EL RESTAURANTE COMO ‘FÁBRICA’
Ballarín pide ser ambiciosos. “A nivel de negocio hay que empezar a reinventarse. Todo el mundo como la salvación. El está muy bien, pero tenemos capacidad para pensar en otros segmentos, en otros momentos de consumo, en otras formas de dar salida a la comida. Cuando entendemos el restaurante más como un centro de producción que como una cocina con sala, comenzamos a ver muchas más posibilidades. A partir de aquí, y al margen de servir en sala, por qué no convertirte en el proveedor de boles súper saludables para los 4-5 gimnasios de tu barrio. Por qué no producir comida casera con entrega diaria, para cinco restaurantes de tu barrio. Por qué no cocinar para colectivos como escuelas o centros de ocio. A lo mejor tu camarero ya no es alguien que sirve en sala, sino una persona que distribuye 200 raciones diferentes a cinco gimnasios”.
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