EN PRIMERA PERSONA
Si echo la vista atrás y pienso en cómo empezar a contar mi historia, confirmo que el emprendedor o la emprendedora ni nace ni se hace, simplemente es cuestión de casuística.
Mi historia comienza con mi “yo” más joven. Una buena estudiante de económicas apasionada por las matemáticas, convencida de sus valores y que ansiaba que tuvieran un impacto.
Cuando intento explicar, sobre todo a los más jóvenes, lo vital que es esta primera etapa, les advierto del error que supone pensar que hay que