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La ruta del bosque
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Libro electrónico316 páginas3 horas

La ruta del bosque

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Información de este libro electrónico

Desempeñar mi labor profesional como trabajadora social sanitaria en el Servicio de Urgencias del Hospital Clínico de Barcelona durante más de veinticinco años, me ha permitido acompañar a familias en situaciones de alto impacto emocional y poder observar como el relato que verbalizaban se repetía año tras año, lo que me hizo plantearme preguntas y encontrar respuestas a través del genosociograma.
El recorrido personal y académico a través del Máster de Trabajo Social Sanitario, el Máster en Psicosomática Clínica Humanista, el Diploma Internacional en Psicogenealogía y el Diploma en Terapia Gestalt dieron forma y contenido a lo que hoy es un circuito formativo.
En 2013, como trabajadora social clínica en el ámbito de la actividad docente, empecé a impartir formación, tanto presencial como en línea, sobre el análisis del genosociograma desde la sistémica del inconsciente familiar para profesionales de la intervención psicosocial.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento22 nov 2023
ISBN9788411816656
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    La ruta del bosque - Cristina Milián Valle

    1500.jpg

    © Derechos de edición reservados.

    Letrame Editorial.

    www.Letrame.com

    info@Letrame.com

    © Cristina Milián Valle

    Diseño de edición: Letrame Editorial.

    Maquetación: Juan Muñoz Céspedes

    Diseño de portada: Rubén García

    Supervisión de corrección: Ana Castañeda

    ISBN: 978-84-1181-665-6

    Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de cubierta, puede ser reproducida, almacenada o transmitida de manera alguna ni por ningún medio, ya sea electrónico, químico, mecánico, óptico, de grabación, en Internet o de fotocopia, sin permiso previo del editor o del autor.

    «Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47)».

    Agradecimientos

    En 2013 inicié está andadura formativa con el primer grupo de formación en el colegio de Trabajo Social de Cataluña (TSCAT) y he recorrido un largo camino, del cual aún quedan muchos pasos por dar. Este camino no hubiera sido posible sin las personas que me han ayudado. Este libro va dedicado a ellas.

    A todas y cada una de las «Antonias», nombre que utilizamos todos los profesionales en formación, fundamentalmente porque soy incapaz de acordarme de todos los nombres. Infinitas gracias a todas las «Antonias», las que están y las que nos dejaron, Mar Peña, una referencia en el trabajo social sanitario en Cataluña, y Pilar Polo, trabajadora social sanitaria del Hospital Santa María de Lleida.

    Son las «Antonias» las que mantienen vivo este recorrido formativo y ellas serán las que harán realidad que el AGSIF sea un circuito asistencial en los servicios públicos de salud y de atención social.

    Dicen qué si estás en el camino correcto te aparecen las personas adecuadas cuando se necesitan. Este fue el caso de la Dra. Miriam Sánchez, que apareció en mi vida en el momento oportuno y se quedó. Os podría decir muchas cosas de la Dra. Miriam Sánchez. Os las resumo en dos: la generosidad y el entusiasmo habitan en ella.

    Miriam, mil gracias por tu paciencia y disponibilidad. Por sumar minutos a tu tiempo y restar horas de tu descanso para revisar con calidad profesional y calidez personal cada línea de este libro, que, sin duda, has mejorado. Ha sido un regalo encontrarte.

    Agradezco mi trayectoria profesional como trabajadora social sanitaria en el servicio de Urgencias del Hospital Clínico de Barcelona. Poder observar a tantísimas familias en situaciones de alto impacto emocional, a lo largo de más de 25 años de praxis profesional, me dio la oportunidad de hacerme preguntas y encontrar algunas respuestas en el genosociograma. Sin esta experiencia, nada habría sucedido.

    Y, por último, a mi familia. A marido, gracias por tu ayuda en este libro, por tu presencia serena y certera. Y a mis 3 hijos, que me sobreviven cada día y cada uno a su manera me acompaña.

    Prólogo

    Pienso que nada sucede por casualidad, y como dice una vieja leyenda oriental, las personas que están destinadas a conocerse, a pesar del tiempo o la distancia, lo harán. Sin llamar, sin avisar, se cruzan en tu vida cargadas de ilusión, capaces de materializar sus ideas y de luchar por sus sueños.

    Por ello, para mí es un placer poder prologar este libro, cuya autora, Cristina Milián, tras años de experiencia acompañando a familiares y formando a profesionales en el Análisis del Genosociograma desde la Sistémica del Inconsciente Familiar (AGSIF), ha conseguido plasmar en sus páginas los aprendizajes y enseñanzas adquiridos. Se trata de un esfuerzo cuyo contenido teórico se va desgranando capítulo a capítulo con gran delicadeza, logrando exponer con gran profundidad, pero sin perder de vista la perspectiva práctica del contenido, aspectos fundamentales acerca del origen del malestar psicosocial y cómo abordarlo.

    La autora ayuda a entender todos los aspectos que entran en juego en el sufrimiento que no puede ser expresado o entendido y los dota de sentido para que la persona que acude en busca de ayuda profesional transite por esa experiencia acompañada, derribe muros, abra ventanas para que entre luz a su vida, pero, sobre todo, se permita a sí misma cicatrizar las heridas emocionales de su pasado. Y será el profesional formado en AGSIF quien, en palabras de la autora, dará forma, texto y contexto a la demanda terapéutica o al motivo de consulta de la persona.

    Se trata de una temática compleja, pero la autora consigue, a través de un lenguaje sencillo y claro, adentrar al lector o lectora en el fascinante mundo de nuestro cerebro, del lenguaje biológico de nuestras emociones, de los interesantes sistemas que configuran la Sistémica del Inconsciente Familiar, de la construcción del mapeo psicobiográfico y tantos y tantos aspectos que serían inabordables es este prólogo.

    Sin lugar a dudas, se trata de un libro para profesionales que no dejará indiferente, ya que la propuesta que nos hace Cristina Milián va mucho más allá de conocer la técnica del AGSIF: nos ofrece una guía detallada para realizar hipótesis diagnósticas, acceder al origen del malestar psicosocial, pero, sobre todo, abre el camino a una propuesta terapéutica novedosa y desconocida.

    Dra. Miriam Sánchez Reyes

    Trabajadora social sanitaria y docente

    Especialista Universitaria en Neurociencias

    Prefacio

    El libro Miradas hacia la vida. Ganar al perder publicado en 2005 por la Editorial Océano lo escribí junto a la trabajadora social M. Antonia Plaxats. Un libro escrito a cuatro manos en el que se pone en común la práctica del trabajo social sanitario en un servicio de urgencias hospitalarias junto a la práctica psicoterapéutica de una trabajadora social en consulta privada.

    Aún recuerdo aquel 23 de abril del 2013, cuando un primer grupo de profesionales asistían a un curso presencial en el Colegio Oficial de Trabajo Social de Barcelona sobre Genosociogramas desde la Biopsicogenealogía.

    Desde entonces, aquel primer curso ha ido evolucionando hasta llegar a lo que es hoy: un recorrido formativo en Análisis del Genosociograma desde la Sistémica del Inconsciente Familiar, a lo que nos referiremos a lo largo de este libro como el AGSIF.

    El AGSIF ha ido creciendo tanto en número de alumnado como en perfiles profesionales de la intervención social y sanitaria, los cuales se han ido formando a través de cuatro niveles de formación presencial, con un total de ochenta horas y un ciclo de formación online en modalidad sincrónica en Sistémica del Inconsciente Familiar (SIF) con un total de treinta horas. Ahora, diez años más tarde, este libro que estás leyendo es una cima más de las muchas montañas subidas.

    Ni en el año 2005, cuando se publicó Miradas hacia la vida, ni en el año 2013, cuando se impartió por primera vez la formación en el Colegio Oficial de Trabajo Social de Barcelona, ni durante todos mis años de trabajo social sanitario bajo el modelo de intervención en crisis en el Servicio de Urgencias del Hospital Clínico de Barcelona tuve conciencia de que estaba en el marco del trabajo social clínico. De hecho, en el libro Miradas hacia la vida. Ganar al perder no se menciona el trabajo social clínico y en mi actividad profesional docente lo he empezado a utilizar en los últimos años.

    Como dicen: lo que no se nombra, no existe. Afortunadamente, cada vez hay más voces que contribuyen a la difusión e implementación del trabajo social clínico, creándose grupos de trabajo en los colegios profesionales de trabajo social, formación reglada así como la Asociación Española de Trabajo Social Clínico (AETSC), creada en 2023.

    A todo esto, se suma una etapa pospandemia donde uno de los efectos colaterales ha sido y es el aumento en la demanda de atención emocional, una demanda que ya existía y que ahora ha aflorado con más fuerza.

    En este contexto, nace este libro desde el trabajo social clínico y con un alcance transdisciplinar que tiene por objetivo introducir al profesional de la intervención social y sanitaria en el AGSIF como técnica diagnóstica del origen del malestar psicosocial. Una técnica efectiva, flexible, creativa y creadora que facilita una mirada comprensiva hacia las dinámicas sistémicas de una familia.

    Asimismo, es una técnica orientada hacia la promoción de la salud, la comprensión y la prevención del malestar psicosocial, en la cual se trabaja junto a la persona, acompasando sus tiempos y procesos, con una mirada humanista y humanizadora.

    Con el análisis del sistema familiar desde la sistémica del inconsciente se puede llegar al origen del malestar psicosocial, facilitar su comprensión y ofrecer una propuesta terapéutica.

    Capítulo 1

    Más rizoma que árbol

    Hacia una comprensión rizomática

    El rizoma es un concepto botánico que se refiere a las plantas que crecen de forma rizomática, es decir, de forma múltiple. El rizoma va creando una madriguera donde todo está conectado con todo y ofrece multitud de intersecciones.

    Al contrario que un árbol, en donde la verticalidad está ligada a una única raíz, el rizoma no se origina de una única raíz, sino todo lo contrario: desde cualquier tallo pueden nacer nuevos orígenes. Todo está conectado en un rizoma, en cuyo aparente desorden existe un orden.

    Este concepto botánico lo utilizan el filósofo francés Gilles Deleuze y el psicoanalista Félix Guattari para definir un modelo de conocimiento descentralizado desde donde se tejen sistemas de relaciones. Es un concepto que cuestiona el modelo de conocimiento arbóreo, jerárquico, lineal, rígido y centralizado.

    Desde cualquier campo del conocimiento y de las relaciones personales y profesionales se pueden establecer raíces rizomáticas, en donde el conocimiento crece en interconexión horizontal, cíclica y transversal.

    Este es un libro rizomático, donde se facilitan posibilidades de interconexión entre diferentes campos del conocimiento y se establecen puntos de encuentro transdisciplinar que facilitan entender el AGSIF como un entramado rizomático, desde el cual se han enraizado fuertes vínculos que, habitualmente, operan por debajo de la conciencia, al igual que la raíz, que trabaja bajo tierra.

    Hablamos de interconexión entre diferentes campos del conocimiento y también entre los diferentes modelos de intervención en trabajo social.

    Un modelo en trabajo social, en palabras del Dr. Juan Jesús Viscarret Garro: «Integra en un todo, en una unidad, todos los aspectos que forman parte de una intervención social: los aspectos teóricos, metodológicos, funcionales y también filosóficos, de una determinada forma de llevar a cabo la práctica profesional» (Viscarret, 2009, p. 300).

    El Dr. Juan Jesús propone ocho modelos en la práctica de trabajo social: modelo psicodinámico, modelo de intervención en crisis, modelo centrado en la tarea, modelo cognitivo-conductual, modelo humanista y existencial, modelo crítico-radical, modelo de gestión de casos y modelo sistémico.

    El AGSIF mantiene afinidad, concretamente, hacia tres modelos: el modelo psicodinámico, el modelo humanista existencial y el modelo sistémico.

    El modelo psicodinámico, desdel enfoque psicosocial de Richmond, Hamilton y Perlman, lo entendían como la forma de establecer un vínculo en la relación asistencial facilitadora de la toma de conciencia, indispensable para el cambio y el restablecimiento del bienestar.

    El AGSIF, como técnica diagnóstica del origen del malestar psicosocial, tiene por objetivo, al igual que en el modelo psicodinámico, facilitar que emerja al consciente la información que habita en el preconsciente de la persona desde un enfoque transpersonal, concibiendo a la persona como un todo en el que operan interrelaciones entre las tríadas: cuerpo-mente-conciencia / origen-transmisión-identidad / emoción-lenguaje-acción / pensamiento- ideología- espiritualidad, donde el todo influye en la parte y la parte en el todo.

    En el libro Practicas de Trabajo Social Clínico, se refiere al enfoque transpersonal como un: «término que surge en psicología como expresión de esa totalidad que somos más allá de lo aparente y que hoy se utiliza en casi todas las disciplinas psicosociales» (Ituarte & Lozano, 2017, p. 110). Así, el enfoque transpersonal concibe «al cliente como resultado de su historia personal y familiar (…). Investigando lo ocurrido, manteniendo la mirada en todo lo que la persona trae consigo, propiciamos la transformación. Los recursos internos que activó nuestro cliente para sobrellevar su existencia son los mismos que precisa para salir (…). Si algo podemos aportar a nuestra práctica clínica del trabajo social es saber mantener la mirada amplia, incluir a todos los miembros de la historia personal de nuestro cliente» (Ituarte & Lozano, 2017, pp. 112–113).

    El AGSIF, al igual que el modelo humanista, ve en el síntoma la manifestación externa de la demanda terapéutica, y el trabajo es darle una lógica, un sentido, trabajando de forma activa desde el yo potencial de la persona, que es quien se convierte en actor y protagonista, ya que es quien tiene toda la información, y el profesional clínico ayuda a dar forma, texto y contexto.

    El trabajo de acompañamiento está basado en el análisis del sistema familiar, cuya referencia es el modelo sistémico, entendiendo sistema como «una organización de elementos unidos por algún tipo de interacción o dependencia formal. Los componentes de un sistema interaccionan entre ellos y se influyen mutuamente» (Viscarret, 2009, p. 326). Los componentes del sistema que interaccionan en el AGSIF son dos sistemas entrelazados: la sistémica del inconsciente y la sistémica del consciente.

    El AGSIF acoge la perspectiva ecológica dentro de la teoría de los sistemas, que viene a señalar que «las necesidades y los problemas son generados por las transacciones que se dan entre las personas y sus entornos» (Viscarret, 2009, p. 329). Una persona, también, puede generar en sí misma un entorno donde operan los dos sistemas, consciente e inconsciente, desde donde conectar la historia biográfica y transgeneracional; es decir, lo referente a la dinámica familiar antes de la concepción. Así, el prefijo trans-, que según el diccionario de la Real Academia Española significa «a través de», nos acompañará a lo largo de estas páginas.

    Este libro es una propuesta para enraizar, con una mirada flexible, abierta y transformadora, la germinación de los procesos relacionales entre diferentes disciplinas científicas, la comprensión de los vínculos que se establecen entre los miembros de un sistema familiar y la relación de horizontalidad terapéutica entre profesional-cliente. Se trata de ir más allá del sistema conocido. De cavar para acceder a la raíz, al origen del malestar. De airear para facilitar nuevos brotes.

    1. Principios del modelo de aprendizaje rizomático

    El rizoma proviene del griego antiguo ῥίζωμα [rhízōma], «masa de raíces» (Real Academia Española, n. d.) y es la metáfora botánica que utilizan el filósofo y el psicoanalista Deleuze y Guattari para describir su modelo de aprendizaje. Tal como dijeron ambos autores: «somos conscientes de que no convenceremos a nadie si no enumeramos algunos caracteres generales del rizoma», siendo los diferentes principios de su modelo rizomático los siguientes «Principios de conexión y heterogeneidad» (Deleuze & Guattari, 2002, pp. 12–17):

    «Principio de multiplicidad:solo cuando lo múltiple es efectivamente tratado como una «multiplicidad» sustantiva deja de tener relación con el Uno. Una multiplicidad no tiene ni sujeto ni objeto, sino determinaciones, tamaños que no pueden aumentar sin que ella cambie de naturaleza».

    «Principio de ruptura asignificante: un rizoma puede romperse, pero volverá a arrancar en una de sus antiguas líneas o en nuevas líneas».

    «Principios de cartografía y calcomanía: un rizoma no es susceptible de ningún modelo estructural o generativo; es un «mapa y no un trazado». El mapa se orienta hacia la experimentación».

    Actualmente, el método de aprendizaje rizomático está totalmente implementado en la red digital, en la que se producen infinitas conexiones entre todas las posibilidades de interconexión de conocimiento, que se nutren constantemente de forma flexible y creativa. No hay un eje central, sino una estructura rizomática, al igual que se generan las sinapsis en nuestro cerebro, como una gran extensión rizomática que interconecta y gestiona toda la información interna y externa de la persona. En el mundo digital, así como en nuestro cerebro, la naturaleza rizomática emerge constantemente de forma armónica y actualizada en sistemas abiertos de conectividad colaborativos.

    No obstante, en gran medida, el método científico está todavía preso de su historia, representada en el famoso cuadro anónimo del juicio a Galileo ante la Santa Inquisición, del 24 de febrero de 1616, conocido como la «Herejía de Galileo». Galileo, considerado el padre del método científico, salvó su vida cuando se retractó de sus postulados científicos al chocar de frente con la Santa Inquisición: ¡Con la Iglesia hemos topado!. Ciencia e Iglesia llegaron a una especie de acuerdo en la que los científicos se ocuparían de la materia, de lo tangible, y la Iglesia, de la psique, de lo intangible.

    Esto supuso la separación entre lo racional y lo irracional, rechazando unir ambos aspectos fundamentales del ser humano. Y cuatro siglos después, poco nos hemos movido al pretender acoger la subjetividad y complejidad del ser humano, diseccionando el objeto de estudio en partes de la materia conocida, en el humus. Somos seres humanos, no humanos seres, y el ser, lo intangible, sigue separado de lo tangible. Y, al hacerlo, hemos perdido la conexión directa con la vida. Diana Paris, especializada en psicología transgeneracional, lo expresa de la siguiente forma:

    «Debajo de la ‘historia clínica’ que nuestro médico de cabecera engorda con nuevos datos cada vez que lo visitamos y cuando nos solicita nuevos controles, purga por ‘hablar’ otra historia. La que no se ve, no se advierte, no se narra» (Paris, 2016, p. 73).

    El método científico separa la materia de la psique y se basa en conceptos de espacio y tiempo absolutos, por lo que todo lo que está fuera del espacio-tiempo es desconocido y genera miedo. Al hacerlo, se sigue en un conocimiento estanco y parcelado, ya que se está influenciado por el propio sistema de creencias, las normas de la sociedad en la que se vive y se pasa a ver el mundo a través de la margarita, flor a la que se le ha atribuido un símbolo vinculado a la dualidad: ciencias o letras, blanco o negro, me quieres o no me quieres, etc., así, se pretende elaborar los procesos de la subjetividad humana desde la razón, desde la mente cartesiana, encajándola en un algoritmo.

    Si se cree que algo no es posible o no es demostrable, se niega, se le da la espalda. El hecho de que sea desconocido no significa que no exista. Se convive a diario con cosas que no se pueden ver ni tocar: la radiación, el vacío, el pensamiento, la confianza, la intuición, etc. Y, sin embargo, no hay discusión sobre su existencia. Los lobos corren por todo el bosque, no por un trocito de bosque. La mente es amplia y la parcelamos.

    No obstante, hay interacciones que la ciencia desconoce todavía y esta las niega porque no lo entiende y el avance científico queda así frenado. El conocimiento no se mueve de su caja cuadrada y estanca. La mente dual racional vive la realidad bajo el binomio grabado a fuego que distorsiona la vida: éxito-fracaso.

    Vivimos en una sociedad competitiva y altamente exigente que busca resultados tangibles, certeros, cortos en el tiempo y que cumplan con las expectativas depositadas, en lugar de vivir en el aprendizaje según el método rizomático. Iniciar una actividad académica no es recoger un montón de datos, conocimientos o saberes, sino entrar en un estado de investigación, donde vas hacia la experimentación de la vida, que permita un estado de confianza interior y exterior, donde la curiosidad esté siempre activa y abierta a dejarse sorprender, a hacerse preguntas y a sostener las respuestas, ¡si es que las hay!.

    Se trata de crecer personal y profesionalmente a través del conocimiento, en forma de experiencias donde armonizar los ciclos de vida, no en comportamientos estancos separados unos de otros. El reto rizomático es darle al conocimiento académico una forma cíclica. Cada mirada tiene su verdad, aunque a veces sea solo una perspectiva. El mundo está hecho de todas las perspectivas unificadas, hilvanadas y entrelazadas.

    El método rizomático no sigue una lógica binaria como en la jerarquía de un pensamiento arbóreo, sino que permite entradas, salidas, cortes, conexiones; en definitiva, una plena interacción del todo con el todo. Cualquier rama del conocimiento puede estar conectada con otra. El reto del pensamiento

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