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No te comas la coma
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Libro electrónico237 páginas2 horas

No te comas la coma

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Información de este libro electrónico

La mayoría de las personas salen del sistema educativo sin los mínimos conocimientos para utilizar la coma correctamente. Los signos de puntuación se tratan de forma francamente mejorable en el currículum. No es solamente que se pase por encima de los detalles que necesitas para saber puntuar. Es que, a menudo, se inculcan nociones erróneas que te impiden alcanzar el objetivo de escribir correctamente.

Una de las principales culpables es la nefasta noción de que las comas representan las pausas de la lengua oral. Si a ti también te contaron esa historia, siento desengañarte. Eso es un error de bulto que te impide dominar los signos de puntuación. La función de la coma es darle pistas al lector sobre la estructura del enunciado. Para puntuar correctamente, necesitas captar esa estructura en primer lugar.

En el mundo actual, todos escribimos y publicamos. Tus textos quedan a la vista de infinidad de personas en correos electrónicos, redes sociales, informes de trabajo, mensajes de teléfonos móviles, novelas que autopublicas... En definitiva, hoy día necesitas más que nunca una ortografía sólida.

Yo te voy a explicar paso a paso los usos de la coma. Envuelvo los conceptos en imágenes y analogías para que te sea más fácil captarlos. Además, prescindo de tecnicismos siempre que puedo. Cuando los términos técnicos resultan imprescindibles, te presento su contenido con palabras llanas y comprensibles. Mi objetivo es que, por fin, consigas puntuar correctamente.
¿Para quién es este libro?
No te comas la coma es especialmente útil para estas personas:

escritores,
correctores,
editores,
traductores,
estudiantes,
cualquiera que tenga que escribir como parte de su trabajo.

Sobre el autor
Soy Alberto Bustos. Te ayudo a hablar bien y escribir mejor. He conseguido que cientos de miles de personas se enamoren de la lengua gracias a los vídeos y artículos del Blog de Lengua. Soy profesor titular de Didáctica de la Lengua en la Universidad de Extremadura y doctor por la Universidad Carlos III de Madrid.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento8 feb 2024
ISBN9798224080809
No te comas la coma
Autor

Alberto Bustos

Alberto Bustos es profesor titular de Didáctica de la Lengua en la Universidad de Extremadura y doctor por la Universidad Carlos III de Madrid. Publica desde 2007 el Blog de Lengua con el objetivo de hacer accesible el conocimiento lingüístico. Está convencido de que el conocimiento es una fuerza capaz de cambiar el mundo.

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    No te comas la coma - Alberto Bustos

    No te comas la coma

    Prof. Dr. Alberto Bustos

    Blog de Lengua

    © Alberto Bustos

    © Blog de Lengua

    Madrid (España)

    Índice general

    Escribir bien es importante para ti

    1 Introducción

    2 Combinatoria

    2.1 Posición

    2.2 Incompatibilidades

    2.3 Compatibilidades

    2.4 Con llamada de nota

    3 Para qué sirve y para qué no sirve

    3.1 Para qué sirve

    3.1.1 Funciona en el interior de los enunciados

    3.1.2 Debe facilitar la lectura

    3.1.3 Marca límites de unidades

    3.2 Para qué no sirve

    3.2.1 La lectura ha cambiado

    3.2.2 Los sistemas de puntuación han cambiado

    3.2.3 Una cosa es el habla y otra, la escritura

    4 Comas obligatorias y comas opcionales

    4.1 Comas que es obligatorio poner

    4.1.1 Las que no cambian el sentido

    4.1.2 Las que sí cambian el sentido

    4.2 Comas que es obligatorio omitir

    4.2.1 La coma criminal

    4.2.2 Otras comas que es obligatorio omitir

    4.3 Comas opcionales

    5 Usos lingüísticos

    5.1 Incisos y similares

    5.1.1 Comportamiento básico

    5.1.2 ¿Cómo los reconozco?

    5.1.3 Interjecciones

    5.1.4 Vocativos

    5.1.5 Apodos

    5.1.6 Estructuras explicativas

    5.1.7 Preguntas coletilla

    5.1.8 Construcciones absolutas

    5.1.9 Incisos opcionales

    5.2 Cuando te comes el verbo

    5.3 Cuando se descoloca un complemento

    5.3.1 El orden básico

    5.3.2 Complementos obligatorios

    5.3.3 Complementos opcionales

    5.3.4 Complementos no verbales

    5.4 Con complementos que afectan a toda la oración

    5.5 Cuando se repite una palabra

    5.5.1 Cuando se repite por énfasis

    5.5.2 Cuando se repite para añadir una aclaración

    5.6 Con las conjunciones y, o (familia incluida)

    5.6.1 La familia de y

    5.6.2 La familia de o

    5.6.3 Coma en enumeraciones

    5.6.4 Coma con así como

    5.6.5 Ni... ni...

    5.6.6 Tanto... como...

    5.6.7 Coma con bien..., bien... y similares

    5.6.8 Coma ante las conjunciones y, o

    5.7 Con pero y familia

    5.7.1 Coma con pero

    5.7.2 Las hermanas de pero

    5.7.3 Cuándo puedes suprimir la coma antes de pero

    5.7.4 No se escribe coma después de pero

    5.8 Con porque y familia

    5.8.1 ¿Qué es una oración subordinada?

    5.8.2 El motivo por el que pasan las cosas en el mundo

    5.8.3 El motivo por el que te digo las cosas

    5.8.4 Las hermanas de porque

    5.8.5 Vamos a darle la vuelta a la tortilla

    5.9 Con para que y familia

    5.10 Con aunque y familia

    5.11 Con si y familia

    5.11.1 Si condicional

    5.11.2 Si no

    5.11.3 Las hermanas de si (con valor condicional)

    5.11.4 Otros valores de si

    5.12 Con así que y familia

    5.13 En comparaciones

    5.13.1 Comparaciones básicas

    5.13.2 Comparaciones correlativas

    5.14 En construcciones consecutivas

    5.15 En construcciones temporales

    5.16 En subordinadas de relativo

    5.16.1 ¿Qué es una oración de relativo?

    5.16.2 Oraciones de relativo con antecedente expreso

    5.16.3 Oraciones de relativo sin antecedente expreso

    5.17 Coma tras conjunciones subordinantes y relativos

    5.18 Con conectores

    5.19 Casos especiales

    5.19.1 En listas

    5.19.2 Cuando se invierte el orden

    5.19.3 En la datación de cartas y otros documentos

    5.19.4 Entre nombre de colección y número de volumen

    5.19.5 Entre nombre de la calle y número de edificio

    5.19.6 No se usa coma en el saludo de correos electrónicos y similares

    5.19.7 En la despedida de correos electrónicos, cartas, etc.

    6 Uso en cifras

    6.1 Sistemas tradicionales de separadores

    6.2 Sistema internacional de separadores

    6.3 No se usa la coma como separador de horas y minutos

    7 Conclusión

    Referencias

    Escribir bien es importante para ti

    Te doy las gracias por comprar No te comas la coma. Has tomado la decisión adecuada. Puntuar es una habilidad que puedes aprender. Simplemente necesitas hacer el esfuerzo. Dominar la coma es un paso de gigante para perfeccionar tu redacción. Te pone por delante de la mayor parte de las personas que desean expresarse por escrito.

    Además, este paso que has dado me demuestra que valoras el idioma, la ortografía y la expresión correcta.

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    1 Introducción

    La coma es el signo de puntuación que acumula más usos diferentes. Por eso mismo es el más difícil de dominar. Además, nuestra querida Ortografía de la lengua española introdujo innovaciones en su edición de 2010 (como en tantos otros ámbitos). Por eso, quienes aprendimos a usar la coma hace ya unas cuantas décadas necesitamos un repasito.

    Y quienes han pasado por el sistema educativo en época más reciente tampoco suelen encontrarse en mejor posición (o, por lo menos, esa es mi experiencia). En este curso, tú y yo nos vamos a emplear a fondo para que salgas de aquí tratándote con la coma de tú a tú.

    Como explico en Puntuación viene de punto, los dos signos básicos del sistema de puntuación son el punto y la coma. El punto se sitúa en el centro mismo del sistema. Cerca de él, pero a un lado, hallarás a su amiga la coma. La diferencia entre el uno y el otro yo me la represento con la analogía del rey y la reina en el ajedrez. El rey es la pieza clave. De él depende toda la partida. Sin embargo, sus movimientos son más limitados. La reina, por su parte, es la segunda en el escalafón; pero se desplaza por el tablero a toda velocidad. Por eso te la encuentras por todas partes.

    ¿En qué notamos que el punto ocupa el primer puesto y la coma el segundo? Una primera pista la encontrarás en el nombre puntuación, que, evidentemente, procede de punto. La segunda es que el punto puede vivir sin la coma. En cambio, ella no se puede pasar sin él. Si te empeñas, conseguirás redactar un texto completo a base de puntos, sin introducir ni una sola coma. No sería un texto típico, pero el sistema de puntuación te lo permite. Lo contrario es imposible: nunca podrás redactar un texto mínimamente extenso a base de comas. En algún momento tendrá que aparecer el punto. Como mínimo, necesitarás el punto final para concluir.

    Pero cuidado: Esto no quiere decir que la coma sea un signo de puntuación de poco más o menos. Estamos hablando de la reina del sistema. Compara la frecuencia de la coma con la de otros signos. Piensa simplemente en tu propio uso. ¿Cuántas veces utilizas en un texto el punto y coma (;) o los dos puntos (:)? ¿Cuántas veces te sirves de la coma? ¿Son más frecuentes los signos de interrogación o las comas, los signos de exclamación o las comas? Yo creo que todos estaremos de acuerdo en que nuestra amiga gana por goleada. Es un signo enormemente flexible, acumula múltiples funciones y por eso mismo presenta una altísima frecuencia de uso.

    La forma de la coma también te da claves sobre su importancia dentro del sistema. Está formada por un solo trazo. Se parece en eso al punto, que es el otro signo básico. En cambio, los demás signos presentan formas complejas. Fíjate en el punto y coma (;) o los dos puntos (:). Se forman a base de combinaciones. Existe algún signo que consta de un solo trazo, pero tiene que emparejarse para entrar en acción. Eso les ocurre a los paréntesis, sin ir más lejos: no son nada el uno sin el otro. Y si observas los signos de interrogación (¿ ?) y exclamación (¡ !), comprobarás que no solo combinan trazos diferentes, sino que además actúan en pareja.

    La ortografía te está lanzando un mensaje: no todos los signos se hallan al mismo nivel. Algunos forman la base del sistema, mientras que otros se sitúan en capas adicionales.

    Dentro del sistema de puntuación, el punto y la coma desempeñan su labor en niveles diferentes. El punto soporta la carga principal a la hora de estructurar los textos. Él marca el final de los enunciados (punto y seguido), de los párrafos (punto y aparte) y del texto mismo (punto final).

    En cambio, la coma encuentra su lugar en el interior de los enunciados. Señala el límite de ciertas partes que se pueden identificar en el interior de estos. El punto ayuda al lector a percibir cómo está organizado el texto. La coma, por su parte, le orienta sobre la estructura de los enunciados individuales que se suceden a lo largo de un texto. El uno se mueve en el nivel de la macroestructura y la otra, en el de la microestructura.

    Una pequeña excursión etimológica te va a ayudar a comprender mejor cuál es la función de nuestra querida amiga. La denominación coma la hemos heredado del latín comma. A su vez, nuestros antepasados romanos tomaron este nombre prestado de sus vecinos los griegos. El verbo griego koptein significa ‘cortar, trocear’. De ahí se deriva el sustantivo kómma, que significa ‘corte, trozo’. Originariamente, este nombre se utilizaba para referirse a las diferentes partes que se podían identificar en el interior de un verso o de una oración gramatical. Después se empezó a utilizar para referirse al signo que marcaba el límite entre dichas partes. La coma sirve para marcar el límite de diferentes partes o trozos que conviene aislar en el interior de un enunciado. Ya iremos viendo cuáles son.

    Por cierto, la coma (signo de puntuación) no tiene nada que ver con el coma (estado patológico de pérdida de conciencia). En castellano, las dos formas han confluido por casualidades de la fonética de nuestra lengua. En griego eran palabras diferentes con pronunciaciones diferentes. El nombre del signo de puntuación se escribía con ómicron y doble mi: κόμμα. En cambio, el coma que te deja inconsciente llevaba una omega como la copa de un pino y una sola mi: κῶμα. Ese sustantivo significaba en griego clásico ‘sueño profundo’. Ni que decir tiene que no hay relación alguna con coma del verbo comer.

    Estamos explicando que la función de la coma consiste en orientar al lector sobre la estructura de los enunciados. Por eso, para emplearla debidamente, tienes que percibir tú en primer lugar cuáles son los límites de esas partes que se pueden identificar en el interior de los enunciados. A partir de ahí, irás estando en situación de tomar decisiones sobre cuáles conviene aislar con coma y cuáles no. Para esto, te van a resultar de gran ayuda los trucos y normas generales que te voy a ir proporcionando en las siguientes lecciones.

    El punto y la coma son a la escritura lo que el pan y el agua son a la dieta (por lo menos, en un país mediterráneo como esta España mía de mis pecados). Son la base. No pueden faltar en ninguna comida. Si tienes pan y agua en la despensa, ya sabes que no te vas a morir de hambre. Si eres capaz de manejar puntos y comas, te puedes lanzar a escribir. Eso es lo primero que conviene asegurar. No obstante, la gente no se suele conformar con una dieta a base de pan y agua. Tú tampoco te querrás quedar solamente con el punto y la coma (pero ya iremos hablando de eso más adelante).

    Por lo general, la coma se nos resiste porque acumula multitud de funciones. Además, para terminar de complicarnos la vida, es un signo que se mueve entre lo obligatorio y lo opcional. Se te van a dar tres situaciones diferentes.

    Algunas comas son obligatorias. Por ejemplo, una enumeración estaría mal puntuada sin ellas.

    En cambio, otras comas es obligatorio no ponerlas. Entre ellas, destaca la famosa coma criminal, que es la que se desliza entre sujeto y verbo. De hecho, con la coma se suele pecar más por exceso que por defecto, como iremos viendo.

    Después hay infinidad de usos de la coma donde puedes elegir entre escribirla u prescindir de ella.

    Las comas que es obligatorio utilizar y las que es obligatorio omitir son las más fáciles. Al final, su uso (o no) se deriva de unas reglas medidas y tasadas.

    Las más escurridizas son las opcionales. Para empezar, las reglas no están tan bien definidas como las de los casos obligatorios. Pero, sobre todo, te obligan a tomar decisiones a cada paso. ¿Qué hago: la pongo o no la

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