Nuestras decisiones, nuestro comportamiento y la manera de relacionarnos con el mundo están determinadas por la calidad de nuestra autoestima. Incluso ya de adultos, seguimos condicionados por la fuerza o la debilidad de la autoestima que se forjó en nuestra niñez.
El ego es la máscara que muchos deciden usar para no enfrentarse a la vida con una autoestima tan herida.
Liberarte de tu peor enemigo, el ego, es el primer paso para alcanzar niveles más altos de autoconocimiento, libertad y felicidad.
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