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Artes & Oficios. El torno: La técnica y el arte del torno explicados con rigor y claridad
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Artes & Oficios. El torno: La técnica y el arte del torno explicados con rigor y claridad
Libro electrónico946 páginas3 horas

Artes & Oficios. El torno: La técnica y el arte del torno explicados con rigor y claridad

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Tras una breve introducción histórica, los capítulos sobre materiales y herramientas, así como los dedicados a las técnicas básicas y la descripción paso a paso del uso del torno en diferentes proyectos cerámicos, completan este volumen en el que se describe tanto el torneado como el pulido, considerado este último como indispensable en la elaboración de objetos por el ceramista. El lector encontrará, de forma ordenada y con un método claro y conciso, los conocimientos indispensables tanto para el que se inicia en el oficio de tornear las piezas cerámicas como para el profesional avezado.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento22 ago 2022
ISBN9788434243989
Artes & Oficios. El torno: La técnica y el arte del torno explicados con rigor y claridad

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    Artes & Oficios. El torno - Barbaformosa

    Materiales y herramientas

    Bajo este nombre se agrupan tres elementos básicos para tornear. Éstos son: la arcilla, el torno y las herramientas. Hay muchas y diversas clases de arcilla que se seleccionan según su plasticidad, rugosidad o suavidad y también su color. Unas son más apropiadas que otras para conseguir determinadas formas de tornear o para conseguir el producto final deseado. El hecho de conocerlas puede influir en el momento de escoger aquélla que resulte más adecuada en cada momento.

    Hay diversas clases de tornos, unos son más cómodos que otros, aunque con la práctica acabamos acostumbrándonos al nuestro. La elección de esta máquina suele determinarse por el precio y el suministrador más próximo.

    Finalmente, se encuentran las herramientas. Éste es un apartado un poco extenso porque analizaremos cada una de ellas, cómo conservarlas y en algunos casos cómo hacerlas. Por último, la práctica nos enseña que tan sólo se usan cuatro herramientas y siempre suelen ser las mismas, según el tipo de trabajo a realizar.

    La selección de estos elementos, juntamente con una conservación y manipulación adecuadas, nos ayudará a disfrutar torneando.

    La arcilla

    El material básico para tornear es la arcilla. Ésta debe ser plástica, de manera que al presionar la masa se expanda y adquiera una forma que se mantenga tras abandonar la presión.

    No todas las arcillas son aptas para tornear, por este motivo la mayor inquietud de los alfareros ha sido siempre la de instalarse cerca de zonas arcillosas y ser propietarios o arrendatarios de una parcela de tierra para tener asegurado el producto final con el objetivo de realizar una larga producción. La mayoría de los métodos utilizados para la extracción de la tierra y la elaboración del barro en España se basan en la experiencia práctica. Este proceder es el más económico, pero no el más exacto, en cuanto a la constancia del material utilizado. Si se desea conseguir una tierra de calidad superior ha de ser analizada químicamente, aunque ello incremente su coste, pero así se asegura una calidad constante.

    1. Hasta hace poco tiempo el alfarero extraía la tierra a pico y pala y la transportaba hasta la alfarería. Una vez allí, la extendía en la era durante un tiempo, la trituraba y la pasaba por un cedazo, la introducía en la máquina y le añadía agua para que se mezclaran.

    2. Una vez mezcladas el agua y la tierra, se llenaban las balsas para que el barro reposase y el agua se fuese evaporando.

    3. Cuando el barro se empezaba a secar, antes de que se cuarteara, se marcaba con un palo, en la punta del cual había una pieza de metal a modo de cuchillo. De esta forma, al secarse el barro quedaba cortado de una determinada forma.

    4. En la zona de la balsa que quedaba más baja se acumulaba el barro que más pesaba, éste era el más arenoso y se utilizaba para otros fines como realizar tejas o ladrillos.

    5. Cuando el barro tenía el grado de humedad necesario, se sacaban los bloques y se guardaban en el almacén para utilizarlo a lo largo del año.

    6. Actualmente, hay máquinas excavadoras que extraen la tierra. Para inspeccionar la zona a explotar se realizan unos agujeros de 8 a 10 m, según las características del terreno. Si se considera que es una zona arcillosa, se procede a su explotación.

    7. Pocas veces se encuentra una arcilla que contenga todas las propiedades que se necesitan para tornear. En ocasiones, se debe buscar en diferentes lugares tierras que tengan determinadas características y mezclarlas. Otras veces, se pueden encontrar en la misma zona ordenadas en capas llamadas vetas.

    8. Se extrae la arcilla y se va amontonando en capas de 50 a 60 cm aproximadamente. Se dejan reposar entre 7 u 8 meses para que la lluvia penetre en su interior.

    9. Las montañas se hacen con la tierra del mismo color y, según la explotación, se dejan más o menos tiempo, llegando a crecer incluso vegetación en la superficie.

    10. Cuando la tierra ha reposado el máximo posible, incluso a veces de una a otra generación, se transporta a la fábrica, se tritura, se pasa por el cedazo y se mezcla con agua haciendo una papilla. Se llenan los filtros de barro líquido, para separar el exceso de agua y después de 1 o 2 horas, según el tipo de filtros y la temperatura ambiente, se saca el barro.

    11. A continuación, se introduce en la galletera para mezclarlo y homogeneizarlo.

    12. Finalmente, sale por la boca. Luego se corta y se envasa en plástico para que se conserve adecuadamente hasta ser utilizado por el ceramista.

    Diferentes tipos

    Arcillas comunes

    Bajo el nombre de arcillas comunes se denominan la mayoría de las arcillas que se encuentran en la naturaleza. Éstas contienen hierro y otras impurezas minerales, por este motivo acostumbran a ser rojas (a), marrones (b) verdosas o grises y, las que menos, blancas. En algunos casos se las trabaja con adiciones de óxido de manganeso, como en este caso (c).

    Se acostumbran a cocer entre 950 y 1.110 °C. La porosidad es su característica común. No son aconsejables para contener líquidos, por absorberlos totalmente. Esta característica es utilizada para realizar algunas piezas para contener agua. Al rezumar el agua a través de la tierra, la convierte en agua fresca, siendo ésta la peculiaridad del cántaro español.

    Una vez cocidas pueden variar de color, desde el rosa, beige, marrón, tostado, rojo o negro, según sea la arcilla y las condiciones de cocción.

    Se recomienda iniciarse en el torno utilizando este tipo de arcillas, por ser las más fáciles de trabajar y por conseguirse a buen precio.

    Arcillas comunes.

    Loza

    Denominada en francés: faïence; en inglés faience y en italiano faenza, la loza es una tierra porosa. Dicha porosidad puede oscilar entre un 6 y un 20 % según la composición de la pasta. No se cuece a la temperatura de vitrificación y por este motivo es porosa. Es poco aconsejable para contener líquidos, por absorberlos lentamente, oscureciéndose la tierra al mismo tiempo.

    Se cuece entre 1.020 y 1.150 °C. Cuanto más elevada es la temperatura, más compacta y densa resulta, reduciendo el grado de porosidad, pero nunca llega a vitrificarse como el gres.

    La loza es una pasta blanca, aunque por excepción se ha llamado también loza a las vasijas de pasta roja esmaltada y decorada, técnica que introdujeron los árabes por el sur de España.

    Acostumbra a ser difícil de tornear, aunque no se puede generalizar por haber diversas variaciones.

    Se utiliza si se desean realizar objetos decorados. La característica de esta tierra es que al ser cocida a baja temperatura se puede utilizar una gama de colores más variada para decorar, ya que algunos de ellos desaparecen a temperaturas más altas, siendo los más difíciles los rojos, anaranjados y los amarillos. Aunque para proteger la porosidad la pasta se esmalta, es decir, se le da una capa de vidrio en la superficie, las contracciones de los dos materiales: tierra y esmalte, no acostumbran a ser iguales y el esmalte se cuartea. Resulta fácil reconocer una pieza de loza por ser más gruesa que la de porcelana, más ligera y tener un color menos blanco.

    Loza

    Gres

    Tierra de alta temperatura, de cocción entre 1.200 a 1.300 °C aproximadamente. Es una pasta densa, compacta y vitrificada. Tiene un bajo grado de porosidad, entre el 1 y el 3 %, lo que la hace impermeable al agua, por este motivo es ideal para contener líquidos.

    El gres puede ser claro como el rosado (a) o el crema (b) entre otros. También más oscuro, como este marrón (c), que se trata de un gres natural; esto quiere decir que la tierra de un determinado lugar tiene las características necesarias para ser utilizada en el torno tal como se encuentra en la naturaleza.

    El gres no es tan blanco como la porcelana. Es una pasta más difícil de tornear que las arcillas comunes, pero menos que algunas lozas. Las piezas realizadas al torno no pueden hacerse tan delgadas como las hechas con arcillas comunes. Si se quiere utilizar para tornear piezas muy delgadas, porque no se desea pulirlas, se añade chamota. La chamota es una tierra cocida y triturada que se mezcla con las arcillas en diferentes gruesos para evitar deformaciones y, en el caso del torno, para trabajar el barro fácilmente. Si estas piezas se pulen surge la chamota a la superficie, dejándola rayada.

    Gres.

    Porcelana

    La porcelana es una tierra compuesta de feldespato y caolín. Se cuece entre 1.200 y 1.400 °C, según el tipo de pasta, hasta conseguir su punto de vitrificación. Una vez cocida ha de tener entre el 0,5 y el 1 % de absorción.

    Resulta ideal para contener líquidos y es muy apreciada para todo tipo de usos: vajillas, objetos decorativos; y usos químico, industrial y tecnológico.

    Es de color blanco, siendo éste el motivo de su diferencia con el gres. Es apreciada por su resistencia, blancura, sonido al golpearla y por ser translúcida.

    Es una tierra difícil de tornear y muy compacta, por lo que se recomienda utilizarla cuando ya se domina el torno. Cuanto más dura se trabaja, más fácil es conseguir un volumen delgado. Las piezas torneadas con porcelana se pulen para conseguir un cuerpo fino, característica de este tipo de material.

    Porcelana.

    Refractario

    Es el resultado de añadir caolín, alúmina y chamota a la arcilla, de esta forma se obtiene un material bastante poroso que empieza a vidriarse a 1.300 °C y puede llegar a fundir a 1.600 °C o más según el tipo. El nivel de chamota que puede contener un refractario puede llegar hasta un 30 % aproximadamente y, según su granulometría, se consigue un tipo de refractario u otro, impidiendo el pulido de las piezas en el torno e incluso algunas veces el torneado.

    Hay refractarios de diversos colores, según sea la arcilla base de su elaboración. En este de color rojizo (d) se aprecia muy poco el grueso de la chamota, mientras que en (e) se puede apreciar fácilmente.

    El refractario no es una pasta que se utilice para tornear, a no ser que se trate de una chamota muy fina.

    Si a pesar de todo se desean tornear volúmenes, se recomienda usar guantes de goma para protegerse las manos, a no ser que se trate de una chamota impalpable.

    Refractario.

    El torno

    Hay diversos tipos de torno y diferentes maneras de colocarse delante de ellos para tornear. Suelen ser formas de trabajar heredadas por tradición. Los tornos de pie, llamados así porque se accionan con el pie, fueron los tornos tradicionales de los alfareros durante muchos años, hasta que llegó la electricidad. Algunos artesanos adaptaron motores a sus antiguas máquinas, su forma de trabajar les permitía continuar accionándolos con el pie o utilizarlos eléctricamente. Otros sustituyeron los tornos de pie por los tornos eléctricos, manteniendo las grandes mesas alrededor del mismo; las mesas les permitían ir dejando los objetos que iban realizando a lo largo del trabajo.

    Debido a los viajes de algunos profesionales a Japón se importaron tornos japoneses; por su tamaño fueron adoptados por varios ceramistas. La forma de trabajar cambió y se empezó a trabajar de frente. Por este motivo, hoy es fácil decidir qué posición se adoptará delante del torno.

    Éste es el tipo de torno llamado de pie. Ha sido el tradicional de los alfareros españoles. Éste se encuentra en La Bisbal y es una pieza de museo. Se puede ver el desgaste que ha sufrido la madera por su utilización, en el transcurso de los años. Para ponerlo en movimiento es necesario trabajar de lado, debido al tamaño de la rueda inferior.

    Otros alfareros optaron por cambiar la máquina y rediseñarla de nuevo. A pesar de todo, conservaron la misma posición que adoptaban para trabajar con el torno de pie. Debido a que el plato gira en dirección opuesta a las agujas del reloj, el ceramista ha de trabajar por su lado derecho.

    Con la llegada de la electricidad el alfarero añadió un motor al torno de pie, con el fin de reducir esfuerzo.

    Los estudios realizados sobre el cuerpo humano demuestran que todo esfuerzo hecho con el cuerpo en posición lateral repercute el doble sobre la espalda. Por este motivo, se modificó este torno para poder trabajar de frente. Al mismo tiempo se le añadió un respaldo al asiento para descansar en determinados momentos.

    Este torno está inspirado en un torno japonés. Se trabaja sentado y de frente, con palangana bajo el plato y no tiene asiento incorporado.

    Torno japonés. Se trabaja sentado y de frente. No tiene asiento incorporado ni palangana. Va provisto de unas asas para poder transportarlo con facilidad.

    Torno japonés. Se trabaja sentado y de frente. Va provisto de asiento y no tiene palangana.

    Torno inglés. En este torno se puede trabajar sentado o de pie. Si se trabaja sentado se acciona la palanca con la mano, aunque va provisto de un pedal. Si se trabaja de pie es necesario meter la pierna dentro de la horquilla para regular la velocidad.

    Tradiciones como la japonesa acostumbran a trabajar en tornos más bajos y el plato gira en dirección a las agujas del reloj. Girando el plato en este sentido es necesario trabajar por el lado izquierdo.

    Otro tipo de torno que se pone en movimiento mediante el pie. La base es más pequeña que el torno de pie tradicional; por este motivo el ceramista puede colocarse de frente para trabajar, ya que puede accionarlo igualmente.

    Otra forma de tornear, accionando el torno mediante un ayudante.

    Tornero nepalés accionando el torno mediante un palo. (Musée de l’home, París, Francia.)

    Otros utensilios

    Para tornear cómodamente se necesitan varios utensilios. Éstos son económicos y según la habilidad del ceramista puede plantearse la posibilidad de confeccionarlos él mismo, o recuperar algunos materiales en desuso.

    No todos los tornos tienen una mesa a su alrededor para poder colocar las piezas mientras se va trabajando. Si se tiene un torno sin mesa es aconsejable hacerse con una.

    Es tradición en algunas zonas alfareras que el ceramista trabaje con un estante de madera al lado del torno, para ir colocando en él las piezas que va

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