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Manantiales en el desierto: Lecturas diarias de la Biblia
Manantiales en el desierto: Lecturas diarias de la Biblia
Manantiales en el desierto: Lecturas diarias de la Biblia
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Manantiales en el desierto: Lecturas diarias de la Biblia

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En este volumen se presenta al lector un libro clásico de la pluma de una de ls escritoras preferidas de América del Norte en el estilo devocional. La autora ofrece lo que ha observado y vivido a través de su vida dedicada al servicio de Dios y a la comprensión acerca de la naturaleza y el corazón divino.
IdiomaEspañol
EditorialZondervan
Fecha de lanzamiento21 ene 2014
ISBN9780829777260
Manantiales en el desierto: Lecturas diarias de la Biblia
Autor

L. B. E. Cowman

L. B. Cowman worked as a pioneer missionary with her husband in Japan and China from 1901 to 1917, during which time they helped found the Oriental Missionary Society (now called One Mission Society, OMS). When Mr. Cowman's poor health forced the couple to return to the United States, Mrs. Cowman turned her attention to caring for her husband until his death six years later. Out of Mrs. Cowman's experiences and heartbreak came her first book, Streams in the Desert, followed by its companion Springs in the Valley. During the next twenty-five years, Mrs. Cowman inspired several nationwide Scripture distribution campaigns and wrote seven more books. Finally, on Easter Sunday in 1960, at the age of ninety, Mrs. Cowman met face-to-face the God she had served so faithfully for nearly a century.

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    Este libro es de gran bendición en mi vida, me edifica en gran manera
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    Wonderful volume of daily meditations, connecting man to God.
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    For Christians who are experiencing trials and difficulties in their lives I highly recommend this devotional. As you struggle to understand God dealings with you, this book can help provide great insights and comfort that goes with them.
  • Calificación: 5 de 5 estrellas
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    This is a wonderful devotional, and I love the author's incorporation of songs and poetry. She often speaks as though she's sitting right there with you, and her writing is so reassuring and hopeful.

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Manantiales en el desierto - L. B. E. Cowman

Reconocimientos

El recopilador se complace en reconocer la gentileza de los autores y editores que con tanta generosidad han concedido su autorización para usar selecciones de sus publicaciones con derechos reservados.

Entre los que merecen tal reconocimiento están: Fleming H. Revell Company por sus selecciones de los escritos de F. B. Meyer; el doctor C. G. Trumbull por los fragmentos de Messages for the Morning Watch [Mensajes para la vigilia matutina] y el Sunday School Times [Crónicas de la escuela dominical]; Christian Publications, Inc. por las citas de Days of Heaven upon Earth [Días del cielo en la tierra], también selecciones de sermones y tratados del doctor A. B. Simpson; la American Tract Society por las selecciones del libro de John Oxenham, Bees in Amber [Abejas en ámbar]; la Yale University Press por el poema de Karle Wilson Baker, tomado de su antología The World’s Greatest Religious Poetry [La mejor poesía religiosa del mundo]; el señor Thomas Kimber por varios de sus poemas; Evangelical Publishers, Toronto, Canadá, por el uso de los poemas de la señorita Annie Johnson Flint; the Cokesbury Press por los fragmentos de Walking with God [Caminando con Dios] por Costen J. Harrel; el señor Matthew Biller por su poema My Calvary [Mi Calvario] y otros poemas; el señor J. Danson Smith por sus poemas.

Se ha hecho un esfuerzo intenso por localizar a los autores de todas las selecciones con derechos reservados; rogamos que se tenga comprensión en los casos en que este esfuerzo haya fracasado. Si logramos localizar a otros propietarios de derechos, recibirán los reconocimientos debidos.

Tú eres el que envía las fuentes por los arroyos; van entre los montes. (Salmo 104:10)

1º de enero

Porque Jehová tu Dios te introduce en la buena tierra, tierra de arroyos, de aguas, de fuentes y de manantiales, que brotan en vegas y montes; tierra de trigo y cebada, de vides, higueras y granados; tierra de olivos, de aceite y de miel; tierra en la cual no comerás el pan con escasez, ni te faltará nada en ella; tierra cuyas piedras son hierro, y de cuyos montes sacarás cobre. Y comerás y te saciarás, y bendecirás a Jehová tu Dios por la buena tierra que te habrá dado. (Deuteronomio 8:7-10)

Estamos empezando un nuevo año, y sin duda alguna, una nueva era. Si hemos aprendido bien las lecciones del pasado, delante de nosotros se extiende una herencia de bendiciones inefables que ninguna de estas metáforas vívidas puede describir en su totalidad; fuentes infinitas de bendición, porque las fuentes y los arroyos no son sino figuras de la gracia infinita de Dios. Porque con Él está la fuente de vida.

¡Una fuente que se surte de manantiales eternos!

Nos hablan de provisión inagotable: pan sin escasez, el aceite de oliva que habla del Espíritu Santo, la miel que habla de la dulzura de su amor, y las granadas, que son las frutas de siembra que hablan de una vida que se reproduce a sí misma en la bendición de otros.

Hablan de las fuentes de abajo que fluyen desde las profundidades de la tristeza en los lugares difíciles, en los lugares desiertos, en los lugares solitarios, en los lugares sencillos que parecen estar más lejos de todo lo que es sagrado y divino.

¡Qué delicioso es tener el gozo de Dios en los lugares bajos de la tristeza y ser capaz de gloriarse también en la tribulación!

Nos hablan de deleites que brotan de lo más profundo de la prueba, tesoros arrancados de la mano del enemigo.

¡Qué preciosos son los manantiales que fluyen hacia los lugares de tentación!, porque no hay nada en la vida tan difícil como el roce de la mano de Satanás y el aliento del destructor. Ah, ¡qué dulce es, aun allí, encontrar que la luz es tan intensa como la sombra y que el cielo está más próximo cuando más cerca estamos de las puertas del infierno! Así podremos tener por sumo gozo cuando nos hallemos en diversas pruebas y decir: Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman.

¡Qué bendición es beber de los manantiales de salud y encontrar que nuestra fuerza se renueva día tras día y que la vida de Dios fluye aun dentro de nuestros órganos y nuestras funciones físicas!

¡Todas mis fuentes están en ti!

Amado, Dios tiene para nosotros estos manantiales y los necesitamos todos los días. Bebamos del agua viva. Aun más, recibamos esa agua dentro de nuestro mismo corazón para que podamos llevarla dondequiera que vayamos.

Rdo. A. B. Simpson

Nunca seremos manantiales hasta que Dios venga a nosotros. Nunca seremos renovados, fructíferos o útiles para los demás hasta que Dios nos visite. Si no experimentamos visitaciones constantes de Dios, pronto dejaremos de ser manantiales y volveremos a los días antiguos de sequedad y esterilidad.

Helena Garratt

Reclamemos nuestra herencia en los días que se avecinan y descubramos que los lugares más difíciles en las experiencias de la vida son las oportunidades más grandes de Dios y los desafíos más poderosos de la fe.

Los manantiales en el desierto no son muy comunes; ¡pero Él nos dará tanto las fuentes de arriba como las fuentes de abajo!

2 de enero

Jesús mismo se acercó, y caminaba con ellos. (Lucas 24:15)

Una noche de primavera . . . y dos hombres que van por el camino a Emaús, entristecidos por la muerte de su maestro, doblegados bajo su carga, cuando de repente Otro los alcanza mientras caminan. Un Extraño acomoda su paso al de ellos mientras hablan con intensidad de lo que está en su corazón, impulsados por un gozo profundo. Cuando llegan a Emaús se resisten a dejarlo ir, así que lo obligan a quedarse y compartir su sencillo alojamiento. Y mientras Él parte el pan . . . lo reconocen. Saben que es el Señor.

¡Oh, que Él nos alcance mientras andamos por la senda de la vida! ¡Que su luz radiante se derrame a lo largo de nuestro camino de tristeza . . .! ¡Oh, que Él venga a reanimar el corazón y a aligerar la pesada carga, y que camine con nosotros como lo hizo hace tiempo en el camino a Emaús!

Tome el camino . . . el camino solitario, con valor y sin temor; listo para el viaje cuando las sombras del crepúsculo desaparezcan . . . Dios, cuyo amor es omnipresente, ¿nos abandonará en ese momento? ¿Se olvidará del pacto que ha hecho con los hombres?

Patience Strong

Jesús nunca envía a un hombre solo. Él abre un camino claro a través de la espesura y de los bosques y después llama en voz baja: Sígueme. Continuemos juntos, tú y yo. Él ha estado en todos los lugares donde se nos llama a ir. Sus pies han allanado una senda a través de toda experiencia que nosotros encontramos. Él conoce todos los caminos y los conoce bien: el camino que atraviesa el valle de la desilusión con sus sombras oscuras; la senda escarpada de la tentación que pasa a través de barrancos pedregosos y hondonadas resbaladizas; la senda estrecha del dolor, donde las zarzas llenas de espinas — con sus pinchazos y su ardor — crecen tan cerca del camino de los dos lados; el camino vertiginoso por las alturas de la victoria; el viejo camino trillado de la rutina de la vida diaria. Las sendas diarias Él las ha recorrido y glorificado y las recorrerá de nuevo con cada uno de nosotros. La única manera segura de viajar es teniéndolo a Él a nuestro lado y que Él esté en control.

Dr. S. D. Gordon

Ven y comparte conmigo el camino, amado

Que haga buen tiempo o mal tiempo;

Dos avanzan con más rapidez que uno solo,

Así que vayamos juntos.

Roadmates [Compañeros en el camino] de John Oxenham.

Después de una marcha larga y difícil por montañas y glaciares peligrosos del Antártico, un explorador del polo sur dijo a su líder: ¡Tuve un sentimiento curioso durante la marcha de que había otra Persona con nosotros!

¡Otra Persona! ¡Él siempre está presente para marchar al lado de los que confían en Él!

¡Tome su mano y camine con Él!

3 de enero

Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal. (Mateo 6:34)

Hay dos días preciosos en la semana en los cuales y por los cuales nunca me preocupo, dos días despreocupados que permanecen inviolables, libres de temor y aprensión.

Uno de esos días es Ayer; ayer, con sus cuidados e inquietudes, con sus penas y dolores, con todas sus faltas, errores y desaciertos, ha pasado para siempre de manera irrevocable. No puedo deshacer nada de lo que hice, ni anular una sola palabra que pronuncié. Todo lo errado, lamentable y triste de mi vida que en él hay está en las manos del Amor Poderoso que saca miel de la roca y aguas dulces del desierto amargo. A excepción de los recuerdos hermosos, dulces y tiernos, que perduran como el perfume de las rosas en el corazón del día que se fue, no tengo nada que ver con Ayer. ¡Fue mío! ¡Es de Dios!

Y el otro día por el que no me preocupo es Mañana; mañana, con todas sus posibles adversidades, sus cargas, sus peligros, su gran promesa y su comportamiento deficiente, sus fracasos y errores, está tan fuera de mi dominio como su hermana muerta, Ayer. Es un día que pertenece a Dios. Su sol saldrá con rosado esplendor, o tras una máscara de nubes llorosas, pero saldrá.

Hasta entonces, el mismo Amor y la misma Paciencia que sostuvieron Ayer, sostienen Mañana. A excepción de la estrella de esperanza que fulgura siempre sobre la cumbre de Mañana, y que ilumina con tierna promesa el corazón de Hoy, no tengo ninguna posesión en ese día de gracia que no ha nacido. Todo lo demás está bajo el cuidado seguro del Amor Infinito que es más alto que las estrellas, más vasto que los cielos, más profundo que los mares. ¡Mañana es el día de Dios! ¡Será mío!

Lo que me queda a mi entonces es nada más que un día en la semana, Hoy. ¡Cualquier hombre puede pelear las batallas de Hoy! ¡Cualquier mujer puede llevar las cargas de un solo día! ¡Cualquier hombre puede resistir las tentaciones de Hoy! Oh, amigos, cuando nosotros obstinadamente añadimos las cargas de esas dos eternidades horribles, Ayer y Mañana, cargas que sólo el Dios Todopoderoso puede sostener, es entonces que nos debilitamos. No es la experiencia de Hoy la que enloquece a los hombres. Es el remordimiento por algo que sucedió Ayer, el terror de lo que Mañana puede revelar.

¡Esos días pertenecen a Dios! ¡Déjelos con Él!

Por consiguiente, ¡pienso y obro y me muevo nada más que un día a la vez! Es la manera fácil. Es el día que pertenece al hombre. Con diligencia avanzo en mi carrera y realizo mi tarea designada para ese Día que es el nuestro. El Dios que es todo poder y todo amor se hace cargo de Ayer y de Mañana.

Bob Burdette

Mañana es el secreto de Dios, pero hoy le pertenece para que lo viva.

Todos los mañanas de nuestra vida tienen que pasar delante de Él antes que puedan llegar a nosotros.

4 de enero

Mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás. (Juan 4:14)

Mi corazón te necesita, oh Señor, mí corazón te necesita! Ninguna otra parte de mi ser te necesita tanto como mi corazón. El resto de mi ser se puede llenar con tus dones. Mi hambre la puedo satisfacer con el pan de cada día. Mi sed la puedo saciar con aguas terrenales. El frío se puede quitar con fuegos caseros. Mi cansancio se puede aliviar con descanso externo. Pero ninguna cosa externa puede hacer que mi corazón sea puro. El día más tranquilo no calmará mis pasiones. La escena más hermosa no embellecerá mi alma. La música más sublime no producirá armonía dentro de mí. Las brisas pueden limpiar el aire, pero ninguna brisa puede limpiar mi espíritu. Este mundo no ha provisto para mi corazón. Ha provisto para mis ojos; ha provisto para mis oídos; ha provisto para mi tacto; ha provisto para mi gusto; ha provisto para mi apreciación de la belleza, pero no ha provisto para mi corazón.

¡Alce sus ojos a los montes! Apresúrese al Calvario, a "la escalada horrible del Calvario" y en el camino visite las laderas del monte de los Olivos, donde crecen los árboles del Getsemaní. Contemple allí la agonía del Señor, donde ya Él saboreó la tremenda copa que bebió hasta las heces al mediodía siguiente en la la cruz. Allí está la respuesta a su necesidad.

Provee tú para mi corazón, oh Señor. Es la única ave sin alas en toda la creación. ¡Concédele alas! Oh Señor, ¡concédele alas! La tierra no le ha dado alas; su mismo poder para amar a menudo lo ha arrastrado al lodo. Sé tú la fuerza de mi corazón. Sé tú su fortaleza en la tentación, su escudo en el remordimiento, su refugio en la tormenta, su estrella en la noche, su voz en la soledad. Guíalo en su lobreguez; ayúdalo en su exasperación; dirígelo en su duda; sosiégalo en su conflicto; revívelo en su desfallecimiento; inspíralo en su perplejidad; condúcelo a través de su laberinto; levántalo de su ruina.

No puedo gobernar este corazón mío; guárdalo bajo la sombra de las alas tuyas.

George Matheson

Venid a mí . . . y yo os haré descansar.

5 de enero

¿Por qué os afanáis? (Mateo 6:28)

Cuando el hombre está viviendo según el plan de Dios no tiene necesidad de preocuparse por su negocio, ni por su casa, ni por cualquier cosa que le pertenezca.

¡No mire su propia fe; mire la fidelidad de Dios! ¡No mire las circunstancias a su alrededor; siga mirando los recursos del Dios infinito!

Lo único que debe preocupar al hombre en esta vida es si está trabajando según el plan de Dios, si está haciendo la obra de Dios; y si es así, todo el cuidado de las demás cosas está en las manos de Dios.

Hay cosas que en definitiva no podemos reclamar en oración porque no sabemos si están en la voluntad de Dios para nosotros. Puede ser que estén o puede ser que no, pero sólo orando es que lo sabremos. Tengo la perfecta seguridad que los hombres que moran con Dios en la oración llegan a tener cierta santa confianza; y cuando se apropian de una promesa en la Palabra de Dios, contemplan esa promesa como si ya estuviera concedida.

Rindámonos a Dios para que la Trinidad viviente pueda fluir a través de nuestra pobre mente humana, corrompida y frágil.

Si el Señor cuida de ti, has de estar en reposo.

Arzobispo Leighton

Si el Piloto está a bordo, ¿por qué tiene también el capitán que recorrer la cubierta con pasos cansados?

6 de enero

Tened fe en Dios. (Marcos 11:22)

Se cuenta que en las catacumbas los exploradores llevan un hilo consigo a través de los pasadizos oscuros y los tortuosos recodos y por medio de este hilo encuentran su camino de regreso a la luz. Hay un hilo semejante que corre a través de todos los pasillos oscuros que nosotros recorremos; y si confiamos en Dios de una manera práctica y sencilla, evitaremos todos los peligros y arribaremos al mundo de la luz. Este es el consejo que debemos recordar en todas las perplejidades de nuestra vida presente. Hay una respuesta para cada ¿Por qué? Es ésta: Tened fe en Dios.

¡Tened fe en que Él nos conoce a todos, se compadece de todos, puede corregir lo que está mal en todos! Tened fe en el resultado de su propósito benéfico: que las ruinas se convertirán en edificios magníficos; que el desierto florecerá para ser un jardín. Tened fe en Dios. Permanezcamos cerca de Él, a su lado, en su voluntad, y Él nos enseñará lo que es verdadero, el camino recto. Tened fe en que Dios sabe y en que nosotros sabremos dentro de poco por qué las cosas son como son.

7 de enero

Tomad . . . doce piedras . . . para que esto sea señal entre vosotros . . . cuando vuestros hijos preguntaren . . . mañana . . . ¿Qué significan estas piedras? les responderéis . . . las aguas del Jordán se dividieron; y estas piedras servirán de monumento conmemorativo . . . para siempre. (Josué 4:3,6,7)

Usted nunca tendrá éxito en cuanto a las cosas de Dios a menos que dé pasos bien definidos.

Dios fue muy claro en su trato con Abraham. Lo trajo a un lugar especifico y Abraham señaló el lugar.

Jacob señaló el lugar donde se encontró con Dios.

Cuando los hijos de Israel cruzaron al otro lado del Jordán señalaron el lugar en la ribera con doce piedras y también colocaron en el lecho del río doce piedras que más tarde, al cubrirlas el agua, estuvieron en un lugar secreto.

Dios quiere que, como creyentes, demos pasos bien definidos y que señalemos estos pasos. Hay lugares en el corazón que el agua del Jordán cubrirá, lugares secretos que nadie ve o de los cuales nadie sabe el significado; pero Él sí lo sabe. Cuando usted se los ha confiado a Él para que Él haga su voluntad y le ha dicho: Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno, Él lo sabe y contesta la oración.

¿Es éste un momento de crisis en la vida suya? Si lo es, resuélvalo ahora mismo.

Nunca debemos retroceder en nuestras transacciones con Dios.

Todavía no se ha visto lo que Dios puede hacer con un hombre que se entrega a Él incondicionalmente. La razón por la cual su obra en nosotros y por nosotros es incompleta es porque somos de Él sólo en parte.

Si usted se ha entregado a Dios, tiene que dar por hecho que Él toma lo que usted le da. Llega un momento en que usted tiene que dejar de orar, y creer. Algunos creyentes dicen: Oh, Señor, ven y lléname. Continúan orando y Él dice: Cree que yo he venido; considéralo un hecho; si tú lo das por hecho, seguramente vendré.

Un amigo dijo: "Si Dios me dice que lo dé por hecho, Él se compromete a hacerlo realidad." Si continuamos creyendo, seguiremos viendo resultados. No se equivoca el hombre que hace lo que el Señor le manda.

Piense en un momento específico en que rindió completamente su vida al Señor. ¡Haga ahí un montón de piedras para señalar el lugar, y luego haga otro montón para señalar el momento en que recibió vida y resurrección! ¡Lleve esto a cabo hoy! Haga un montón de piedras a fin de señalar el momento, y nunca vuelva a pelear esa batalla. No debiéramos morir y resucitar vez tras vez; debiéramos construir nuestro monumento conmemorativo de piedras una vez por todas, ¡y luego comenzar una nueva vida desde ese momento!

Rdo. Thomas Cook

8 de enero

Me puso por saeta bruñida. (Isaías 49:2)

Esquinas labradas como las de un palacio. (Salmo 144:12)

¡Labrada . . . para brillar!

Estando en Amsterdam, Holanda, el verano pasado — dice un viajero — me interesó mucho una visita que hicimos a un lugar entonces famoso por pulir diamantes. Vimos a los hombres haciendo el trabajo. Cuando se encuentra un diamante, está áspero y oscuro como un guijarro corriente. Toma mucho tiempo pulirlo y es un trabajo muy difícil. Un pedazo de metal lo sujeta cerca de la superficie de una rueda grande que gira continuamente. Sobre esta rueda se pone polvo de diamante muy fíno porque no existe ninguna otra cosa que sea lo suficiente dura como para pulir el diamante. Este trabajo continúa durante meses y algunas veces durante años antes de llegar a su fin. Si el diamante está destinado a un rey, entonces se le dedica más tiempo y trabajo."

¡Qué importa que la joya preciosa se rasgue y se corte hasta que sus quilates se reduzcan diez veces! Cuando se termine de labrar y de pulir brillará con mil destellos de luz reflejada ¡El valor de cada quilate se multiplicará cien veces el proceso de reducción y la amenaza de destrucción!

¡Esperemos su tiempo; confiemos en su amor para que sometida a prueba vuestra fe . . . sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo.

Las joyas más excepcionales soportan el esmerilar más severo: Somos la hechura misma de Dios.

9 de enero

Así se quedó Jacob solo; y luchó con él un varón hasta que rayaba el alba . . . Y el varón le dijo . . . has luchado con Dios . . . y has vencido. (Génesis 32:24, 28)

Si usted viera a uno de los amigos íntimos del rey de rodillas se maravillaría del cuadro. ¡Miren! Está en la Cámara de Audiencias. Tiene un asiento preparado entre los dignatarios. Tiene un lugar establecido entre la antigua nobleza del Imperio. El rey no se pondrá el anillo para sellar una orden hasta que no haya escuchado a su amigo. Manda — le dice el rey —. Pídeme — le dice —, pídeme acerca de los asuntos de mis hijos: ¡manda las cosas que les vendrán! Y como si esto fuera poco, ese hombre de oración está todavía de rodillas. Está allí luchando. No veo ningún enemigo; sin embargo, él lucha como un hombre poderoso. ¿Qué está haciendo con semejante lucha? ¿Haciendo? ¿No sabe usted lo que está haciendo? Está moviendo el cielo y la tierra. Está echando esta y aquella montaña en medio del mar. Está derribando tronos. Está haciendo pedazos antiguos imperios del tiempo. Sí, en verdad está luchando.

Alexander Whyte

Al hacer memoria del avivamiento en el País de Gales alrededor de 1904, el reverendo Seth Joshua escribió: "Muchos conocían el secreto del Señor aun antes que comenzara la bendición. Conozco a un hombre que, impulsado por el Espíritu, por espacio de cinco años, iba a llorar y a orar a la orilla de un río del País de Gales. Al fin, los dolores de parto cesaron y una tranquila expectación le siguió a los dolores agudos del alma de este hombre del cual escribo ahora. Él pudo ver en carne propia la respuesta del Señor al clamor de su corazón. Estuvo presente en los cultos donde ocurrieron los primeros incidentes históricos."

¡Ábrase paso hasta la presencia de Dios!

10 de enero

Pedro subió a la azotea para orar. (Hechos 10:9)

Es probable que haya subido a la azotea para pedir más revelación. ¿Cuál sería el próximo paso en el cumplimiento de su misión en la vida? ¿Avanzaría la nube? ¿Estaría cerca algún nuevo desarrollo del patrón divino del cual él debiera estar consciente para sí mismo? ¿Y para los demás?

Mientras oraba, los cielos se abrieron y Dios le dio una visión verdadera de su voluntad. Entonces, estando él muy perplejo en cuanto al significado de la visión, tocaron a la puerta y se oyeron en el silencio del mediodía las voces de los hombres que lo llamaban. Junto con la certidumbre que le daba el Espíritu de que no había necesidad de temer ni vacilar, todo indicaba que la hora del destino había sonado; que una nueva época se inauguraba; y que él iba a dirigir a la Iglesia hacia la revolución más grande que había conocido desde la ascensión de su Señor.

¡Qué lección para nuestro corazón perplejo y ansioso! Se nos hace difícil esperar el tiempo de nuestro Señor; como aves aprisionadas golpeamos nuestro pecho contra las rejas de la jaula. Aunque oramos, no confiamos. Se nos hace difícil obedecer la amonestación de nuestro Señor de poner nuestra ansiedad, nuestro camino y ponernos nosotros mismos completamente en las manos de Dios.

11 de enero

Como moribundos, mas he aquí vivimos. (2 Corintios 6:9)

El señor George Müller le contestó lo siguiente a alguien que le preguntó el secreto del servicio: "Hubo un día en que yo morí, morí completamente a George Müller — y mientras hablaba se doblaba cada vez más hasta que casi tocaba el suelo — morí a sus opiniones, preferencias, gustos y voluntad; morí al mundo, a su aprobación o censura; morí a la aprobación o al reproche hasta de mis hermanos y amigos. Desde entonces he procurado con diligencia presentarme aprobado sólo a Dios."

¡Miren ese espléndido roble! ¿Dónde nació? En una tumba. La bellota fue enterrada y en esa tumba echó e hizo subir sus retoños. ¿Y estuvo en la tumba sólo por un día? No; todos los días durante cien años ha estado allí y en ese lugar de muerte ha encontrado su vida. La creación de mil bosques está en una bellota.

¿Cómo volarán mis hojas cantando en el viento si mis raíces no se secan en la oscuridad?

Poeta persa

12 de enero

Lo he perdido todo . . . para ganar a Cristo. (Filipenses 3:8)

En cada vida extraordinaria ha habido una abnegación extraordinaria.

Abraham comenzó desprendiéndose, y saliendo, y a lo largo del camino no hizo sino renunciar, primero a su hogar, a su padre y a su pasado; después a su herencia, para cedérselo a Lot, su sobrino egoísta; y finalmente, al propio hijo de la promesa sobre el altar de Moriah. Pero llegó a ser el padre de los fíeles, cuya herencia era como la arena del mar y las estrellas del cielo.

Escuche a David diciendo: Porque no ofreceré a Jehová mi Dios holocaustos que no me cuesten nada (2 Samuel 24:24). David pagó el precio completo. Y leemos: El trono de David será firme perpetuamente delante de Jehová (1 Reyes 2:45).

Ana entregó su hijo y éste llegó a ser el profeta de la restauración del antiguo Israel.

Pablo no sólo sufrió la pérdida de todas las cosas, sino que las contó como basura para poder ganar a Cristo. Y Pablo estuvo delante de personas sencillas y en palacios de reyes.

Así es siempre: el verdadero sacrificio que llega al punto de una total entrega de sí mismo, nos trae la revelación de Dios en su plenitud. Como ya hemos visto, fue sólo con la condición de que Jacob se desprendiera y los hermanos trajeran lo mejor que tenían, es decir, a Benjamín, que podían volver a ver el rostro de José. Y cuando Judá hizo más que esto y se ofreció a sí mismo para ser el esclavo de José para siempre, fue entonces que José ya no pudo contenerse, sino que se sintió obligado a revelar todo a aquéllos que su corazón había añorado. Así es como Dios obra con nosotros. Dios en Cristo Jesús no puede darnos a conocer su personalidad y amor en toda su plenitud hasta que hayamos rendido a Él incondicionalmente y para siempre, no sólo todo lo que tenemos, sino todo lo que somos. Entonces Dios ya no puede contenerse, sino que prodiga sobre nosotros, en Cristo, tal revelación de sí mismo que no puede expresarse en palabras.

¡Sólo el sacrificio supremo!

Dios tuvo que sacrificarse a sí mismo en Cristo para de esta manera revelarse a nosotros. Pero su sacrificio solo no es suficiente: hasta que nosotros mismos no nos hayamos sacrificado para Él, la revelación no es posible ni completa. ¡Pero qué revelación es! ¡Qué gloria nos da Dios al darnos la vida que implica tener Cristo como nuestra vida misma! ¡Cómo cambia todo para nosotros después de esto: nuestro ser va del hambre a la abundancia espléndida.

Messages for the Morning Watch

Oí una voz llamando tiernamente:

Toma tu cruz y sígueme.

Había una tempestad en mi corazón,

Era como una cruz viviente para mí.

Tomé su cruz, la cual ya no fue más una cruz,

Sino que cien veces más me trae vida,

Mi corazón rebosa de gozo,

Su amor y su vida son luz para mí.

Seleccionado

13 de enero

Vosotros tendréis cántico. (Isaías 30:29)

Alguien escribe que una tarde de invierno estaba sentado al lado de una hoguera y escuchaba a los leños verdes cantar mientras las llamas ardían a su alrededor. La madera producía toda clase de sonidos mientras se quemaba, y el escritor, con imaginación poética, sugiere que eran canciones aprisionadas que por mucho tiempo durmieron en silencio en la madera hasta que ahora el fuego las hizo salir.

Cuando el árbol estaba en el bosque los pájaros venían y se posaban en sus ramas y cantaban sus canciones. El viento también suspiraba a través de sus ramas produciendo una música extraña y misteriosa. Un día un niño se sentó sobre el musgo en la raíz del árbol y cantó su alegría dichosa en un fragmento de dulce melodía. Un penitente se sentó bajo la sombra del árbol y con notas temblorosas, en medio de las hojas que caían, cantó el salmo cincuenta y uno. Y todas estas notas de canciones variadas se hundieron en el árbol mientras estaba allí y se escondieron en su tronco. Allí durmieron hasta que cortaron el árbol y parte de él llegó a ser un leño de fondo en el alegre fuego del atardecer. Entonces las llamas hicieron brotar la música.

Esto es nada más que la imaginación de un poeta en lo que se refiere al árbol y a las canciones del leño de fondo. ¿Pero no hay aquí una pequeña parábola que se puede asemejar a muchas vidas humanas? La vida tiene sus notas y tonalidades variadas, algunas alegres, otras ahogadas por las lágrimas. Los años pasan y la vida no emite música de alabanza, no canta canciones para bendecir a otros. Pero a la larga viene la angustia, y en las llamas, la música por largo tiempo aprisionada, se libera y canta su alabanza a Dios y sus notas de amor para alegrar y bendecir al mundo. Reunidas durante el largo verano de la vida y reservadas en el corazón, se reparten en las horas de sufrimiento y dolor.

Muchos creyentes gozosos no aprendieron a cantar hasta que las llamas se encendieron sobre ellos.

J. R. Miller

¡Reúna la madera que encenderá el fuego invernal!

14 de enero

Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado. (1 Corintios 2:2)

Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. (1 Corintios 3:11)

"En la cruz de Cristo me glorío,

La cual triunfa sobre todos los estragos del tiempo . . ."

Martín Lutero predicaba la doctrina de la sangre expiatoria a una Europa inerte, y Europa se levantó de los muertos.

En medio de todas sus defensas de la soberanía divina, Calvino nunca ignoró ni subestimó la expiación.

Cowper cantó de ella en medio de los nenúfares del Ouse.

Spurgeon proclamó esta gloriosa doctrina de Cristo crucificado en los oídos de nobles y campesinos con una voz como el sonido de muchas aguas.

Juan Bunyan hizo de la cruz el punto de partida hacia la ciudad celestial.

Todos los sermones de Moody giraban alrededor del tema fundamental del Calvario.

Después de conquistar casi toda Europa, Napoleón puso su dedo en el punto rojo del mapa que representaba a las Islas Británicas y dijo: "Si no fuera

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