andinos con el propósito de sistematizar metodologías para su enseñanza.

    Como complemento a la actividad académica, se analizaron las investigaciónes realizadas por el cuerpo docente y alumnos de la carrera, temáticas, metodologías utilizadas para el eseñanza sobre la reconstrucción de la história no escrita de la Música Popular en el ámbito local y regional. Además, se analizaron las actividades de extensión que se llevaron a cabo.

    El equipo de la investigación estuvo conformado por ocho docentes, dos egresadas y un alumno becario de la carrera. Los docentes son responsables de espacios curriculares que pertenecen a tres –de las cuatro– áreas del plan de estudio: composición, interpretación e histórico, referencial y metodológico; abarcando así un amplio espectro que permitió un trabajo de sistematización endógena donde se analizaron algunas dimensiones que transversalizaron el desarrollo de la carrera.

    El presente libro está ordenado en tres partes y catorce capítulos, en la primera parte se analiza todo lo referido a la institucionalización de la carrera. En el capítulo I La institucionalización de un proyecto se desarrolla lo referido a la génesis de la Universidad Nacional de Villa María y a la carrera de Licenciatura en composición Músical con orientación en Música Popular. El capítulo II se centra en el estudio del proceso llevado adelante para la evaluación del plan de estudio de la carrera. En el capítulo III, se analiza el desarrollo de la reelaboración de un nuevo plan de estudio a partir de las recomendaciones de la evaluación realizada. En el capítulo IV, se realiza un estudio comparativo entre los dos planes mencionados. Finalmente, en el capítulo V se relatan y analizan las acciones llevadas adelante, desde 2005 a 2010, en el Programa de Acompañamiento al Alumno en suRendimiento Académico - ProAAra, relacionadas relacionadas con los estudios llevados adelante para indagar sobre la situación académica de los alumnos que habían ingresado a la carrera. Como resultado de dicho análisis, se explican las estrategias que se llevaron adelante, como por ejemplo, la implementación de la optativa Taller de apoyo para la elaboración del TFG; otras actividades que surgieron como necesarias como el Programa de Capacitación Docente, el Programa de Actividades Complementarias al plan de estudio destinado a los alumnos, la reformulación del reglamento para la presentación del TFG de música; para luego analizar el estado actual de los alumnos del plan de estudio inicial y del nuevo plan a seis años de su implementación.

    La segunda parte del libro se centra en el estudio desde diferentes enfoques de los espacios curriculares correspondientes a las áreas constitutivas de la carrera abordadas. En el área de composición, en el capítulo VI, se expone un Enfoque teórico y metodológico utilizado en el diseño de las materias Armonía y Composición I, Armonía II y Armonía III.

    En el área interpretación, se estudian los siguientes temas en los respectivos capítulos: personalidad y subjetividad artística en el cantante que aprende (capítulo VII); la incorporación del estudio sistemático de la quena en la universidad (capítulo VIII); la Formación académica y performance: aproximaciones hacia una interpretación musical creativa en la música popular: el caso de la cátedra de clarinete (capítulo IX); y finalmente Los arreglos de Fernando Gorgas en los repertorios de los espacios curriculares Práctica Coral I y II (capítulo X).

    En el área Histórico-Cultural y Metodológica, se desarrollan dos capítulos; el XI sobre Música Argentina para compositores de Música Popular, en el cual se analiza y detallan las metodologías empleadas para la implementación del espacio curricular Música Argentina I y II. En el capítulo XII Espacios curriculares que ‘acompañan’ al alumno en la elaboración de su Trabajo Final de Grado, se describe y analiza el proceso y las razones por las que se implementaron espacios curriculares, tales como la optativa Taller de apoyo para la elaboración del TFG, dispositivo inicial hasta la puesta en marcha de los espacios curriculares Metodología de la Investigación Musical y el Taller de apoyo al TFG, ambos pertenecientes al currículo del nuevo plan de estudio.

    En la Tercera parte Productos - Transferencias, se analizan las acciones referidas a la extensión en el capítulo XIII Cuatro Congresos que Congregaron grandes logros… y a la investigación en el capítulo XIV La producción de conocimiento Académico en el marco de la formación institucionalizada del Músico Popular.

    Por último, las Consideraciones Finales condensan categorías etápicas emergentes de todo el proceso de investigación. El trabajo endógeno, analítico y comprensivo que se realizó sobre múltiples dimensiones de la carrera, tanto de manera sincrónica como diacrónica, permitió visualizar tres grandes etapas de la institucionalización de esta propuesta académica; las cuales se desarrollan a modo de conclusión.

    1 Investigación subsidiada por la Universidad Nacional de Villa María. Años 2010-2011. Resolución de Consejo Superior 251/2010. Resolución Rectoral 212/2011.

    2 ABALLAY, S. y AVENDAÑO, C., Villa María, UNVM, Programa de Acompañamiento al Alumno en su Rendimiento Académico – ProAAra, Resolución Consejo Directivo del IAPCH 129/2005, 2005.

    1. La Institucionalización de un proyecto

    Carla Avendaño Manelli

    Silvia Aballay

    Cristina Gallo¹

    Introducción

    Este primer capítulo enmarca conceptual e históricamente la creación de la UNVM y, desde su seno, a la Licenciatura en composición Musical con orientación en Música Popular, carrera que ha sido objeto de análisis e insumo para la elaboración de este libro.

    En el primer apartado, se integran dos nociones: institución y organización, ancladas a la educación superior como organismo que da su razón de ser a la organización de la UNVM. A partir de estas conceptualizaciones y primeras aproximaciones, se sintetiza la creación y aún corta existencia de la UNVM como organización que da vida a la carrera.

    En el tercer apartado, se exponen algunas discusiones en relación a la institución Música Popular como sustancia que provee las particularidades a esta carrera. Por último, se desarrolla la historia de esta tan innovadora propuesta académica como síntesis del proceso de institucionalización de la música popular en el marco de la educación superior, a través de la Licenciatura en composición Musical con orientación en Música Popular de la UNVM.

    Institución y organización: Educación Superior y UNVM

    En el lenguaje coloquial, siempre se refiere a la Universidad como una institución. Sin embargo, Leonardo Schvarstein define a las instituciones como aquellos cuerpos normativos jurídico-culturales compuestos por ideas, valores, creencias, leyes que determinan las formas de intercambio social² o ...un conjunto estructurado de valores, de normas, de roles, de formas de conducta y de relación³. Las instituciones caracterizadas de esta manera son abstracciones que se materializan través de las organizaciones, siendo éstas últimas las mediatizadoras en la relación entre las instituciones y los sujetos. De este modo, la familia, la educación, la religión, son instituciones.

    En el caso de la universidad, la institución principal que la atraviesa es la educación (más precisamente, la educación superior). Ella determina su función principal en la sociedad; materializando, a la vez, aspectos relativos a la institución trabajo (a través de la especialización por funciones, los horarios que deben cumplir sus trabajadores), a la institución tiempo libre (qué hacen en su tiempo libre, en sus vacaciones), a la institución económica (a través de la asignación de salarios, administración de recursos), entre otras.

    La educación superior constituye la institución principal que se materializa en las universidades como organizaciones particulares. En Argentina, parte de las creencias y valores asociados a la educación superior cubren un espectro amplio que va desde la movilidad social, la formación de la clase media profesional, la producción intelectual y científica de alta calidad –no siempre reconocida en este país– hasta la represión y desaparición de estudiantes y profesores durante las dictaduras militares. Esta excesiva simplificación del imaginario que rodea a la institución, a la vez, se ha ido construyendo a través de normas, como la Ley Nacional de Educación Superior 24.521, sancionada durante el año 1995 durante la presidencia del Dr. Carlos Menem y en el marco de una realidad nacional y mundial de cara a la imperiosa necesidad de inserción en la globalización y en el neoliberalismo.

    En el TÍTULO II De la Educación Superior, Capítulo 1⁴: en fines y objetivos, la Ley determina que:

    La educación superior tiene por finalidad proporcionar formación científica, profesional, humanística y técnica en el más alto nivel, contribuir a la preservación de la cultura nacional, promover la generación y desarrollo del conocimiento en todas sus formas, y desarrollar las actitudes y valores que requiere la formación de personas responsables, con conciencia ética y solidaria, reflexivas, críticas, capaces de mejorar la calidad de vida, consolidar el respeto al medio ambiente, a las instituciones de la República y a la vigencia del orden democrático.

    Dicha ley también establece los siguientes objetivos para la Educación Superior⁵:

    a) Formar científicos, Profesionales y técnicos, que se caractericen por la solidez de su formación y por su compromiso con la sociedad de la que forman parte; b) Preparar para el ejercicio de la docencia en todos los niveles y modalidades del sistema educativo; c) Promover el desarrollo de la investigación y las creaciones artísticas, contribuyendo al desarrollo científico, tecnológico y cultural de la Nación; d) Garantizar crecientes niveles de calidad y excelencia en todas las opciones institucionales del sistema; e) Profundizar los procesos de democratización en la Educación Superior, contribuir a la distribución equitativa del conocimiento y asegurar la igualdad de oportunidades; f) Articular la oferta educativa de los diferentes tipos de instituciones que la integran; g) Promover una adecuada diversificación de los estudios de nivel superior, que atienda tanto a las expectativas y demandas de la población como a los requerimientos del sistema cultural y de la estructura productiva; h) Propender a un aprovechamiento integral de los recursos humanos y materiales asignados; i) Incrementar y diversificar las oportunidades de actualización, perfeccionamiento y reconversión para los integrantes del sistema y para sus egresados; j) Promover mecanismos asociativos para la resolución de los problemas nacionales, regionales, continentales y mundiales.

    Estas prescripciones constituyen el marco jurídico-normativo a nivel nacional. En su Art. 1, explicita que

    "están comprendidas dentro de la presente ley las instituciones de formación superior, sean universitarias o no universitarias, nacionales, provinciales o municipales, tanto estatales como privadas, todas las cuales forman parte del Sistema Educativo Nacional⁷".

    En su Art. 2, deja establecido el rol del Estado,

    "al que le cabe responsabilidad indelegable en la prestación del servicio⁸ de educación superior de carácter público, reconoce y garantiza el derecho a cumplir con ese nivel de la enseñanza a todos aquellos que quieran hacerlo y cuenten con la formación y capacidad requeridas".

    La organización es el sustento material de la institución. En nuestro caso, la UNVM constituye la organización que materializa la educación superior, institución principal que le da su razón de ser en la sociedad. Aparte de sus características particulares como entidad de educación superior que contribuye a la formación integral, humanista y científica (acreditando y legitimando las distintas profesiones), la universidad comparte las características genéricas enmarcadas en el concepto de organización.

    Los rasgos característicos de una organización son de distintos órdenes: a) finalidad existente y conocida por todos los miembros del grupo; b) distribución de roles y tareas a realizar; c) división de la autoridad y del poder formal; d) duración indeterminada (misión permanente) o claramente explicitada en función de un determinado objetivo; e) sistema de comunicación y coordinación; y f) criterios de evaluación y control de resultados. Una organización es un conjunto estructurado de componentes e interacciones del que se obtienen deliberadamente características que no se encuentran en los elementos que la componen. Esto remite a la noción de sistema. En efecto, el concepto de sistema se forma alrededor de tres ideas clave: es un conjunto de elementos unidos entre sí, está inmerso en un entorno y se adapta y evoluciona, conservando una continuidad a través de modificaciones incesantes.

    Considerando a la organización como un sistema, Aldo Schlemenson propone conceptualizar a la organización como un sistema socio técnico integrado, enmarcado en un contexto témporo-espacial concreto, deliberadamente constituido para la realización de un proyecto concreto, tendiente a la satisfacción de necesidades de sus miembros y de una audiencia externa, que le otorga sentido¹⁰.

    Una organización constituye a su vez un recorte teórico-metodológico en la mente de un analista, quien crea dimensiones y/o variables para su abordaje. Una síntesis de varias propuestas metodológicas permite puntualizar tres grandes elementos a los fines ilustrativos de este libro: a) aspectos formales e informales; b) identidad y cultura y c) entorno.

    Aspectos formales e informales

    Los aspectos formales se refieren a la existencia de relaciones, fruto de un plan formalmente establecido para alcanzar los objetivos propuestos. Estas relaciones son racionalmente establecidas por la dirección o por los fundadores de la organización. Los aspectos informales se materializan en acciones espontáneas, donde tienen cabida lo afectivo y lo más difícilmente racionalizable de la conducta humana.¹¹

    La UNVM desde su creación ideal, en un proyecto previó, generó estructuras formales a fin de generar las condiciones materiales de funcionamiento. Un ejemplo de ello es la división de las unidades pedagógicas en Instituto Académicos-Pedagógicos y no en facultades, como ha sido común en las universidades.

    Identidad y cultura

    La identidad y cultura organizacional constituyen la dimensión que confiere su esencia y naturaleza. Joan Costa define a la identidad como:

    (…) la suma intrínseca del ser y su forma, autoexpresada en el conjunto de los rasgos particulares que diferencian a un ser de todos los demás. En esta línea de razonamiento, la idea de identidad supone la idea de verdad, o de autenticidad, puesto que identidad significa, sobre todo, idéntico a sí mismo.¹²

    La identidad hace referencia a la personalidad propia de toda organización, que permite identificarla diferenciándola de las demás. Dicha personalidad constituye su identidad específica, su propio ser. Según L. A. Sanz de la Tajada, la identidad de la organización se concreta en dos tipos de rasgos específicos: los físicos y los culturales¹³.

    La UNVM se distingue por una identidad inicial, como universidad regional, pequeña, joven, austera, innovadora. Sumado, a esto, se ha ido construyendo y consolidando, desde la últimas gestiones rectorales, una identidad conceptual basada en la calidad académica, la proyección, el crecimiento, a la apertura e inclusión y como el referente indiscutible de educación superior en la región de determinadas propuestas académicas en el país y en Latinoamérica; como es el caso de la Licenciatura en Composición Musical con orientación en Música Popular.

    La otra dimensión es la cultura organizacional, considerada como el conjunto de valores y creencias comúnmente aceptados, consciente o inconscientemente, por los miembros de una organización. Los valores de la organización forman el corazón de la cultura y normalmente son implantados por sus fundadores. Cada organización debe mantener valores sólidos en los cuales basar sus planteamientos y actuaciones. La adhesión a ellos por parte de los miembros de la organización constituye un valor decisivo para su éxito. La estrecha relación entre la cultura y la identidad es puesta de manifiesto por García Jiménez:

    (...) la cultura organizacional se asocia al concepto de identidad en cuanto constituye un legado generacional que necesita su perpetuación. Sólo el tiempo puede validar que el contenido de una cultura se mantiene fiel a sí mismo. La valoración del legado generacional requiere la inclusión del elemento historia (fundadores, héroes, acontecimientos clave, etc.) para explicar en la cultura su dimensión comunicacional de sistema transmitido y compartido".¹⁴

    Por otro lado, la cultura se relaciona estrechamente con la misión organizacional, la cual se identifica con lo que es la estructura, su razón de ser y la contribución que puede hacer a la sociedad en la que actúa.

    La misión tiene que ver con los propósitos de la organización y con su estrategia que, entendida como un conjunto de reglas de decisión y líneas de acción que ayudan a profesar ordenadamente hacia el logro de los objetivos organizacionales, se pone en práctica a través de patrones culturales y de conducta de la organización.¹⁵

    De la misión de la organización, se derivan los objetivos o fines estratégicos, los cuales orientan los objetivos específicos a corto plazo. La adecuada formulación de los objetivos estratégicos pretende motivar y comprometer a todos los responsables de la organización involucrados en su cumplimiento, además de marcar las metas a largo plazo y de servir de base para la elaboración de planes globales y específicos.

    La UNVM está en proceso de consolidación de una cultura organizacional y, por lo tanto, de una identidad formada desde el interior y encarnada por cada uno de sus actores, cuyos valores son legados por las condiciones históricas de su génesis, por sus propios fundadores, quienes establecieron su misión y objetivos en el proyecto fundacional elaborado en el año 1996, previamente a la puesta en funciones de esta universidad.

    Entorno

    El entorno o contexto permite visualizar a la organización como un sistema abierto inscripto en otro sistema social más amplio, a través de vínculos o relaciones con ese entorno, del cual se reciben influencias o inputs y al que se envían resultados o outputs. Se entiende por entorno al conjunto de condiciones ambientales o fuerzas sociales, culturales, legales, políticas, económicas, tecnológicas, y otras ajenas a la organización; pero que la modifican o influyen en ella. Pueden establecerse dos clasificaciones de entorno: un entorno inmediato y otro mediato. El primero hace referencia a aquellos actores individuales y colectivos que operan en el mismo ambiente de la organización, a los cuales ésta debe atender permanentemente antes de ver que acciones desarrollará. El segundo aparece más alejado de la organización y comprende fuerzas que se le presentan totalmente ajenas, pero que tienen gran incidencia en ella y en los otros actores individuales y colectivos que operan conjuntamente en su mismo ambiente.

    La UNVM es una organización que emerge a partir de demandas y gestiones de los propios actores del medio local y se desarrolla en cada una de sus funciones estableciendo vínculos con el entorno inmediato, leyendo y adaptándose a los permanentes cambios del contexto mediato.

    Génesis y normalización de la UNVM

    El contexto

    La creación de UNVM surge por el impulso de relevantes sectores de la comunidad local y regional en el marco del influjo de vastas transformaciones que en el ámbito mundial se manifiestan desde, aproximadamente, 1989, hasta promediar la década de los 90 y aluden al fenómeno de la globalización.¹⁶

    En ese marco de transformaciones, en el país se adoptan definiciones dentro de la agenda social y se las implementa con celeridad, por lo que

    el proceso de cambio de la educación superior no hace más que acompañar las rápidas transformaciones de la sociedad actual basada cada vez más en el conocimiento como variable estratégica, que dinamiza el desarrollo cultural y socioeconómico de las naciones¹⁷.

    Se identifica, así, la combinada presencia de dos variables estratégicas: la educación y el conocimiento, en torno a las cuales la Argentina de los 90 experimentaría una compleja sucesión de innovaciones teóricas, legales y estructurales hasta transfigurar la misma raíz del sistema educativo en vigencia.

    Tal situación aparece reflejada cuando el Estado le otorga rango constitucional a la autonomía académica, incorporando el cogobierno en la Ley de Educación Superior. Al mismo tiempo, se anuncia la duplicación del presupuesto universitario, aumentado en un tercio el presupuesto por alumno y la generación de un sistema de incentivos a la investigación que, en esa etapa, beneficiaba a unos 17.000 docentes investigadores.

    Dado que la educación y el conocimiento conforman las variables estratégicas para el crecimiento del país, se interpreta que la educación superior debería tener una doble responsabilidad: por un lado, adquirir el máximo provecho de su autonomía con la formación de los protagonistas del futuro, la creación de nuevos conocimientos y para asumir su papel en la construcción de un nuevo país, más pujante, más competitivo, más equitativo; por otro lado, debería dar cuenta de sus actos a la sociedad que la sostiene con su esfuerzo.¹⁸ Durante la década de los años noventa, sectores vinculados a la vida política y educativa de la ciudad de Villa María y de la zona de influencia, apreciaban que ya estaban dadas las condiciones para la creación de la UNVM. Se habían completado los requisitos exigidos y se habían realizado las gestiones dirigidas a procurar la anuencia de las autoridades nacionales.

    Se presentaba, así, una inmejorable situación para acelerar las diligencias substanciales en orden a la adquisición del imprescindible acuerdo político en la totalidad de sus esferas y fuentes de decisión. Tales inquietudes, a juzgar por los testimonios divulgados, fueron canalizadas a través de la Comisión Pro-Universidad –en la sede Comunal, el 21 de noviembre de 1993– cuya misión fue distribuida en cuatro subcomisiones.

    Si bien se discurre que las aspiraciones, las energías y demás razones de toda una comunidad serían suficientes para alcanzar ese objetivo, debe comprenderse que sólo puede hacerse realidad a través de una tangible decisión política. Finalmente, quienes dieron su aprobación concluyente, se fundaron en sólidos argumentos; o sea, la propia realidad histórico-geográfica de Villa María y su espacio territorial de influencia o de irradiación tangibles. Desde la normalización democrática, se habían reiniciado los estudios, los debates y las conclusiones alrededor del más adecuado modelo de universidad nacional que requerían los tiempos del fenómeno globalizante, avizorado en la década de los 80, que estallaría hacia los umbrales de la década de los 90.

    Esquematizando, esta suerte de global invasión, derramada en todos los ámbitos de la actividad humana, signarían las síntesis conclusivas respecto del porvenir de las instituciones universitarias al de las conocidas 33 universidades tradicionales, como así también al de las que, en breve, se irían erigiendo, en consonancia a los vientos fundacionales advertidos en el país.

    Los cimientos fundacionales

    Si bien las aspiraciones dirigidas a contar con una universidad nacional villamariense se remontan a varias décadas atrás, los prolegómenos de la efectiva creación de la actual entidad universitaria tuvieron ambiente favorable en la década de los 90. Las decisivas gestiones se vislumbran en 1993, mediante el accionar de personas de Villa María y su región aledaña y la oportuna aquiescencia de funcionarios y representantes de las instituciones políticas y educativas de la ciudad, de la provincia y de la nación.

    Desde 1970, operaba en plenitud académica una Facultad Regional de la Universidad Tecnológica Nacional. Al principio, con carreras de Ingeniería y luego; ampliando su oferta educativa, se incluyeron otras especialidades técnicas y administrativas.¹⁹ Pese a los problemas afrontados, la unidad tecnológica continúa dependiendo estructuralmente de la entidad madre: la UTN, de neto carácter federal, con facultades y delegaciones en varias provincias.

    En condiciones análogas, se desempeñan otras entidades de estudios superiores de nivel terciario en la urbe, de las magnitudes acreditadas por el Instituto Rivadavia y el INESCER²⁰, gestionando potenciales articulaciones de varias carreras, respectivamente, con la Universidad Nacional de Río Cuarto y la Universidad Nacional de Rosario.

    También, con la perfeccionada modalidad educativa de la enseñanza a distancia, el Centro de Empleados de Comercio de Villa María (CEC), redondeaba la suscripción de un acuerdo con la Universidad Católica de Salta (UCS) para el cursado de las especialidades de Derecho y Administración de Empresas. Algo similar se realiza con el Profesorado Gabriela Mistral.

    Con todo, subsistía la esperanza de establecer la propia universidad nacional, ampliando el abanico de estudios y profesiones que requiere el definido entorno geográfico. Máxime considerando la progresiva demanda de nuevas especialidades; las crecientes exigencias de otras variables políticas, sociales, económicas culturales, científicas y técnicas; y el gradual incremento de interesados en cursar en el medio otras carreras universitarias. Además, existía la intención enfocada a disponer de actividades de posgrado, de investigaciones y de extensión universitaria, derivadas a la comunidad local y regional.

    Según la información obtenida por los precursores de la UNVM y de las consultas operadas con diferentes protagonistas, sería procedente corroborar que 1993 resultaría el año clave de su fundación. Persistía un alto margen favorable, ya que por ese año sobrevenía la convergencia de una serie de gestiones propulsadas en tal sentido. En el mes de octubre de ese año, tiene lugar la reunión entre Miguel D’Alessandro –diputado nacional por Córdoba e integrante de la Comisión de Educación– y Eduardo Accastello –concejal de Villa María– en la Cámara de Diputados Nacionales, exponiéndose los actos fundacionales de la comunidad villamariense.²¹

    La iniciativa había sido tomada por Miguel Ángel Veglia, intendente villamariense, y por Accastello. Fue traída al Concejo Deliberante con la elevación de un proyecto de ordenanza, urgiendo una Comisión Pro-Universidad de Villa María con los lineamientos definidos en el Expediente Nº D-3640-93. Así, el 10 de noviembre de ese año, se presentaba dicha planificación –con el proyecto de ley inscripto por D’Alessandro– para su tratamiento en el Concejo Deliberante, que por resolución unánime suscribía la iniciativa. En la jornada del 18, resulta aprobada la ordenanza Nº 3344, disponiendo la creación de la Comisión Organizadora, origen a la Comisión de Apoyo Pro-Universidad.²²

    El 21 de noviembre, en el Salón Blanco de la Municipalidad, se realizó una reunión para determinar las correspondientes subcomisiones, acorde a la ordenanza mencionada: el Área Técnica-Educativa, de Desarrollo Regional, de Difusión y de Economía; dirigidas por sucesivos coordinadores y subordinadas en sus respectivos funcionamientos a la Comisión Ejecutiva, presidida por el Contador Horacio Cabezas –intendente electo democráticamente (1983-1989)–. Las subcomisiones abordaron sus respectivas funciones con la Comisión de Apoyo Pro-Universidad presidida por el intendente Miguel Ángel Veglia e integrada por ciudadanos, cuya nominación puede consultarse en las actas pre-fundacionales, en el texto citado y en las publicaciones de la prensa local y regional.²³

    A esta altura, se evoca la valiosa cooperación de los centros vecinales y de varias instituciones del medio local y regional. Iniciadas las actividades previstas, las respuestas favorables no se hicieron esperar por medio de la masa de adhesiones de las entidades más diversas: de la industria, del comercio, de la banca, de los productores agropecuarios, de la salud, de los servicios de correos y telecomunicaciones, de las entidades y clubes de servicios. Asimismo, fue relevante la activa participación de los medios de comunicación escritos, orales y televisivos. Se van sucediendo pues, las reuniones y entrevistas en diferentes niveles institucionales, políticos y sociales para afianzar efectivamente un genuino consenso mayoritario.

    En la inauguración del nuevo ciclo de sesiones de la Cámara de Diputados de la Nación, la respectiva Comisión de Educación –presidida por el Diputado Eduardo Amadeo– iniciaba sus tareas con el análisis del diseño villamariense; el que, para regocijo local, alcanzó la adhesión de sus componentes. Paralelamente, dicha comisión contó con la anuencia del Dr. Francisco Delich, Rector de la Universidad Nacional de Córdoba; por entonces, único miembro del CIN²⁴ que brindaba su apuntalamiento.

    A la par, miembros de la Comisión Pro-Universidad se fueron al Instituto Nacional de la Administración Pública, informando a la Lic. Claudia Bello sobre aspectos sustanciales de la propuesta. Visitaron seguidamente el área de Políticas Universitarias del Ministerio de Educación, donde mantuvieron cruciales reuniones con Carlos Mundet y Hércules Pinelli, quienes recibieron con vivo interés la iniciativa local.

    Por otra parte, aún a riesgo de incurrir en involuntarias omisiones, se subraya el pródigo accionar de Héctor Cavagliatto, junto a los inestimables de Nilda Álvarez y de Adriana Torres. Además, la diligente participación de los diputados nacionales Miguel D’Alessandro, Margarita Sobrino y José Parola; de Daniel Malcolm, Rector de la Universidad Nacional de San Martín; de Ignacio Palacios Hidalgo, ex Rector de la Universidad de Quilmes; y con la de los Decanos de otras universidades, de representantes de 26 localidades vecinas, y de otras autoridades de entidades públicas y privadas.

    El 16 de noviembre de 1994, la Comisión de Educación de la Cámara Baja, habiendo emitido su favorable dictamen, trasladaba el proyecto al recinto legislativo, junto al también favorable informe de la Comisión de Presupuesto y Hacienda. El 21 de diciembre, el proyecto era unánimemente aprobado por la Cámara de Diputados de la Nación y cedido para su resolución definitiva a la de Senadores.²⁵ El equipo comisionado a esos fines, explayó sus gestiones para que el proyecto aprobado en Diputados se incluyera en las próximas sesiones extraordinarias del Senado. Con media sanción en Diputados, el proyecto era recibido por la Comisión de Educación y, el 15 de marzo, tratado en reunión especial con sus integrantes.

    Tras el respaldo del Dr. Ramón Bautista Mestre, el diputado Eduardo Di Cola –de Río Cuarto–, presentaba un proyecto declarando de interés provincial la creación de la universidad en Villa María. El 30 de marzo, la delegación, junto a los diputados Sobrino y Parola, participó en la redacción del borrador del

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