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Ejercicios espirituales
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Libro electrónico127 páginas2 horas

Ejercicios espirituales

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A lo largo de los 20 años que Ignacio de Loyola fue escribiendo este pequeño libro de los Ejercicios Espirituales, nunca tuvo la intención de hacer una obra maestra de la literatura universal, ni una obra cumbre de la teología o la espiritualidad, ni una gran disertación filosófica. Su única intención era compartir con otros algo que les fuera útil para su vida interior y los pudiera conducir a alcanzar Amor.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento4 dic 2010
ISBN9789587168648
Ejercicios espirituales

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    Ejercicios espirituales - San Ignacio de Loyola

    Ejercicios Espirituales

    San Ignacio

    de Loyola

    Ejercicios

    Espirituales

    San Ignacio de Loyola

    Un Camino para Alcanzar Amor

    Moisés Peña, S.J.

    A LO LARGO DE LOS 20 AÑOS que Ignacio de Loyola fue escribiendo este pequeño libro de los Ejercicios Espirituales, nunca tuvo la intención de hacer una obra maestra de la literatura universal, ni una obra cumbre de la teología o la espiritualidad, ni una gran disertación filosófica. Su única intención era compartir con otros algo que les fuera útil para su vida interior y los pudiera conducir a alcanzar Amor.

    Lo anterior lo expresa el P. Luis Gonçalves da Câmara en la autobiografía del santo diciendo: los Ejercicios no los había hecho todos de una sola vez, sino que algunas cosas que observaba en su alma y las encontraba útiles, le parecía que también podrían ser útiles a otros, y así las ponía por escrito (Autobiografía 99).

    Este corto aparte de la Autobiografía nos ofrece cuatro elementos muy valiosos para comprender tanto los Ejercicios Espirituales, como la experiencia espiritual de Ignacio y a la vez nos ilumina para comprender nuestra propia experiencia.

    1. UN PROCESO QUE SE VA CONSTRUYENDO Y CONSOLIDANDO EN EL TIEMPO.

    San Ignacio fue escribiendo y enriqueciendo el texto de los Ejercicios Espirituales aproximadamente durante dos décadas. El proceso de escritura se inicia en 1521 durante su convalecencia en Loyola, cuando él empieza a notar diversos movimientos en su interior, los cuales le van permitiendo identificar aquello a lo que Dios lo está invitando y le dan elementos para tomar las decisiones correspondientes en su vida. Dicho proceso tiene su etapa más intensa y productiva en 1522 en Manresa, donde el Peregrino vive una honda y fuerte experiencia espiritual que lo confronta y lo centra en el servicio de su Señor, por medio del amor a sus criaturas. El proceso finaliza en 1541 cuando Ignacio, siendo ya el primer General de la Compañía de Jesús en Roma, ajusta y enriquece el texto basado en las múltiples experiencias de dar los Ejercicios a otras personas y en los importantes discernimientos sobre su vida y la vida de la Compañía. Es precisamente ese texto, que había recibido previamente el aval del papa Paulo III para su publicación, el que ahora se presenta en esta segunda entrega de la colección Clásicos Ignacianos editados por la Pontifica Universidad Javeriana.

    Así como la escritura de este texto fue un proceso, de la misma manera, hacer los Ejercicios Espirituales es también un proceso. Es un itinerario sólidamente entretejido y presentado en cuatro semanas, etapas o momentos, enmarcados y atravesados por un eje que va desde el Principio y Fundamento hasta la Contemplación para alcanzar Amor.

    Este peregrinar se inicia con la pregunta profunda por el principio, fundamento y sentido de la propia existencia en el contexto de la creación. En la primera semana el ejercitante, confiado en la misericordia de Dios, afrontará una detallada revisión de su vida confrontándola con su Principio y Fundamento y con el mandamiento del Amor. En la segunda semana, el ejercitante, inspirado en la vida de Jesús, tiene la oportunidad de tomar ciertas opciones en su vida para identificarse má s con Él en una opción comprometida con el servicio y amor a los demás. La tercera semana le ofrece al ejercitante la posibilidad de probarse en la opción tomada y en el compromiso adquirido, cuando llegan los tiempos de dificultad. Para ello, la identificación con Jesús en su pasión será iluminación, consuelo y fortaleza. La cuarta semana le brinda al ejercitante la posibilidad de experimentar el gozo y la alegría que trae una vida entregada entera y amorosamente a los demás, en la cual se hace evidente la presencia y la acción del Resucitado. Finalmente, retomando el eje central que soporta todo el proceso, San Ignacio invita al ejercitante a contemplar de qué manera le será posible alcanzar Amor en la totalidad de la cotidianidad de su vida.

    Los Ejercicios Espirituales ignacianos son, además, un proceso que no termina, un proceso abierto que seguirá teniendo lugar en el día a día, donde realmente se expresa concretamente nuestro ser como humanos y como cristianos. Es este, en definitiva, un proceso espiritual en el que se juega la comprensión del propio proceso vital y existencial.

    2. UNA ESPECIAL ATENCIÓN A LOS MOVIMIENTOS INTERIORES QUE GUIARÁN LA VIDA DE MANERA PRECISA.

    Los Ejercicios son un itinerario hacia el interior de la persona que favorece un encuentro consigo misma y con Dios, lo cual la lleva hacia el encuentro con los demás y con lo demás. Este encuentro se da de una nueva manera, con mayor orden en la vida, más libertad en el actuar y mayor determinación por el Amor.

    Dicho encuentro se ha de lograr mediante una especial atención a todos los movimientos interiores, pues es a través de estos como el ejercitante se conoce y se encuentra consigo mismo, con el Señor y su voluntad, hallando así aquello que más lo conduce para el fin que ha sido criado y, por lo mismo, encontrando maneras más precisas y asertivas para vivir en adelante.

    Lo más importante en los Ejercicios es la persona y su experiencia espiritual, no una determinada doctrina o una enseñanza particular. El énfasis estará puesto sobre los movimientos interiores que se producen en el encuentro personal y directo del ejercitante con su Criador y Señor. San Ignacio le advierte de esto al que da los Ejercicios dícíéndole que el mismo Criador y Señor se communique a la su ánima devota, habrazándola en su amor y alabanza y disponiéndola por la vía que mejor podrá servirle adelante. De manera que el que los da no se decante ni se incline a la una parte ni a la otra; mas estando en medio, como un peso, dexe inmediate obrar al Criador con la criatura, y a la criatura con su Criador y Señor (EE.EE. [15]).

    Los Ejercicios Espirituales no son un lavado de cerebro, son un proceso para ordenar la vida en procura de una existencia más sana, libre, feliz y amorosa.

    3. Un sentido práctico de utilidad universal.

    Los Ejercicios Espirituales no son una experiencia de aislamiento para ser recordada con nostalgia una vez se termíne; son un espacio para identificar más claramente la realidad de sí mismo y la realidad en la cual se está inmerso, para así poder enriquecer la manera de afrontar la vida en el día a día.

    Los Ejercicios Espirituales son algo útil, práctico y aplicable en la vida cotidiana; no son un escape de la realidad. Ignacio tenía un especial talento para unir lo abstracto y universal con lo concreto, razón por la cual su honda experiencia espiritual se concreta de manera práctica en su manera de vivir, en su modo de proceder. Gracias a este talento, el Peregrino encontró la manera de compartir su experiencia espiritual a través de este texto, que lejos de ser una fórmula universal, es una invitación a entrar en una dinámica espiritual, útil para todo ser humano, que encuentra su expresión concreta en el estilo particular de vida de cada uno.

    Cada vez es menos extraño que personas de diferentes confesiones religiosas descubran en los Ejercicios Espirituales Ignacianos un espacio de encuentro con ellos mismos, con la trascendencia de la realidad y con Dios. Más aún, es creciente el número de personas, que siendo ajenas a toda confesión religiosa, consideran que los Ejercicios Espirituales les brindan un espacio para comprenderse y comprender la realidad en la que se encuentran inmersas, desde una perspectiva trascendente. Es por esto que favorecer el acceso a esta experiencia por parte de los miembros de una comunidad universitaria diversa y autónoma es completamente pertinente. Su pertinencia es mayor en el caso de la Javeriana, pues los Ejercicios Espirituales inspiran y fundamentan su Misión y Proyecto Educativo, los cuales se comprenden y se realizan mejor a la luz de lo vivido en un proceso de Ejercicios.

    El Peregrino expresa tres provechos principales, entre otros muchos, que el ejercitante puede sacar del hacer los Ejercicios Espirituales: primero, una mayor fluidez y libertad en su relación con Dios; segundo, una mayor disposición y concentración para alcanzar lo que se desea; y tercero, un mayor acercamiento a Dios, lo cual favorece la disposición para recibir sus gracias, dones y bondad (EE.EE. [20]).

    4. UN GRAN DESEO DE COMPARTIR CON OTROS.

    La autenticidad de la experiencia espiritual de Ignacio se constata porque desde

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