La cocina japonesa es el arte de la exquisita simplicidad, del orden y de la armonía, y cuanto más se la conoce más se la aprecia. Por eso se suele decir que es una comida que se come con los ojos, y que la presentación posee el mismo valor que la comida en sí. Primero se deleita la vista y luego se satisface el estómago. De hecho, la cocina japonesa es un arte sostenido en tres puntales: tiempo, calidad de las materias y presentación. El color, la frescura de los alimentos, las combinaciones estéticas y nutritivas… y el máximo respeto por el sabor de cada ingrediente. Todo es indispensable para llevar a cabo un verdadero plato al estilo japonés.
Sus horarios de comida son diferentes; allí se hace un desayuno fuerte, se come a las 12 y se cena hacia las 7. Además, la presentación y el kaiseia (orden tradicional de servir los platos) también varían bastante: se acostumbra a presentarlos en la mesa todos a la vez y en raciones individuales. Los ágapes consisten en servir