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Lo mejor de dos mundos
Lo mejor de dos mundos
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Libro electrónico143 páginas2 horas

Lo mejor de dos mundos

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Tras vivir en Londres desde 1999, me pregunto sobre mi identidad canaria, pregunta que me ha obsesionado desde mi llegada a la capital británica. Sin embargo, Lo mejor de dos mundos no solo reflexiona sobre esta cuestión, sino sobre muchas más. Esta obra es un viaje frenético, a veces caótico, pero también placentero y armonioso, por las calles de Londres y de Las Palmas de Gran Canaria, rompiendo a nuestro antojo las leyes de espacio y de tiempo. Esta vertiginosa aventura no sería posible sin nuestra fantástica máquina del tiempo particular. Y todo ello amenizado por la mejor música jamás creada. Prepárense a la catarsis y posiblemente al delirio también. Bienvenidos todos y todas a Lo mejor de dos mundos.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento18 abr 2024
ISBN9788410684652
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    Lo mejor de dos mundos - Cárdenes Marrero

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    © Derechos de edición reservados.

    Letrame Editorial.

    www.Letrame.com

    info@Letrame.com

    © Cárdenes Marrero

    Diseño de edición: Letrame Editorial.

    Maquetación: Juan Muñoz Céspedes

    Diseño de cubierta: Rubén García

    Supervisión de corrección: Celia Jiménez

    ISBN: 978-84-1068-465-2

    Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de cubierta, puede ser reproducida, almacenada o transmitida de manera alguna ni por ningún medio, ya sea electrónico, químico, mecánico, óptico, de grabación, en Internet o de fotocopia, sin permiso previo del editor o del autor.

    «Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47)».

    Capítulo 1 El principio de todo

    Y por fin, empiezo. Imagínense que les apetece escuchar la sonata para piano número 1 de Robert Schumann. Prepárense, acomódense, cierren los ojos y suéltense en medio de la catarsis schumaniana; déjense llevar por su bella, desgarrada, íntima y melancólica poesía sonora. Creo que su sonata número 1 es la más inspirada, emotiva e intensa de las tres que crearía, y refleja plenamente lo que representa la gran obra de este gigante romántico. Yo personalmente recomendaría a Maurizio Pollini como intérprete. Y quizás acompáñenlo con un buen scotch.

    Y ahora sí que empiezo. Desde el mítico este londinense, donde los antiguos muelles del Puerto de Londres en la llamada Isla de los Perros han pasado a conocerse como Canary Wharf, me pregunto qué significa Canarias y cuál es mi identidad tras nacer bajo la sombra del padre Nublo a principios de los 70 y mudarme a la metrópolis del histórico Támesis a dos meses del nuevo milenio. ¿Cuál es mi relación con Canarias? Todas estas son las preguntas, entre otras, que este modesto ensayo tratará de debatir y con un poco de suerte de aclarar. Bienvenidos y apriétense los cinturones porque mi objetivo es que el ritmo sea lo más trepidante posible.

    Y son preguntas complejas, más de lo que pueda parecer; y creo acertar que aún más complejas cuando la canariedad es un término muy abierto a la subjetividad de cada uno. Cuestión que me ha martilleado gran parte de mi vida y que se ha complicado aún más viviendo fuera de Gran Canaria más de veintidós años. Creo que los que estamos fuera de nuestro entorno original gran parte de nuestras vidas somos los más legitimados en cuestionar, en dudar y en profundizar en nuestra identidad. De hecho, es algo que la gran mayoría no se cuestiona. La identidad de las personas se forma orgánicamente, no es permanente y evoluciona como la misma persona. Y cuando se sale fuera, se vive fuera, todas tus creencias y costumbres se examinan y muchas cambian por fuerza.

    No me quejo de vivir en donde vivo, todo lo contrario; vine por deseo y voluntad propia. Es decir, se trata en mi caso de un exilio voluntario. Siempre quise experimentar lo que me podía dar London (así la voy a llamar a partir de ahora). Buscaba cultura en su máxima expresión. Buscaba espacio. Me buscaba a mí. Cierto que el plan inicial eran al menos seis meses o un año, pero lo que yo llamo «tufo londinense» (cariñoso mote aleatorio sin un marcado concepto o significado) me atrapó. Y no pasa un día en que me alegre de aquella decisión tan importante de mi vida pese a la dureza, a la intensidad e ingratitud a veces de esta metrópolis que yo califico de infinita. Encontré mi espacio en el mundo. Desde el primer día me sentí cómodo, como en casa. Y así empezó mi relación con la gran metrópolis.

    El lector y lectora, espero que más relajado tras un par de sorbos del scotch comentado, ya empieza a tener conceptos del autor. «Renegado», «anticanario», pero nada más lejos de la realidad. De hecho, creo que emocionalmente nunca me he ido. Las Palmas y Gran Canaria siguen siendo parte fundamental e integral de mi vida. Haber nacido en donde nací se muestra en mi día a día, así lo siento. Siempre será mi casa. Al menos el sitio donde sé que siempre puedo volver. ¿Mi punto de partida, mi último destino? El padre Atlántico corre en mí. Cuando tengo la dicha de darme mis chapuzones en sus aguas de la maravillosa playa de Las Canteras me parece el acto más natural y ordenado, el más lógico de la madre naturaleza. Todo tiene sentido.

    Antes de proseguir, aviso que es recomendable tener un mapa de London a mano para que la experiencia de esta travesía nuestra sea más interesante e interactiva. Una curiosidad para ir entrando en calor: comentarles mi vínculo entre el desaparecido pub Red Lion y el actual pub The Lyric en Great Windmill Street en el mito de área que es el Soho. The Lyric es uno de mis pubs favoritos y mi lugar para desconectar después del trabajo, pues el antiguo Red Lion (ahora convertido en un lugar de cocktails para mi irritación) fue el sitio donde los amigos Karl Marx y Friedrich Engels presentaron el Manifiesto Comunista en las sesiones de la Segunda Liga Comunista de 1847. The Lyric está justo en frente y al sentarte fuera ves en frente a tu derecha al Red Lion y su segundo piso fue testigo de un escrito que cambió al mundo por completo. Y me siento fuera con una pinta de cerveza y pensar en todo ello me embarga, pura historia sólida la de esta infinita metrópolis. Pero si miro a mi izquierda en Ham Yard, años pasados se encontraba The Scene Club, sala de conciertos donde bandas míticas como The Rolling Stones o The Who solían tocar en ese período de la década de los 60 llamado Swinging London. Ahora es un hotel de lujo. Soho está recuperando su naturaleza original, pues, aunque Soho haya sido sinónimo de rock ‘n’ roll, excesos y bohemia, sexo y drogas, cuando se empieza a construir en los 70 la idea era que fuera un lugar burgués y aristocrático. Siguiendo la estela de sus vecinos Bloomsbury y Covent Garden, el desarrollo del West End (la expansión de London hacia el oeste de la City, origen de la ciudad) llegaba al Soho. El objetivo se consiguió parcialmente puesto que no solo las clases altas empezaron a habitarla, sino que inmigrantes se asentaron rápidamente también; principalmente hugonotes que pronto dieron al Soho ese carácter cosmopolita que siempre ha tenido. Griegos, italianos y suizos siguieron pronto sus pasos en un lugar que escuchar hablar francés llegó a ser más normal que escuchar inglés. Y volviendo a Great Windmill Street, si subes hacia Brewer Street y giras a la izquierda, a tu derecha encuentras Great Pultney Street donde residió John Polidori, médico personal de Lord Byron y creador del primer vampiro literario. Y subiendo un poco más la calle, una placa conmemora la residencia por unos meses del titán Joseph Haydn, «papá Haydn», como lo llamara su alumno Beethoven o su compadre Mozart. Y podríamos seguir en estas calles llenas de leyenda, pero ahora no es el momento. Ya volveremos. Como he dicho, London infinita metrópolis de pura historia sólida porque el John Snow Pub justo detrás de la residencia de Haydn, en Broadwick Street, también tiene su gran hueco en la historia, pero en otro momento volveremos a él.

    Capítulo 2 Canarios en el Olimpo

    La distancia otorga la posibilidad de pensar en Canarias y en mi identidad de una forma idealizada o sesgada, como cuando uno tiene una relación amorosa a distancia. Se escogen las notas positivas y se ensalzan a nuestra conveniencia. No tenemos que lidiar con las inmundicias y desperfectos de la realidad cotidiana. Las Palmas, Gran Canaria, es donde descanso y recargo mi energía, pero también es el lugar en el mundo donde por unos días al año, CCM (mis iniciales) se reencuentra con los fantasmas de su pasado, esos demonios que le han ayudado a ser quien es. Cada vez que bajo del avión y piso tierra de Telde e Ingenio (el aeropuerto de Gran Canaria está en estos dos municipios) las sensaciones oscilan entre la euforia y la ansiedad, una cadena de sentimientos contrapuestos me invade. Y creo que de esta forma se podría definir mi identidad canaria, como de una relación amorosa a distancia en donde sentimientos contrapuestos confluyen. Una relación amor-odio-amor, quizás como la mayoría de las personas, pero con la diferencia de la marcada intensidad e idealización de dichos sentimientos. Y de esa idealización y sesgada visión mía de canariedad viene identificarme con esos canarios a los que yo sitúo en el Olimpo, orgullosos de haber nacido en las Afortunadas, pero con una visión universal y cosmopolita de lo que es ser canario. Canarios que dejaron el terruño para ser ellos y realizarse en diferentes campos. Algunos regresaron. Viera y Clavijo, Agustín de Betancourt, Galdós, Néstor, Manolo Millares, el Dr. Gregorio Chil y Naranjo, Óscar Domínguez, Martín Chirino, César Manrique, el doctor Juan Negrín, Mercedes Pinto, Josefina de la Torre, Alfredo Kraus, Tomás Morales, Pérez Minik y Nicolás Estévanez, por ejemplo, pertenecen a esa categoría mía de canarios en el Olimpo. Traspasaron y superaron el concepto físico y emocional insular. Añado en esta clasificación de canarios en el Olimpo a los que eran descendientes de canarios y nacieron en América. José Martí y fundamentalmente Francisco de Miranda, padre de la independencia de la América española. Miranda no solo fue el padre ideológico de la emancipación americana del Imperio español, sino también un héroe en la Revolución francesa, y en la guerra de Independencia norteamericana contra los británicos alcanzó el grado de coronel en el ejército ruso. Miranda vivió en la infinita metrópolis, en el área llamada ahora Fitzrovia y donde tiene una estatua, hasta que se fuera a Venezuela para dirigir la revolución. Seguiremos con Miranda más adelante puesto que su figura no se merece menos. El será uno de nuestros principales acompañantes.

    Capítulo 3 La infinita metrópolis

    London siempre estuvo en mi subconsciente desde mi llegada de niño en el verano de 1983 a la primera metrópolis moderna del planeta. Y para entrar de lleno en ambiente, hora de poner a todo volumen el tema London Calling de The Clash. London Calling define como ninguna otra canción en la historia del rock en sus eléctricos y gloriosos tres minutos y dieciocho segundos la energía y trepidante

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