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Sonidos que cuentan: La ambientación sonora en el audiovisual
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Sonidos que cuentan: La ambientación sonora en el audiovisual
Libro electrónico176 páginas1 hora

Sonidos que cuentan: La ambientación sonora en el audiovisual

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Información de este libro electrónico

El sonido constituye un componente esencial en nuestra experiencia audiovisual. Si bien la «ocularidad» de nuestra cultura ha fijado nuestro interés en la imagen, el sonido afecta profundamente a su recepción e interpretación. Este libro efectúa una aproximación al uso y potencialidades del sonido audiovisual. Partiendo del concepto de audiovisión, nos adentraremos en la esencia y funcionamiento de la banda de sonido y sus componentes. Supone una guía para abrir los ojos y escuchar. Para conocer las formas, las manifestaciones del sonido y sus mecanismos de producción de sentido a través de su interacción con los diferentes elementos de una obra audiovisual.
IdiomaEspañol
EditorialUOC
Fecha de lanzamiento13 mar 2020
ISBN9788491806165
Sonidos que cuentan: La ambientación sonora en el audiovisual

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    Sonidos que cuentan - Teresa Piñeiro-Otero

    9788491806141.jpg

    Sonidos que cuentan

    Sonidos que cuentan

    La ambientación sonora en el audiovisual

    Teresa Piñeiro-Otero

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    Director de la colección Manuales (Comunicación): Lluís Pastor

    Diseño de la colección: Editorial UOC

    Diseño de la cubierta: Natàlia Serrano

    Primera edición en lengua castellana: octubre 2019

    Primera edición digital (epub): mayo 2020

    © Teresa Piñeiro-Otero, del texto

    © Editorial UOC (Oberta UOC Publishing, SL), de esta edición, 2019

    Rambla del Poblenou, 156 08018 Barcelona

    www.editorialuoc.com

    Realización editorial: Reverté-Aguilar

    ISBN: 978-84-9180-616-5

    Ninguna parte de esta publicación, incluyendo el diseño general y de la cubierta, puede ser copiada, reproducida, almacenada o transmitida de ninguna forma ni por ningún medio, ya sea eléctrico, químico, mecánico, óptico, de grabación, de fotocopia o por otros métodos, sin la autorización previa por escrito de los titulares del copyright.

    Autora

    Teresa Piñeiro-Otero

    Es licenciada en Publicidad y Relaciones Públicas por la Universidade de Vigo, doctora por la misma universidad y máster en Metodologías de investigación en ciencias sociales por la Universidade da Coruña (UDC). Es profesora del Departamento de Sociología y Ciencias de la Comunicación de la UDC, donde imparte docencia de Ambientación sonora y musical en el grado de Comunicación Audiovisual y Diseño de Entornos (visuales y sonoros) en el máster de diseño, desarrollo y comercialización de videojuegos. Su principal línea de investigación es la comunicación radiofónica y sonora. Una línea que ha abordado desde perspectivas tan diversas como historia, narrativa, nuevas manifestaciones, audiencias o recepción. Ha sido investigadora visitante en la Universidade de Aveiro, Universidade do Minho y en la Universidad de Buenos Aires. En la actualidad es coordinadora de Radio Sénior, iniciativa de capacitación mediática vinculada al Programa Universitario para Mayores —Universidad Sénior— de la UDC.

    A Margarita, voz y memoria de mil y una historias,y a Alexandre, que empieza a contarlas

    Capítulo I

    El sonido audiovisual

    Vivimos en una cultura eminentemente visual.

    La vista ocupa un papel central en nuestro contacto con el mundo, hasta el punto de atribuirle información proveniente de otros estímulos sensoriales. Esta aparente sinestesia ha relegado otros sentidos, como el oído, a un papel secundario en nuestra experiencia cotidiana.

    Sin embargo, el sonido nos rodea y afecta, de una forma más o menos consciente, a nuestra percepción del mundo. Imagina, por ejemplo, que te despiertas en una estancia de tu casa sin ninguna referencia visual o lumínica. Poniendo atención a los sonidos de la vivienda o del exterior, podrías determinar el espacio o el momento del día con gran exactitud.

    Al principio fue el oído. Antes que Homo videns (Sartori, 1998) fuimos Homo audiens.

    En la decimosexta semana de gestación, cuando apenas medimos diez centímetros, comenzamos a responder a estímulos sonoros. El corazón y los sonidos internos de nuestra madre conformaron nuestro primer entorno acústico. Poco a poco nos familiarizamos con la realidad a través de voces y algunos sonidos del exterior, filtrados por el cuerpo materno y el saco amniótico. En el momento del nacimiento escuchamos por primera vez el sonido natural y esta escucha domina, junto con el olfato, nuestra percepción temprana de la realidad.

    Hoy podríamos pensar que nuestro contacto auditivo con el mundo es anecdótico, mas no estaríamos haciendo justicia a la realidad.

    El sonido nos guía, nos brinda información y facilita nuestra vida cotidiana. El ruido de un ascensor, el de una olla en ebullición, el tono de parada de un autobús o la señal horaria de la radio nos aportan información de valor, especialmente en entornos multitarea.

    La audición supone un intercambio sensorial constante, de trescientos sesenta grados, con el mundo que nos rodea. Porque podemos cerrar los ojos, pero no las orejas.

    1. Sonoesferas

    La multiplicación de los smartphones y los dispositivos portátiles de altas prestaciones ha recuperado y potenciado la individualización del consumo sonoro, una tendencia surgida en la década de los ochenta con el auge de los walkman e incluso antes con la transistorización de la radio.

    La convergencia en el teléfono móvil de múltiples funcionalidades, entre ellas las de descarga, almacenaje y reproducción de audio, ha potenciado el consumo sonoro de diversos grupos etarios más allá de los jóvenes.

    En este contexto los auriculares se erigen como el paradigma de este consumo de audio cada vez más personal y móvil. En un viaje en transporte público, por ejemplo en tren, podemos observar a decenas de personas conectadas a sus auriculares aunque (aparentemente) desconectadas del mundo real.

    La selección, consumo y construcción de nuestras propias narrativas sonoras crea, siguiendo a Bull (2010) un mundo sonoro privatizado que nos permite redefinir la experiencia con el espacio. Estas burbujas privadas no son herméticas sino que se enriquecen con los sonidos del ambiente —el ruido del tren, la conversación de algún pasajero, la megafonía…— para generar un entorno acústico único y exclusivo de cada persona que denominamos «sonoesfera» (Sloterdijk, 2003).

    En estas sonoesferas la música y los ruidos de nuestra realidad cotidiana comparten cada vez más espacio con otros contenidos sonoros.

    Unos contenidos que no son nuevos…

    Productos como documentales, audiodramas o sonomontajes han estado presentes en el medio sonoro desde sus comienzos. Véanse, por ejemplo, La guerra de los mundos (Welles, 1938) o Weekend (Ruttmann, 1930).

    … pero ahora multiplican los puntos de contacto con sus públicos

    Inmersos en la segundad edad de oro del podcasting estamos asistiendo a un resurgimiento de la narrativa sonora. Productos como Serial (Koening, 2014-2018) y los españoles El gran apagón o Le llamaban padre (Podium Podcast, 2016-2018) han redescubierto las potencialidades comunicativas del sonido a miles de oyentes en todo el mundo a través de contenidos de calidad (ficción y no-ficción) a los que no estábamos acostumbrados.

    De ser una práctica amateur, los pódcast nativos han pasado a suscitar el interés de empresas y profesionales mediáticos que han visto en estos formatos una herramienta eficaz tanto desde una perspectiva comunicativa como de segmentación de públicos. Este potencial también ha llevado a empresas de diversos sectores a la producción de pódcast, como parte de la estrategia de desarrollo de su voz corporativa.

    El resurgir de los contenidos sonoros se ha hecho patente en otros formatos como los audiolibros o su creciente integración en el marco de experiencias transmedia, ya como expansiones de relatos más amplios —por ejemplo Desde el búnker (La zona, El Cañonazo, 2017) o Tiempo de valientes (El ministerio del tiempo, RTVE, 2016)— o como base de sus propios universos (Experiencia Cortázar, 2014). El sonido también ha colonizado otros formatos de narración digital como las web-audioaventuras tipo Authentic in All Caps (Dena, 2014), o mobile dramas estilo Story Walker (Kubik Fabrik, 2014).

    En la misma línea nos encontramos en pleno desarrollo del audiobranding. Conscientes de sus potencialidades, cada vez más marcas comienzan a emplear sonidos en su identidad corporativa, a cuidar aspectos como el fondo sonoro de sus espacios y comunicaciones telefónicas, su voz corporativa, e incluso a desarrollar acciones de branded content musical.

    …y una mayor «consciencia» del uso del sonido en el audiovisual

    Más allá del cine, las series televisivas han integrado —en ocasiones magistralmente— las fuentes y códigos del sonido fílmico, generando texturas sonoras capaces de ampliar y potenciar el discurso visual. En este contexto es habitual el traspaso de profesionales y artistas del cine a la pequeña pantalla, que nunca había sido tan pequeña (hasta las 5,5 pulgadas de un smartphone) ni tan grande a la vez (estilísticamente hablando). Así, desde sus primeros frames, The Crown (Netflix, Morgan, 2016-actualidad) impacta en el espectador con una música poderosa que lleva el sello del oscarizado Hans Zimmer.

    Incluso en formatos televisivos de no ficción, como los reality shows, se ha extendido el uso del diseño sonoro para orientar la lectura y significado de determinadas acciones. Así sucede, por ejemplo, con Quién quiere casarse con mi hijo (Cuatro, 2019), cuyos efectos sonoros subrayan el tono cómico del programa y el carácter histriónico de los participantes.

    2. La ilusión del sonido audiovisual

    Para abordar el diseño de sonido audiovisual y su producción de sentido vamos a partir de la definición de sonido.

    Desde una perspectiva física, el sonido supone la propagación de ondas mecánicas producidas por el movimiento vibratorio de un cuerpo a través de un fluido u otro medio elástico, habitualmente el aire. Cuando son registradas por el oído estas ondas se convierten en impulsos nerviosos que van a ser procesados por el cerebro.

    El sonido es fruto de la construcción que efectúa nuestro cerebro de los diferentes estímulos auditivos a partir de un proceso de simplificación y decodificación del que participa nuestra experiencia previa, cultura, etc. Del mismo modo, cuando hablamos de sonido audiovisual, nos referimos a una percepción, no a una sensación.

    El sonido audiovisual es una ilusión. Resulta de un proceso perceptivo que admite como normal y coherente el artificio que sustenta este sonido.

    Hoy el desarrollo de los

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