A todas las mujeres sabias, conocedoras de los secretos del Universo les dedicamos un homenaje por su contribución, velada, a la transmisión de su saber y a la construcción, evolución y progreso de nuestra sociedad.

Entre ellas vamos a presentar a la primera mujer alquimista solo conocida por el nombre de María, cuyo apellido y linaje desconocemos.

Encontramos a María la Judía, viviendo en la ciudad de Alejandría. Era una ciudad egipcia próspera y floreciente, entre los siglos I al IV d.C. perteneciente al mundo romano. Situada en la desembocadura del Nilo, con un gran puerto de intercambio comercial, era un foco de atracción cultural por su situación privilegiada y su buena coyuntura económica. Con su famoso Faro. Con una reconocida gran biblioteca, se dice que albergó 700.000 textos y un museo que atraía a gentes de todos los rincones de la Mediterránea y más allá. Era un crisol de diferentes culturas y religiones, convivían egipcios, griegos, judíos, romanos, cristianos y árabes. Esta mezcla dispar, enriquecía una visión más abierta al mundo, para recibir nuevas ideas, valores y mostraba una mayor igualdad entre hombres y mujeres.