Pensemos en una buena amiga, Claudia, casada desde hace más de veinte años y cuya relación de pareja ha pasado por muchas fases: enamoramiento, complicidad, hijos, aburrimiento, enfermedades… Las ha ido superando todas, algunas con más dificultad que otras, pero lo que no han conseguido romper los vaivenes de una relación estable está a punto de sucumbir por una situación que ahora se está agravando y que puede dar al traste con la pareja: los malditos ronquidos de su marido que resuenan entre las cuatro paredes de su pequeño piso. Claudia pregunta si hay alguna manera de parar esa tortura, o al menos disminuirla.
No es un caso aislado. El neumólogo Gabriel Sampol, de la Unidad Multidisciplinaria del Sueño del Hospital Universitario Vall d’Hebron (Barcelona) confirma que el ronquido es un fenómeno muy frecuente. En adultos, uno de cada dos hombres y