Pasada la borrachera. Pasada la emoción. Pasada la fiesta en la que se convirtió la posible unción de Xóchitl Gálvez como posible precandidata de la oposición para contender por la Presidencia de la República en este próximo 2024, pues entonces llega el momento de la reflexión, del obligado análisis. Y el análisis nos hace ver que, tal como lo dijimos en este espacio, el camino de Xóchitl Gálvez pasa por un período cuesta arriba, sumamente complicado, complicadísimo.
Y le explico por qué. Sí, es cierto que Xóchitl Gálvez es un personaje en sí mismo. Sí, efectivamente, mercadológicamente es muy vendible por su origen humilde y sencillo, por su propio nombre, por ser una persona que se hizo a sí misma empresaria, exitosa, por supuesto, dicharachera, buena onda, de sonrisa, fácil, ocurrente a veces lepera, pero buena onda y así, ese tipo de cosas que justamente contrastan con lo que es el presidente. Un contraste marcado y clarísimo. Obviamente contraste que también es compartido con cualquiera de las corcholatas. Sí, porque hueva los últimos discursos de Marcelo Ebrard, doble hueva los discursos de Claudia Sheinbaum, obviamente ya podemos intuir cómo podría ser una campaña con esos personajes.
Pero ¿cuál es el problema de Xóchitl Gálvez? Tiene un grave problema, gravísimo problema que a mí, hasta estas alturas incluso se me ocurre que es insalvable. Y el problema de Xóchitl Gálvez es precisamente que después de la borrachera la gente se va a acordar de que Xóchitl Gálvez representa al PRI y al PAN, justo precisamente la combinación que ya la gente detesta. Justo la combinación de la cual la gente se quiere olvidar por completo, y ese va a ser precisamente el reto de los mercadólogos. Cuando la gente voltee a ver a Xóchitl Gálvez, si es que llega a ser ungida posiblemente como candidata, pues obviamente lo primero que van a aparecer, van a aparecer las siglas y cuáles son PRI, PAN y PRD, los partidos que hoy por hoy la gente abomina y no lo digo yo, lo dicen los resultados electorales, para que ni empiecen.
Entonces ahí va a estar un enorme reto. ¿Podrá caber la posibilidad de que los mercadólogos electorales pongan la marca Xóchitl por encima del PAN, del PRI, del PRD? Yo lo dudo mucho. Yo lo veo prácticamente imposible. ¿Podrá la gente tragarse el hecho de que Xóchitl Gálvez representa a Marko Cortés, a Alito Moreno, a Zambrano? ¿Podrán los mercadólogos separar eso y hacer creer a la gente que Xóchitl Gálvez por sí sola representa el rescate de México, cuando precisamente el hundimiento de México comenzó con el PRI y luego después con el PAN?.
Sinceramente, ya no se antoja difícil, se antoja incluso hasta casi imposible. Y después de la borrachera, viene entonces el acto de contrición, por supuesto, y al mea culpa. Y ahí es donde yo sí quiero ver cómo diablos le van a hacer. Porque evidentemente, los mercadólogos de la 4.ª transformación del morenismo van a usar precisamente esas muy malas credenciales de los partidos que representan a Xóchitl Gálvez para reventar a Xóchitl Gálvez. Es prácticamente inevitable. Y, por supuesto, también se antoja a que haya un momento de que ahora sí, ya después de esta borrachera y buena onda de Xochitl Gálvez pues entonces ya los partidos de oposición reflexionen precisamente cuál ha sido su papel y que obviamente, inevitablemente le van a embarrar en ese mismo color a Xóchitl Gálvez, una candidata que llega casi, casi, casi, casi pura a irrumpir en este momento.
Sí, está bien, que bueno se celebra. Incluso podemos decir que Xóchitl Gálvez le dio alegría a esta pre, pre, precontienda, pero al final del día, esto se gana con votos, no con likes. Y la verdad que el camino cuesta arriba de Xóchitl Gálvez se antoja ya no complicado, yo hasta me atrevería a decir que incluso imposible. Pero pues a estas alturas ya no se sabe, porque luego después sale otra cosa y el presidente vuelve a caer.
Y bueno, ya quién sabe...



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