Estar atento -y al tanto- de lo que hacen los demás es tirar tu energía.

Seas lo que seas: mantén los ojos en tu carril y tu energía en tu propia carrera. Cuando lo mantienes para ti, la energía se conserva en tu proyecto, en tu idea, en tu profesión, etc. porque nace de tu corazón y ahí va creciendo.

Correr tu propia carrera es entender que ‘lograrlo’ consiste en mantener la vista al frente. Es de ti contigo. Para mejorar el marcador anterior. Para medirte en tu propia evolución. La verdadera competencia es ganarle a TU último paso.

La comparativa cobra una factura alta… te lo prometo.

Pero entre todo, cuenta mucho la gente que está a tu lado. Si tienes sueños grandes, a quien tienes cerca es valiosísimo para continuar. Voces de apoyo que te digan “¡Aquí estoy! Creo en lo que sueñas”.

Así que enfócate en tu camino; toma fuerza, valentía y corre, no dejes de correr. Aunque duela, aunque las caídas aparezcan. La meta no es llegar, es saberte mejor que la última vez.

Bienvenido a ‘El poder de lo incómodo’.
Si no creces, te encoges.