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De la ciudad feudal a la ciudad capitalista en Europa (Siglos XII al XIX)
De la ciudad feudal a la ciudad capitalista en Europa (Siglos XII al XIX)
De la ciudad feudal a la ciudad capitalista en Europa (Siglos XII al XIX)
Libro electrónico469 páginas6 horas

De la ciudad feudal a la ciudad capitalista en Europa (Siglos XII al XIX)

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Con una profunda perspectiva histórica el autor presenta antecedentes de la sociedad feudal, pasando por el establecimiento de las ciudades capitalistas hasta los problemas industriales que enfrentan las sociedades modernas.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento30 nov 2023
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    De la ciudad feudal a la ciudad capitalista en Europa (Siglos XII al XIX) - Jorge Gallegos Contreras

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    Jorge Gallegos Contreras

    Instituto Politécnico Nacional

    — México —

    De la ciudad feudal a la ciudad capitalista en Europa

    (Sigloxiialxix)

    Jorge Gallegos Contreras

    Primera edición: 2012

    D.R. © 2012

    Instituto Politécnico Nacional

    Luis Enrique Erro s/n

    Unidad Profesional Adolfo López Mateos

    Zacatenco, Deleg. Gustavo A. Madero

    CP 07738, México, DF

    Dirección de Publicaciones

    Tresguerras 27, Centro Histórico

    Deleg. Cuauhtémoc

    CP 06040, México, DF

    ISBN: 978-607-414-347-8

    Impreso en México/Printed in Mexico

    http://www.publicaciones.ipn.mx

    PRÓLOGO

    El maestro Jorge Gallegos lo declara sin rodeos: uno de los retos al escribir este libro fue dejar una lectura mucho más accesible para el estudiante completamente ajeno a estos temas, imprimiéndoles cierta forma didáctica para comprender los aspectos teóricos que envuelven este fenómeno de las ciudades, de tal forma que fuera como una primera aproximación a sus temas; el interés de este trabajo es el papel que juegan las ciudades en el proceso productivo de la sociedad y como parte del hábitat en el desarrollo del hombre; …y su propósito fundamental es el apoyo a la docencia.

    En apenas unas líneas queda ya establecido en provecho de quién, el maestro Gallegos ha hecho el esfuerzo de escribir el libro: el estudiante, para que tenga a la mano una lectura mucho más accesible. Pero también queda asentado sin ambigüedades el modo de ofrecerle esa lectura accesible: se empeña por imprimirle cierta forma didáctica para hacer comprensibles los aspectos teóricos que envuelven el fenómeno de las ciudades por complejos que sean. Y finalmente, Gallegos le dice a su estudiante lector, qué es lo que va a aprender en el libro: elpapel que juegan las ciudades en el proceso productivo de la sociedad y comoparte del hábitat en el desarrollo del hombre.

    Queda claro pues a quién está dedicado el libro, el estudiante, de qué modo se lo escribe, esto es, bajo una forma didáctica, y cuál es el objeto de que se trata, a saber, el papel que juegan las ciudades en el proceso productivo de la sociedad. Así, el objeto es el qué, la forma didáctica el cómo, y el estudiante el destinatario. Con esto aclarado, ya lo podemos establecer: las presentes páginas intentan mostrar que el libro vale no sólo por el tratamiento del qué sino simultáneamente por el del cómo y por el del destinatario.

    Por lo cual, estas líneas sobre el qué, el cómo, y el destinatario serán la mejor puerta que quiere abrir este prefacio para que el lector se motive a fondo para penetrar en ese mundo fascinante de las ciudades. Mundo que nos hipnotiza porque es una de las creaciones humanas más ricas y cargadas de sentidos polivalentes que desde siglos atrás han venido aceleradamente creciendo. Para abrir esa puerta, las presentes líneas tratarán de mostrar a la ciudad desde una perspectiva comparativa, metafórica y complementaria a la del libro, como proporcionándole un marco que, en vez de meterse al tema mismo ―Gallegos lo trata ya concienzudamente― lo circunda y amplía con entornos espaciales y temporales previos y de todo el mundo, que hagan ver lo atinado del tema y del modo de tratarlo, justo para lograr ensanchar los horizontes del lector a que se destina, el estudiante en primer lugar, pero también cualquier lector que se preocupe por entender algo más sobre las ciudades, cualquier lector hipnotizado.

    Por ello, con todo propósito, optaremos aquí por explorar comparaciones y metáforas que no se desarrollan en el libro, precisamente para no privar al lector de su curiosidad por irlas descubriendo a lo largo de los capítulos. Verá el lector que en el presente libro se encontrarán gran variedad de recursos didácticos y que, gracias a ellos, la comprensión se incrementará y el interés se mantendrá vivo.

    Para empezar, es un hecho que las ciudades crecen como torbellino implacable que recogen y determinan nuestras vidas y que cada, vez más, las encapsula desde lo que sucede en la intimidad de nuestras casas, hasta lo que nos conduce a los espacios más públicos como lo son las calles, plazas e instituciones de todo tipo en que se deciden destinos para el mundo entero.

    Así, la ciudad va englobando todos los aspectos de la vida. En ella, parafraseando a san Pablo, habitamos, nos movemos y somos. Pero también a ella debemos de contribuir. Las ciudades están saturadas de problemas. Y gran parte del ejercicio profesional futuro de ustedes, hoy estudiantes, o del actuar social de quienes se preocupen por las ciudades, será para incidir sobre ellas. Mal podremos beneficiarlas si ni siquiera entendemos cómo se han formado y cómo han evolucionado. Esto es lo que nos muestra el presente libro, precisamente desde la perspectiva del papel que las ciudades juegan en el proceso productivo de la sociedad, papel que en buena medida muestra a las ciudades como motores gigantescos de la vida de la sociedad.

    Más aún, la ciudad no sólo recogerá nuestros aportes sino que también nos los hará posibles. Ella nos ofrece una serie de mecanismos, técnicas e instrumentos a través de sus mismos dinamismos y estructuras, que sólo si los entendemos los podremos aprovechar. Esto nos lo enseña también el libro. Por eso como se dijo, el libro vale al mismo tiempo por el qué, el cómo y el destinatario.

    Consideremos cada uno de esos tres aspectos. El qué es el contenido del libro. Un contenido que es como un viaje impresionante, hecho como en multimedia del siglo xxii. Sí, del siglo xxii, en el sentido de que con su contenido se torna posible transitar, no únicamente por los espacios sino también por los tiempos de siglos en Europa. Y aun de no pocas de las ciudades, que al surgir después, fueron replicando características de aquellas (por citar un ejemplo de tantos, Montevideo). Pero todavía es más, mucho más que eso. Será un viaje lleno de ilustración, informativo y reflexivo, que nadie que haga sólo turismo y las recorra podrá lograr.

    El turista se llena de impresiones del instante, es consumista, con frecuencia poco indormado y casi nunca reflexivo. Sus críticas suelen ser del presente inmediato, y sin perspectiva teórica ni tampoco histórica. Procesos territoriales: ¿qué es eso para el turista? O estamentos sociales, burguesía feudalizada, entorno anómalo ¿qué le pueden significar? Sin embargo ―y aunque son ejemplos alazar― es innegable que no se puede comprender a la ciudad moderna sin considerar el trasfondo de fenómenos como éstos. Ni qué decir entonces del proceso capitalista que, aunque estemos inmersos en él ―o por estarlo― además de que deja su huella indeleble en las ciudades de hoy en día, las hace moverse al son que les toca.

    Si el qué es como un viaje en tiempo y espacio, rico en novedades, aprendizaje y criterios formativos, el cómo no se quedará atrás. Veámoslo en una metáfora. Es frecuente considerar a la casa en que se vive como un nido, sin embargo resulta un tanto raro considerar a la ciudad como un árbol, el árbol donde está el nido, ¿Sencillo? Quizá, pero realmente no tanto. Hay variedad de nidos, cierto, pero mucha mayor variedad de árboles. Hay árboles ―ciudades― a los que un viento fuerte les puede sacudir. Hay nidos ―casas― que con tal sacudimiento se maltratan y algunas hasta se derriban. Por otro lado, además, se tiene que salir del nido para ir a buscar alimento. Y no es raro buscarlo en otros árboles. ¿Y qué cúmulo de esfuerzos son los que se tienen que hacer para proteger al nido y su prole?, ¿y qué pasa si se desprende la rama donde está el nido? Más aún, ¿y qué si el árbol se seca? Esto es, aquí se trata de la ciudad en la que algunos de sus barrios decaen, se deterioran, si les abandona la fábrica que les daba empleo. O bien, la ciudad toda es la que se convierte en ciudad-fantasma porque se le agotó el recurso que le daba vida, ―como le sucedió a Real de Catorce en San Luis Potosí cuando se le acabó la mina.

    También ha habido algunos árboles cuyas raíces son parasitadas y entran en proceso de descomposición. Como ya ha empezado a suceder en algunas ciudades del norte de nuestro país por el fenómeno de la inseguridad, el crimen organizado, etcétera. ¿Habrá algún lector, estudiante o no, que no esté realmente preocupado por la evolución futura de este fenómeno en México? Hay pues que entender bien los riesgos que pueden afectar la ciudad y casa para saber afrontarlos y desde ellos obtener sabiduría para darle protección, continuidad y fortaleza a nuestro nido y nuestro árbol.

    Para mostrar la riqueza de posibilidades del cómo, véase, si (como en el caso del libro de Gallegos) se pone ese cómo en manos de un profesor con maestría didáctica, pensemos un momento en lo que ese cómo nos dirá pero a través de la misma metáfora del árbol y el nido si ahora la tomamos desde otras perspectivas. Por ejemplo, ¿de qué modo se reflexionaría en el fenómeno de las ciudades y su evolución histórica si se les ve desde la metáfora del llamado Árbol de la vida en muchas tradiciones religiosas?, o de qué modo se reflexionaría en las ciudades si se les contemplara desde la perspectiva de tradiciones religiosas que hablan del Árbol del bien y del mal? Y así se podría seguir, por ejemplo, si se habla de la calidad de la madera del árbol ―de la calidad de la vida en la ciudad―, o de su longevidad, de sus particulares espinas, sus frutos, sus flores… Un sin número de posibilidades para que el estudiante y el lector en general reflexionen, interroguen a su ciudad, y a las otras que conozcan.

    Una perspectiva más: las ciudades míticas o los mitos de las ciudades: ¿por qué la existencia de la ciudad como fenómeno social se prestó para enfoques míticos? Ilustremos esto tomando de México tradiciones referidas a este enfoque. El mito de la ciudad de Tamoanchan por ejemplo. En ella "abundaban los ríos, las fuentes, los bosques y todo tipo de diversiones; y había ―muy importante― un gran árbol cuyas flores tenían la propiedad de convertir en enamorado fiel a quien las tocara, pero estaba prohibido cortarlas, ya que si se cortan, el árbol se rompe y comienza a sangrar (González, 1995: 162). Así pues, las flores se disfrutaban, producían magníficos efectos en las vidas de las personas y la sociedad. Pero no se podían cortar pues daba ello inicio a una gran calamidad. Relaciónese esto con el problema contemporáneo de la contaminación de las ciudades modernas; o con el efecto tan positivo de la naturaleza ―si se le respeta― en la vida social y personal de los habitantes.

    O bien, otro ángulo del mismo enfoque mítico: Quetzalcóatl y Tezcatlipoca se convirtieron en árboles para sostener el cielo que se había caído y así no permitiría construir ciudades en que habitar ni más árboles que plantar. Es más, los cuatro rumbos del universo y su centro se sostenían con árboles (ibíd). Nótese, todo esto es metáfora aplicable al papel que han de jugar las ciudades del futuro en relación con la ecología global. Lo vemos y experimentamos hoy: el cielo, su capa más inmediata que es la atmósfera, nos está cayendo encima en partículas sólidas, en CO², y en bacterias negativas y gravemente nocivas a la salud (Urdang, 2009). El lector habrá de notar después, en el texto de Gallegos, el énfasis que se pone en atender al hábitat de las ciudades para el desarrollo del hombre.

    Una última perspectiva en relación con el árbol ―o ciudad― que se seca y derrumba: en México poseemos un racimo muy amplio de ejemplos que vienen desde siglos atrás, veamos y pensémoslas desde los interrogantes que nos vengan en mente a partir de los parámetros clave que nos brinda el libro de Gallegos: las ciudades desde su papel en el proceso productivo para la sociedad toda y desde su hábitat, ¿fueron estos factores los que al fallar las derrumbaron? Al recorrerlas interroguémonos mentalmente acerca de esos factores, primero en México y luego en otras partes del mundo. En el centro del país tenemos por ejemplo Teotihuacan, Xochicalco o Cacaxtla; en el occidente Tzintzuntzan o Tzacapu en Michoacán; en el norte y noroeste, Paquimé en Chihuahua, o Chametla en Sinaloa; en el sur Monte Albán y Mitla (Oaxaca); y en el sureste, desde las internacionalmente famosas como Chichén Itzá, Uxmal, Tulum o Palenque, hasta las no tan conocidas como Cobá o Río Bec en Quintana Roo, Calakmul en Campeche y Comalcalco en Tabasco (Manzanilla, 1993). Y eso que no hemos mencionado a más de 90% de las ciudades mexicanas de antes, que por brevedad estamos dejando fuera. Todas ellas son árboles que se secaron.

    Pero cabe traer a la memoria otros racimos de diferentes latitudes geográficas que nos harán ir a visitar impresionantes y grandiosos árboles petrificados. Ruinas de grandes ciudades que permanecen con sus misterios, congeladas en formas variadas de vida de ciudades que, por no haber estado sus habitantes a la altura de las circunstancias, sobre todo en sus sistemas productivos o en su hábitat, se derrumbaron petrificándose en su perfil de arqueología. Así en Centroamérica, tenemos a Tikal (Guatemala) o Copán (Honduras), en Sudamérica, Machu Picchu y Ollantaytambo en Perú, Tiahuanaco en Bolivia, Ingapirca en Ecuador o Ciudad Perdida en Colombia, etcétera.

    Sigamos nuestra visita, con las mismas interrogantes en mente,: por África con la gran sucesión de ciudades del antiguo Egipto entre las que mencionaremos aquí a Luxor y Tebas, pero en realidad es una sucesión que arranca desde la primera capital, Tinis, al inicio del tercer milenio a.C., pero África no es sólo Egipto en cuanto a ciudades. Así tenemos en el norte a Cartago en Túnez, fundada por fenicios desde el siglo viii a.C. Luego, en el extremo sur, está la de los zimbabwes (que son recintos reales rodeados con murallas de piedra) de las cuales la más espectacular es llamada, puesto que se ignora su nombre, Gran Zimbabwe que está ubicada entre los actuales países de Mozambique y Zimbabwe ―de aquella su nombre al país de hoy―, la cual data del siglo xi d.C., cuando fue fundada por la etnia de los Xonas. También es importante hacer mención de Sokoto y Timbuctú, en África, que fueron ciudades florecientes creadas por los Yorubas en la región de Nigeria, donde existieron desde hace 1000 años, ―antes de la llegada de los primeros europeos en el siglo xvi (Murray, 2007).

    Es importante pasar, aunque sea rápidamente, por Asia, que es con mucho el continente con mayor número de árboles (ciudades) en épocas antiguas, tanto que se puede considerar como un enorme bosque de ellas. Apenas unos cuantos nombres: en el Medio Oriente, desde Ur de Caldea, pasando por la famosa Babilonia, hasta la Persépolis; en India y en su arco de influencia, Mohenjo Daru y Harappa en los orígenes, hasta las impresionantes de Nalanda, Pataliputra, Kajuraho o Fatehpur Sikri, y además en su zona de influencia, por ejemplo Ankhor Wat (que conserva un templo más grande y no menos imponente que el mismo Vaticano) y Ankhor Tom en la actual Kampuchea, y Borobudur en Indonesia (Basham, 1983).

    China, ya en sí misma, fue ―y lo es más hoy todavía― un gran bosque de ciudades: Xi’an que fue capital de 11 dinastías, que tuvo varios nombres desde el de Banpo hace 5000 años, y sigue existiendo hoy como capital regional; Hangzhou que se fundó en el siglo xii a.C. y que ha sido ciudad muy próspera a partir del año 580 d.C, y es una de las seis capitales que ha tenido el gran imperio chino unificado. Luoyang, fue ciudad capital de dinastías desde 770 a.C. y en el siglo iv d.C desarrolló en su entorno kilómetros de arquitectura budista mundialmente admirada que está en cuevas de montes a lo largo de un río en la ciudad de Longmen. Jicheng, siglo xii a.C., que pasó por varias etapas y es la actual Beijing. Qufú, la ciudad que vio nacer a Confucio, el famoso filósofo y gran educador del pueblo de China por más de 2000 años. Datong, otra ciudad-bastión del budismo en China, muy notable por su duradera tradición artística búdica, en la que descuellan las enormes grutas de Yungang con 11 000 estatuas. Pero en fin, resulta inútil seguir recorriendo este bosque de ciudades que es China, donde hoy mismo siguen literalmente naciendo año con año nuevas ciudades ¡además de los tantos árboles que no tienen indicios de secarse! (De Bary, 1990).

    Por lo demás, no será el caso de recorrer aquí las ciudades de Europa, al menos por dos razones: que son seguramente familiares a los lectores, y que en ellas se centra el análisis de los capítulos del libro. Pero sin duda conviene recordar que, como en el caso de la mayoría de las ciudades chinas, existen pujantes hasta hoy las más importantes europeas previas al siglo xii, tales como Roma, Atenas o París (Castells, 1982). En ellas, la ciudad que se petrificó arqueológicamente, subyace en el mismo sitio de la ciudad actual, lo cual le da a este tipo de ciudades, chinas o europeas, una especificidad particular que vuelve a recordar los factores clave del análisis de Gallegos: cómo ha sido su sistema productivo y cómo se ha manejado en cuanto a su hábitat. Interrogantes que cabe mantener vivos en el futuro ejercicio profesional de los estudiantes y lectores. Y no sólo para las ciudades chinas y europeas ―hoy que estamos en tiempos de globalización y que no se vale ignorarlas―, sino principalmente para las ciudades de México y América Latina.

    Para terminar, pasemos al destinatario mayor del libro, el estudiante. Si el qué nos hizo reflexionar desde el árbol y el nido, y el cómo, desde la metáfora del viaje, es obvio que el destinatario será el viajero, el que transita de nido a árbol, de árbol a bosque, de bosque a nido, etc. Y tratándose de un estudiante en plena juventud, valdría decir que es el que vuela alto entre los árboles observándolos desde variadas perspectivas y disfrutándolos al observarlos. Es el émulo de los famosos ―y de los muchos anónimos― viajeros de la historia que los ha habido siempre, ―porque siempre ha habido jóvenes. Y porque los más grandes viajeros han permanecido jóvenes toda su vida. Incluso algunos nos han dejado las memorias de su paso por múltiples ciudades. En Europa, justo por el tiempo en que arranca el presente libro estaba sucediendo el notable fenómeno de las grandes multitudes que viajaban por todo ese continente y parte del Medio Oriente, atraídos por la fascinación que les provocaba la situación de una extraña ciudad, la ciudad santa, Jerusalén, y su santo sepulcro (Eliade, 1993).

    Pero más allá de estos viajeros anónimos, ciertamente contamos con las percepciones, a veces muy penetrantes, de los reconocidos como grandes viajeros de entonces y después. Empecemos por uno muy digno de ser referido. Fue justo por el tiempo en que arranca este libro, la época feudal, cuando nació el año de 1254 uno de los viajeros por antonomasia, Marco Polo (Larousse, 1994). Nos ha dejado sus narraciones que son de un exotismo conmovedor y sorprendente acerca de ciudades asiáticas, sobre todo chinas ―donde permaneció moviéndose durante 17 años― que eran ciudades hasta entonces desconocidas en el resto del mundo. O también el viajero más renombrado del islam, Ibn Batuta, nacido en 1307. Su capacidad de observación fue tan penetrante que gracias a él es posible tener fotografías parlantes de la vida de las ciudades y su geografía circundante, en la inmensa porción del planeta que entonces cubría esa tradición religiosa.

    Mucho más conocidos para nosotros son los viajeros de la época del Renacimiento, como el portugués Vasco da Gama, que no sólo visitó ciudades desconocidas sino que propició la fundación de otras, como fue el caso, por ejemplo, de la hoy muy pujante Ciudad del Cabo en el extremo sur de África, justo donde él encontró lo que bautizó como Cabo de Buena Esperanza, porque abrió nueva ruta hacia la inmensa tierra de las especias, del marfil y la seda, en la cual también fundó ciudades, por ejemplo en Mozambique y en el sur de la India. O como el famoso jesuita misionero y patrono de misioneros, san Francisco Xavier (1506-1552) que roturó accesos a la penetración hasta en la mente misma de los habitantes citadinos de muy importantes ciudades de la India, del sudeste asiático, de los archipiélagos de los mares del sur y aun de Japón ―sobre todo en Nagasaki, donde todavía existe hoy una pujante herencia de católicos que se reclaman sus seguidores.

    Pero sin duda el viajero de esa época más conocido, en nuestro continente y en el mundo entero, es Cristóbal Colón. Con su impulso hizo posible, no sólo que se conocieran las ciudades que cual joyas en el anillo del planeta lo circundan, sino que se añadieran a ese anillo un vasto cúmulo de nuevas urbes. Las cuales, por cierto, aunque él personalmente no las fundó y ni siquiera pudo recorrer todo ese anillo, abrió, sin embargo de par en par las puertas para la primera verdadera planetarización ―globalización le llaman algunos hoy― de nuestro planeta (Dobb, 1981).

    Para ya no alargarnos más, terminaremos con sólo dos viajeros, situados en el último siglo estudiado en el presente libro, pero que para un estudiante mexicano y aun latinoamericano, no sólo son importantes, porque sus viajes los realizaron en nuestro país o nuestro continente, sino sobre todo porque se trata de viajeros que nos son particularmente cercanos por su carácter de científicos que realizan sus viajes por preocupaciones estrictas de estudio y porque aportaron a la ciencia, visiones, metodología y realidades que siguen siendo aprovechables para los viajeros de hoy que tengan propósitos científicos en sus viajes. Estos son Carlos Darwin (1809-1882) y Alejandro de Humboldt (1769-1859).

    El primero viaja por todas las costas de Sudamérica, observa, anota y revisa los conceptos y enfoques teóricos prevalentes de su época, y gracias a ello realiza la hazaña, no únicamente del largo y difícil viaje, sino la todavía mayor, de cambiar de raíz todos esos conceptos y teorías, y de ofrecer al mundo de la ciencia nuevas herramientas metodológicas y novedosos marcos teóricos que todavía hoy están presentes en el quehacer científico contemporáneo.

    Humboldt por su parte es, en México particularmente, importante porque con mucho cuidado y acuciosidad se percata de fenómenos sociales y naturales, de flora y fauna, de lenguaje, del medio ambiente propio de la naturaleza pero también propio de la sociedad, que fueron verdaderos aportes para la ciencia y para la toma de decisiones en altas esferas de autoridad; lo cual es precisamente uno de los frutos y resultados que la ciencia de ayer, hoy o mañana, ―por tanto la de ustedes estudiantes― puede ofrecer a las sociedades.

    Así pues, jóvenes estudiantes y lectores, permítanse a ustedes mismos viajar con mente y sensibilidad abiertas, por las páginas del presente libro. Son ustedes los destinatarios natos. Los que tendrán que tomar en serio no sólo el estudio de las ciudades presentes de la tierra y sus problemas a corto (sentido de urgencia), mediano y largo plazo, sino también de la fundación de ciudades futuras, incluso en el espacio extraterrestre, y quizá aun los técnicos que trabajarán en ellas. Por eso, termino como empecé : este libro es para ustedes, está escrito y pensando en ustedes, para brindarles una gozosa formación y una sólida profesionalización. Y para que asimilándolo lo compartan con las y los amigos, la familia, los parientes. Pero también con su ciudad y su país. Si lo aprovechan disfrutándolo y lo disfrutan aprovechándolo, habrán retribuido a su autor con una de las mayores satisfacciones profesionales a las que un verdadero pedagogo puede aspirar. Y así, una vez más, la fina técnica didáctica de la enseñanza habrá sido puesta al servicio de la patria.

    Jorge R. Serrano Moreno

    REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

    Basham, Arthur, The Wonder that Was India, Editorial Orientalia, 6a. reimpresión, Sidney, 1983.

    Britannica,Almanac,Enciclopedia Britanica, Londres, 2003.

    Castells Manuel,La Cuestión Urbana, Siglo XXI, México, 1982.

    De Bary, Theodore et ál., (compiladores), Sources of Chinese Tradition, vols. I y II, Universidad de Columbia, 1990.

    Dobb, Maurice, Estudio sobre el desarrollo del capitalismo, Siglo XXI, México, 1981.

    Eliade Mircea y Joan Couliano, Diccionario de las religiones, Paidós, Barcelona, 1993.

    González, Yólotl, 1995, Diccionario de mitología y religión de Mesoamérica, Larousse, México, 1995.

    Larousse, Diccionario enciclopédico, Larousse, México, 1994.

    Manzanilla, Linda et ál., (coordinadores), Atlas histórico de Mesoamérica, Larousse, México, 1993.

    Murray, Jocelyn, África el despertar de un continente, Ediciones Folio, Barcelona, 2007.

    Urdang, Laurence, The Random House Dictionary of the English language, Ediciones Random House, Nueva York, 2009.

    PRÓLOGO DEL AUTOR

    En este libro se presenta el desarrollo económico de la sociedad europea, centrado en los procesos territoriales que se presentaron en aquellos tiempos. La importancia de esta visión radica en que a partir de un recorrido histórico en el periodo de los siglos xii al xix, (como una historia de la urbanización) se analizan los factores característicos del feudalismo y del capitalismo y la trascendencia de las ciudades, como entes territoriales donde se desenvolvieron los factores determinantes de ambos modos de producción.

    La forma de abordar la temática dentro del contexto histórico no tuvo la pretensión de aportar datos ni conocimientos en el sentido historiográfico para incrementar la cultura del lector, sino el de entender a la ciudad como un fenómeno social, como un reflejo de las condiciones económicas y sociales de cada etapa del desarrollo, pero, a su vez, como un factor en el desenvolvimiento y, sobre todo, en su accionar en cada una de ellas, de tal manera que la ciudad se convierte en una causa-efecto.

    El libro parte de los antecedentes de la sociedad feudal ―denominada etapa de transición― que se desarrolla aproximadamente de los siglos iv al ix, cuando la ciudad pierde la importancia que tuvo en la época del imperio romano, (desaparición de las ciudades), para entrar de lleno a los siglos ix al xii, cuando se fraguan las bases del feudalismo y el surgimiento de las ciudades (feudales). Posteriormente se analizan los elementos centrales del feudalismo (siglos xiii al xiv), dentro de los cuales las ciudades se convierten en un agente extraño a este modo de producción, pero logran su reproducción por ser donde se asientan los poderes de la aristocracia y donde se desarrollan las principales actividades económicas de aquella época, en las que figuran y adquieren un poder importante los sectores organizados: por una parte los artesanos agrupados en gremios, y, por otra, los comerciantes, que extendían sus actividades en todo el continente, mediante las ferias comerciales que organizaban periódicamente.

    En la etapa precapitalista, que se presenta en la Europa de los siglos xv al xviii, se estudian los cambios que avizoran un nuevo sistema productivo (la formación de los estados-nación, la escisión de la iglesia católica y el surgimiento del protestantismo, los movimientos sociales, y los incipientes avances de la producción) en el que se observa el desarrollo de la manufactura en el campo (industria rural), sector productivo en el que se integran los comerciantes, quienes tuvieron que salir de las ciudades debido a las restricciones que impusieron los gremios en éstas. Sin embargo, una vez que se aceleran los cambios sociales y las necesidades de bienes y productos se hacen presentes, los sectores pudientes, impulsan la producción preindustrial en las ciudades, donde se volverán a desencadenar los procesos sociales de aquella época.

    Igualmente, en el libro se aborda el rol que jugaron los comerciantes (la denominada burguesía por Marx), quienes ya metidos en la producción industrial, una vez que se detona el desarrollo tecnológico, ―en la denominada Revolución Industrial―, produjeron un vuelco a las formas feudales de producción, dando conformación al nuevo modo de producción industrial capitalista.

    Como producto de lo anterior, en el libro se aborda el surgimiento de las ciudades capitalistas, ya sea de la transformación de las antiguas ciudades feudales o de otras nuevas, en las que se aportan datos de sus altas tasas crecimiento y los graves problemas que se enfrentaron por la carencia de servicios públicos y de vivienda digna para los obreros.

    En otro capítulo se analizan las severas críticas al nuevo desarrollo industrial capitalista y las consecuencias en la ínfima calidad de vida de los trabajadores, ―tanto por la atroz explotación de su mano de obra como por las pésimas condiciones de vivienda y de espacios para la educación recreación etc.―, las cuales no son sólo de los opositores al sistema (basados en los análisis y las teorías de Carlos Marx, quien es el principal crítico del sistema capitalista), sino también de un sector de la clase empresarial.

    Creemos que también resulta de sumo interés, la parte del libro en la que se exponen las diversas aportaciones de los críticos que proponen un cambio radical para acabar con los males de las ciudades (Carlos Marx, Federico Engels y sus epígonos), así como de aquellos que hacen propuestas en el ámbito de la producción sin oponerse al sistema capitalista, con propuestas sociales más justas, incluyendo modelos de ciudades, que incluso se llevaron a la práctica; denominados por Marx socialistas utópicos, no obstante de que tuvieron ostentosos fracasos al final, en el texto se anotan sus contribuciones para la viabilidad de las nuevas ciudades capitalistas industriales, con aportaciones urbanísticas que retomaron posteriormente los especialistas en esta materia, como Ebenezer Howard. Arturo Soria y Mata, Le Courbosier, Frank Loyd Wright y otros urbanistas para la solución de los problemas de las ciudades modernas. Además, a la luz del enorme crecimiento de las ciudades hoy en día, y, sobre todo, ante los estragos ambientales que se han provocado por esta desbocada urbanización a nivel mundial, podemos revalorar las propuestas de los socialistas utópicos, quienes plantearon modelos polinucleares de ciudades pequeñas compatibles con el medio ambiente, o mucho menos depredadoras de la naturaleza.

    El texto termina con el estudio de las primeras soluciones a los problemas de las ciudades industriales capitalistas, en las que en principio participan grupos sociales organizados; empero, ante la limitación de sus acciones debe intervenir el Estado para corregir los males de la ciudad, por una parte, a través del impulso legislaciones sanitarias, y, por otra, para la producción de vivienda accesible para los trabajadores.

    Por lo anterior, este estudio puede ser de gran apoyo para los cursos de algunos programas de carreras orientadas a los fenómenos territoriales, como: arquitectura, urbanismo, desarrollo metropolitano, planeación urbano-regional, diseño de asentamientos humanos, desarrollo regional, que se imparten en casi todo el país y en otras partes del mundo, y otras carreras, que aunque no tengan la óptica territorial pueden encontrar algunos contenidos para sus estudios interdisciplinarios, como la economía, la sociología, la antropología y otras.

    Debo señalar que en la investigación bibliográfica, de este trabajo se consultaron más de 140 autores especialistas en la materia y no encontramos ningún texto que, específicamente, aborde la temática expuesta en la forma como fue estructurada esta obra, y con un lenguaje accesible para los estudiantes de nivel medio y superior, lo cual puede ser un factor importante para su publicación.

    Por último, no debo omitir un agradecimiento al Instituto Politécnico Nacional, mi institución, por el apoyo que me brindó para la conclusión de este libro, así como al maestro Carlos Molina, quien, aunado a haber sido un profesor en mi carrera que me aportó elementos muy valiosos para mi formación, hizo la revisión del texto para su dictamen; asimismo, la contribución de mi esposa Silvia, en la búsquedade bibliografía en los rincones de las librerías del centro de la ciudadde México, ―principalmente sobre ediciones antiguas―, fue indudablemente un gran aliciente, dado que en esas visitas a este lugar tan emblemático, disfrutamos de la riqueza en historia, cultura y patrimonio edilicio que brinda esta urbe de nuestro país en su zona más rica.

    Jorge Gallegos Contreras

    Diciembre 2012

    PRÓLOGO

    PRÓLOGO DEL AUTOR

    INTRODUCCIÓN

    CAPÍTULO 1

    LA CIUDAD DESDE UNA PERSPECTIVA HISTÓRICA Y BASES TEÓRICO-CONCEPTUALES PARA SU ESTUDIO

    1.1. La importancia de la historia en el estudio de los fenómenos urbanos

    1.2. Visión general de la ciudad en el desarrollo histórico de la sociedad

    1.3. Análisis de algunas categorías en el estudio de los procesos territoriales

    1.3.1. La tierra como base de la producción. Renta del suelo

    1.3.2. El excedente de producción y la división social del trabajo. Condiciones económicas para el surgimiento de la ciudad

    1.3.3. Oposición campo-ciudad

    CAPÍTULO 2

    EL FEUDALISMO

    2.1. La transición (del siglo v al ix). Desaparición de las ciudades

    2.2. El auge del feudalismo (del siglo x al xiii)

    2.3. La ciudad y el comercio en el feudalismo

    2.4. La ciudad medieval

    CAPÍTULO 3

    DESCOMPOSICIÓN DEL MODO DE PRODUCCIÓN FEUDAL (SIGLOS XIV Y XV)

    3.1. Comerciantes y artesanos

    3.2. El campo y las guerras campesinas

    3.3. El papel de la iglesia Católica. Escisión y la reforma protestante

    3.4. La formación de los Estados-nación

    CAPÍTULO 4

    RASGOS PRECAPITALISTAS DE PRODUCCIÓN EN CIUDAD Y CAMPO (SIGLOS XVI Y XVII)

    4.1. Los cambios en la agricultura, el comercio y la economía

    4.2. La Industria rural. Las ciudades ajenas a la producción manufacturera precapitalista

    4.3. Los estamentos sociales y los sistemas políticos del gobierno en las nuevas conformaciones territoriales

    4.4. El auge del comercio. Consolidación de la burguesía feudalizada

    4.5. La ciudad precapitalista

    CAPÍTULO 5

    LA CONSOLIDACIÓN DEL CAPITALISMO EN

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