Los primeros 1,000 días que corresponden a 270 días de embarazo, más 365 días del primer año de vida y 365 días del segundo año de vida, comprenden una ventana de oportunidad que tenemos todos, tanto como profesionales de la salud, como padres, de influir positivamente en la vida de una persona y además de muchas generaciones.

Esto tiene su base en la programación fetal de la salud que le damos al bebé a partir del embarazo de su madre. Nos permite aumentar la plasticidad de las células del bebé, de adaptarse para mejor responder al medio ambiente al que se va a enfrentar a lo largo de su vida, aprovechando esta etapa de mayor crecimiento y desarrollo en la vida de una persona. Todos los estímulos ambientales que reciba en esta etapa, tienen la capacidad de impactar el código genético y afectar su expresión.

La alimentación de la madre antes de embarazarse, durante el embarazo, durante la lactancia y la alimentación del bebé durante esta etapa, juegan un papel fundamental en la vida de esta personita. Pero no sólo la alimentación, sino también otros factores, como la calidad del sueño, el manejo del estrés de la madre, patrón de alimentación de la familia, nivel de actividad física, y muchos otros factores.
Escuchen esta plática con la Mtra. Ameyalli Rodríguez Cano (rocameyalli@gmail.com), investigadora del Instituto Nacional de Perinatología (INPER). #nosesguimosnutriendo