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Instituto bíblico
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Libro electrónico753 páginas11 horas

Instituto bíblico

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La pérdida de perspectiva del ser humano no tiene origen en que haya sido puesto en este mundo sin una explicación; más bien se debe a la desconexión que ha sufrido al separarse de Dios, su Creador. Este libro succiona de la biblia los aspectos fundamentales, revelados por Dios, para ayudarte a: 1) lograr la reconexión que tu espíritu ha estado buscando; 2) encontrar las respuestas a tus interrogantes sobre el sentido de la vida, y de tu vida; 3) descubrir la razón de cada vivencia que has tenido o el beneficio que tu alma ha ganado en cada sonrisa y también en cada lágrima; 4) experimentar el conocimiento de Jesús, como tu único salvador personal y; 5) comenzar el camino que te llevará a arrepentimiento y conversión, para sanidad interior y para nacer de nuevo, en un proceso de madurez y santidad que te conducirá a la vida eterna.

Esta obra es una herramienta para crecimiento y madurez espiritual individual y para orientar los procesos colectivos de discipulado en iglesias, grupos congregacionales, escuelas, colegios o institutos que enseñan la Palabra de Dios. En cada lectura, tu corazón irá sanando de sus heridas emocionales; tus relaciones con la familia y amigos irán mejorando y; tú crecerás en santidad y madurarás espiritualmente, como nunca antes. El camino de la lectura traerá en sí mismo un proceso de sanidad interior a tu vida.

Este libro no es para guardar en la biblioteca: es para hacerlo circular, pues alguien lo está necesitando. Regalarlo es interceder por la salvación de un alma: una forma de predicar.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento20 abr 2023
ISBN9788411441285
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    Instituto bíblico - Gleison Pineda Castro

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    INSTITUTO BÍBLICO 1

    Guía para discipulado, sanidad y madurez espiritual

    INSTITUTO BÍBLICO 1

    Guía para discipulado, sanidad y madurez espiritual

    Gleison Pineda Castro

    © Derechos de edición reservados.

    Letrame Editorial.

    www.Letrame.com

    info@Letrame.com

    © Gleison Pineda Castro

    Diseño de edición: Letrame Editorial.

    Maquetación: Juan Muñoz

    Diseño de portada: Rubén García

    Supervisión de corrección: Ana Castañeda

    ISBN: 978-84-1144-128-5

    Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de cubierta, puede ser reproducida, almacenada o transmitida de manera alguna ni por ningún medio, ya sea electrónico, químico, mecánico, óptico, de grabación, en Internet o de fotocopia, sin permiso previo del editor o del autor.

    Letrame Editorial no tiene por qué estar de acuerdo con las opiniones del autor o con el texto de la publicación, recordando siempre que la obra que tiene en sus manos puede ser una novela de ficción o un ensayo en el que el autor haga valoraciones personales y subjetivas.

    «Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47)».

    ÍNDICE

    A. EXISTE UN DIOS 17

    I. Dios se revela a quienes lo buscan de corazón. 19

    II. Dios es el Creador del Universo. 22

    III. El Único Dios 29

    IV. Dios Es y Dios Puede. 33

    V. El Padre que te buscó hasta encontrarte. 37

    B. EL HOMBRE HECHO A SEMEJANZA DE DIOS 45

    I. Conociendo al ser humano 47

    II. La bendición inicial de Adán y Eva. 56

    III. La caída del hombre y el plan de restauración. 58

    IV. El lugar de las almas. 65

    C. EL ESPÍRITU SANTO QUE TE GUÍA 69

    I. El Espíritu Santo mora y obra en ti. 71

    II. El Buen Fruto del Espíritu Santo. 73

    III. El Poder del Espíritu Santo. 82

    D. EL HIJO DE DIOS, JESÚS, VINO PARA SALVARTE 91

    I. Jesús el YO SOY, el Caminio, la Verdad y la Vida. 93

    II. Características del ministerio de Jesús en la tierra. 98

    III. Jesús sana cuerpo y alma, con perdón y expulsión de demonios. 100

    IV. Jesús hace milagros. 102

    V. Jesús enseña recorriendo Israel. 105

    VI. Jesús enseña con parábolas. 115

    VII. Profecías que se cumplieron en Jesús. 118

    VIII. Otras enseñanzas de Jesús. 122

    IX. Jesús y sus discípulos antes de ser arrestado. 125

    X. Jesús muere y resucita como el salvador del mundo. 130

    XI. Lo que debes hacer para ser salvo: un solo Camino. 141

    XII. La conversión trae transformación a nueva vida. 147

    E. LA GUERRA ESPIRITUAL 153

    I. El reino angelical. 155

    II. El Reino de las tinieblas. 161

    III. Preparación para la guerra. 166

    F. EL GRAN PODER DE LAS DISCIPLINAS ESPIRITUALES 183

    I. La puerta para entrar a la presencia de tu Padre: la oración. 185

    II. La Palabra escrita de Dios es la poderosa Espada del Espíritu. 202

    III. Los 10 mandamientos: 4 para la relación entre tú y Dios. 213

    IV. Los 10 mandamientos: 6 para la relación entre tú y tu prójimo. 217

    V. Otras disciplinas espirituales con gran poder. 223

    G. LOS MINISTERIOS EN LA IGLESIA 233

    I. Llamado y clases de ministerio. 235

    II. Características del Ministro y del Ministerio. 241

    H. EL HOGAR DISEÑADO POR DIOS 249

    I. Respetar el orden de las prioridades es ordenar tu vida. 251

    II. La unión matrimonial que Dios creó. 257

    III. Las expresiones conyugales del amor. 263

    IV. La forma en que la mujer debe amar a su esposo. 278

    V. La forma en que el hombre debe amar a su esposa. 282

    I. EDUCA A TUS HIJOS COMO DIOS MANDA 285

    II. Tu relación con tus hijos. 287

    III. Tus obligaciones con tus hijos. 290

    IV. Lo que los padres deben enseñar a los hijos. 296

    V. Disciplina a tus hijos. 303

    J. LA ADMINISTRACIÓN DE LAS RIQUEZAS 307

    I. Tu relación con las riquezas materiales. 309

    II. El secreto para obtener las riquezas. 312

    III. Las reglas de administración de las riquezas de Dios. 316

    K. PLANEA TU VIDA MIRANDO AL CIELO 325

    I. Aprende a vivir para cumplir los planes de Dios. 327

    II. La fidelidad a Dios se mide en la prueba. 333

    III. El gobierno del Estado. 339

    IV. La relación del hombre con la naturaleza. 343

    V. Saliendo de dudas: notas para aclarar temas. 347

    VI. Reafirma tus pasos en tu nueva vida como hijo del

    VII. Dios Altísimo. 350

    L. LAS PROFECÍAS DE LOS ÚLTIMOS TIEMPOS 357

    I. Los últimos tiempos estaban anunciados. 359

    II. Señales anteceden el arrebatamiento: siete sellos, cuatro caballos. 363

    III. La Gran Tribulación. 372

    IV. El fin de lo conocido y el principio de la nueva eternidad. 384

    V. Notas de derechos de autor de biblias citadas 391

    INTRODUCCIÓN

    No es del todo cierto lo que muchos dicen o creen: que llegamos a esta vida sin saber cómo vivirla; que nos toca ser padres o esposos y desempeñar tantos otros roles sin que nadie nos haya enseñado cómo hacerlo: este tipo de afirmaciones más bien dan cuenta del distanciamiento que la humanidad ha tomado respecto de su Creador.

    Cuando compras un elemento tecnológico vas al manual del fabricante para verificar cómo armarlo y usarlo. Para la humanidad, nuestro Creador también hizo un manual para el uso en toda circunstancia de la vida: la Biblia.

    La mayoría de personas, aun los que creen en Dios, conforman hogares sin conocer los deberes que deben cumplir como cónyuges ni el alcance del pacto (las reglas bíblicas para el hogar son uno de los doce capítulos de este libro). Inician proyectos sin consultar con Dios o se meten en vicios siguiendo el ejemplo y consejo de las malas compañías. Cuando ven las consecuencias, no aceptan su responsabilidad sino que culpan a Dios, sin darse cuenta de que han estado tomando decisiones y actuando sin consultar su manual del fabricante para la vida de la humanidad: la Palabra de Dios o Biblia. Dios te creó y dejó para ti unas cartas preciosas que hablan de su amor por ti y que contienen instrucciones precisas respecto de cómo relacionarte con Él.

    Para que te comunicaras con lo divino, el hombre fue creado con espíritu (además de alma); pero a partir de la caída de Adán, el hombre fue destituido de la gracia divina, rompiéndose la comunión directa entre Dios y el hombre. Aun el hombre que nunca ha escuchado de Dios, donde sea que se encuentre, su espíritu busca y clama a su Creador. A partir de la venida del Mesías, Jesús, la Biblia contiene las revelaciones que tu espíritu necesita para reconstruir la comunión y comunicación con Dios.

    La Biblia te cuenta tu origen (y el de la humanidad), así como los planes divinos para el mundo, desde la antigüedad y hasta el fin de los tiempos; te responde las preguntas sobre quién eres y de qué forma lo que haces en esta vida trascenderá después de la muerte e incluso qué pasa con tu ser espiritual después de la muerte física (separación de cuerpo, alma y espíritu).

    Asimismo, la Biblia te entrega las claves para restablecer tu conexión con Dios y establecer una relación personal con Él, de Padre a hijo, para que puedas consultarle cada paso de tu vida, así como el plan de vida que tiene para ti, desde tu origen y nacimiento hasta tu muerte, resurrección y vida eterna. Desde las situaciones más sencillas hasta las más complejas y enredadas hallan una solución en las Sagradas Escrituras.

    La pérdida de perspectiva del ser humano no tiene origen en que haya sido puesto en este mundo sin una explicación; más bien se debe a la desconexión que ha sufrido por no buscar a Dios. La Biblia contiene las revelaciones más extraordinarias que te puedas imaginar; al sistematizarlas y comprenderlas, hallarás el punto de reconexión que tu espíritu ha estado buscando, así como las respuestas a tus interrogantes sobre el sentido de la vida, y de tu vida, y la razón de cada vivencia que has tenido o el beneficio que tu alma ha ganado en cada sonrisa y también en cada lágrima.

    La Biblia te revela las cosas grandes y ocultas que tú no conoces, para subsanar la desconexión con tu origen, la pérdida de visión, el vacío en tu vida, la falta de orientación para la toma de decisiones y la indefinición del camino a seguir en todos los roles que enfrentas. Esta obra succiona de la Biblia los aspectos fundamentales revelados por Dios para lograr la victoria en el gran proceso de caminar hacia la perfección y la santidad en todos los ámbitos de la vida.

    Esas respuestas que Dios da a las inquietudes sobre los principales aspectos que puede llegar a requerir una persona en su vida, este libro las extrae, sistematiza y expone de forma sencilla. Estas páginas no sustituyen a la Biblia, sino que, por el contrario, en un proceso pedagógicamente sencillo, te muestran el camino y te acompañan en tus pasos iniciales, para que luego continúes recorriendo cada verso de la Biblia, a la vez que vives la vida con un sentido diferente: el sentido que solo Dios puede dar.

    El lector puede abordar la obra en el orden presentado o tomar cualquier página para descubrir la respuesta que necesita y un micromundo de sabiduría bíblica que abre y cierra en cada página/tema, pero que forma una estructura articulada por temas, subtítulos, títulos y, en conjunto, en la que se puede navegar en el orden que se quiera. En doce capítulos y 326 temas, el lector encontrará una clara y organizada orientación bíblica para los aspectos más relevantes de la vida.

    Aquí se desarrollan los temas bíblicos esenciales para aplicar a la vida, con puntos de reflexión espiritual y con miras a la plenitud de gozo en Dios. La obra toma los versos bíblicos más relevantes para enseñar cada tema y los usa para encabezar cada página, seguido de una explicación sucinta, suficiente y escrita con calidad, claridad y sencillez, para comprensión por todo público.

    Esta obra es una herramienta sencilla, práctica y completa, que servirá de guía para los procesos colectivos de discipulado en iglesias y grupos congregacionales, así como en escuelas y colegios para los programas de educación religiosa, católica o protestante de los jóvenes (la obra no se detiene en diferencias, sino que se fundamenta en versiones bíblicas de ambas corrientes). La sola presentación de versos por tema es ya un aporte fundamental.

    El libro deja que la Palabra de Dios hable por sí sola, pues estructura, agrupa y presenta temas y reflexiones como un instrumento de estudio, en donde el docente es el Espíritu Santo, quien convence de lo que requiere convencer.

    Instituto Bíblico 1 te muestra el plan de Dios, desde la creación en Génesis hasta el fin de la vida en la tierra en Apocalipsis, pasando por la caída del hombre, sus consecuencias, el plan de salvación de Dios y todas las cosas reveladas en la Biblia para vivir en armonía y bendición, conociendo a Dios, sus planes para tu vida y la forma de poner en práctica sus mandamientos.

    Presenta los tiempos finales descritos en las Sagradas Escrituras de una manera esperanzadora para los hijos de Dios. Explica las profecías que están por cumplirse, descubriendo las señales que fueron anunciadas para identificar el tiempo en que Jesús volverá a la tierra, así como cada etapa apocalíptica, hasta el fin de esta tierra y el comienzo en la nueva tierra y nuevo cielo.

    La obra también te mostrará herramientas para enfrentar los fracasos, los problemas, las depresiones y las dificultades de tu vida relacional; hallarás la verdad, al tiempo que avanzarás en el camino de conocer adecuadamente a Dios, aprender a comprender su voluntad y conocer los planes divinos para tu vida.

    Quien ponga en práctica las enseñanzas bíblicas que aquí se exponen verá transformada su vida. Por ejemplo, si cumples los deberes bíblicos conyugales, tendrás un hogar armonioso y feliz; si educas a tus hijos bajo el amor a Dios, ellos hallarán bendición en esta vida y salvación eterna; si administras la riqueza y talentos que tienes, con base en los lineamientos de la Palabra de Dios, verás prosperar la obra de tus manos; si aprendes a escuchar a Dios, podrás comprender los planes divinos para tu vida. En esencia, si te relacionas con Dios conforme al parámetro divino, sanarás tus heridas espirituales y tendrás vida abundante en la tierra y vida eterna en el cielo.

    Leer la Palabra de Dios y ponerla en práctica es el mejor regalo que puedes hacerte a ti mismo. Conocer lo que Dios manda en cada ámbito de la vida permite conocerlo, obedecerlo, amarlo y creerle; lo cual conduce a la salvación eterna y a una vida plena y victoriosa. Adopta la decisión de leer la Biblia completa; de principio a fin; prepárate previamente pidiendo la guía del Espíritu Santo, para que recorras ese maravilloso camino de revelación de la mano del Dios Altísimo.

    Al tiempo que lees este libro, puedes ir ejecutando un plan de lectura de la Biblia. Consigue una Biblia pequeña que puedas llevar a todas partes o descárgala a tu celular (te recomiendo la app YouVersión). Este libro es el primer paso en tu conocimiento profundo de Dios; desde que lo estaba escribiendo, le pedí a Dios que te hablara cada vez que lo estuvieras leyendo, que te contestara tus inquietudes y que te permitiera comprender su voluntad y sus planes buenos, agradables y perfectos para tu vida.

    Si no conoces a Dios ni el objeto de tu vida, seguirás espiritual y emocionalmente vagando sin rumbo y estrellándote de lado en lado. En la medida en que vayas avanzando en la lectura de este libro, verás cómo cada día Dios te estará hablando sobre lo que estés viviendo en ese momento; tu corazón irá sanando de sus heridas emocionales; tus relaciones con la familia y amigos irán mejorando; y tú crecerás en santidad y madurarás espiritualmente. El camino de lectura será en sí mismo un proceso de sanidad interior.

    Al culminar la lectura habrás aumentado tu conocimiento, experimentado sanidad espiritual, madurado espiritualmente y crecido en santidad. Recuerda que el camino de esta vida a la eternidad comenzó ayer y termina mañana, o antes, pero hoy y ahora es el momento más importante.

    Recorre el camino de tu vida sabiendo que tu fortaleza está en el poder de Dios, tu seguridad reposa en su amor, tu esperanza es su misericordia y que el Hijo de Dios es tu certeza y el Espíritu Santo es tu consolador.

    Este libro no es para guardar en la biblioteca: es para hacerlo circular. Léelo y luego préstalo a alguien a quien quieras ayudar a dar buen fruto en su vida. Cuando esa persona lo haya leído, solicita su devolución para prestarlo a alguien más. Asegúrate de que no quede guardado en un cajón, pues alguien lo está necesitando. Regalarlo es interceder por la salvación de un alma: una forma de predicar.

    A. EXISTE UN DIOS

    I. Dios se revela a quienes lo buscan de corazón.

    1. El Dios invisible se revela en las cosas visibles.

    Pues, desde la creación del mundo, todos han visto los cielos y la tierra. Por medio de todo lo que Dios hizo, ellos pueden ver a simple vista las cualidades invisibles de Dios: su poder eterno y su naturaleza divina. Así que no tienen ninguna excusa para no conocer a Dios. Es cierto, ellos conocieron a Dios pero no quisieron adorarlo como Dios ni darle gracias. En cambio, comenzaron a inventar ideas necias sobre Dios. Como resultado, la mente les quedó en oscuridad y confusión. Afirmaban ser sabios pero se convirtieron en completos necios. Y, en lugar de adorar al Dios inmortal y glorioso, rindieron culto a ídolos que ellos mismos se hicieron con forma de simples mortales, de aves, de animales de cuatro patas y de reptiles. Romanos 1:20-23 (NTV)

    Que todo surgió de la nada sin la intervención de una mente superior que creara y pusiera orden es cuando menos ¡absurdo! para llamarlo en términos amables. Muchos dicen que no hay Dios y explican el origen del mundo conocido a partir de teorías humanas, no probadas; de generación espontánea o fenómenos casuales. Para ellos, por casualidad aparecen en el mundo «al mismo tiempo» un pajarito y una pajarita para poder procrear y preservar la especie antes de que se terminaran sus pocos años de vida: se necesita más fe para creer esto que para creer en la existencia del Dios Único y Verdadero, Creador de todo cuanto existe.

    La evidencia que tenemos alrededor muestra al mundo que en lo macro y en lo micro estamos rodeados de una perfección que no puede haberse originado en la casualidad y menos en el caos: lo inteligente es creer que existe una mente superior creadora y que la perfección y equilibrio no vienen de la casualidad.

    En lo macro, el hombre busca llegar a la luna y a Marte; pero Dios, quien los hizo, ya ha dicho que al final de la vida de la tierra, nos llevará a otro planeta donde no habrá sol ni luna [ver tema 325]. La ciencia ha mostrado que una mayor distancia entre la luna y la tierra o variación en el nivel de inclinación de la tierra pueden generar cambios de dimensiones catastróficas para la vida en el planeta.

    A nivel celular, los procesos de la vida son tan complejos y perfectos como a nivel macro; la perfección del genoma humano ratifica la existencia del Creador. Y aún falta infinidad de cosas por descubrir en las ciencias, cuyos estudiosos continúan escudriñando a nivel de la célula y del universo para descubrir las dimensiones y secretos de la creación. Los desarrollos tecnológicos de hoy lo ratifican, y los futuros aún más: todo acto creativo requiere una mente brillante; la ciencia actual avanza a grandes pasos, estudiando los procesos naturales para desarrollar tecnologías, pero aún no logra llegar al punto de copiar lo natural. No existe evidencia científica de un proceso creativo sin un creador ni de que una explosión construya algo; todo lo contrario: destruye. Quien simplemente observa a su alrededor, no tiene más que concluir que existe un Dios que todo lo puede.

    Esta es la verdad fundamental, a partir de la cual podemos entrar a descubrir quién es ese Dios y cómo se revela a su creación. He aquí un camino hacia el descubrimiento de las cosas grandes y ocultas que tú no conoces.

    2. Si buscas la Verdad, la encontrarás.

    Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas y les hará recordar todo lo que les he dicho. Juan 14:26 (NVI)

    Entonces Dios los abandonó para que hicieran todas las cosas vergonzosas que deseaban en su corazón… En vez de adorar al Dios verdadero, adoran a dioses falsos; adoran las cosas que Dios ha creado, en vez de adorar al Dios que las creó y que merece ser adorado por siempre. Romanos 1:24a, 25 (TLA)

    Ese hombre vendrá a hacer la obra de Satanás con poder, señales y milagros falsos. Se valdrá de toda clase de mentiras malignas para engañar a los que van rumbo a la destrucción, porque se niegan a amar y a aceptar la verdad que los salvaría. 2 Tesalonicenses 2:9-10 (NTV)

    Además del mundo material que has visto, existen infinidad de seres espirituales: ángeles y demonios; estos últimos bajo el gobierno de Satanás, quien es el príncipe de la mentira, también llamado el enemigo; estos espíritus de la oscuridad han fraguado todo tipo de mentiras para separar al hombre de Dios.

    Toda táctica que aleje al hombre de Dios es un éxito para el enemigo; así, en tanto que unos dicen que no hay Dios, otros predican la existencia de otros dioses; algunos la existencia de dios en todas las cosas creadas (naturaleza, sol, luna, universo, la vida, etcétera): también hay quienes predican el poder en el hombre mismo, como dios dormido, al que cada uno puede despertar haciendo declaraciones para atraer lo deseado.

    La única Verdad es que existe un solo Dios, creador de los cielos y de la tierra, y ese Dios es un ser espiritual. Tú eres un ser espiritual, por lo cual tienes la capacidad de establecer comunicación con el Espíritu Santo de Dios. Él ha prometido que te convencerá de tu error en cuanto al pecado, a la justicia y al juicio; que te acompañará siempre y que te guiará y revelará la Verdad (Jesús es el Camino, la Verdad y la Vida).

    Todo el que de corazón desea buscar y descubrir la Verdad, puede hacerlo. Basta que le hables a ese Dios Único, Creador de los cielos y la tierra y de todo cuanto existe; háblale a ese Dios que no conoces (sin darle nombre); pídele que permita que su Espíritu Santo te guíe a la Verdad. Dile que deseas conocerlo y que no quieres ser engañado por mentiras de hombres, por falsos dioses ni por espíritus de mentira. El único Dios cumplirá su promesa, abrirá tus ojos y te permitirá conocer y comprender la única Verdad.

    Obrando así, conocerás al único Dios, santo y perfecto; entonces, no habrá dudas en ti y sabrás que has conocido la Verdad. No hay excusas que puedan justificar que sigas andando enredado en la falsedad de Satanás, el padre de la mentira, pues aquí ya has recibido la llave para hallar la única Verdad: en tu poder está la facultad de usarla o de tirarla y seguir en tu vida de ceguera espiritual.

    Recuerda que la llave tiene dos claves: debes pedir la revelación de la Verdad con fe (creyendo que hay un Dios) y debes tener la disposición de hacer la voluntad del Dios Único, quien habrá de revelarse a ti, ante tu sincero clamor.

    3. La Biblia es el libro que contiene la Palabra inspirada por Dios.

    Toda la Escritura es inspirada por Dios y es útil para enseñarnos lo que es verdad y para hacernos ver lo que está mal en nuestra vida. Nos corrige cuando estamos equivocados y nos enseña a hacer lo correcto. Dios la usa para preparar y capacitar a su pueblo para que haga toda buena obra. 2 Timoteo 3:16-17 (NTV)

    Las palabras del Señor son puras…, siete veces purificada en el crisol.

    Salmos 12:6 (NVI)

    Pues les aseguro que mientras existan el cielo y la tierra, no se le quitará a la ley ni un punto ni una letra, hasta que todo llegue a su cumplimiento. Mateo 5:18 (DHH)

    Y si alguno quita de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del árbol de la vida y de la ciudad santa descritos en este libro.

    Apocalipsis 22:19 (LBLA)

    La Biblia, Sagradas Escrituras, Ley de Dios o Palabra de Dios, es un libro escrito durante mil seiscientos años, desde tres continentes (Asia, África y Europa), en tres idiomas (en hebreo y arameo los treinta y siete libros del Antiguo Testamento y en griego los veintisiete libros del Nuevo Testamento). Goza de plena armonía y coincidencia, pues los más de cuarenta hombres que trazaron las letras sobre los rollos de papiros y pergaminos estaban dirigidos por el único autor, Dios, quien les dio la inspiración y garantizó la perfección e inerrancia en el registro de: sus mandamientos, la historia de la creación, la historia del pueblo israelita y los hechos por venir o profecías. La Biblia es el libro más antiguo, más impreso, más traducido y más vendido del mundo.

    Todas estas maravillas tienen origen en el hecho de que se trata de una obra inspirada por Dios en todos sus contenidos. Cada pasaje de la Biblia tiene un propósito, pues fue específicamente planeado y repensado, como dice el bello salmo: cada palabra de la Biblia fue siete veces pasada por el fuego para dejarla en perfección, como se hace con la plata o metales preciosos para purificarlos. Esto implica que cada mensaje allí registrado fue perfectamente planeado por Dios para que cumpliera un propósito, por lo cual en la Palabra de Dios no hay error, ni hay azar ni hay nada que sobre o que falte: ella es y está completa.

    Existen múltiples traducciones a cada idioma actual, lo cual, más que afectar su contenido, permite su conocimiento y comprensión; bueno es estudiar varias versiones cuando se quiere comprender o tener mayor claridad sobre cada uno de esos temas que presentan mayor dificultad de interpretación o entendimiento.

    La Biblia, en general, contiene el plan de salvación que Dios trazó para el que crea en Él, así como su obra de justicia y castigo para con los malvados. Ya se han cumplido muchas de las profecías allí registradas; pero aún quedan muchas por cumplirse, hasta que tengamos nuevo cielo y nueva tierra [ver tema 325]. Este poderoso libro contiene además las pautas que Dios entrega al ser humano para una vida abundante en bendición. La Biblia es, en síntesis, el mapa que marca, de principio a fin, el plan más importante de Dios para tu vida en la tierra: que pases la eternidad con Él, en el cielo.

    II. Dios es el Creador del Universo.

    4. El primer día Dios creó la luz y en el cuarto el sol y la luna.

    Entonces dijo Dios: Sea la luz. Y hubo luz. Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas. Y llamó Dios a la luz día, y a las tinieblas llamó noche. Y fue la tarde y fue la mañana: un día… Entonces dijo Dios: Haya lumbreras en la expansión de los cielos para separar el día de la noche, y sean para señales y para estaciones y para días y para años; y sean por luminarias en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra. Y fue así. E hizo Dios las dos grandes lumbreras, la lumbrera mayor para dominio del día y la lumbrera menor para dominio de la noche; hizo también las estrellas. Y Dios las puso en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra, y para dominar en el día y en la noche, y para separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios que era bueno. Y fue la tarde y fue la mañana: el cuarto día.

    Génesis 1:3-5, 14-19 (LBLA)

    Y vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existe… La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que la iluminen, porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera… Y ya no habrá más noche, y no tendrán necesidad de luz de lámpara ni de luz del sol, porque el Señor Dios los iluminará, y reinarán por los siglos de los siglos. Apocalipsis 21:1, 23; 22:5 (LBLA)

    Los días que conoce el hombre son una vuelta de rotación de la tierra sobre su mismo eje; esta tarda veinticuatro horas de sesenta minutos, de sesenta segundos; doce horas de día frente al sol y doce de noche (bajo luz de luna). De otra parte, lo que se conoce como año, es el tiempo que tarda la tierra en dar una vuelta alrededor del sol.

    El primer día de la creación Dios creó la luz, el día y la noche; no obstante, el sol y la luna se crean el cuarto día. Esto muestra que la luz inicialmente creada no procedía del sol. Como fue al principio de los tiempos, narrados en Génesis, asimismo será al final de los tiempos postapocalípticos, narrados en Apocalipsis: en el nuevo planeta en que viviremos, no habrá sol ni luna ni noche, sino que el Padre nos iluminará y el Hijo será lumbrera [ver tema 325].

    Al final de los tiempos no estará esta tierra como es conocida, sino que habrá una nueva tierra, sin mar y con nuevos cielos. Apocalipsis muestra el detalle de cómo vendrá el fin del sol y de la tierra; de igual forma detalla lo que vendrá después de tales sucesos y, definitivamente, no es como lo muestran las películas y series que tratan de predecir los tiempos apocalípticos [ver capítulo L].

    ¡Qué maravilloso que Dios nos haya revelado estas cosas tan admirables! Si el estudio de las ciencias partiera de tales revelaciones divinas, tendría infinitas posibilidades de hallar la verdad buscada en cada investigación.

    La comprensión del concepto de día y año de esta fase de la creación da luces para comprender el alcance que puede tener cada día de la creación; esto es, podría tratarse de los actuales días de veinticuatro horas, pero es más probable que se trate de un alcance distinto, pues, al menos en los primeros cuatro días no había elementos para contar el día, como se conoció después. En esa medida, no existe contradicción entre la Palabra de Dios y las «teorías» que pueden afirmar que el sol tiene millones de años; tales «teorías» podrían ser ciertas, pero también podrían estar erradas: la Palabra de Dios no tiene error.

    5. La creación antes del tiempo, en la eternidad.

    En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba sin orden y vacía, y las tinieblas cubrían la superficie del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la superficie de las aguas. Génesis 1:1-2 (LBLA)

    Pero, amados, no ignoréis esto: que para el Señor un día es como mil años, y mil años como un día. 2 Pedro 3:8 (LBLA)

    Dios hizo todo hermoso en su momento, y puso en la mente humana el sentido del tiempo, aun cuando el hombre no alcanza a comprender la obra que Dios realiza de principio a fin… Lo que ahora existe, ya existía; y lo que ha de existir, existe ya. Dios hace que la historia se repita. Eclesiastés 3:11 (NVI)

    Ya viste que en el primer día se crearon la luz, el día y la noche y que en el cuarto día se crearon el sol y la luna. ¿Te preguntarás cuándo se creó la tierra? Pues la Biblia no lo dice, sino que deja un vacío entre los primeros dos versos del primer libro, precisando que: la tierra y los cielos se crearon en el principio.

    En el principio la tierra estaba cubierta de aguas, como un gran vapor, además de que en ella no había vida, pues estaba desordenada y vacía; ya existía el gran abismo, el cual estaba cubierto por tinieblas [ver temas 45 y 46]. Ten presente que la Biblia es la Palabra de Dios y en ella no hay imperfección ni imprecisión. La historia bíblica te revela grandes secretos, pero no todo lo revela [ver tema 177].

    La ciencia te dice hoy que en la tierra se ha encontrado evidencia antropológica de la existencia de una especie de animales llamados dinosaurios (esto no es teoría sino evidencia científica), que habrían habitado la tierra, pero de los cuales la historia no tiene registro. Esta existencia de vida debió ocurrir antes de la actual creación (por eso no hay registro). Esto es, no habría contradicción pues es claro que antes de la creación actual, la tierra ya estaba creada y desordenada, lo que implica que sí pudo existir otra creación anterior, objeto de exterminio en algún momento, como lo será la actual creación de la tierra, pues la misma Palabra de Dios dice que lo que es, ya ha sido, y lo que será, ya fue.

    De otra parte, si las teorías científicas (ojo, que estas no son ciencia ni evidencia, sino solo teorías) te dicen que el sol y la tierra tienen miles de años: ello podría ser o no ser cierto, pero no contradice lo dicho en la Biblia, dado que en el principio la tierra ya existía. Ahora, el sol sí fue creado en el cuarto día, pero nótese que es absolutamente claro que los primeros cuatro días no pudieron ser los conocidos de veinticuatro horas, pues precisamente no había sol que los marcara así. Al respecto la Biblia nos aclara que para Dios, un día es como mil años y mil años son como un día. Esto demuestra que al comienzo no existía el tiempo, como el hombre lo conoce, sino eternidad. Igual ocurrirá al final de los tiempos, pues al destruirse el sol y la tierra, tampoco habrá una línea de tiempo como la actual, sino que volveremos al sentido de eternidad de la mente de Dios: pero unos en la presencia de Dios y otros en el fuego eterno [ver temas 324 y 326].

    6. El segundo día y a inicios del tercero, Dios separó las aguas.

    Entonces dijo Dios: Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas. E hizo Dios la expansión, y separó las aguas que estaban debajo de la expansión de las aguas que estaban sobre la expansión. Y fue así. Y llamó Dios a la expansión cielos. Y fue la tarde y fue la mañana: el segundo día. Entonces dijo Dios: Júntense en un lugar las aguas que están debajo de los cielos, y que aparezca lo seco. Y fue así. Y llamó Dios a lo seco tierra, y al conjunto de las aguas llamó mares. Y vio Dios que era bueno. Génesis 1:6-10 (LBLA)

    Entonces el Señor respondió a Job desde el torbellino y dijo… ¿O quién encerró con puertas el mar, cuando, irrumpiendo, se salió de su seno; cuando hice de una nube su vestidura, y de espesa oscuridad sus pañales; cuando sobre él establecí límites, puse puertas y cerrojos, y dije: Hasta aquí llegarás, pero no más allá; aquí se detendrá el orgullo de tus olas?... ¿Has entrado hasta las fuentes del mar, o andado en las profundidades del abismo? ¿Te han sido reveladas las puertas de la muerte, o has visto las puertas de la densa oscuridad?... ¿Puedes levantar tu voz a las nubes, para que abundancia de agua te cubra? ¿Envías los relámpagos para que vayan y te digan: Aquí estamos? Job 38:1, 8-11, 16-17, 34-35 (LBLA)

    Después de la creación de la luz, el día y la noche, la tierra seguía desordenada y vacía; el núcleo de tierra, así como el abismo se apreciaban cubiertos completamente por aguas, congeladas, líquidas y evaporizadas. En el segundo día, Dios separó las aguas, mandando las evaporizadas a constituirse en nubes, por debajo de la atmósfera. Algunas partículas de agua, compuesta por hidrógeno y oxígeno, las separó dejando una expansión de solo oxígeno entre las aguas gaseosas de las nubes y las aguas líquidas, las cuales cubrían completamente la tierra; esto fue el segundo día.

    Al inicio del tercer día, Dios separa las aguas líquidas, encasillándolas en los mares, donde les puso límites que no pueden traspasar. Parece tarea sencilla, pero nótese que a la velocidad que la tierra rota sobre su eje, a la vez que se traslada alrededor del sol, las aguas líquidas bien podrían salir volando por toda la tierra (o inundándola), pero el Creador sometió todo a leyes naturales y físicas para mantener el perfecto orden. Para lograr ese orden, Dios puso la fuerza de gravedad que atrae los objetos hacia el núcleo de la tierra; pero para lograr el equilibrio, el cuarto día Dios puso la luna.

    La ciencia ha determinado que la distancia de la luna respecto de la tierra define el tiempo que dura el día; junto con la inclinación de la tierra, ayuda a mantener las temperaturas y las aguas de los océanos en su sitio. Si se cambiara la inclinación de la tierra o la distancia respecto de la luna, los mares se desbordarían y las temperaturas del planeta variarían hacia un completo caos.

    Los primeros siglos de vida en la tierra no hubo lluvia sobre ella, sino una atmósfera perfecta que permitía que los primeros hombres vivieran siglos (Matusalén vivió 969 años). Esta forma de los ciclos del agua incidió para dar lugar a la vida. En el transcurso de la historia bíblica, se revelará que hubo un día en que el pecado fue castigado mediante la inundación de la tierra por agua; la primera lluvia cayó en el diluvio universal, cuando Dios hizo llover de forma torrencial e incesante durante cuarenta días y cuarenta noches; esto no volverá a pasar.

    7. El tercer día Dios creó la vegetación.

    Y dijo Dios: Produzca la tierra vegetación: hierbas que den semilla, y árboles frutales que den fruto sobre la tierra según su género, con su semilla en él. Y fue así. Y produjo la tierra vegetación: hierbas que dan semilla según su género, y árboles que dan fruto con su semilla en él, según su género. Y vio Dios que era bueno. Y fue la tarde y fue la mañana: el tercer día. Génesis 1:11-13 (LBLA)

    Él hace brotar la hierba para el ganado, y las plantas para el servicio del hombre, para que él saque alimento de la tierra, y vino que alegra el corazón del hombre, para que haga brillar con aceite su rostro, y alimento que fortalece el corazón del hombre. Los árboles del Señor se sacian, los cedros del Líbano que Él plantó, donde hacen sus nidos las aves, y la cigüeña, cuya morada está en los cipreses. Los montes altos son para las cabras monteses; las peñas son refugio para los tejones. Salmos 104:14-18 (LBLA)

    Habiendo despejado la tierra, Dios creó la vegetación con la capacidad de dar semilla para proseguir la vida vegetal, según el género; esto es, las semillas de arroz no darán papas ni viceversa. La vegetal es la primera forma de vida que crea Dios en la tierra; luego daría la yerba a los animales y los frutos al hombre.

    En las últimas décadas la humanidad ha indagado la genética, logrando la manipulación de las semillas para hacer más rentable la agricultura, aunque con algunos problemas como la esterilización del fruto (sus semillas ya no son fértiles); ahora hay que acudir a los laboratorios biotecnológicos para comprarles sus semillas a costo de monopolio por propiedad intelectual.

    De otra parte, si bien el nuevo proceso de producción y nuevo fruto pueden tener ventajas en el mercado, en algunos casos se puede generar daño para la salud humana y para la tierra. Esto es consecuencia del rompimiento de la prohibición bíblica de mezclar las semillas con géneros diversos. Con todo, el hombre no puede crear nuevos géneros de frutos, sino que tiene que jugar con la manipulación genética de los creados por Dios en perfecto orden.

    A partir de insumos naturales, el hombre ha desarrollado multitud de alimentos procesados: la mayoría resultan perjudiciales para la salud humana. Los médicos y nutricionistas recomiendan volver a lo natural, es decir, suprimir gaseosas para volver al jugo de la fruta; suprimir paquetes, embutidos y otros alimentos procesados para volver a las sopas y alimentos preparados en casa; etcétera.

    La investigación sobre la naturaleza creada por Dios ha llevado al desarrollo de nuevos materiales para la industria a partir de genes vegetales y a la copia de procesos naturales para desarrollos de ingeniería industrial. Actualmente la creación de empresas de investigación biotecnológica crece de manera exponencial: el hombre invierte esfuerzos y recursos extraordinarios para tratar de copiar lo que Dios hizo, en tan maravillosa y perfecta creación.

    Esto muestra que Dios hizo todo perfecto para que funcionara de forma natural. Puso las plantas en el lugar y clima adecuados para dar semilla que cae y brota en nuevos retoños dando continuidad a la vida. El hombre dice que no hay Dios pero busca imitar su creación, sin éxito. ¡Qué curioso!, ¿no?

    8. El quinto y sexto día Dios creó a los animales (y al hombre).

    1:20-21a, 23-26a. Entonces dijo Dios: Llénense las aguas de multitudes de seres vivientes, y vuelen las aves sobre la tierra en la abierta expansión de los cielos. Y creó Dios los grandes monstruos marinos y todo ser viviente que se mueve, de los cuales están llenas las aguas según su género, y toda ave según su género… Y fue la tarde y fue la mañana: el quinto día. Entonces dijo Dios: Produzca la tierra seres vivientes según su género: ganados, reptiles y bestias de la tierra según su género. Y fue así. E hizo Dios las bestias de la tierra según su género, y el ganado según su género, y todo lo que se arrastra sobre la tierra según su género. Y vio Dios que era bueno. Y dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza…

    2:19a Y el Señor Dios formó de la tierra todo animal del campo y toda ave del cielo… (LBLA)

    …Noé en el arca, de dos en dos, de todo ser en que había espíritu de vida. (RVC)

    Génesis 7:15

    El alma de tu tórtola no entregues a la fiera…Salmos 74:19 (LBLA)

    Pues tanto las personas como los animales tienen el mismo destino: ambos respiran y ambos mueren. Así que las personas no tienen una verdadera ventaja sobre los animales. ¡Qué absurdo! Ambos terminan en el mismo lugar: del polvo vienen y al polvo vuelven. Pues, ¿quién puede demostrar que el espíritu humano va hacia arriba y el espíritu de los animales desciende al fondo de la tierra?

    Eclesiastés 3:19-21 (NTV)

    El quinto día, Dios creó a los peces de las aguas y las aves del cielo; al día siguiente, en el día sexto, Dios creó a los animales terrestres. Todo lo hizo Dios en orden y perfecta armonía. Los animales tienen un componente físico o cuerpo y un componente espiritual, así como un ciclo de vida que comienza con el nacimiento y se extingue con la muerte. Muchos estudiosos dicen que los animales solo tienen alma, pero la Biblia habla de espíritu y de alma, sin precisar la diferencia respecto del hombre; aunque es claro que no se comunican con Dios (espíritu) y tampoco tendrán resurrección (alma).

    No hubo creación de huevos ni de óvulos y esperma: Dios obró como alfarero, formando a los animales, machos y hembras, de los mismos componentes que había en la tierra. Dios dio a cada animal la forma perfecta para el hábitat en que lo puso; los osos polares no pasan frío, como tampoco sufren por calor las aves del trópico. Dios les dio a todos la yerba que libremente nacía en el planeta para que se alimentaran y les permitió hallar lo necesario para gozar de una vida plena.

    En el principio los animales no se alimentaban de otros animales. En el arca del diluvio, cada especie debió respetar la vida de las otras especies para subsistir hasta que volvieron a salir a tierra. El cambio debió generarse después del diluvio, cuando también al hombre le fue dado alimentarse de animales.

    Al final de los tiempos, en el milenio, nuevamente los animales convivirán en armonía: ninguno se alimentará del otro; incluso los niños compartirán con las fieras, que ya no serán fieras.

    Por cierto, nótese que cuando la serpiente le habla a Eva [ver tema 37], ella no se extraña de tal situación. Dios tampoco se extrañó cuando Eva lo informó del engaño de parte de una serpiente que hablaba. Es probable que los animales hablaran en un comienzo; pero no hay evidencia que lo confirme o niegue.

    9. El sexto día Dios creó al hombre y a la mujer.

    Entonces el Señor Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz el aliento de vida; y fue el hombre un ser viviente. Y plantó el Señor Dios un huerto hacia el oriente, en Edén; y puso allí al hombre que había formado… Entonces el Señor Dios tomó al hombre y lo puso en el huerto del Edén, para que lo cultivara y lo cuidara… Y el Señor Dios dijo: No es bueno que el hombre esté solo; le haré una ayuda idónea… Y el hombre puso nombre a todo ganado y a las aves del cielo y a toda bestia del campo, mas para Adán no se encontró una ayuda que fuera idónea para él. Entonces el Señor Dios hizo caer un sueño profundo sobre el hombre, y este se durmió; y Dios tomó una de sus costillas, y cerró la carne en ese lugar. Y de la costilla que el Señor Dios había tomado del hombre, formó una mujer y la trajo al hombre. Y el hombre dijo: Esta es ahora hueso de mis huesos, y carne de mi carne; ella será llamada mujer [Ishshah], porque del hombre [Ish] fue tomada. Génesis 2:7-8, 15, 18, 20-23 (LBLA)

    Creó, pues, Dios al hombre a imagen suya, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios y les dijo: Sed fecundos y multiplicaos, y llenad la tierra y sojuzgadla; ejerced dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre todo ser viviente... Y dijo Dios: He aquí, yo os he dado toda planta que da semilla que hay en la superficie de toda la tierra, y todo árbol que tiene fruto que da semilla; esto os servirá de alimento. Génesis 1:27-29 (LBLA)

    Al primer hombre, Adán, Dios lo formó del polvo o barro de la tierra, como había hecho con las aves y animales terrestres; pero a estos les había dado vida con la palabra. Al crear al hombre, Dios sopló en su nariz el aliento de vida o Espíritu (como hizo con los ángeles [ver tema 10]), y fue Adán un alma viviente, a la imagen y semejanza de Dios. Así, el hombre tendría cuerpo físico, alma y espíritu [ver tema 26]. Y así comenzó la vida del hombre, un pequeño periodo de tiempo que Dios nos da en la tierra para que decidamos dónde pasaremos la eternidad.

    La tierra estaba poblada de vegetación y animales; sin embargo, Dios mostró un amor especial para el hombre y le creó un paraíso llamado el Edén; un jardín especial, con toda comodidad y belleza para que Adán lo cultivara y lo cuidara.

    Dios mandó a Adán a poner nombre a los animales, probablemente para que notara que toda creatura tenía pareja, pues habían sido creados hembra y macho. Solo cuando Adán pudo percibir su necesidad, Dios procedió a satisfacerla, creando a la mujer, para que el hombre no estuviera solo y tuviera ayuda idónea.

    Lo mejor para el final; con Eva culmina la creación divina: formada por las manos de Dios, no de barro sino del ADN seleccionado por Dios del cuerpo del hombre. Para ello, Dios practica la primera anestesia, cirugía y clonación de la historia; duerme a Adán, le saca una costilla y da forma y vida a la primera mujer. Con la mujer, Dios se toma su tiempo, pues habiendo sacado la materia prima del varón, al parecer no crea a Eva en ese mismo lugar, pues luego de haberle dado vida, dice la Biblia que la «trajo» o llevó al hombre, quien ya habría despertado de la cirugía. Inmediatamente Dios declara que el hombre y la mujer están llamados a convivencia en pareja [ver tema 216], que al casarse, los dos se funden en uno solo. Hombre y mujer son puestos como príncipes gobernantes de la tierra y la creación; pudiendo tomar de ella, para su alimento, todo fruto.

    10. Los ángeles fueron creados antes de...

    Expulsó, pues, al hombre; y al oriente del huerto del Edén puso querubines, y una espada encendida que giraba en todas direcciones, para guardar el camino del árbol de la vida. Génesis 3:24 (LBLA)

    Por la palabra de Yahvé fueron hechos los cielos, por el aliento de su boca todos sus ejércitos. Salmos 33:6 (Biblia de Jerusalén 3 ed.)

    ¿Sobre qué están puestos sus cimientos [los de la tierra], o quién puso su piedra angular mientras cantaban a coro las estrellas matutinas y todos los ángeles gritaban de alegría? Job 38:7-8 (NVI)

    Este gran dragón —la serpiente antigua llamada diablo o Satanás, el que engaña al mundo entero— fue lanzado a la tierra junto con todos sus ángeles.

    Apocalipsis 12:9 (NTV)

    Porque en él fueron creadas todas las cosas, en los cielos y en la tierra, las visibles y las invisibles, tronos, dominaciones, principados, potestades…

    Colosenses 1:16 (Biblia de Jerusalén 3 ed.)

    Dios creó todo cuanto existe, en la tierra y fuera de ella; lo visible y lo invisible, incluidos los ángeles en todas las categorías citadas en la Biblia (ángeles, arcángeles, tronos, dominios, poderes, autoridades, serafines, querubines y potestades). Los ángeles, también llamados ejércitos del cielo, estrellas, seres espirituales e hijos de Dios, son los únicos seres de la creación de quienes la Biblia señala que, al igual que el hombre, fueron creados con el aliento de la boca de Dios.

    El recibir el aliento de la boca de Dios implica recibir espíritu que puede comunicarse con Dios; por ello, tanto el reino angelical como la humanidad somos seres espirituales, como también lo es Dios, a cuya imagen y semejanza fuimos creados. Ahora, los hombres podemos ser llamados hijos de Dios, pero el más grande de los hombres es inferior a cualquiera de los ángeles celestiales.

    Si bien la Biblia no nos dice cuándo fueron creados los ángeles, sí registra que ellos gritaban de alegría en el momento en que Dios estaba poniendo los cimientos de la tierra, lo cual indica que fueron creados en el principio, antes de la creación de la tierra, que ya estaba formada antes de esta creación actual.

    Ahora, esto se ratifica al verificar que en Edén, Satanás, el principal de los ángeles caídos, que también se conocen como demonios, se presentó a Eva en la forma de la serpiente antigua; así logró engañarla y hacerla caer en desobediencia a Dios, lo cual ocasionó que, al igual que él había sido expulsado del cielo, el hombre fuera expulsado de Edén. De otra parte, algunos ángeles querubines fueron puestos para vigilar que la humanidad no tuviera acceso al árbol de la vida [ver temas 10, 128 y 129], después de que Adán y Eva fueron expulsados de Edén. Es claro que los ángeles fueron creados por Dios en algún momento, antes de la actual creación del hombre. Incluso, la rebelión celestial, por la cual Satanás y sus demonios fueron expulsados a tierra, también debió ocurrir antes de la creación del hombre.

    III. El Único Dios

    11. El Dios Único es Padre, Hijo y Espíritu Santo.

    Y pensó Yahvé: Todos son un solo pueblo con un mismo lenguaje, y este es el comienzo de su obra. Ahora nada de cuanto se propongan les será imposible. Bajemos, pues, y, una vez allí, confundamos su lenguaje…

    Génesis 11:6-7a (Biblia de Jerusalén 3 ed.)

    Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el santo Niño que nacerá será llamado Hijo de Dios. Lucas 1:35 (LBLA)

    3:16-17. Una vez bautizado Jesús, salió luego del agua; y en esto se abrieron los cielos y vio al Espíritu de Dios que bajaba como una paloma y venía sobre él. Y una voz que salía de los cielos decía: Este es mi Hijo amado, en quien me complazco.

    28:19. Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Mateo (Biblia de Jerusalén 3 ed.)

    Que la gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos ustedes. 2 Corintios 13:14 (NTV)

    Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre [Jesús], Él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que os he dicho.

    Juan 14:26 (LBLA)

    Desde el momento mismo de la creación, en los versos 1 y 2, dice la Biblia que en el principio Dios creó los cielos y la tierra y que el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Luego de llenar la tierra con la creación, al poner el toque final, «dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza» (verso 26), con una afirmación que denota la persona plural «hagamos», por cuanto el Dios Único es un Dios plural en las tres personas.

    En Génesis 3, tras la caída del hombre en el jardín del Edén, Dios sentenció a la serpiente que la simiente de la mujer le aplastaría la cabeza. Esta simiente era el Hijo de Dios, que por obra del Espíritu Santo nacería de una mujer virgen (María).

    Ahora, el evangelio de Juan 1:14 precisa que el Verbo es el Hijo unigénito del Padre, que se hizo hombre y habitó entre los hombres; además, que en el principio el Verbo existía, estaba con Dios y era Dios y, que fue por medio del Verbo que se crearon todas las cosas (verso 1:1-3).

    Estos elementos nos dejan ver que en la creación estaban actuando el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, como un Dios Único. En Marcos 1:9-11 vemos que Jesús llegó de Nazaret de Galilea para ser bautizado por Juan en el río Jordán; luego de la inmersión, al subir del agua, se abrieron los cielos y el Espíritu Santo, en forma de paloma, descendió sobre Jesús, mientras la voz del Padre se escuchó confesando el cumplimiento de la gran profecía de la llegada del Mesías, al decir: «Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia»; he aquí al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

    En adelante, manda la Palabra de Dios que también tú te bautices, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, así como manda que ores al Padre, en el nombre del Hijo y con la guía del Espíritu Santo.

    12. Dios es Padre.

    1:12. Pero a todos los que lo recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios, es decir, a los que creen en su nombre…

    14:28. Oísteis que yo os dije: Me voy, y vendré a vosotros. Si me amarais, os regocijaríais porque voy al Padre, ya que el Padre es mayor que yo. Juan (LBLA)

    6:8. Por tanto, no os hagáis semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes que vosotros le pidáis.

    10:20. Porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre que habla en vosotros. Mateo (LBLA)

    ¡Oh, cuán grande es nuestro Dios y Padre eterno, cuya misericordia es para siempre y su amor es eterno y sin límites! Majestuoso es el que todo lo hizo y que escogió al hombre para ponerlo al frente de su creación; el que programó el día en que habríamos de resucitar para estar bajo su cobertura eternamente.

    ¡Cuán bello y poderoso es nuestro Creador, que cada día nos da la provisión para sustentarnos y nos guarda como a la niña de sus ojos! ¡Abba! Papito Dios, es como nos permite llamarlo, pues el Creador de todo nos adopta como hijos.

    ¡Qué maravilla ser llamados hijos del Dios Altísimo! ¡Cuán grande es tal privilegio! No son simples palabras, sino una realidad que te pone en un nivel superior: eres heredero del reino de los cielos y allí está tu verdadera ciudadanía.

    El privilegio es real y puedes ejercerlo desde ya. No obstante, debe tenerse en cuenta que no todos somos hijos de Dios, sino solo aquellos que recibimos a Jesús y hemos creído en Él; los demás son creaturas o creación de Dios: no hijos.

    Si quieres entender a Dios, es precisamente su naturaleza paternal la que mejor habla de sus características divinas y santas: Dios es el Padre perfecto. Dios te cuida de manera especial; como el más amoroso de los padres está constantemente velando por ti, apartando de tu camino los peligros y llevándote de la mano para que no caigas cuando tropieces con los obstáculos de la vida. Cuando vienen los ataques del enemigo, tu Padre envía a sus ejércitos celestiales para que te protejan y te guarden de tales acechanzas.

    Cuando se acercan las tormentas y sientes frío, tu Padre Celestial está ahí, para abrigarte bajo su sombra protectora y brindarte el techo para cubrirte y el fuego para hacerte entrar en calor. En las épocas de limitaciones económicas tu Padre Celestial te provee el pan de cada día, para que tú y tu hogar tengan el alimento básico para nutrir el cuerpo y el espíritu [ver tema 69].

    Cuando te aquejan las preocupaciones y problemáticas que afectan negativamente las emociones, tu Papá del cielo te da consejo, te muestra el Camino, vela por ti, te colma de sabiduría de lo alto y hasta envía a su Santo Espíritu a consolarte.

    Nada hay que su amor paternal no pueda superar o que no logre tocar su corazón ante las circunstancias en que ve a sus hijos en situaciones de necesidad física, espiritual o emocional: Él es el Padre siempre presente y siempre perfecto.

    13. Dios es Hijo.

    1:1, 3, 14. En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios… Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho…. Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre)…

    20:28. Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío! Juan (RV60)

    …ha nacido un niño, un hijo se nos ha dado; el gobierno descansará sobre sus hombros, y será llamado: Consejero Maravilloso, Dios Poderoso, Padre Eterno, Príncipe de Paz. Isaías 9:6 NTV

    E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne, Justificado en el Espíritu, Visto de los ángeles, Predicado a los gentiles, Creído en el mundo, Recibido arriba en gloria. 1 Timoteo 3:16 (RV60)

    …mientras anhelamos con esperanza ese día maravilloso en que se revele la gloria de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo. Tito 2:13 (NTV)

    Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que han recibido una fe como la nuestra, mediante la justicia de nuestro Dios y Salvador, Jesucristo. 2 Pedro 1:1 (LBLA)

    Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres. Filipenses 2:5-6 (RV60)

    El Hijo de Dios es Dios y uno con el Padre y con el Espíritu Santo. Es el Verbo con el cual y por el cual fue creado el mundo. Se hizo hombre en la persona de Jesús, para lo cual fue engendrado por el Espíritu Santo en una mujer virgen, María (he aquí el primer nacimiento por inseminación).

    Al no ser engendrado por hombre, sino por el Espíritu Santo, el Hijo de Dios nació sin mancha ni pecado y fue verdadero hombre y fue verdadero Dios, pues fue igual al hombre en todo, menos en el pecado.

    Desde el principio de la existencia de la humanidad, Dios se revela al hombre en la perfección y armonía del mundo visible, donde se puede ver la mano del Creador invisible, sabiendo que hay un Dios. Para que no tuviera dudas sobre quién era ese Dios, el Creador de todo lo que existe se revela al hombre a través de su Palabra contenida en la Biblia, donde había prometido que un Mesías/Cristo vendría para

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