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EL MANIQUÍ
EL SEÑOR DE LAS TORMENTAS
BONSAURIO: El último dragón
Serie de audiolibros7 títulos

Los cuentos del abuelo Manolo

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Información sobre esta serie

¿Recordáis la pistola que llevaba el cura en el cuento de El Pordiosero? Ahora os hablaré de ella aunque, antes me gustaría situaros un poco. Ya os dije que el barrio es como un pequeños pueblo, aislado del resto de la ciudad debido al trazado de las vías del tren y del cauce de un pequeño arroyo que solía dar grandes sustos porque se desbordaba y lo hacía casi todos los inviernos. Y precisamente fue durante uno de esos días crudos de invierno cuando casi nadie se apercibió de la llegada al barrio de un forastero que conducía uno de esos coches que llaman la atención vayas a donde vayas. Pero casi todos los vecinos estaban ocupados colocando todo tipo de obstáculos para evitar que la riada que llegaría esa noche volviera a inundar sus casas y estropear de nuevo todos sus enseres. De no ser por esta razón, seguro que todos se habrían asomado a curiosear. El forastero llegó a eso de las 7 de la tarde, si hubiera tardado unos minutos se habría visto obligado a parar durante media hora hasta que pasara el mercancías de la tarde procedente de Utrera cargado de toneladas de remolacha para la azucarera de Tocina. Atravesó en silencio la avenida de Los Teatinos y se detuvo en una de las bocacalles cerca de la Iglesia. Todo estaba en silencio y ni siquiera el cura estaba aquella cruda tarde en su sitio.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento15 jul 2021
EL MANIQUÍ
EL SEÑOR DE LAS TORMENTAS
BONSAURIO: El último dragón

Títulos en esta serie (7)

  • BONSAURIO: El último dragón

    1

    BONSAURIO: El último dragón
    BONSAURIO: El último dragón

    Bonsaurio, el viejo dragón de 8 cabezas, se ha despertado en el reino de Ambrátida, un lugar gobernado por un rey déspota y despiadado y una princesa llena de caprichos que suponen continuos sacrificios para las pobres familias de campesinos que trabajan de sol a sol sin descanso. Y, como ocurre en todos los cuentos, la princesa debe ser secuestrada por el temible dragón y después liberada por un caballero que se convertirá en su esposo y príncipe heredero del reino de Ambrátido IX. Pero Bonsaurio, en lugar de a la princesa ha secuestrado a una campesina y ha cambiado el hilo de la historia.

  • EL MANIQUÍ

    3

    EL MANIQUÍ
    EL MANIQUÍ

    Todo comenzó en la ciudad de Estampa hace unos tropecientos años, más o menos... Un día frío y desapacible de noviembre, a eso de la media noche, en el seno de una familia humilde, nació un niño tan guapo que sus padres, orgullosos y felices, lo pregonaron por todo el barrio y los doctores por todo el hospital; tanto, que el hombre más poderoso de la ciudad decidió acudir a conocerle. Nada más verle, el señor Panolis quedó prendado de su belleza y, sin meditarlo un solo momento, decidió proponer a sus padres el contrato del siglo. - En los grandes almacenes “Panolis” tendrá trabajo para toda la vida y ustedes una pensión vitalicia de tumicientos balandrines. - ¡Oh! –fue lo más que acertaron a decir sus padres que firmaron los documentos sin pestañear, a pesar de las clausulas de exclusividad que solo les autorizaba a verle a través de un cristal. Al fin y al cabo, era tan pequeño aún que no le echarían de menos. Así fue como Lundro se convirtió en el maniquí infantil más guapo.

  • EL SEÑOR DE LAS TORMENTAS

    5

    EL SEÑOR DE LAS TORMENTAS
    EL SEÑOR DE LAS TORMENTAS

    Cuando la foca Peluso aún se paseaba por los acantilados del Cabo de Gata, la Isleta del Moro era entonces un lugar paradisíaco de los que quedaban ya pocos en estas costas saturadas de grandes edificios, de explotaciones agrícolas plastificadas y blanquecinos “guiris” que todo lo pueblan con sus mochilas de nylón y su bronceador del 60 flotando sobre las tranquilas aguas de este pequeño Mediterráneo que aún no habían matado del todo. Contar la bella historia de este oasis consumiría toda la tinta del cuento y no quedaría una sola gota para el viejo Antonio, “el señor de las tormentas”, como le bautizara medio en broma y medio en serio su compadre Tomás. Sucedió todo en el crudo invierno de los comienzos de los sesenta, exactamente 1 año antes de que a los americanos se les cayeran 2 bombas atómicas no muy lejos de aquí. Pero, ¿cómo alguien puede dejar caer sin querer 2 bombas atómicas?, se preguntan aún los pocos vecinos del pueblo de Palomares.

  • PELUSO: La última foca monje

    4

    PELUSO: La última foca monje
    PELUSO: La última foca monje

    Román es un pescador almeriense que recuerda los días en que Peluso le guiaba para encontrar los bancos de peces o librarle de las peores tormentas. Pero Peluso hace años que desapareció de las costas de Almería como ha sucedido con todas las focas monje que vivían libremente en el Mediterráneo, un mar contaminado por la polución y la sobrexplotación de un turismo desordenado y agresivo con el medio ambiente.

  • EL PORDIOSERO

    7

    EL PORDIOSERO
    EL PORDIOSERO

    Pues señor, érase una vez un hombre miserable y pordiosero que vivía debajo del puente -todos nos mirábamos sabiendo que se refería a Jonás, el loco que vivía bajo las vías del tren y, cada noche, salía de su refugio con una linterna recorriendo las calles del barrio y susurrando continuamente: "¿Donde te has metido "cara de sapo"?. Vuelve y devuélveme mi tesoro". Los niños le perseguían, ocultándose en la oscuridad, y le contestaban haciéndole creer que el tal "cara de sapo" era el que hablaba. - ¡Antes debes hacer el pino y tirarte un peo!-gritaban todos. El hombre, que no era precisamente tonto y tenía un genio de mucho cuidado, comenzaba a blasfemar y a amenazarles con meterlos en el saco que colgaba sobre sus hombros. Pero, todos se lo tomaban a broma e incluso algunos se sobrepasaban y le tiraban piedras y salibazos. Una noche, harto de aguantar la persecución de los niños y después de haber recibido una pedrada en la cabeza que le hizo sangrar abundantemente, cogió al más pequeño de todos, lo metió en el saco y salió huyendo en la oscuridad hasta desaparecer. Todos corrieron enseguida a la casa del pequeño, asustados, a contarle a sus padres lo que había ocurrido y, a los pocos minutos, la mayoría de los hombres del barrio corría tras las huellas de aquel loco secuestrador de niños. Iban todos armados hasta los dientes con todo tipo de herramientas, utensilios de cocina e incluso una pistola oxidada que llevaba el sacristán que encontrara el párroco en cierta ocasión depositada en una limosnera de la parroquia -pero esa es otra historia. Sigamos con la nuestra: así que, llegados a la misma boca del puente, bajo los raíles del tren, empezaron a rodear el lugar hasta no dejar hueco por donde pudiera escaparse. 

  • EL MENSAJERO DEL REY BALTASAR: Un cuento de Navidad

    6

    EL MENSAJERO DEL REY BALTASAR: Un cuento de Navidad
    EL MENSAJERO DEL REY BALTASAR: Un cuento de Navidad

    Le gustaba que los niños le llamaran Baltasar y se sentaran sobre sus rodillas, aunque solo era su enviado. Algunos lloraban, pero solo impresionados por estar ante un rey. Los más se sentían felices a su lado e incluso besaban su mejilla sin importarles el color de su piel. Llevaba sentado desde primeras horas de la mañana en aquel trono de papeles de oro y plata, adornado con guirnaldas y había recibido la adoración de cientos de niños a los que daba caramelos y les prometía hacer realidad sus deseos. Tuvo suerte de estar justo en el lugar adecuado y en el momento preciso. La única vez de su vida seguramente. Eloisa y él habían comenzado a extender sobre el suelo una manta para exponer su artesanía, cuando se le acercó un señor muy bien vestido y algo nervioso. Les había fallado su negro de mentirijilla para hacer de enviado del rey Baltasar y él, todo un negro de verdad, podía reemplazarle. Le prometieron 100.000 pesetas por solo una semana de trabajo. "¡Un sueño!", gritaron entonces los dos. Lo único que no soportaba era los interminables flashes del fotógrafo. Tenía los ojos tan deslumbrados que los niños comenzaban a parecerle angelitos rodeados de una aureola de luz. "Ten cuidado que no te deslumbre la púrpura de tu reino y termines por olvidarte de tu familia", le había dicho en broma Eloisa cuando le vió con aquella túnica dorada, su capa roja bordada de hilos de oro y lentejuelas y la corona de plata ceñida sobre su cabeza. 

  • EL MILAGRO DE SAN APAPONIO

    8

    EL MILAGRO DE SAN APAPONIO
    EL MILAGRO DE SAN APAPONIO

    ¿Recordáis la pistola que llevaba el cura en el cuento de El Pordiosero? Ahora os hablaré de ella aunque, antes me gustaría situaros un poco. Ya os dije que el barrio es como un pequeños pueblo, aislado del resto de la ciudad debido al trazado de las vías del tren y del cauce de un pequeño arroyo que solía dar grandes sustos porque se desbordaba y lo hacía casi todos los inviernos. Y precisamente fue durante uno de esos días crudos de invierno cuando casi nadie se apercibió de la llegada al barrio de un forastero que conducía uno de esos coches que llaman la atención vayas a donde vayas. Pero casi todos los vecinos estaban ocupados colocando todo tipo de obstáculos para evitar que la riada que llegaría esa noche volviera a inundar sus casas y estropear de nuevo todos sus enseres. De no ser por esta razón, seguro que todos se habrían asomado a curiosear. El forastero llegó a eso de las 7 de la tarde, si hubiera tardado unos minutos se habría visto obligado a parar durante media hora hasta que pasara el mercancías de la tarde procedente de Utrera cargado de toneladas de remolacha para la azucarera de Tocina. Atravesó en silencio la avenida de Los Teatinos y se detuvo en una de las bocacalles cerca de la Iglesia. Todo estaba en silencio y ni siquiera el cura estaba aquella cruda tarde en su sitio.

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