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Aarón Sullivan, padre de familia y esposa fallecida a causa de un accidente por avión que resulto un dolor tan difícil de superar que decidió dedicarse a su empresa de videojuegos que abrió asociándose con sus dos mejores amigos y amar cuidando a sus hijos.
Aarón es padre de unas encantadoras pequeñas gemelas y un pequeño varón que son su amor desde la muerte de Fernanda, que falleció, se dedicó a educar, amar y estar con sus hijos pequeños, alejándose de tener citas, conocer o enamorarse nuevamente.
Nataly Nano es maestra de música, en ocasiones es maestra de danza en el negocio de su amigo Enrique, al igual ambos viven juntos rentando un departamento, ella es la guitarrista en la banda musical que tiene con sus buenos y mejores amigos que conoce desde secundaria.
En el momento en que Aarón y Nataly se conocen no hay conexión hasta que los propios niños quieren y les agrada hablar de la maestra, es como poco a poco los encuentros comienza a atraerlos ante breves conflictos por trabajo, familia o amigos.
Aarón comienza a enamorarse al estar presente escuchando a la banda, es como el enamoramiento comienza a elevarse descubriendo que enamorarse no está tan lejos ante una mujer que comienza a mirarla a sentir esas emociones y sentimientos que creyó en no volver a él.
Aunque los caminos de ambos estarán distanciados causados por trabajo, familia o metas deseados por cumplir que ambos superaran hasta llegar a que Aarón desee nuevamente casarse con la peculiar, rockera y maestra de música.
Claudia Gijón
Soy de nacionalidad mexicana y vivo en Oaxaca en Santo Tomas Tamazulapan me gusta escribir desde los 20 años escribo.
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Padre soltero no es para mí - Claudia Gijón
01.- Hora de salida.
Se encuentra en su oficina, sentando en su silla frente a su escritorio con el celular pegado a su oreja, esperando que su hermana Maite conteste, mientras, escucha que aún está llamando hasta que ella contesta.
—Maite que tal, oyes necesito que por favor vayas por los niños a la escuela, es que tengo una conferencia importante que no sé cuánto tardara, si hermanita.
—Aarón, es que no estoy en la ciudad, recuerdas que te hable que saldrían por trabajo, es por eso que te digo que contrates a una niñera.
Estas últimas veces que ha hablado con su hermana, ella siempre le recomienda en contratar a una niñera, pero para él no es importante, porque no quiere que ninguna desconocida cuide a sus tres niños.
—Te lo he dicho Maite, no quiero que cualquier niñera cuide de las gemelas y de Fernando, menos a una desconocida.
—Lo siento Aarón, sabes que lo haría, perdón.
—Lo sé hermana, gracias.
Ambos se despiden y cuelga el teléfono, se recarga en su asiento pensando en lo que debía hacer, no podía fallar en el trabajo al ser que esa conferencia es muy importante, porque es un gran proyecto que tanto sus amigos y él han puesto todo en juego, al crear una versión que intereso mucho a la compañía Gameplay Toronto
.
No sabía cuánto duraría para poder ir a la primaria por sus tres niños, al ser que las gemelas cursan tercer año y Fernando el segundo año, debía solucionarlo al pensar en un plan acertado.
Es como piensa en ese momento en lo que su hermana Maite le dijo, en que la escuela podría ayudarlo si hablara con la directora, es como vuelve a tomar su móvil, decidido a llamar a la directora quien rápido contesta con un cordial saludo.
—Buen día directora Ruiz, sé que la hora de salida es a las dos de la tarde, la situación es que no podré llegar y quiero pedirle por favor, cuide a mis gemelas y a Fernando mientras llego, yo llegarían en una hora y media.
La directora Ruiz al escucharlo acepto de que los niños estarán bien, y que no se preocupara de nada, al escuchar eso él agradeció al despedirse de la directora, y colgando el teléfono. En eso llega su amigo Jorge.
—Estás listo.
Voltea a verlo.
—Claro y tú.
—También, aunque creo que Felipe se encuentra muy calmado, más que nosotros.
—Eso es seguro.
—Estás bien, te sucede algo Aarón. —le dice Jorge al entrar y sentarse.
—No bien, acabo de hablar con la directora de la escuela.
—Paso algo con las gemelas o Fernando, si debes ir no hay problema.
—No nada de eso, ellos están bien lo que pasa es que tendremos la conferencia con Gameplay Toronto, y quería que mi hermana.
—Maite.
—Si ella, pero ahora se encuentra fuera de la ciudad, y tuve que pensar otro plan.
—Espera, le hablo a Miriam y le digo que pase por los niños.
Ve que saca de su saco su teléfono, pero Aarón lo detiene.
—No Jorge gracias, pero ya llamé la escuela solicitando en que los niños se queden un poco más, mientras voy por ellos.
Jorge se detiene tecleando su celular para guardarlo, nuevamente al decirle:
—Sabes que no estás solo y queremos mucho a los niños.
—Lo sé.
—La próxima vez avísame.
Aarón asiente y agradece al decir:
—Solo, no quiero perder esta importante conferencia que hemos esperado en tenerla.
—Entiendo.
En eso siguen hablando cuando ven entrar y saludar a Felipe, un hombre alto, delgado, de ojos azules y vestido de camisa negra, al igual que él pantalón.
—¿Qué hacen aquí? Debemos ir ahora a la sala de juntas.
Ellos asienten, Felipe se sienta con ellos a seguir hablando por un corto momento, para después salir y dirigirse a la sala de juntas.
Mientras Nataly Nano, maestra de música, se encuentra en su aula acomodando cosas, ya había tenido la clase de música con sus estudiantes de cuarto año.
En eso escucha sonar la campana señalando que ha terminado el receso, solo quedaba algunas horas más para después salir de la escuela, en eso ella ve entrar a la directora, ambas se saludan y hablan un poco.
La reunión había sido un éxito, Aarón se despidió y ahora manejaba directo hacia la escuela de los niños, ya se había comunicado con la directora, entonces solo debía llegar.
Enseguida él estaciona su auto, una vez que llego bajo por los niños, llego al zaguán, lo ve el consejo quien lo saluda.
Aarón al entrar va hacia la dirección, en eso escuchan que le gritan cuando voltea a ver a sus dos pequeñas y a su pequeño Fernando, que venía con una joven, pero los niños corren hacia él, en eso los abraza y la chica se presenta.
—Buenas tardes señor Sullivan, mi nombre es Nataly Nano, soy la maestra de música.
Ambos estrechan la mano.
—Buenas tardes maestra. —le dice él al ver a esa mujer algo alta, de cabello color azabache largo a los hombros, de ojos claros y linda sonrisa, que viene cargando una mochila de mezclilla.
—Siento decirle que la directora no se encuentra, tuvo que salir inesperadamente.
—No se preocupe maestra, ya hablé con la directora Ruiz.
—Muy bien. —dice ella al asentir.
En eso los niños se despiden de ella y se van con su padre hablando, ella solo mira por un momento mientras se van, para después igual irse ella. En eso Aarón quita el seguro del carro.
—Suban al auto. —pide él.
Los niños suben en la parte de atrás, mientras, continúan contando a su padre su día, y el sube al asiento para solo encender su carro, siendo una camioneta color negro.
—Siento niños a ver llegado tarde, no pasara de nuevo, ¿Que quieren ir a comer? —pregunta.
Los niños hablan al mismo tiempo, en eso Fernando ve hacia la ventana de que la maestra sube a su moto, que es color menta poniéndose el casco.
—Estuvieron con la maestra de música. —les dice Aarón.
—Si papá.
Mientras sigue preguntándoles y escuchando la respuesta de los niños, se da cuenta de algo que ha visto antes a esta mujer, por su scooter que le es muy familiar y que lo ha visto tanto a ella como a su vehículo en otra parte, aunque insista en estarla viendo no lo recuerda, Aarón solo arrancar y empieza a manejar.
En eso una de las gemelas dice:
—Estuvimos con la maestra cantando y jugando.
Mientras él les pregunta qué clase de juegos, ellos le contaron.
En eso llegaron a casa que se encontraba en un edificio céntrico, al llegar al estacionamiento todos bajaron yendo directo al subir por las escaleras, para después subir al ascensor y llegar a su piso.
Los niños con sus mochilas cargando y el con las bolsas de la comida, que esta vez disfrutarían de pollo frito.
Se encuentran comiendo para después ponerse a hacer la tarea de la escuela, mientras él se va a su cuarto a cambiarse de ropa más cómoda, quitándose la camisa y lo demás, escucha la televisión encendida mientras se cambia, tomando una playera.
—Papá.
Voltea al ver Fernando.
—¿Qué pasa? Fernando, quieres que te ayude con la tarea.
El niño niega y dice:
—Deje en el carro mi libro.
—Ok, ya bajo.
Termina de vestirse y les dice a los tres que volverá enseguida.
Se encuentra en el ascensor para bajar al estacionamiento encontrándose entre los diferentes carros hasta llegar al suyo, en el cual está buscando el libro de Fernando que había caído debajo del asiento.
Aarón solo lo toma y lo hojea un poco, mientras esta en eso siente en el bolsillo del pantalón que vibra su celular al ser que lo tiene en silencio, saca rápido el móvil, se fija quien llama al teléfono y es como en letras algo grandes dice:
JORGE
Aarón solo contesta enseguida, primero se saludan ambos hablan un poco de la oficina y algunas otras cosas más de trabajo.
—Aarón, te comento antes de olvidarlo, tenemos planeado festejar sobre lo de gameplay en el restaurant bar Pernepoles, y hacerlo este fin de semana.
—Claro Jorge, pero no es donde la última vez supimos que estaba en remodelación, por el incendio que sucedió o ya se encuentra bien.
—Cierto no me acordaba, voy a checar eso con Felipe, porque él lo propuso y ya te aviso donde lo celebraremos.
—Si claro.
Ambos se despiden, cuelga al teléfono guardándolo de nuevo, da una rápida checada al auto de que las gemelas no hayan dejado algo dentro, mira, él procuraba mantener limpio su auto, ya teniendo el libro con él y que no encontró nada más solo cerro poniendo llave al auto.
Mientras se encuentra dentro del ascensor, ve entrar a una señora con bolsas acompañada de una adolecente, que mira por un momento a Aarón y después desvía la mirada, siendo que la señora había oprimido el número seis.
Él solo miraba la pequeña pantalla que mostraba y cambiaba los dígitos, en eso se detiene el ascensor, ambas salen del elevador, solo faltaba un piso más para llegar, es cuando fue rápido y solo se detiene, se abre las puertas y él sale, al ir por el pasillo hasta su puerta abre y dice con voz fuerte.
—Fernando, aquí está tu libro.
El niño corre por el volviendo a la mesa sentándose a la silla, las gemelas continúan haciendo tarea, cuando lo llaman para que las ayude igual que Fernando.
02.- El Scotter.
Nataly solo subió a su moto, al despedirse con la mano de nuevo de los niños Sullivan, y solo se retira al estar entre los autos, mientras el semáforo se encuentra en rojo para después estar en verde, para avanzar, tiene sus audífonos puesto, cuando escucha que suena su teléfono a lo que ella mientras maneja y se detiene en otra seña contesta:
—Bueno.
—Hola Naty, ya vienes en camino.
—Hola Quique si ¿Por qué, paso algo?
—Puedes pasar a Dancebuster, olvide las llaves de la casa de playa, se encuentran en el segundo cajón del escritorio.
—Está bien.
—Gracias.
Se despiden y cuelga al desviarse del camino, yendo hacia el salón de baile que es dueño de su amigo Enrique.
Desde niña ha sido aficionada a todos tipos de scooter, tiene una pequeña colección que aún conserva y se mantienen bien guardadas en el garaje de su madre, de vez en cuando la visita, al igual a su colección, aunque continúa viviendo al compartir departamento con su mejor amigo Enrique.
Nataly se detiene al estacionarse y bajar de su vehículo, para correr, llegar y entrar, saludar a algunos conocidos y amigos que trabajan ahí enseñando, se dirige y entra a la oficina de Enrique yendo a su escritorio, al abrir el cajón y solo toma las llaves volviendo a cerrarlo, para solo salir de la oficina. En eso que va caminando al irse.
—Naty.
Ella voltea, al ver quien es, ambos se saludan.
—No sabía que habías vuelto Hugo. —le dice Nataly.
—Llegué la semana pasada creí que Enrique te lo había dicho.
Ella niega.
—Lo habrá olvidado, pero veo que enseñas a los niños.
—Sí, estoy cubriendo a Gloria, ahora que lo pienso quédate para mostrarles algo a los pequeños.
—Me encantaría, pero debo irme, Enrique me espera, la próxima te lo prometo.
—Ok ¿Aun te presentas con los muchachos en el bar Dalton´s?
—Sí, debo irme adiós.
Los dos se despiden y sale de ahí, volviendo a su scotter al cual sube, volviendo a manejar hasta llegar al departamento, al ser que el edificio queda cerca de la escuela de danza de su amigo.
Llega hasta el estacionamiento, ya solo debe subir al elevador en donde ya se encuentra para solo llegar al piso, donde está su departamento, en eso llega, abre con llave.
—Enrique ya llegué. —dice.
En eso se da cuenta de su maleta y de que él sale de su cuarto.
—Llegaste nena.
Ella le entrega las llaves.
—Aquí tienes.
Mientras él guarda en su maleta otras cosas y las llaves.
—Gracias Naty, saliste del trabajo tarde.
—Sí, es que estuve cuidado a los niños Sullivan que me pidió la directora, porque saldría, al ser que su padre venia en camino, aun no entiendo porque su madre no los recoge.
—No lo sabes, verdad. —le dice él al estar los dos en la habitación de él.
—Saber qué.
—A ver si estoy captando, casi siempre me hablas de tus alumnos y del entusiasmo de tres niños, que son gemelas y su hermano.
—¿Eso hago?
El solo asiente.
—Y me dices, que los cuidaste y tuviste la suerte de conocer al señor Sullivan.
Ella piensa suerte
, lo borra de su pensamiento y asiente al decir:
—Sí, que es lo que no sé.
—El padre de esos niños, es viudo.
—No te creo.
—Créelo, ella fue su esposa y una gran directora de cine, se llamaba Fernanda Gutiérrez, murió en un accidente de avión.
—Creía que era divorciado o algo así.
Su amigo Enrique negó.
—Solo son los niños y él.
—¿No volvió a casarse?
—No, sigue soltero.
—¿Cómo lo sabes? —le pregunta Nataly.
—Aarón Sullivan es jefe y propietario de la firma de videojuego Vidovictria, con Jorge Guzmán y Felipe Jiménez.
—Son los videojuegos que juegas.
El asiente.
—Que pequeño es el mundo.
Continúan hablando de Vidovictria, hasta que Nataly comenta a su amigo.
—Lo que si Enrique, es que al señor Sullivan lo he visto en otro lado.
—A sí, dónde crees haberlo visto.
—No me acuerdo, lo memorizo continuamente, pero nada, pero bueno, mañana te vas.
—Sí y el sábado, igual te verás con los chicos.
—Aún no se, Tobías o Guille quedaron de avisarme.
—Aún están viendo eso de las giras, para abrir los conciertos.
—Eso creo. —contesta sin mucho interés al tema
—Y si lo obtienen ellos, aceptaras ir. —le dice Enrique, sabiendo bien que para ella ya no es tan importante continuar en su grupo de banda, que inicio desde la secundaria, ahora tiene otras cosas que le interesan y que quiere hacer.
—No lo sé, aunque se pueden encontrar con otro guitarrista.
—Pero tu empezaste con ellos.
—Lo sé y los quiero, y me encanta saber que ellos luchen, tienen todo mi apoyo, pero sabes bien Enrique, quiero hacer otras cosas.
—Como el ser maestra de música.
—Claro. —responde Nataly.
—Espera, te conozco Nataly, no piensas continuar como maestra.
—Tal vez.
—¿Qué paso?
—No quería decir nada, pero recuerdas a Sebastián Heitor, al que conocimos en febrero en la inauguración de su escuela de danza.
—Sí, has hablado con él.
—Me llamo la semana pasada, para proponerme ir a Guadalajara y ser maestra de danza haya.
—Sé que sabes cualquier clase de danza y demás cosas, pero ¿Vas a aceptarlo?
—No sé, debo pensarlo, me dio tiempo.
—Y ya tienes pensado algo.
—No, pero aparte menciono que vendrá.
—¿Cuándo?
—Solo viene de entrada por salida, me parece que el jueves porque quiere cenar conmigo.
—Debes decidir, es una gran oportunidad Nataly.
—Lo sé, ahora que recuerdo cuando iba saliendo de Dance me encontré con Hugo.
—Se vieron.
—Sí, me dijo que estaba cubriendo a Gloria, no sabía que había vuelto.
—Perdón olvide avisarte, pero ese chico continúa enamorado.
Nataly solo mueve la cabeza al medio sonreír.
—Bueno iré a cambiarme. —dice ella, al ser que continuaba en el cuarto de él.
—Iras a ver a tu mamá.
—Sí, quede de verme con ella.
—Piensas decírselo a ella, sobre ir a Guadalajara.
—No lo creo, sé que si se lo digo se pondrá feliz por mí, pero aún no se si lo aceptare, debo antes hablar con Sebastián claro.
—Cierto.
—Y no solo eso, ya no he estado bailando.
—Entonces deberías volver a bailar, hacerlo yendo a Dancebuster, tal vez Hugo lo haga contigo.
Nataly lo mira para solo ignorarlo, entrando a su habitación, Hugo es un amigo tanto de Enrique como de ella, sin olvidar que es uno de los chicos que ella ha bateado y que, aun así, intenta gustar a Nataly.
Ella se encuentra vistiéndose algo rápido para llegar con su madre, al quedar con ella a comer, se apresura y se despide de Enrique.
—No, ahora no te detengas, tu puedes, tu puedes. —decía Nataly al ver que su moto comenzaba a detenerse, haciendo extraños sonidos y teniendo en cuenta que de gasolina tenía suficiente, al ser que después de salir de la escuela primaria había pasado a la gasolinera.
En eso que ya se encontraba cerca, solo quería ella llegar a la casa de su mamá, que es de dos pisos en color verde olivo, estaciona su moto y baja al ir a tocar a la puerta, donde su madre ya la esperaba, ambas se abrazan y saludan. Al estar en la mesa ya lista.
—¿Qué tal el trabajo Naty?
—Muy bien mamá. —dice Nataly.
—¿Qué pasa? —pregunta su madre al verla pensando.
—A es cuando venía para acá, la moto comenzó a sonar con esos raros sonidos, otra vez.
—Te digo que vayas y la mandes revisar.
—No lo sé mamá.
—Y toma otras de tus motos.
—Pero son de colección mamá.
—Pero te ayudaría mientras esta en el mecánico.
—Bueno, mientras me iré en autobús, dejare la moto aquí y mañana la llevare.
—Porque no te quedas esta noche.
—No puedo, mañana se va Enrique y lo iré a dejar al aeropuerto.
—Se va de nuevo.
—Si otra vez, lo contrataron para un video musical, se va por algunas semanas porque tiene otros asuntos.
Nataly no menciono nada sobre el trabajo en Guadalajara, y solo se quedó por algunas horas más con su mamá, hasta que decidió irse, al despedirse ambas dejando con ella su scotter, de ahí fue a la parada donde tomo el bus, volviendo a casa.
—¡Enrique! —grita Nataly al haber llegado a casa y notar de que su amigo no este, va hasta su cuarto donde se queda ordenando, al ver que tiene algo desordenado.
Muy temprano, los dos iban en el auto, Nataly manejaba, se encontraban platicando:
—Y no le dijiste nada a tu madre.
—No, quiero antes hablar con Sebastián, pero ayer llegaste tarde.
—Si tuve que ir hablar con Gabriel.
—Que tal salió, eso.
—Bien, papeleo.
En eso llegan hasta el aeropuerto, ambos bajan, se despiden.
—Nos vemos y ya sabes, puedes usar el auto.
—Gracias Enrique, me llamas cuando llegues.
El asiente y solo vuelve al auto, de ahí se fue directo hacia la escuela.
03.-La escuela.
Hace mucho tiempo, desde que sus mejores amigos y él abrieron su propia firma de videojuegos, siendo los magnates creadores, mirar su propia oficina con muebles de diseño italiano, en colores grises y cómodos, ve entrar a su amigo Felipe.
—Hablaste con Nicole. —le dice su amigo, al ser ella el contacto con uno de los más importantes socios de la compañía.
—Sí, hace un rato.
Los dos continúan hablando sobre trabajo, hasta que menciona Felipe.
—Quería comentarte, será el cumpleaños de Ana, pero no es este fin de semana, queremos hacerlo este viernes porque vendrán mis padres.
—Ok está bien. —dice Aarón, al ser que anteriormente Felipe menciono que sería el domingo.
—Sí, es que les estamos avisando a todos los invitados.
—Te entiendo.
—Lo sé.
Ambos ríen al recordar y hablar un poco de eso, en eso suena el teléfono de Aarón, pero ellos continúan hablando, solo revisa quien lo llama Ulises
, es su cuñado, hermano de su esposa Fernanda, aunque ella haya muerto aun él lleva su anillo puesto.
—Disculpa, es Ulises, mi cuñado.
—Claro, no te preocupes, te dejo.
Felipe sale de la oficina, aunque las paredes que no son exactamente solo de madera, algunas son trasparentes mirando que los demás trabajan o juegan, disfrutando un rato de descanso, teniendo a la vista muebles modernos con diseños divertidos, con un ambiente que trasmite tranquilidad.
—Bueno.
—Aarón ¿Cómo estás? —le pregunta.
—Muy bien y ¿Tu?
—Bien, bien andamos aquí mismo en el D.F.
—Que bien, acaban de llegar.
—Hace unos días llegamos, pero te hablaba para vernos, claro si tienes tiempo.
—Claro, los niños estarán felices de verlos.
—También a nosotros, nos vemos en tu casa.
—Claro, ¿Tienes la dirección o te la paso?
—No ya la tengo, entonces nos vemos más tarde, eso de las cuatro.
—Si muy bien Ulises.
Los dos se despiden al colgar el teléfono, a lo que pensó planeando de lo que hará, ir por los niños y como tiene de todo en la cocina, cocinaría algo fácil, pero rico, antes de que lleguen los invitados.
—Señor Sullivan buenos días, necesito que firme esto.
Había entrado Sabrina, su secretaria.
—Buenos días.
Ella le dio una carpeta con algunos papeles que Aarón comenzó a leer y a firmar, mientras, ella esperaba al ser algo rápido, ella ha trabajado por mucho tiempo como secretaria al ser que se conocen desde secundaria.
—Sabrina, reprograma la reunión con los Joysi, voy a salir temprano.
No es la primera vez que lo hace, ella solo respondió:
—Sí señor. —responde al mover la cabeza, y sale de la oficina.
Se queda por algún rato más en la oficina, dando algunos avances en algunos trabajos, mira el reloj por algunos minutos para después solo tomar su móvil y salir, al despedirse de algunos amigos.
Sube al ascensor hasta estar en el estacionamiento, una vez ahí, sube a su camioneta y se dirige a la escuela primaria.
—Hasta el próximo miércoles niños. —se despedía de los estudiantes de tercer grado, al ser que tuvieron su clase de música y estaban por tocar la campana de salida.
En eso una niña se acerca a ella.
—Maestra.
—Abigail ¿Si? —pregunta Nataly al estar las dos frente a la puerta del salón, donde ella guarda las cosas de música y enseguida abre la puerta, ambas entran.
—¿Sabe tocar la flauta? Maestra. —le pregunta la pequeña.
Le es raro que una niña lo pregunte:
—Si Abigail.
Ella sonríe.
—Abi, papá llego por nosotros. —dice su hermana gemela, al llegar a la puerta.
—Adiós maestras.
—Adiós niñas. —se despide de las gemelas, mientras, ella empieza a acomodar las cosas.
Aarón se encontraba manejando hacia la casa.
—El tío Ulises va venir a la casa.
Los niños lo quieren mucho, al igual que a sus dos primos que tienen la edad de las gemelas.
—Papá, ¿Va a venir con Luis y Elena?
—No sé Abril.
Respuesta que no le agrada escuchar de su padre, ya habían llegado a casa, Aarón se encontraba cocinando mientras las gemelas se encontraban en su cuarto cambiándose de ropa.
—Papá a ¿Qué hora van a venir?
Aarón voltea antes de contestar a la pregunta, al ver que es Abigail con el vestido blanco con flores rojas, y un moño muy elegante y bonito, uno que su esposa compro como juego para las gemelas y para ella.
—A las cuatro nena, pero vete a cambiar ese vestido.
Abigail con aquellos ojos tan azules como la de su esposa, Fernanda niega con la cabeza.
—Abigail obedece, ese vestido es para salir, no para estar con usarlo en casa.
—Papá, yo se lo dije. —dice Abril.
Las gemelas se miran entrecerrar sus ojos.
—Ya vamos a comer, entonces Abi, ve a cambiarte.
—No sé qué ponerme papá.
—Ve y ya voy yo, Fernando también lleva esto, y Abril lleva tu esto.
Cada uno llevo lo que su padre les había dado, para dejarlo a la mesa, para comenzar a comer, en eso él ayudo a su hija al decidir eligiendo un vestido más sencillo, al igual que bonito, siendo que Abril su hija decidió ponerse su jumper rosa.
—Papá.
—¿Qué paso? Abi.
—Hoy le pregunte a la maestra de música si sabía tocar la flauta.
Aarón movía la cabeza.
—Dijo que sí.
Mira a su hija sonriendo sabía bien porque se lo decía.
—Ok, quieres volver a tomar clases de flauta.
Abigail asintió con una dulce sonrisa.
—Bien cariño, vamos a comer y hablare con tu maestra.
Ambos van hasta la mesa sentados, ya todos comienzan a comer.
Hace algunas horas habían llegado Ulises con sus dos hijos y su esposa Erika, los primos jugaban en la habitación de las gemelas, y Aarón charlaba con ellos, porque hace unos minutos antes había hablado con Maite por teléfono.
—Pues que bueno manita, entonces ¿Cuándo regresas?
—¿Por?
—Nada.
—Aja, te conozco hermanito ¿Qué pasa?
—Necesito que cuides a los tres el sábado.
—Piensas salir.
—Sí, los muchachos y yo planeemos festejar.
—Festejar que.
—Obtuvimos la firma del nuevo juego que intereso a los.
Maite lo interrumpe al decir:
—Me estás diciendo que si lo obtuvieron.
—Si Maite.
—Claro cuido a esos diablillos, llego el viernes.
—Gracias hermanita.
Ulises y Aarón hablaban sobres sus trabajos, sabían bien que su cuñado trabaja en el hotel de la familia Park, ellos se quedaron por algunas horas más.
—¿Cómo está tu mamá?
—Bien, bien ya sabes trabajando, mis padres están
