Cada vez más comparto en mis espacios mi interpretación de espiritualidad. Ahora no puedo ser una entrenadora sin darle este tinte a lo que hago con la gente y los equipos.

Hoy sé que la mente es sólo una herramienta, un filtro humano, que trabajar en ella no es lo que generará movimiento en ti para conseguir tus objetivos; se trata de confiar en algo más grande, en algo o alguien que te sostiene y te acompaña a lo largo del camino.

El mundo en el que hoy vivimos ha hecho de la espiritualidad un “algo” que aprender: un curso, un taller, prácticas de una religión, meditación, etc. Personalmente comulgo con la idea de que en realidad ser espiritual es aprender a ver a Dios, o a quien tú creas, en cada momento de tu vida.

Si confías en que eres uno con Dios o con el Universo no hay jerarquías; tú no eres menos y él o eso no es más que tú. Tú eres Dios. Tú co-creas con tu Dios todos los días de tu vida.

Confiar es la práctica espiritual más importante que existe.

Todo en tu vida está puesto para tu evolución. Sé que es difícil para la mente humana comprender el dolor como parte del crecimiento, pero acepta con amor los regalos que hay también en el sufrimiento, en lo que crees injusto, en las caídas… ahí hay mensajes para ti.

La espiritualidad se es, se practica, se nutre y se vive todos los días entendiéndote uno con el todo.

Bienvenido a ‘El poder de lo incómodo’.
Si no creces, te encoges.