La gente se aburrió de un gobierno de pretextos y atorones. A un lado la oposición. Optó por darle todo el poder a Sheinbaum para desarrollar su agenda. Ese es el mensaje incontestable.

Y aún así, todavía, en este momento, hay voces que le echan la culpa a los electores de que "vamos a tener un gobierno que va a destruir al país".

La realidad es que la oposición no supo entender al electorado, no supo leer a la gente, no supo leer el ánimo colectivo.

Incluso los que opinamos de una u otra forma recibimos una lección. Hacerle caso a la burbuja de nuestras redes sociales y de WhatsApp nos disocia del ánimo colectivo, cuando las elecciones se ganan en la calle, no en el teléfono.

Yo había dicho que yo pensaba que no iba a haber una diferencia mayor a un dígito en la elección, y mira nomás... ¡30 puntos!

Sheinbaum inicia con pasitos mesurados, a lo mejor un poquito más mesurados incluso que los de López Obrador, pero no deja de ser el mismo discurso "reconciliador" que ejerció el propio López Obrador cuando ganó, y bueno...

¿Qué sigue en estos seis siguientes años para México?

Definitivamente un cambio de paradigma.

La oposición demostró no solamente que no entiende al electorado, sino que además no merece la confianza del electorado.

También demostró que al no entender el mandato ciudadano queda relegada por completo.

El Congreso se lo lleva MORENA, aunque aún hay mucho que decir con respecto al Senado.

Pero, en resumen, tiene todo el ancho de manga para poder hacer cambios constitucionales.

Mensaje durísimo que debe de mover a la reflexión.

De entrada, no se trata de echarle la culpa ni reclamarle a la ciudadanía por el sentido de su voto. Antes al contrario, se trata de entender de qué va el asunto: la gente se aburrió de un gobierno inmóvil.

Funcionó el Plan C, sin duda alguna, pero habrá que ver si va a poder Claudia Sheinbaum ejercer tanto poder, si es que acaso le da chance Morena de ejercerlo.

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