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Decidido: El poder que necesita para no darse por vencido
Decidido: El poder que necesita para no darse por vencido
Decidido: El poder que necesita para no darse por vencido
Libro electrónico371 páginas7 horas

Decidido: El poder que necesita para no darse por vencido

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Información de este libro electrónico

"¡USTED YA TIENE LO QUE NECESITA PARA FINALIZAR BIEN!
Si alguna vez hubo una necesidad para los seguidores de Jesús ser resueltos, sin concesiones de la verdad, con una fe persistente, esperanza inquebrantable, constantes en el amor e imparables en el avance del reino... ¡es ahora!
En este imprescindible libro, John Bevere explora cómo personas de los tiempos bíblicos se convirtieron en implacables. Juan el Bautista pasó años viviendo en un desierto estéril. Jesús soportó penurias en un desierto desolado resistiendo la tentación. Ambos salieron fortalecidos en el “poder del Espíritu”, siendo implacables al atravesar desafíos y gobernando sobre sus circunstancias. Al final, tuvieron éxito en su misión en la vida dada por Dios.
Usted fue creado para sobresalir ante cualquier adversidad y para demostrar grandeza.
¡Únase a una experiencia implacable!"
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento11 sept 2022
ISBN9781955682855
Decidido: El poder que necesita para no darse por vencido
Autor

John Bevere

John Bevere is a minister known for his bold, uncompromising approach to God's Word. He is also an international bestselling author who has written more than 20 books that have, collectively, sold millions of copies and been translated into 129 languages. Along with his wife, Lisa, John is the co-founder of Messenger International—a ministry committed to revolutionizing global discipleship. Driven by a passion to develop uncompromising followers of Christ, Messenger has given over 50 million translated resources to leaders across the globe, and to extend these efforts, the MessengerX app was developed, providing translated, digital discipleship resources at no cost to users in 120 languages and counting. MessengerX currently has users in over 19,000 cities and 228 nations. When John is home in Franklin, Tennessee, you’ll find him loving on his g-babies, playing pickleball, or trying to convince Lisa to take up golf.

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    Decidido - John Bevere

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    "Decidido avivará su pasión por las cosas de Dios y fortalecerá su ­decisión de estar firme en la fe y perseguir el destino que Dios ha estipulado para usted".

    —Joyce Meyer,

    autora de Una vida sin conflictos

    Hace unos años me regalaron una pulsera que tenía grabada la palabra Decidido . . . y desde entonces la he llevado puesta, para que mi corazón recuerde mi búsqueda de Cristo y su propósito para mi vida. Este libro, escrito por el asombroso John Bevere, sigue narrando la gran historia de nuestra pasión y búsqueda de Jesús y su increíble amor por nosotros. Sé que esta enseñanza abrirá el espacio de su corazón deseando más.

    —Darlene Zschech,

    autora de Adoración sin reservas y Adorar lo cambia todo

    "John Bevere capta el criterio más importante para navegar a través de las vicisitudes de esta vida. Desafía a cada creyente a ir más allá del objetivo de la estabilidad para pasar al atributo mucho más necesario de convertirse en alguien Decidido. Las personas que logran grandes objetivos en su vida, lo hicieron en parte porque eran decididos. Le animo a leer atentamente esta palabra tan necesaria".

    —T. D. Jakes,

    autor de El padre ama a sus hijas y ¡Ayúdenme!

    y estoy criando a mis hijos sola

    "El nuevo libro de John Bevere, Decidido, es uno que deben leer todos los que han experimentado algún tipo de adversidad. Decidido le ayudará a avanzar en la gracia de Dios a medida que Él usa los valles y las tormentas de la vida para equiparnos para su propósito con nosotros. John nos recuerda que Dios nunca nos deja y que nosotros tampoco deberíamos dejarle".

    —Jentezen Franklin,

    autor de El ayuno, El espíritu de pitón

    y Cree que tú puedes

    Cada libro que John Bevere escribe es una digna contribución para ­edificar una vida sólida, saludable y fructífera en Cristo y para Él. Gracia John, ¡por darnos otro ladrillo!.

    —Jack W. Hayford

    Una cosa es escribir sobre un tema y otra ser una demostración viva de lo que uno comparte. Tanto en palabra como en su vida, John Bevere revela el poderoso efecto que produce la búsqueda decidida de los propósitos de Dios. Él inspira a los lectores a pasar de la pasividad espiritual a una búsqueda apasionada de la voluntad de Dios . . . ¡un reto que vale la pena aceptar!.

    —James Robison,

    presidente de LIFE Outreach International

    "Hay demasiadas maravillas puntuales en la Iglesia. Muy pocos terminan fielmente. Pero no tiene por qué ser así. John Bevere, uno de los hombres más inspiradores en el cuerpo de Cristo de nuestros días, nos desafía de manera convincente a creer que nuestras vidas no están destinadas a ser cuentos con moraleja de lo que podrían haber sido. Su fe y su pasión no tienen que apagarse ni consumirse. Usted puede ser Decidido".

    —Steven Furtick,

    pastor principal de Elevation Church

    "Decidido es el modo en que el enemigo se comporta con nosotros. Es tiempo de que nosotros también seamos decididos tanto en nuestra fe como en nuestras acciones. Dios está levantando un pueblo tenaz que no descansará hasta hacer su voluntad. Este libro es una herramienta de valor incalculable para este propósito".

    —Christine Caine,

    directora de Equip & Empower Ministries

    y fundadora de The A21 Campaign

    "Decidido es uno de los libros más espiritualmente provocadores que he leído. John nos anima a no solamente soportar esta vida sino a vencer con la autoridad de Dios en cada área de nuestras vidas. Es un mensaje oportuno de capacitación para el cuerpo de Cristo que le lanzará al llamado de Dios para su vida de una forma agresiva y osada. Si verdaderamente tiene el deseo de terminar bien y vivir de manera decidida en cada área de la vida a la que Dios le está llamando, tiene que leer este libro".

    —Stovall Weems,

    pastor de Celebration Church

    Para vivir la Palabra

    MANTÉNGANSE ALERTA;

    PERMANEZCAN FIRMES EN LA FE;

    SEAN VALIENTES Y FUERTES.

    —1 CORINTIOS 16:13 (NVI)

    Decidido por John Bevere

    Publicado por Casa Creación

    Miami, Florida

    www.casacreacion.com

    ©2022 Derechos reservados

    ISBN: 978-1-955682-84-8

    E-ISBN: 978-1-955682-85-5

    Desarrollo editorial: Grupo Nivel Uno, Inc.

    Adaptación de diseño interior y portada: Grupo Nivel Uno, Inc.

    Publicado anteriormente bajo el título: Implacable

    Publicado originalmente en inglés bajo el título:

    Relentless

    Publicado por WaterBrook Press,

    The Crown Publishing Group,

    una división de Penguin Random House LLC

    10807 New Allegiance Drive, Suite 500,

    Colorado Springs, Colorado 80921 USA

    Copyright © 2011 by John P. Bevere Jr.

    Todos los derechos reservados.

    Visite la página web del autor: www.messengerinternational.org

    Todos los derechos reservados. Se requiere permiso escrito de los editores

    para la reproducción de porciones del libro, excepto para citas breves en

    artículos de análisis crítico.

    A menos que se indique lo contrario, los textos bíblicos han sido tomados de la Santa Biblia, Nueva Versión Internacional® NVI® ©1999 por Bíblica, Inc.© Usada con permiso.

    Nota de la editorial: Aunque el autor hizo todo lo posible por proveer teléfonos y páginas de internet correctos al momento de la publicación de este libro, ni la editorial ni el autor se responsabilizan por errores o cambios que puedan surgir luego de haberse publicado.

    Impreso en Colombia

    22 23 24 25 26 LBS 9 8 7 6 5 4 3 2 1

    Dedico este libro a mi hijo . . .

    Alec Bevere

    Has vencido obstáculos

    y te has levantado sobre la adversidad.

    Tu vida ya es un testimonio del favor y la gracia de Dios.

    Estoy muy orgulloso de ti y te amaré siempre.

    Introducción

    Poco después de comenzar a escribir este libro, vi una película que ilustra gráficamente la importancia de ser d ecidido . Los demonios de la noche , con Michael Douglas y Val Kilmer, está basada en un acontecimiento que ocurrió a finales del siglo XIX.

    Contratan a un brillante ingeniero militar llamado Patterson (Val Kilmer) para supervisar la construcción de un puente ferroviario para atravesar el río Tsavo de Uganda y así aumentar el alcance del tren británico en el este de África. El proyecto ya va retrasado cuando Patterson llega al lugar.

    Enseguida descubre por qué. Los trabajadores han ido desapareciendo. Se desvanecen bajo el manto de la noche y nunca se les vuelve a ver. Patterson rápidamente se entera de que dos leones han estado merodeando por el campamento. Para impedir que sigan matando hombres, pone trampas e intenta diferentes métodos, pero la pareja letal de leones parece anticiparse a los movimientos de Patterson y siempre logran escapar de sus trampas.

    Cuando la cifra alcanza la treintena de muertos, el ferrocarril busca la ayuda del cazador estadounidense Charles Remington (Michael Douglas). Su habilidad en el rastreo y la caza es por todos conocida, sin embargo, los leones continúan matando a su antojo. Noche tras noche causan muertes hasta que los trabajadores empiezan a creer que los leones son espíritus malignos a los que nadie podrá detener. Cuando la cifra de muertes sobrepasa los ciento treinta, el pánico y el temor se apoderan de los hombres en el campamento, y Patterson y Remington observan impotentes mientras los trabajadores huyen subiéndose a un tren que les sacará de Tsavo.

    Y este es el momento decisivo que me conmueve. Las líneas están claramente dibujadas. Por un lado tenemos a un supervisor cobarde que alimenta el temor de sus hombres mientras les incita a abandonar el trabajo que habían acordado terminar. Por el otro lado tenemos a tres hombres: Remington, Patterson y el ayudante de Patterson, que se niegan a abandonar sus obligaciones o a permitir que el temor les lleve a la derrota.

    A los tres hombres les queda hacer frente a los astutos monstruos por sí solos. Fracasan en su intento de matarles repetidas veces. La tarea que tienen por delante es desalentadora y extremadamente peligrosa. Podría costarles la vida, pero están decididos a detener la oposición y terminar el puente. Llevan consigo armas superiores. Remington y Patterson están convencidos de que finalmente vencerán si son sabios, vigilantes y decididos . . . y si se niegan a abandonar.

    El espacio y el tiempo no me permiten dar muchos más detalles, pero debe saber esto: finalmente acabaron con los leones asesinos, pero la victoria llegó a un gran precio.

    Los trabajadores regresaron, pero ahora ven a su ingeniero del proyecto, Patterson, de una forma muy distinta. Él es quien se enfrentó a la muerte y no cedió. Los hombres le tienen en tan alta estima que se unen a su causa y logran lo que parecía imposible: ¡terminar el puente a tiempo!

    Como embajadores de Dios, nosotros también construimos puentes. Los nuestros no cruzan ríos; unen la brecha entre el cielo y la tierra. De igual forma, nos enfrentamos a la oposición, y las Escrituras dibujan a nuestro adversario como un león que busca a quien devorar. Pero, al igual que los leones de Tsavo, nuestro enemigo no tiene armas . . . nosotros sí. Él ha sido desarmado, y nosotros nos hemos equipado con las armas más poderosas que los hombres y las mujeres podrían tener.

    Hay batallas que ganar y fortalezas que vencer. A menudo están arraigadas en mentalidades, modos de operación y patrones que el enemigo ha infundido en las personas de este mundo. Nuestra oposición es fuerte, pero en Cristo somos más poderosos.

    Así que estamos ante una pregunta muy importante: ¿Seremos como los trabajadores temerosos que huyeron de la adversidad para salvar sus vidas, o seremos valientes y decididos en la consecución del mandato del cielo? Creo que este mensaje incorpora verdades que tienen el potencial de forjar en usted una postura decidida. Estas verdades no sólo le fortalecerán para que sea más fuerte, sino que también le equiparán con el poder para vencer y marcar una diferencia positiva.

    Es esencial que esté arraigado en este conocimiento. Durante demasiado tiempo el pueblo de Dios ha estado en el cautiverio y ha sido destruido por la falta del mismo (véase Isaías 5:13; Oseas 4:6). El conocimiento correcto establece un fundamento de fe, fe por la que producimos un cambio en un mundo perdido y oscuro.

    Usted fue creado para marcar la diferencia en su ámbito de influencia. Juntos, ¡aceptemos en oración el desafío mientras descubrimos el poder decisivo para no rendirnos nunca!

    1

    Decidido

    Vale más terminar algo que empezarlo.

    Eclesiastés

    7:8 (

    ntv

    )

    Imagine que está de acuerdo conmigo en esto: cómo terminamos es más importante que cómo comenzamos.

    En la vida cristiana, la meta definitiva será cuando nuestro Señor nos diga al final: Bien hecho, buen siervo y fiel.

    ¿Qué será necesario para que usted y yo oigamos esas increíbles palabras de Aquel que significa todo para nosotros?

    Para terminar la vida bien necesitamos vivir la vida bien. No cabe duda de que esto incluye saber cómo no abandonar. Significa tener un espíritu decidido.

    ¿Cómo adquirimos eso? ¿Y por qué es tan importante?

    Sinceramente, me preocupa que muchos creyentes no vayan a terminar bien. Dios una vez me dio una visión aleccionadora que tiene que ver con el tema de este libro.¹

    Un hombre estaba remando en una barca contra la fuerte corriente del río. Le costaba mucho avanzar contra la corriente del agua; era una tarea dura, pero factible.

    Otros barcos de pasajeros, mayores y más lujosos, pasaban a su lado frecuentemente río abajo. Las personas que iban en esos barcos se reían, bebían y estaban a gusto. De vez en cuando miraban al hombre que batallaba contra la corriente y se burlaban de él. Tuvo que luchar para obtener cada centímetro de progreso mientras ellos hacían muy poco, nada, para avanzar.

    Pasado un rato, el hombre se cansó de luchar contra la corriente. Cansado y desanimado, dejó de remar. Durante unos momentos siguió avanzando río arriba debido a la inercia, pero pronto comenzó a detenerse. Entonces algo triste y terrible ocurrió: aunque aún estaba orientado hacia arriba, su barca de remos comenzó a avanzar río abajo.

    Pronto, el hombre divisó otro barco de pasajeros. Este era diferente a los otros porque, al igual que su propia nave, este barco también estaba orientado río arriba, pero avanzaba río abajo con la corriente. Ese barco también transportaba personas que se reían, socializaban y estaban a gusto. Como señalaba río arriba, la dirección en la que el hombre quería ir, decidió subirse al barco y unirse a ellos. Se convirtieron entonces en un grupo unido. A diferencia de los otros barcos que vio viajando rio abajo, este miraba rio arriba, pero tristemente, siguió avanzando hacia abajo con la corriente.

    ¿Cuál es la interpretación de esta visión? El río representa al mundo y la barca de remos es nuestro cuerpo humano que nos permite vivir y funcionar en este mundo. El hombre del barco de remos es un creyente; sus remos simbolizan la gracia inmerecida de Dios. Los barcos de pasajeros reflejan a los que se unen con un propósito, y la corriente del río representa el fluir de este mundo, que está bajo la influencia del maligno.

    Con los remos de la gracia, el hombre tiene la capacidad de resistir la corriente y avanzar contra corriente hacia su destino: hacer avanzar el Reino de Dios. Su fortaleza física representa su fe. Tristemente, su fortaleza flaquea y se cansa de luchar. No cree tener lo necesario cuando realmente sí lo tiene y, por consiguiente, al final se queda sin fuerza y abandona.

    Cuando el hombre deja de remar, el barco continúa avanzando (río arriba) por un corto período de tiempo debido a la inercia, y aquí es donde entra el engaño. Él aún ve algo de fruto en su vida, aunque lo que lo produjo ya no le empuja. Cree falsamente que puede vivir a gusto, sin tener que estar alerta y vigilante, y al mismo tiempo tener una vida cristiana de éxito.

    Al fin, el barco se detiene, y entonces comienza a descender río abajo, poco a poco al principio, pero finalmente a la velocidad de la corriente.

    Esta es la parte reveladora de la visión: aunque su barco está señalando hacia arriba, él comienza a discurrir con la corriente. Ahora tiene la apariencia de un cristiano, conoce el lenguaje, las canciones y las maneras del Reino, pero en realidad está siendo conformado según los patrones del mundo (véase 1 Juan 2:15-17).

    Al final nuestro protagonista ve otro barco, un grupo de creyentes como él. Todos se consideran parte de la Iglesia porque también están orientados río arriba. Conocen el lenguaje, las canciones y las maneras. Sin embargo, están a gusto porque se han conformado con una vida cristiana sin fruto y están bajo la influencia del maligno que controla la corriente.

    Los que están en este barco cristiano ya no son perseguidos ni nadie en el mundo de los no creyentes se burla de ellos. De hecho, son aceptados y a veces aclamados por los que ejercen la influencia en el mundo. Han dejado de presionar, proseguir, proseguir, como el apóstol Pablo animaba a todos los cristianos a hacer: prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús (Filipenses 3:14). De hecho, estos creyentes desviados resisten muy poco o nada los caminos del mundo.

    Piense en lo que escribió el apóstol Juan:

    Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre (1 Juan 2:16-17).

    La visión que le he descrito refleja tres tipos de personas: el creyente, el no creyente y el engañado.

    El no creyente fluye con la corriente, totalmente ajeno a la realidad de querer, querer, querer.

    El creyente debe proseguir, proseguir, proseguir en la lucha de la fe para obtener avance del Reino.

    El engañado esconde su motivo de querer, querer, querer a través de una apariencia cristiana y el mal uso de las Escrituras.

    Sé que esta visión presenta una perspectiva preocupante de las personas de fe en la actualidad, pero nos fuerza a cada uno de nosotros a plantearnos una pregunta vitalmente importante: "¿A qué persona me asemejo yo?". A fin de cuentas, la Palabra de Dios nos ordena . . .

    Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis reprobados? (2 Corintios 13:5).

    Después de ver esta visión y ser consciente de su interpretación, quedé aún más convencido por estas palabras escritas a los cristianos hebreos:

    Por lo cual, levantad las manos caídas y las rodillas paralizadas; y haced sendas derechas para vuestros pies, para que lo cojo no se salga del camino, sino que sea sanado (Hebreos 12:12-13).

    Como hijos de Dios, deberíamos querer desesperadamente terminar bien para su gloria. Usted y yo nunca deberíamos querer apartarnos de la gracia de Dios cansándonos, dejando de remar y dejándonos llevar por la corriente del sistema de este mundo.

    Podemos ver en las Escrituras numerosos ejemplos de lo que ocurre con las personas que terminan bien y con las que no. Piense en Salomón, hijo de David, y el hombre más sabio, rico y poderoso de su tiempo. Alcanzó alturas a las que ningún ser humano en generaciones previas ni muchas generaciones después pudo ni siquiera acercarse. Sin embargo, flaqueó (dejó de remar) en la última parte de su reinado, alejando su corazón de Dios para alinearse con el sistema del mundo.

    Como Salomón tenía muchas mujeres extranjeras, es muy probable que sufriera grandes conflictos en su casa por estar dispuesto a darle lealtad y obediencia a Jehová. Para mantener la paz, no permaneció leal a Jehová, sino que construyó altares e incluso adoró a los dioses ajenos de sus esposas.

    Salomón sufrió grandemente por su necedad, pero sus hijos y nietos también se vieron afectados incluso más profundamente. El reino que se le confió, un reino fuerte debido a la fidelidad de su padre David y que fue aún más fuerte con el excelente comienzo de Salomón, sufrió, fue dividido y finalmente se desvaneció porque él no fue capaz de terminar bien. La historia de Israel habría sido muy distinta si Salomón hubiera permanecido decidido.

    Comparemos ahora a Salomón con Juan el Bautista. Juan era decidido y se aferraba a la verdad, viviéndola y proclamándola con valentía. Al igual que Salomón, sufrió la adversidad, pero las posibles consecuencias de Juan eran mucho peores, porque no fue una o varias esposas, sino el rey de Judea el que no aceptó la verdad que Juan proclamaba. Salomón tuvo un conflicto interno, en su propia casa, pero Juan sufriría la cárcel, torturas y hasta la muerte. Sin embargo, en medio de unas consecuencias tan crueles y extremas, Juan permaneció inconmovible en su declaración de la verdad, tanto en la manera en que vivía como en el mensaje que proclamaba. El resultado: el legado de Juan es superior al de Salomón.

    Pero Juan y Salomón no fueron los únicos que conocieron la adversidad, la fuerte corriente de un río, sino que también nos ha pasado a usted y a mí. Nos encontramos en una seria batalla contra la falta de valores en el mundo. Su influencia es poderosa, engañosa, seductora. Es muy fácil cansarse, pensar que no pasa nada por dejar de perseverar, relajarse y dejarse llevar por las corrientes actuales. Pero la única forma en que usted y yo podemos terminar fuertes es siendo decididos en nuestra fe. Al hacerlo nos convertiremos en algo que tendrán que tener en cuenta, una amenaza genuina para el reino de las tinieblas.

    Un espíritu decidido

    ¿Qué significa ser decidido? El término describe una actitud o postura de decisión, persistencia y rigidez. Dicho de manera simple, es no ceder ni transigir. Transigir es ser más benévolo, aflojar o incluso conceder. Algunos sinónimos que nos ayudan a definir decidido son firme, riguroso, severo, intransigente, imparable, tenaz e incluso obstinado. Otras descripciones incluyen constante, valiente, decidido, firme, persistente y estricto.

    Decidido se puede aplicar a una fuerza maligna y rígida, pero para nuestros propósitos vamos a considerarlo en un sentido bueno y positivo. Por tanto, aplicaremos el término a alguien que es valiente, osado y resuelto a terminar la tarea que tiene entre manos. Ya sea a corto o largo plazo, un corazón decidido terminará conforme al fin deseado. Nada le hará desviarse de alcanzar el objetivo.

    Al contemplar a un creyente decidido, hablaremos de alguien que es totalmente rígido en su fe, esperanza y obediencia a Dios, a pesar de la adversidad. El creyente decidido, comprometido en cada área a terminar bien, es alguien que hace historia en el sentido más estricto de la palabra, y se le recordará siempre en el cielo como alguien que mereció la acogida del Maestro: Bien hecho.

    Estas palabras acerca de ser decidido no siempre han descrito a un hombre que conozco bien: ¡yo! De hecho, en vez de tener un espíritu decidido, tuve uno de abandono. Para ser claro, me rendía.

    Me convertí en hijo de Dios en 1979, mientras estudiaba en Purdue University. Al terminar ese semestre regresé a casa rebosando tanto entusiasmo que inmediatamente compartí mi nueva fe con mis padres católicos. ¿La respuesta de mi madre? John, esta es una de tus nuevas modas. Pronto lo dejarás cómo has hecho con todo.

    El creyente decidido . . .
    es alguien que hace historia en el sentido más estricto de la palabra.

    El penetrante picotazo de su comentario no fue sus palabras negativas o lo que parecía una acusación degradante. No, fue precisamente lo opuesto porque, aunque me doliera, ella tenía razón: yo tenía un historial de dejar casi todo.

    Recuerdo luchar con el temor, al ser soltero, ser incapaz de tener un matrimonio duradero. Normalmente dejaba de ver a las chicas después de la segunda o tercera cita. Eran atractivas y talentosas, y tenían una gran personalidad, pero me cansaba de ellas. Otros chicos después salieron con esas mismas chicas y formaron relaciones duraderas. Pero mi patrón era ir de una chica a otra.

    Y no era solamente en cuestiones de chicas que eso me sucedía. Comencé a tomar clases de piano, pero rogué que me sacaran después de seis meses. Mis padres no me lo permitieron, así que finalmente me volví tan apático que mi maestra de piano les rogó a mis padres que me permitieran dejar el piano. En todos sus años como maestra de piano, ¡yo fui el único estudiante al que animó a dejarlo!

    Después, hablé con mis padres para que me permitieran tomar clases de guitarra. Compramos una guitarra muy cara y comencé a rasguear con pasión, pero duró sólo unos meses.

    En el deporte, el mismo resultado. Jugué al beisbol y lo dejé después de un par de años. Después fue el baloncesto, y me duró tan sólo una temporada. Luego fue el turno del golf, y de nuevo no pasó de un año. En atletismo: el mismo resultado.

    La lista continúa. Comenzaba a leer libros pero nunca los terminaba. En la secundaria leí sólo un libro de pasta a pasta: El viejo y el mar, de Ernest Hemingway. Era una lectura obligatoria, y como el libro era corto y me gustaba pescar, lo terminé.

    Me uní a varios clubes y tras un corto período de tiempo los dejé. Comencé a ver cosas de especial interés para mí y compré equipos muy caros, sólo para que se quedaran en el armario o se oxidaran por falta de uso después de un fuerte y entusiasmado comienzo.

    En resumidas cuentas, mi mamá tenía razón con su declaración. ¿Volvería a repetir mi patrón de comportamiento tan arraigado en mí? ¿Abandonaría el cristianismo, la nueva fe que había encontrado en Dios, mi nueva pasión? ¿Terminarían mis Biblias y libros de estudio en el ­armario junto a mis otros intereses cortamente vividos?

    La buena noticia es que este antiguo derrotista ha permanecido apasionado por Jesucristo durante más de treinta años hasta el día de hoy. Estoy tan comprometido hoy, sí, incluso más, que cuando llegué a casa y les hablé a mis padres sobre mi nueva fe. El Dios Todopoderoso, mi Padre, me cambió para dejar de ser alguien que se cansaba rápidamente, y a través de su Espíritu Santo, formó dentro de mí la virtud de un espíritu decidido.

    Dios me hizo ser un creyente decidido.

    Si usted ha recibido a Jesucristo como su Señor, esa misma virtud está a su disposición, pero hay que desarrollarla. Ese es el propósito de este libro: revelar cómo puede aumentar y mejorar esta capacidad que Dios le ha dado gratuitamente para que pueda vivir bien y terminar fuerte.

    Dios escribió un libro acerca de usted

    ¿Sabe quién es usted y lo mucho que Dios le necesita para cumplir su destino de avanzar su causa aquí en la tierra? ¿Le sorprende que el Padre celestial dependa de usted?

    ¡Dios ha diseñado específicamente toda una vida para usted! Toda su vida fue desarrollada antes de que usted naciera. El salmista declara:

    Me viste antes de que naciera.

    Cada día de mi vida estaba registrado en tu libro.

    Cada momento fue diseñado

    antes de que un solo día pasara (Salmo 139:16, ntv).

    Dios escribió un libro acerca de usted incluso antes de que sus padres pensaran en tenerle, antes de que un solo día pasara. Los famosos y los gobernantes no son los únicos con libros que cuentan la historia de su vida. No, su historia también ha sido escrita, pero la asombrosa realidad es esta: fue Dios el que la desarrolló y escribió antes de que usted naciera.

    Quizá proteste, diciendo: John, ¡no tienes idea de con quién estás hablando! Mi vida ha tenido baches, golpes e incluso naufragios a causa de mis malas decisiones. ¿Planeó Dios todo eso?.

    No, ¡y mil veces no! Dios planeó nuestras vidas, y nos toca a nosotros decidir tomar buenas decisiones para caminar en el estimulante camino que Él creó para nosotros. Las malas decisiones nos pueden desviar, pero el arrepentimiento genuino puede enderezar el barco.

    Quizá se pregunte de nuevo: Pero me han ocurrido cosas terribles que no fueron resultado de malas decisiones. La vida me ha deparado golpes muy duros. ¿Acaso planeó Dios esas decepciones y dificultades?.

    ¡Otra vez, no! Vivimos en un mundo caído y, por consiguiente, Jesús dijo que tendríamos tribulaciones y que sufriríamos adversidades. La buena noticia es que como Dios sabía qué tipo de males vendrían sobre usted antes de que naciera, en su sabiduría preparó caminos para escapar e incluso salir triunfante. Por eso en su Palabra llama a los creyentes decididos vencedores.

    Hebreos 12:1 nos exhorta a todos: a que corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante. Dios ha puesto delante de usted, de mí y de todos sus hijos una carrera. Para que pueda terminar la carrera bien tendrá que correr con paciencia, o siendo decidido. No se puede terminar de ninguna otra manera. Es interesante observar que esta es la única virtud que destaca este pasaje. El escritor no dice: Corramos con alegría ni

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