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Sexductor. Tomo II: Sexductor, #2
Sexductor. Tomo II: Sexductor, #2
Sexductor. Tomo II: Sexductor, #2
Libro electrónico363 páginas5 horas

Sexductor. Tomo II: Sexductor, #2

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Información de este libro electrónico

Esta es la historia de mis aventuras amorosas. Unas aventuras a las que he dedicado décadas. Soy un fiestero juerguista y vividor al que le le encanta el sexo y las mujeres. Aquí podrás encontrar una retahíla de aventuras desde la más inocente a la más tórrida. Leyéndolo también aprenderás a seducir, pues cuento como hago. Es un libro de seducción donde hay poca teoría e infinita práctica. También es un libro muy porno. Parte 2 de 3.

IdiomaEspañol
EditorialJulián Duro
Fecha de lanzamiento18 ene 2023
ISBN9798215736043
Sexductor. Tomo II: Sexductor, #2
Autor

Julián Duro

Soy un fiestero juerguista y vividor al que le le encanta las mujeres. Me he dedicado desde que era casi un niño, a salir y a seducir chicas. Algo se aprende cuando le dedicas 40 años a una cosa.

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    Sexductor. Tomo II - Julián Duro

    El tomo II termina así.

    Finalmente me ligué a otra que contaré más adelante y Anabel me hizo un ultimátum de sí salía con ella o no. Le dije que no, porque me gustaba más esta nueva que me había ligado. Esta ya la contaré en el libro tercero de esta saga Sexductor.

    Batallita número 97.

    Lugar: Santiago.

    Año: 2002.

    En mi casa mis padres me hablaban mucho de un tio que era de mi edad prácticamente, solamente tenía un par de años más y que yo creo que era el prototipo de hijo que les hubiera gustado tener, formal, caballeroso etc. Pues bien, a este hombre le llamé el pseudohijo porque era como un hijo ideal. Este hombre tenía una novia llamada María y siempre estaban hablando de ellos.

    Un día dice mi madre -¿conoces a María la novia de tal?- (el pseudohijo) y yo contesté.

    -Mejor que no la conozca porque si no se queda sin novia-.

    Esta historia yo creo que corresponde a más atrás en el tiempo quizá al 2000 pero la pongo aquí.

    Mi padre lo oyó y se cagó en mí y mi chulería.

    Cierto tiempo después y esto si correspondería con esta época, estaba una noche por los pubs y una tía me entró. Me dice-Yo te conozco- y entonces me di cuenta de que era esta María la novia del pseudohijo. La chica se me agarraba tocándome, y acercándoseme muchísimo. A mí me cortó un poco que me entrara a saco, y lo que ya me cortó definitivamente fue que estaba allí el pseudohijo pululando por el pub vigilando. Ya no salían pero este hombre seguía detrás de ella.

    Así que como el hombre era un buen hombre que no me había hecho gran cosa y lo vi con cara de sufrimiento porque en teoría no estaba con ella pero andaba allí vigilándola, me dio pena y le perdoné la vida y no me enrollé con Maria. Además no me gustó. Se agarró y agarró pero me mantuve frio.

    Después eso sí fui a casa, conté lo que había sucedido y quedaron alucinados. A partir de ese día se me empezó a valorar en mi propia casa, que nunca me habían visto bien nada que hacía.

    Batallita número 98.

    Lugar: Santiago.

    Año: 2002.

    Fue en el pub Quintana, cuando bajaba la escalera, que me topé con una chica que se me quedó mirando mucho. Le hablé y ahí ya se hizo la interacción y ya me quedé con ella, abandonando a los amigos con los que estuviera. Si es que estaba con alguno, que me parece que sí.

    Se llamaba Loli, estuve ligando con ella con mucho descaro y mucho desparpajo y me fui con ella a otro pub que se llamaba el capital.

    Hay que ser consciente de que en este momento estaba en un nivel brutal. Mucho me jodió cortar el libro anterior Sexductor tomo II y dividir estos acontecimientos porque fue una época brillantísima.

    La chica estaba entusiasmada riéndose conmigo. En un momento determinado de la interacción Loli me dijo -¡tú lo que quieres es acostarte conmigo!- y yo le respondí –No, yo no quiero acostarme contigo. Eso ya, ¡lo doy por hecho!

    Mis armas de seducción son varias y sin ser el más guapo, ni el más alto, ni el que tiene mejor cuerpo, tengo un gran carisma que me da una capacidad de hacer reír y sentir cómoda a la gente. Además tengo sinvergonzonería, coraje, seguridad, facilidad de palabra, autoconcepto de ser el mejor y un buen físico. Esta combinación me daba, me da y me dará, el poder de ligar muchísimo.

    Con esas palabras sucumbió por completo y no me acuerdo muy bien, pero en algún pub de esos la debí de besar y esa misma noche la llevé a mi coche, como lugar íntimo de profundización en la relación. Porque quizás es un poco demasiado pronto llevarlas a casa nada más conocerlas. El coche está ahí al lado, te da refugio, calor y están cómodas porque se pueden ir cuando quieran. Me parece un sitio bastante bueno.

    Pues la llevé al coche y fuimos a un aparcamiento por el campus norte y allí recuerdo darme un lote impresionante con esta mujer.

    Me fastidia no recordar bien a esta chica, era bajita, rubia ojos azules o verdes, con un peinado muy moderno, pelo corto y tenía unas tetas impresionantes, así como un culo totalmente inexistente. Que una vez se lo toqué y me dio repelús el que no hubiera carne alguna.

    Loli duró poco, pero fue divertido. A los pocos días la llevé a mi casa y con gran facilidad me acosté con ella. Lástima que no recuerde mucho más. Así estuve yendo con ella bastantes veces. También estubimos quedando en un parque que hay cerca del corte inglés dándonos el lote allí, incluso tocando y chupando las tetas. Ella se quejaba de que siempre acababa en mi casa, pero ¿qué iba a hacer? allí la llevaba porque era el sitio perfecto para rematar.

    Esta chica era bastante pasota, no era romántica ni nada así, era una tía de mi estilo.

    Un día en mi casa me hizo una mamada impresionante que me acuerdo que sudó y todo y me dio un gusto muy bueno. Otro día también aproveché sus tetas para una buena cubana y para los polvos poniéndola encima agarrándolas.

    Un día llamé a su casa y se puso su hijo que tenía quince años, le dije  -¿está Loli?- y me la puso.

    Posteriormente ella me contó que su hijo le preguntó -¿qué quiere ese hombre?- y que ella pensó -¡si yo te contara!- Esto me lo contó ella y me hizo mucha gracia.

    Loli no duró mucho porque tenía yo mucho follón con Anabel, con Mol que voy a contar pronto, con Alicia que seguramente aún andaría por ahí, con Elena, Ángeles, Chus y Bibi que también duraba aún. ¡En fin! Todas las que salen al final del tomo dos.

    En ese momento hubo una especie de filtrado y se dieron de baja un montón por una renovación que se hizo. Surgió una nueva hornada formada por Mol y Anabel.

    Un día estaba con ella la plaza de la Quintana y me dijo sí quedamos para otro día. Yo le fui sincero y le dije que tenía mucho follón porque andaba con muchas tías. Así que ella sin armar ningún lio dijo -vale no pasa nada- y se retiró. Ya no la vi más. La verdad que yo no estaba mal con ella ni nada, pero, me vino bien, porque tenía otras a las que les daba más preferencia. No puedo andar con un montón, tenerlas a todas descontentas y no tener tiempo para nada. Eran demasiadas y había que quitar, se sacrificó a esta mujer que no había hecho nada malo y era fantástica.

    Loli era un poco más mayor que yo, un par de años quizás, simpática y divertida. Pero en la vida hay que renunciar a algunas cosas para tener otras, todo no se puede tener.

    Batallita número 99.

    Lugar: Santiago.

    Año: 2002.

    Una noche estábamos el francés y yo en el pub el retablo. Vi un grupo de chicas en la barra que me pareció interesante. Así que fui para allí junto con el francés a entrarlas. La que entré yo fue una que se llamaba Vanessa y era mucho más joven que yo. Yo tenía 32 años y está tenía 20 sólo. El francés no recuerdo qué hizo, supongo que se besaría con la otra.

    El francés dijo que aquello fue muy gracioso, lo que voy a contar. Dijo que fue a pedir unas copas allí mismo y que antes de que nos las diera, ya estaba yo besándome con esta chica llamada Vanessa.

    Esta Vanesa era alta, de pelo corto, rubia y era bastante calladita y sosita. Solamente hacía una cosa, besar.

    Caí en una auténtica trampa y estuve toda la noche sin poder hablar con nadie ni nada más, solamente morreando con esta chica. Debí de estar sobre cuatro horas. El francés dijo que parecía un robot que apretabas un botón y se ponía a morrear con la chica. No paré en toda la noche, ni hice nada más, porque tampoco dejaba nada más que eso. Esto lo cuento como cosa anecdótica de risa.

    Después con esta chica iba con el coche a hacer macarradas, quedaba los domingos y salíamos por ahí a hacer rallyes, a correr a toda leche y hubo alguna anécdota peligrosilla que podría contar, pero mejor no la cuento.

    Justo en esos momentos conocí a otra morena de pelo largo muy guapa que entré en el Quintana y que para mi sorpresa tenía 40 años, cuando parecía que tenía 25.

    Así que iba con estas dos, la morreadora de 20 y la mujer madura e interesante de 40. Esta no me la llegué a ligar pero si fui con ella por ahí por bastantes sitios, incluso de la mano. Al final ella me quería para su hija de 21 años de novio y yo le dije que me gustaba ella.

    Después de meditarlo bien me di cuenta de que ni la una ni la otra eran buenas, pues una era demasiado seria, (la mayor) y la otra demasiado callada, parada, sosa y asexual. Nunca me encontraba cómodo con esta Vanessa, así que al final las dejé a las dos, o por lo menos las dejé de llamar y nadie me echó en falta.

    Al cabo de unos pocos años esta Vanesa que tan seca y poco dada al sexo había sido conmigo, ¡apareció con un niño por ahí! y yo pensé -¡vaya! ¡De la que me he librado!

    También me dio mucha curiosidad quién sería el hombre que se follaría a esa mujer tan seca y tan seria. Desde luego no le envidié nada. Muchas veces es mejor perder que ganar.

    Batallita número 100.

    Lugar: Santiago.

    Año: 2002

    Esta aventura que voy a contar ahora es una de las mejores y más potentes. Ese fue un día en el cual superé al francés con mucha claridad y él mismo se quedó impresionado del poderío que desplegué. Que para superar a este hombre había que hacer auténticas animaladas.  

    Llevaba toda la semana sin ver al francés, follando como un loco a sabe Dios qué mujeres. Porque cuando nos veíamos era sólo el fin de semana, el resto del tiempo nos dedicábamos a follar las que habíamos ligado o teníamos de mano.

    Recuerdo llamarle y decirle que había follado 14 veces en esa semana. Yo pensé -se va a acojonar y va a decir ¡qué barbaridad!-, pero él contestó la siguiente frase textual -entre 15 y 17 veces follé yo-. 

    Esto era divertidísimo.

    Una vez estábamos el francés y yo bebiendo unos cubatas de litro que preparaba yo en mi casa. Después fuimos a tomar otros cubatas a los pubs. Allí dije sin venir a cuento -I love this game - que era lo que decía un negro de la NBA para promocionar algunas zapatillas o alguna cosa. Yo lo dije como si fuese la estrella de los follamientos y me estuvieran entrevistando. Me salió esto natural y me hizo gracia incluso a mí mismo.

    Ese día había quedado con una que me había enrollado hacía nueve años y me la había encontrado por ahí. Yo lo vi muy claro que me la iba ligar otra vez, pero me entró el dilema de pensar ¿que será mejor? Sí coger lo ya seguro, o arriesgar por ahí con el francés en busca de una nueva presa.

    Finalmente vi claro que era más emocionante y divertido ir con el francés que andar por ahí agarrando cosas seguras que no daban gran emoción. Como me gusta la emoción llamé al francés y le dije, he desquedado con esa tía porque prefiero ir contigo mil veces.

    El francés me mandó un mensaje que ponía lo siguiente- Better for us, and for the new girls-

    Este año alcanzamos prácticamente el nivel máximo los dos y yo creo que esta historia es la que demuestra el mayor poderío de todas las que hicimos.

    Se nos fue la olla y empezamos a hablar en inglés siempre entre los dos. También decíamos que hacíamos actuations. Que los fucking amos un día actuaban en Coruña, otro día en Santiago, otro en Pontevedra, que era una actuación, algo digno de ser visto como un espectáculo. En realidad así era, porque los dos juntos teníamos un poder demoledor y era difícil que al menos uno de los dos no ligase alguna. Difícil, difícil.

    Pues bien, esa noche en el pub Meia había una chica que estaba en la barra riéndose en actitud fiestera y le entré con mucho descaro. En ese momento no lo vi apropiado para cerrar allí, pero le dije -nos vemos luego en el Blaster-, y ella dijo -venga sí, sí, voy a ir luego-.

    Esta chica era muy diferente a otras que me he ligado porque tenía una constitución física portentosa. Tenía una boca grande, huesos fuertes y robustos. Una constitución hercúlea, unas tetas enormes, un culo gigante blando y carnoso que se movía al andar. Unas piernas con muslos gordos. En fin tenía un montón de carne, pero un montón un montón. No era delgada ni tenía un tipo espectacular, pero no estaba gorda tampoco.

    De carácter era simpática, divertida, alocada, de hecho estaba borracha como una cuba cuando la entré. Me gustó mucho esta actitud y la belleza de esta chica que sin ser estilizada ni con buen tipo, era poderosísima en cuanto a la carne, por así decir válida. Hay otras que eran mucho más altas y no tenían ni la mitad de carne que está.

    Pues bien en el blaster la volví a encontrar. Nada más la vi, fui a abrazarla y sin más ya la besé de presentación. Se llamaba Mol.

    El francés estaba con la otra y le costaba besarla bastante. Andaba menos desinhibido que yo y por así decir, ¡Más flojo!

    Esta chica no me acuerdo el nombre que tenía, pero sí me acuerdo del mote por el cual se la conocía, Mol, así que le llamé Mol porque era un diminutivo de su apellido.

    Mol y yo nos pusimos a jalear al francés dando palmas y cantando al lado de él.

    -¡Que se la coma!-

    -¡Que se la coma!-

    -¡Que se la coma!-

    El francés la besó y empezamos a aplaudir y a gritar

    -¡Bien!

    ¡Bien!

    ¡Bien!-

    Ese día, o mejor dicho esa noche, íbamos bastante pasados de copas el francés, Mol y yo.

    Salimos del pub el francés con la suya y yo con Mol. El francés y la suya iban por delante. Yo vi un culo blanco que tenía la chica y allí que fui todo loco. Cogí carrerilla y le di un azote al culo de la suya. El francés quedó alucinado de esto.

    Después paramos en la calle nos pusimos a hablar y dijo el francés; -bueno ¿qué hacemos vamos para la casa de alguien? ¿Vamos cada uno para su casa? o ¿cómo hacemos?- Y dije -venga yo voy con Mol a mi casa y tú vete con tu chica a la tuya- y a ellas les pareció bien.

    Allí mismo ellas hablaron entre si y dijeron -estos nos van a follar- pero les pareció bien. Esto me lo contó ella después.

    Lo que viene ahora lo tengo grabado en la mente a fuego porque me dejo impactado.  

    A ver si lo sé trasmitir bien.

    Llegamos a mi casa con un pedo impresionante los dos, es decir borrachos en grado bastante alto.

    La llevé a la habitación de mis padres y allí le dije la siguiente frase como presentación.

    -¡Te voy a follar en la cama de mis padres!-

    Ella no dijo nada sino que se rió y como respuesta tiró del cordón del pantalón que era de tela muy holgada. Automáticamente cayó el pantalón al suelo en menos de medio segundo y se vio allí un coño depilado precioso.

    Esta acción me dejó impresionado.

    Empecé a hacer sexo o más bien dicho a intentar, pero la polla no se me ponía dura por culpa de la borrachera que llevaba, entonces le dije -¿me puedes hacer algo?

    Ella se puso a chuparme la polla con tal fuerza de succión, velocidad, profundidad, en fin todos los parámetros al máximo, que en menos de diez segundos tenía la polla que me estallaba de lo dura que estaba.

    Le dije -¡para, para!- porque si seguía así es que me corría en un minuto. Eso era una barbaridad, nunca sentí una sensación así, que hasta borracho me devolvió a la sobriedad.

    Esta mujer aparte de estar carnosa era una auténtica pasada en la cama, sus habilidades eran míticas, de las mejores de todas.

    Empecé a follar como un salvaje.

    En un momento del polvo iba bastante bien, pero me molestaba el condón y así que dije -a tomar por culo el condón- y me la seguí follando sin condón. Me corrí por encima de ella de maravilla, después intenté el segundo polvo. Pese a la borrachera que tenía ya se me estaba quitando todo a base de sudar allí. Estaba ejecutando este segundo polvo y no pude pasar por alto las magnificas tetas que tenía y le dije –no, no, no, déjame ponerla aquí en el medio de las tetas-. Esto fue fruto de la desinhibición que llevaba por el alcohol. Se la puse en las tetas y en un momento con la excitación que llevaba le pegué una corrida por el cuello, parte de la cara y las tetazas, que me vino fenomenal. Pedí y se me dio. Si hubiera estado más modosito no decía nada y no disfrutaba estas tetas tanto.

    Después nos dormimos.

    Me desperté y no sabía qué había pasado, donde estaba, ni con quién estaba. Miré al lado mío y vi un culo impresionante de película porno, con un tatuaje en la zona de la espalda. Este culo por lo carnoso, el volumen y la calidad excepcional merecía dedicarle el capítulo entero a él sólo.

    Yo pensé -¡ostias he ligado!- , pero no recordaba el nombre aunque si recordaba que me había dado el teléfono en un papelito. Así que me moví un poco, cogí el papelito, lo abrí y vi que ponía Mol y dije -bueno por lo menos ya sé quién es- Ella seguía dormida.

    Sin decir nada levanté la sábana y saqué su enorme culo fuera de las sábanas, me puse detrás de él y ahí empecé mientras ella estaba dormida, a manosear el culo y chupar su magnífico coño. Así comiéndole el coño y abriéndole el culo en canal desperté a esta buena mujer.

    Ella se puso cachonda como una mona y dijo la siguiente frase

    -¿Me vas a dar por detrás?-

    Yo quedé impresionado de que dijera eso y pensé - ¡que tía, que caña! La verdad no lo tenía pensado, sólo quería follar a cuatro patas. Pero me preguntaba toda interesada, y no parecía que le fuera a molestar en absoluto. Sino más bien me lo insinuaba como algo

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