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Finanzas inteligentes para una nueva generación: 10 lecciones que todo adolescente debe aprender sobre el dinero
Finanzas inteligentes para una nueva generación: 10 lecciones que todo adolescente debe aprender sobre el dinero
Finanzas inteligentes para una nueva generación: 10 lecciones que todo adolescente debe aprender sobre el dinero
Libro electrónico217 páginas2 horas

Finanzas inteligentes para una nueva generación: 10 lecciones que todo adolescente debe aprender sobre el dinero

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Este libro aborda 10 lecciones obligatorias que debemos enseñar a la nueva generación respecto al manejo del dinero. Cada lección, contiene una reflexión práctica y está desarrollada para la discusión grupal sirviendo como un excelente material para escuela dominical, grupos pequeños, clases bíblicas o cursos de ministerio juvenil.Cuanto antes se aprende a manejar el dinero mayor es la ventaja que tendrán nuestros hijos y adolescentes de nuestras iglesias para asegurar un futuro mejor.
IdiomaEspañol
EditorialZondervan
Fecha de lanzamiento26 abr 2016
ISBN9780829763607
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    Finanzas inteligentes para una nueva generación - Andrés Panasiuk

    images/img-7-1.jpg

    INTRODUCCION

    La primera vez en mi vida que atravesé problemas económicos tenía unos veinticuatro años. Recién había terminado la universidad en la ciudad de Chicago sin deberle un peso a nadie. Sin embargo ese año me casé, y eso me provocó deudas por un total de tres mil dólares. Mis padres me regalaron cuatro mil dólares cuando vinieron a participar de nuestra boda. Yo (muy agradecido, por supuesto) tomé el dinero, pero en lugar de pagar las deudas, ¡me compré un automóvil!

    Así comenzaron mis problemas financieros... Cuatro años más tarde, mi esposa y yo ya habíamos acumulado deudas por unos sesenta y cinco mil dólares, habíamos perdido la esperanza de pagarlas, y sentíamos que nuestro futuro era cada vez más oscuro. Honestamente, no veíamos la luz al final del túnel.

    Fue por esa época que descubrimos al doctor Larry Burkett y sus materiales. Este hallazgo nos transformó la vida. Nos cambió la existencia. No solamente pagamos todos nuestros compromisos, sino que eventualmente ahorramos suficientes recursos económicos como para lanzar una organización de alfabetización financiera en todo el continente... ¡dos veces!

    En Jeremías 29.11 dice:

    «Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza.»

    Tus adolescentes tienen en lo alto Alguien que ha hecho planes para que disfruten de bienestar. Tienen un futuro. Tienen esperanza. Pero ellos tal vez no lo sepan.

    Por eso te comparto en este libro 10 lecciones importantes que debemos enseñar a la nueva generación respecto al manejo del dinero. Cada lección contiene una reflexión práctica y está desarrollada para la discusión grupal, de manera que este libro puede utilizarse para escuela dominical, grupos pequeños, clases bíblicas o cursos de ministerio juvenil.

    Debemos mostrarles a nuestros adolescentes que no importa quiénes hayan sido sus padres, ni cómo sea el barrio donde crecieron o la educación que hayan recibido, ¡tienen un futuro lleno de esperanza! Ellos están al comienzo del camino, y como líderes podemos acompañarlos en el proceso de tomar decisiones que los lleven a disfrutar de una vida más plena que la de sus padres.

    ¡Pueden decidir tener un futuro mejor! En mi libro Los 7 secretos para el éxito explico que este no es un destino. El éxito es un lugar donde tú vives. No es el pico de una montana, es un camino. Mantenerte dentro de él o perderte depende de las decisiones que tomas a medida que la vida te presenta sus desafíos diarios.

    Ahora que tengo hijos adultos, me estoy dando cuenta de que uno se enfrenta a las decisiones más importantes de su vida cuando todavía es joven, a una edad en la que aún le falta la perspectiva del tiempo. Recién cuando acumulas años empiezas a ver qué les ocurre a tus amigos y familiares. Es entonces cuando escuchas a tus padres o familiares decir: «¡Si tan solo hubiese hecho esto o aquello... ¡ahora es demasiado tarde!». Y también comienzas a ver qué te pasa a ti con las decisiones que tomaste cinco o diez años atrás. ¡Empiezas a ver la vida en 3-D!

    ¡A cualquier adulto le gustaría viajar por el tiempo y el espacio con el fin de arreglar las metidas de pata del pasado! Sin embargo, eso es solo posible en las películas de ciencia-ficción. La realidad es que las decisiones que tus adolescentes tomen hoy tendrán fuertes repercusiones por el resto de sus vidas. No podrán volver atrás y cambiarlas. Sencillamente tendrán que vivir con sus consecuencias...

    Por eso es que insisto: cuanto antes aprendan nuestros adolescentes a manejar el dinero, mayor será la ventaja que tendrán para asegurarse un futuro mejor. Si me lo permites, quisiera ayudarte en el desafío de enseñarles.

    Andrés Panasiuk

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    LA MANIPULACIÓN DE LA IDENTIDAD

    En la famosa película El caso Bourne (o Identidad desconocida), Jason Bourne es rescatado por un barco pesquero cerca de Marsella. Además de encontrarse a la deriva y con unos cuantos balazos en el cuerpo, el señor Bourne tiene un serio problema: no recuerda quién es. Durante el resto de esta película de acción y aventuras (y de la serie que lleva el mismo nombre), el protagonista se la pasa tratando de descubrir quién es y por qué lo quieren matar.

    Es una gran película. Y toca un tema existencial: ¿quiénes somos, y cómo es que el trabajo que realizamos impacta nuestra vida? También muestra la tremenda necesidad que tenemos los seres humanos de definirnos en el contexto de nuestra historia y de nuestras experiencias.

    Quiénes somos y cómo nos vemos a nosotros mismos definen una parte esencial de nuestra existencia. Nuestra identidad personal determina como pensamos, como pensamos determina como tomamos decisiones, y las decisiones que tomamos nos llevan por el camino del éxito o del fracaso en la vida. Esto es así ya sea que seamos súper agentes del gobierno norteamericano o amas de casa en una pequeña ciudad europea.

    images/img-11-1.jpg

    Uno de mis teólogos favoritos se llama Aiden Wilson Tozer. Él era uno de esos escritores que cuando uno los lee, los tiene que leer y releer, por la profundidad de sus pensamientos.

    Cuando yo tenia unos veintitrés años alguien puso en mis manos un librito escrito por Tozer titulado: The Knowledge of the Holy (El conocimiento del Dios Santo). Este libro no tenía más que unas ochenta paginas, así que cuando lo vi pensé que me tardaría una tarde de sábado para leerlo completo, o a lo sumo todo un día. Siete semanas después, todavía lo estaba leyendo y no podía terminarlo...

    Tozer comienza The Knowledge of the Holy diciendo: «Lo primero que viene a tu mente cuando piensas en Dios es lo más importante que piensas sobre ti mismo».¹ Léelo nuevamente. Tómate un tiempo para meditar sobre esa frase... ¿No es cierto que Tozer es profundo?

    Lo que Tozer quiere decir es que la imagen mental que tenemos de Dios determina nuestra propia identidad, y eso tiene un profundo impacto sobre la forma en que manejamos nuestra vida. Desde la forma en que elegimos con quién casarnos, hasta la forma en que tomamos nuestras decisiones económicas (qué carrera seguir, en qué universidad estudiar, qué automóvil comprar, etc.).

    Quién es Dios para mí determina quién soy yo. Por ejemplo:

    • Si Dios es Creador... Yo soy criatura, hecho a su semejanza.

    • Si Dios es Padre... Yo soy hijo, heredero, la niña de sus ojos.

    • Si Dios es Señor... Yo soy siervo.

    • Si Dios es Rey del reino celestial... Yo soy ciudadano del cielo, y embajador del reino.

    Pero si pienso que Dios es un supermercado, o una entidad de beneficencia, ¿quién soy yo entonces? ¡Soy un consumidor o un cliente que debe ser satisfecho!

    Muchos hoy en día tenemos una imagen distorsionada de quién es Dios. Nos ha invadido la sociedad de consumo, y hemos aprendido a consumir a Dios. Lo percibimos como alguien que existe para amarnos, perdonarnos, salvarnos, servirnos y darnos todo lo que le pidamos. Es por eso que cuando Dios no nos da las cosas que le pedimos, nos enojamos o nos ofendemos. ¡Porque pensamos que él existe para satisfacer nuestros deseos!

    Pareciera que el centro de la relación entre Dios y nosotros, ¡fuéramos nosotros! Sin embargo, no hay nada más alejado de la verdad. El profeta Isaías, en el capítulo 43, versículo 7, dice que todos los que hemos sido llamados por Dios, hemos sido creados para la gloria de su nombre. Así que la realidad es que nosotros existimos para servirlo a él, para amarlo a él, para entregarnos a él, y para darle a él todo lo que él nos pida.

    Lamentablemente hoy hemos perdido la idea de que servimos a un Dios grande. De que él es el Rey de reyes y Señor de señores, el Alfa y la Omega, el Principio y el Fin, el Creador de lo que vemos y de lo que no vemos, ¡el que sostiene al universo en la palma de su mano!

    Nos hemos olvidado que el Padrenuestro tiene mucho más que ver con el Padre que con lo nuestro. Que comienza con el Padre y termina con él, y que todo lo que hay en el medio se relaciona con su persona.

    Si prestas atención verás que la oración que Jesús nos enseñó a hacer enfatiza las tres cosas que más le importan a Dios: su nombre, su reino y su voluntad. Puedes encontrarla en Mateo 6.9-13, y comienza con: «Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo...». Y luego el resto de la oración tiene que ver con esas tres cosas:

    • «Danos hoy nuestro pan cotidiano...». ¿Para qué? Para que su nombre sea respetado en el mundo económico, y para tener energías para hacer avanzar su reino y obedecerlo, haciendo su voluntad.

    • «Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores...». ¿Para qué? Para que cuando perdonamos a aquellos que nos han hecho mal, tengamos la oportunidad de mencionar su nombre, de traer a esas personas a su reino y cumplir de esa manera con su voluntad.

    • «Y no nos dejes caer en tentación, sino líbranos del maligno...». ¿Para qué? Para que no dejemos mal parado su nombre, no dañemos la imagen que la gente tiene de su reino, ni violemos su voluntad.

    Incluso algunos agregan: «porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos». ¡Realmente el pensar que nuestras oraciones a Dios se deben centrar en nuestras propias vidas y necesidades pone en evidencia un tipo de fe muy superficial e inmadura!

    EL ASUNTO ES VER DÓNDE ESTÁ EL CENTRO DE NUESTRA RELACIÓN CON DIOS, SI EN ÉL O EN NOSOTROS MISMOS

    No me malentiendas. Estoy convencido de que Dios tiene poder para salvar, para sanar y para hacer los mismos milagros hoy que en los días de la antigüedad. ¡Creo firmemente en el poder de Dios, y en que él es el mismo ayer, hoy y por los siglos! El asunto es ver dónde está el centro de nuestra relación con Dios, si en él o en nosotros mismos. Y en descubrir realmente cuál es la imagen que tenemos de él. ¿Pensamos en Dios como un servidor nuestro, o como el Rey de reyes y Señor del universo?

    Tener una idea clara de quién es Dios, quién eres tú, y qué espera él de ti, será determinante para tomar todas las decisiones por el resto de tu vida, incluidas las decisiones económicas. Las ideas que tengas acerca de estos temas te llevarán por el camino de la pobreza, o por el del bienestar integral. Te darán un futuro de mal, o de bien. Te desesperanzarán, o te llenarán de esperanza.

    La elección es tuya.

    images/img-13-1.jpgimages/himg-15-1.jpg

    Cuando los tiempos de decisión llegan a nuestra vida, cuando el temporal de lo inesperado nos azota, cuando llegan las oportunidades que nos pueden hacer o deshacer la existencia, es entonces cuando necesitamos conocer el rumbo a seguir. Hacia dónde apuntamos el barco hace toda la diferencia en nuestra experiencia de vida. Es lo que te lleva hacia al éxito o te destroza.

    UNA LECCIÓN DE LA ÉPOCA DE LAS MALVINAS

    Recuerdo que la Guerra de las Malvinas comenzó el 2 de abril de 1982, cuando yo me encontraba en pleno entrenamiento militar en las afueras de la ciudad de

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