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11 Lecciones De Desarrollo Personal
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Libro electrónico88 páginas1 hora

11 Lecciones De Desarrollo Personal

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El Desarrollo Personal es una categoría amplia sobre la cual existe abundante información. Estas 11 Lecciones De Desarrollo Personal abordan el tema desde una perspectiva original, sencilla, corta, pero contundente.
El Crecimiento Personal solo es posible cuando la persona toma conciencia de que las cosas no están bien en su vida. El proceso tiene un principio, pero jamás un final. Nunca será un destino al cual va a llegar. Estas Lecciones aproximan al lector a entender el Desarrollo Personal haciendo uso de la reflexión para asimilar sus enseñanzas, y no mediante la exposición de conceptos.
Sobre el Crecimiento Personal se puede encontrar mucha literatura. Por citar dos ejemplos: la muy conocida obra de Sopa De Pollo Para El Alma de los reconocidos autores, Best Sellers, Internacional: Jack Canfield y Mark Victor Hansen, quienes a través de una excepcional maestría exponen un tema tan importante a través de relatos sublimes. Otro ejemplo, es el reconocido libro La Culpa Es De La Vaca, del aclamado autor Jaime Lopera, quien mediante la sencillez, lo práctico y un profundo entendimiento, nos invita a entender el Crecimiento Personal a través del cambio, que solo es posible cuando el ser humano se apropia de la necesidad.
Estas 11 Lecciones de Desarrollo Personal, Sabiduría del Corazón, Parte I, van por la misma línea de las obras antes mencionadas ¡Qué mejor que el lector aprenda a sacar sus propias conclusiones de lo leído! ¡Qué mejor que puedas llegar a un profundo entendimiento de tí mismo a través de la experiencia de otros o, en posibles casos, sentirte identificado con lo que le sucede a los personajes que forman parte de los relatos! Al final de cuenta, somos seres que aprendamos de otros y que, no en pocas ocasiones, no necesitamos de pasar por lo que otros ya han vivido. De esta manera la Sabiduría del Corazón puede transmitirse fácilmente, tratando de evitarle a la persona un sufrimiento innecesario.
En este corto, pero potente libro, el lector tiene la oportunidad de acercarse a esta temática a través de relatos de la experiencia de otros, dejando abierta la posibilidad de que sea él quien, a través de su imaginación, pueda incluso cambiar el curso o final de lo acontecido.
Cuando se trata de hablar sobre Desarrollo o Crecimiento Personal nadie tiene la última la palabra. Todos los auténticos gurús y maestros que existen y han pasado por la tierra invitan a las personas que, por sobre todas las circunstancias, tengas fe en sí mismas. Ellos pueden transmitirte su Sabiduría, pueden incluso darte instrucciones exactas y precisas de lo que debes hacer para llegar a cumplir tus objetivos, pero de nada sirve sino pones en practica lo enseñado.
Muchas personas pueden entender de lo que habla un maestro creyendo que aquí termina todo el trabajo, sin darse cuenta que apenas es el inicio de un viaje extenso, lleno de alegrías, pero también de obstáculos, pero que mediante un profundo entendimiento de las leyes de la vida, este se hace cada vez más accesible.
El estudio de la persona sobre sí misma. El conocimiento sobre lo que aborda el Crecimiento Personal, puede hacer la diferencia entre el fracaso y el éxito.
En su más de diez años de experiencia como profesional de la Psicología el autor ha observado y estudiado el proceso creativo de las personas ¿Por qué somos como somos? ¿Por qué repetimos los mismos hábitos una y otra vez? ¿Por qué, pese a nuestro esfuerzo de querer cambiar, tenemos los mismos pensamientos una y otra vez? ¿Por qué obtenemos los resultados que obtenemos? Todas estas respuestas están dentro de las personas. En su pensamiento promotor (no es el pensamiento habitual) que se encuentra en lo profundo de su subconsciente. El reconocido autor y motivador internacional Bob Proctor, le denominó: los paradigmas.
Acercarse a estudiar el Desarrollo Personal es empezar a entenderte como funcionas tú. Estas enseñanzas procuran saques lo mejor de tí y construyas tu propia histori

IdiomaEspañol
EditorialPaolo Coronel
Fecha de lanzamiento28 ago 2022
ISBN9781005930080
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    11 Lecciones De Desarrollo Personal - Paolo Coronel

    Cuando Erick tenía catorce años, estudió en un colegio privado de alto renombre de su ciudad. Era un colegio religioso. Para ese tiempo, no se había aprobado aún la ley que exigía que las unidades educativas fueran mixtas. Disfrutaba mucho de la compañía de sus amigos, y no era de vital importancia compartir con el sexo femenino. Le gustaban las adolescentes, claro está, pero simplemente no formaban parte de su vida diaria. Al estar en un colegio religioso, practicaba muchas actividades relacionadas con el desarrollo de la vocación, aunque, finalmente, Erick nunca decidió convertirse en un siervo del Señor. Algunos profesores, lo habían incitado a servir a Dios, «ya que tenía potencial» —él mismo no entendía a qué se referían con eso—, pero él sabía en el fondo que algún día se casaría, tendría hijos y sería feliz.

    Erick provenía de un hogar disfuncional. Sus padres eran separados y, aunque él añoraba a su madre, siempre se vio en la obligación —más por la necesidad que por el afecto— de vivir con su padre. Este no era mala persona. Dentro de su mente un tanto arcaica, deseaba lo mejor para su hijo. Siempre estaba pendiente de que no le faltara el dinero para pagar los alimentos y las costosas pensiones escolares. Erick y su padre habían desarrollado una relación basada en el respeto y la consideración, aunque faltaban los componentes del afecto, la confianza y la comunicación. En todo caso, la relación era manejable.

    Erick era de contextura delgada, alto —sobrepasaba en estatura a la mayoría de los compañeros de su clase—, no muy fornido, tampoco simpático ni guapo. En comparación con él, la mayor parte de los chicos de su edad tenían mejores cualidades en el aspecto físico. No era muy sociable, sin embargo, tenía su propio grupo de amigos, a quienes aún respeta y estima demasiado. «Son mis panas», dice refiriéndose actualmente a ellos. Por otro lado, era un alumno promedio en su rendimiento académico. No destacaba en ninguna asignatura en particular y, en las pruebas psicológicas de aptitudes tampoco obtenía resultados acerca de qué especialidad debería estudiar. Esto último no parecía importarle. Al fin y al cabo, era adolescente y ya habría tiempo suficiente para pensarlo.

    Su adolescencia no fue algo fácil. Luchaba consigo mismo porque trataba de entender su falta de atractivo físico y por no saber qué hacer con su vida. Se sentía solo, vacío, y, lo que era peor, sin saber a quién recurrir para recibir respuestas a estas interrogantes. No se atrevía a hablar con el psicólogo de su colegio, ya que le daba vergüenza de que se enterara de su vida privada, y pudiera compartirla con otras personas y recibir burlas a causa de esto. Para rematar, su padre no era de las personas que escuchan, y de su madre, rara vez tenía noticias.

    En esa época, Erick no tenía novia, aunque desde hacía mucho tiempo le interesaba Teresa, la adolescente dos años mayor que él, que vivía cerca de su casa y a quien desde pequeña aborrecía. No se culpaba. Sabía que cuando una persona es niño, dice ese tipo de tonterías de que «los niños o niñas son feos, o dan asco» o cosas por el estilo. Pero Teresa a los dieciséis años, era una adolescente digna de un concurso de belleza, no así el pobre Erick, quien parecía haber involucionado, haberse rebajado un escalón en la etapa evolutiva del Homo sapiens.

    Continuando con la vida personal de este común y ordinario adolescente, a sus catorce años no tenía intereses ni gustos que lo definieran. Sin embargo, en febrero del año 2000, tuvo una fugaz pero impactante idea en su cabeza. Decidió que iba a jugar basquetbol. Quizás se debió a algo repentino, o quizás a que escuchó a Miguel, un compañero del curso, hablar sobre su equipo favorito: los Chicago Bull de la NBA, en cuyas filas figuraba la mítica leyenda, Michael Jordan, aunque por esas fechas ya estaba en el retiro. Erick pensó que por su elevada estatura iba a despuntar inmediatamente en esta disciplina. Nunca había desarrollado ninguna habilidad deportiva, y se sentía motivado al descubrir que ninguno de sus compañeros destacaba en este deporte, así que pensó: «¿Qué tal si me hago popular jugando básquet? ¿Y si ese es mi camino? ¿Mi destino?». Fue cuestión de dos meses para tomar la decisión definitiva. No lo pensó más e ingresó a un curso en una academia conocida en la ciudad, lejos de su casa. No consultó con su padre. Al fin y al cabo, él nunca preguntaba sobre las decisiones que tomaba en su vida personal; de modo que, sin informarle, empezó a ver partidos de la NBA todas las noches.

    Al cabo de unos tres meses, ya dominaba la técnica del dribbling, y ni qué decir de los lanzamientos. Anotaba con facilidad en el área de dos puntos, aunque distaba mucho de ser un experto en el área de tres. Dominaba las fintas, el pase del balón —ya fuera pase elevado o con rebote—, los movimientos de pivote y las asistencias. Aunque en el curso había al menos una veintena de estudiantes que llevaban años entrenando, y lo superaban en técnica, esto no desmotivaba a Erick en su objetivo: llegar a ser un destacado basquetbolista y alcanzar popularidad entre los demás. Quizás así Teresa también podría echarle un ojo.

    Asistía siempre a los entrenamientos. Cuando empezaron las vacaciones escolares, no hacía más que pensar y jugar al basquetbol: en alguna cancha cerca de su casa, lejos de su casa, solo, acompañado, en días calurosos, en días lluviosos. Algunas veces iba hasta su colegio, que quedaba a muchos kilómetros de distancia de donde vivía, para infiltrarse y utilizar las canchas a fin de cumplir con su dura rutina de entrenamiento. Así permanecía durante horas, desde las ocho de la mañana hasta el mediodía, cuando hacía una pausa de una hora, y luego se quedaba hasta las cinco. Por más

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