Basta con acudir a las fuentes originales, tanto aliadas como germanas, para comprobar la dimensión y la importancia del tráfico de mensajes e información procedentes de Madrid entre 1939 y 1945. Es lógico si se considera que ningún otro país neutral podía competir con España en cuanto a ubicación estratégica ni tampoco en la aportación de materias primas como el wolframio, a excepción del hierro procedente de Suecia. España sumaba además un decisivo valor como puente hacia el norte de África y Latinoamérica.
No es de extrañar que ambos bandos ejercieran sobre el régimen franquista una intensa presión diplomática y de inteligencia con la que inclinar la balanza de la neutralidad hacia posiciones afines. Por razones políticas, Alemania partía de una ventaja evidente que aprovechó en todas sus áreas de inteligencia: militar (Abwehr), política (SD) y policial (Gestapo)
Alemania había ubicado en Madrid su más importante representación exterior en un país neutral. La sede diplomática en el paseo de la Castellana número 4 —entonces avenida del Generalísimo—actuaba como un influyente centro de poder. La obtención de información vital para el esfuerzo bélico era uno de sus cometidos fundamentales, asignado al Abwehr.
ABWEHR: ESPIONAJE MILITAR ALEMÁN
El Abwehr era la organización de inteligencia militar dirigida desde Berlín por el almirante Canaris, un héroe de la Primera Guerra Mundial con un perfil netamente conservador que nunca asumió un compromiso abierto con el nazismo. La estructura del servicio en cada país se denominaba Kriegsorganisation